Ética y Metafísica de Aristóteles: Una exploración de la virtud, la felicidad y el conocimiento

Ética de Aristóteles

Introducción a la Ética Nicomáquea

La ética aristotélica, que culmina en la metafísica, se enmarca en una doctrina ética y política cuyo intelectualismo representa el triunfo del ser humano en un contexto específico. De ahí surge una visión antropológica. Aristóteles escribió tres tratados de ética: Ética Eudemia, Ética Nicomáquea y Gran Ética.

Para Aristóteles, la ética está subordinada a la política porque el hombre no es un ser aislado, sino social, y solo dentro de una sociedad civil puede alcanzar la perfección individual. La ética parte de la psicología humana, mientras que la política se centra en los regímenes políticos concretos. Ambas son ciencias prácticas destinadas a un fin: las acciones humanas, cuya finalidad es la obtención de la felicidad. Para lograrla, debemos centrarnos en las acciones virtuosas que la garanticen.

El conjunto de la ética y la filosofía política se denomina filosofía moral. En la Ética Nicomáquea se encuentran tres puntos fundamentales: el bien, la felicidad y la virtud.

El Bien Supremo: La Felicidad (Eudaimonia)

La ética tiene por objeto de estudio al hombre y a sus acciones, todas dirigidas a un fin considerado como un bien. El problema reside en determinar en qué consiste el bien del hombre y cómo puede alcanzarse. El bien supremo para el hombre es la felicidad (eudaimonia), por ser un fin en sí misma. Toda acción que conduzca al fin del hombre será buena, y toda acción que lo desvíe o se oponga será mala.

La autarquía, la capacidad de abastecerse a sí mismo, es ajena a la felicidad. La felicidad es autosuficiente, deseable en sí misma y hace deseable la vida. El hombre debe buscar lo más perfecto para conseguirla. La felicidad es interior y debe surgir del individuo. Cada ser es feliz si realiza la actividad que le es propia y natural: vivir, sentir y pensar. Solo podrá ser feliz si realiza la actividad intelectual.

La felicidad, como bien perfecto, no es para el hombre solitario, sino para el que se relaciona con los demás, porque el hombre es por naturaleza un ser político, un ciudadano. La felicidad es una acción conforme a la virtud perfecta. La virtud debe dirigir y regular todos los actos de la vida humana. Virtud significa fuerza, poder, energía; es la potencia o capacidad de un ser.

Tipos de Virtudes

  • Virtudes éticas: Se desarrollan en la práctica y van encaminadas a la consecución de un fin.
  • Virtudes dianoéticas: A ellas pertenecen las virtudes fundamentales: la inteligencia y la razón.

La virtud es un hábito, pero un hábito voluntario y libre, lo que implica deliberación y elección.

El Término Medio y el Equilibrio

Para superar el radicalismo, Aristóteles enuncia su concepción del término medio. La virtud consiste en el término medio entre dos extremos; es la capacidad racional de saber escoger. Este término medio consiste en evitar el exceso y el defecto, y es perfecto cuando se ajusta a la media conveniente. Este equilibrio coloca a la virtud en el conjunto del universo, como parte del cosmos; el hombre debe poner orden en su pequeño cosmos.

La felicidad acabada consiste en el ejercicio de la más perfecta actividad del hombre (la actividad contemplativa). Esta actividad racional, propia de la virtud perfecta, hace que toda la ciudad sea feliz, que todos los ciudadanos participen en la ciudad para que funcionen las instituciones y el hombre pueda alcanzar su plenitud en su vida ciudadana, nunca en solitario.

Teoría del Conocimiento en Aristóteles

Clasificación de las Ciencias

Aristóteles divide las ciencias en:

  • Teóricas: cuyo fin es el conocimiento desinteresado.
  • Prácticas: encaminadas a la dirección de la conducta.
  • Técnicas: que tratan el ideal de las artes.

La ciencia lógica es la disciplina que estudia las demás, puesto que su fin es sentar las condiciones que debe cumplir todo pensamiento que busque la verdad. La filosofía primera, la metafísica, propone analizar profundamente el ser mediante la observación directa. Todo ser cambia, pero siempre hay algo que permanece: el sustrato o sustancia (physis), principio fundamental del ser. La sustancia tiene entidad en sí misma, y otras cosas dependen de ella para existir. Para Aristóteles, la separación de las cosas de las ideas es una falsa manera de explicar los fenómenos. Para él, la cosa es una sustancia de la que se enuncian sus propiedades.

La ciencia es el conocimiento demostrado de las causas de las cosas, alcanzado por la deducción (silogismo), que es la forma de razonamiento.

Inducción y Causas

Junto con el razonamiento deductivo, Aristóteles reconoce la necesidad de la inducción, el proceso mediante el cual se establecen las primeras verdades. Para obtener un conocimiento verdadero y universal, debe demostrar las causas de las cosas. Estas causas son cuatro:

  • Causa material: aquello de lo que una cosa está hecha (la materia).
  • Causa eficiente o motriz: aquello por lo cual una cosa llega a ser.
  • Causa formal: su esencia o naturaleza, lo que es.
  • Causa final: su fin o aquello para lo que existe.

La causa final tiene más repercusiones para el pensamiento aristotélico, al afirmar que todo fenómeno o suceso responde a un objetivo. Para Aristóteles, toda la naturaleza tiene un fin (mejorar y perfeccionarse). Esta concepción teleológica y finalista de la naturaleza se justifica con la teoría hilemórfica y la de potencia y acto.

Hilemorfismo, Potencia y Acto

Para Aristóteles, cada objeto del mundo sensible es una unión de los principios últimos: la materia y la forma. Esa unión se explica con su teoría hilemórfica. Toda materia tiene la capacidad de recibir una forma, y la forma solo tiene existencia con una materia (teoría de la potencia y el acto). Con estos principios se pretende resolver las dificultades que los primeros pensadores descubrieron con el problema del cambio. Los cambios de la naturaleza no deben ser interpretados como algo ilusorio, sino como el proceso por el que lo que es ser en potencia se convierte, al adquirir la forma, en ser en acto o entelequia. De esta manera, considera la naturaleza como algo dinámico, donde el cambio es algo real, espontáneo y continuo.

La entelequia es el hecho de poseer perfección; la actualidad o perfección resultante de una actualización una vez que está plenamente realizada. También reconoce la existencia de la necesidad en la naturaleza, puesto que la unión de materia y forma, y los cambios, no pueden no darse.

Tipos de Cambios

  • Cambios sustanciales:
  • Cambios accidentales:

El Alma

Aristóteles considera el alma como un principio de vida, parte de la naturaleza, estableciendo una continuidad entre naturaleza, vida y alma. Distingue tres tipos de alma, cada una con una actividad en los seres vivos (no todos poseen las tres):

  • Alma vegetativa o nutritiva: ejerce las funciones de asimilación y reproducción. Existe solo en las plantas.
  • Alma sensitiva: la poseen los animales y el ser humano; les permite tener percepción sensible, deseo, movimiento local y, en algunos casos, imaginación y memoria.
  • Alma intelectiva o entendimiento: solo el hombre la posee; hace posible el pensamiento científico o conocimiento teórico que busca la verdad en sí, y el pensamiento práctico que busca la verdad para conducir el comportamiento.

El alma es el acto del cuerpo, que a su vez es materia y potencial. Es entelequia del cuerpo, y solo con la unión de alma y cuerpo se culmina el proceso de actualización de la materia. Es una unidad sustancial, no algo alejado de la naturaleza.

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