Introducción: El Contexto Ateniense y la Influencia Socrática
El pensamiento filosófico occidental tiene una de sus raíces fundamentales en la Atenas del siglo V a.C. La figura de Sócrates, un aristócrata ateniense, y su muerte, marcaron profundamente el desarrollo posterior de la filosofía. Su discípulo, Platón, fue el fundador de La Academia, una de las escuelas más importantes de la antigüedad. La obra platónica se caracteriza por sus Diálogos, donde Sócrates es el interlocutor principal. A través de estos diálogos, Platón aborda diversas etapas de su pensamiento: juventud, transición, madurez (República, Banquete) y vejez, sintetizando y superando el pensamiento anterior.
1. Marco Histórico Conceptual
1.1. La Formación de la Polis Griega
Las primeras aldeas, habitadas por los minios, se relacionaron y agruparon, dando origen a las polis. Estas eran ciudades-estado independientes, donde el poder pasó del rey a la aristocracia y, posteriormente, a una combinación de aristócratas y hoplitas. La figura del legislador y, en ocasiones, del tirano, fue relevante en este proceso. Atenas y Esparta fueron dos de las polis más importantes, cada una con sus propios estamentos sociales. Las Guerras Médicas, que enfrentaron a persas, atenienses y espartanos, marcaron un punto de inflexión. Tras la expulsión de los persas, Atenas vivió su máximo esplendor, liderando la Liga de Delos. Sin embargo, la victoria de Esparta en la Guerra del Peloponeso condujo al derrumbe del mundo griego. Posteriormente, la figura de Alejandro Magno y el Helenismo trajeron consigo cambios culturales y sociales.
1.2. Religión y el Paso del Mito al Logos
La religión griega era politeísta, con centros como el Oráculo de Delfos. Se produjo un paso gradual del mito al logos, un cambio que se manifestó en el arte y la literatura. Este cambio fue impulsado por factores como la escritura fonética, el uso del papiro, la aparición de la moneda, el desarrollo de la ciencia secular y la reflexión sobre la esencia de las cosas. El mito se caracterizaba por la arbitrariedad, mientras que el logos buscaba la necesidad, la filosofía y la esencia. La naturaleza se entendía como algo necesario, dinámico y con movimiento intrínseco. El concepto de arché se refería al origen, sustrato último o causa de todo.
2. Antecedentes Presocráticos: Heráclito, Parménides y Anaxágoras
Los filósofos presocráticos se preocuparon por el arché y la naturaleza. Los monistas, como los jónicos (Tales de Mileto: agua; Anaximandro: ápeiron; Anaxímenes: aire) y los pitagóricos (números), buscaron un único principio explicativo. Heráclito, con su concepto del fuego y el movimiento constante, y Parménides, con su defensa del ser inmutable, representaron dos visiones opuestas. Los pluralistas, como Empédocles (cuatro elementos), Anaxágoras (homeomerías y el Nous) y Demócrito (átomos), propusieron una pluralidad de principios.
3. Los Sofistas y Sócrates
Los sofistas eran relativistas y subjetivistas, que cobraban por enseñar el arte de la persuasión. Protágoras, con su principio del hombre como medida de todas las cosas, y Gorgias, con su escepticismo radical, fueron figuras destacadas. Sócrates, en contraste, se oponía al relativismo, defendiendo la existencia de la verdad y la importancia del autoconocimiento. Su método, la mayéutica, buscaba desmontar las falsas convicciones del interlocutor. Sócrates actuaba guiado por un daimon, aunque afirmaba no poseer la verdad.
4. Teoría Platónica de las Ideas
4.1. El Mundo de las Ideas y el Mundo Sensible
La Idea, para Platón, es el contenido del concepto socrático: idéntica a sí misma, inmutable, eterna, atemporal y preexistente. Las Ideas son perfectas, reales y constituyen la verdad y el ser. Solo son captables por el entendimiento. Forman el mundo inteligible, mientras que el mundo sensible es una copia imperfecta de este, gracias a la participación de las Ideas. Existe una jerarquía de Ideas, siendo la Idea del Bien la más importante, causa de existencia y reguladora del alma, los estamentos sociales y las virtudes.
4.2. Conocimiento y Epistemología
El conocimiento de las Ideas es la verdadera episteme, mientras que la percepción del mundo sensible es doxa (opinión). Platón establece grados de conocimiento: Noesis (inteligencia) y Dianoia (pensamiento) para la episteme, y Pistis (creencia) y Eikasía (imaginación) para la doxa. La dialéctica es el método para ascender en el conocimiento, desde el mundo sensible hasta la Idea del Bien.
4.3. Antropología Platónica
Platón establece una división entre cuerpo y alma. El cuerpo es material y mortal, cárcel del alma, mientras que el alma es espiritual, eterna e inmortal. El alma tiene tres partes: racional, irascible y concupiscible. La purificación del alma y el conocimiento (reminiscencia) son fundamentales para alcanzar el mundo de las Ideas. La buena vida se logra cuando cada parte del alma funciona en armonía, bajo el control de la razón.
4.4. Concepción Política de Platón
Platón vincula la estructura del alma con la de la ciudad. La ética busca la felicidad a través de la virtud. La ciudad justa es aquella donde cada clase social (gobernantes-filósofos, guerreros y artesanos) cumple su función, reflejando el equilibrio de las partes del alma. Platón propone una jerarquía de formas de gobierno, siendo la aristocracia (gobierno de los mejores) la más justa y la tiranía la más corrupta.