Nietzsche, Marx, Wittgenstein y Kant: Un análisis de sus filosofías

Impugnación del Concepto de Verdad en Nietzsche

La Voluntad de Poder

En La Voluntad de Poder, Nietzsche se refiere a la verdad como «ese género de error sin el cual un determinado tipo de seres vivos no podría vivir«. La metafísica ha llamado «verdad» a lo inmutable; sin esta forma de proceder, nuestra especie se habría extinguido. Es devenir incesante, cambio perpetuo. Su dinamismo constitutivo desborda la naturaleza estática del concepto.

En El Crepúsculo de los Ídolos, afirma que ese «mundo verdadero» es «inasequible, indemostrable, impromisible«, pero el simple hecho de pensarlo constituye «un consuelo». Sin embargo, ese «consuelo» nos esclaviza al convertirse en «obligación, imperativo«. Ese «mundo verdadero (…) ya no sirve para nada».

Perspectivismo

Solo hay fenómenos, apariencias. No se puede hablar de una «verdad en sí». El planteamiento de Nietzsche no repara en que cualquier juicio sobre la objetividad de nuestras representaciones exige una referencia externa. Para determinar el valor de verdad de nuestros juicios tendríamos que examinarlos desde fuera.

Crítica de la Gramática y el Concepto. Filosofía del Lenguaje

Nietzsche es consciente de la debilidad de su especulación, pero esa inconsistencia forma parte de la tesis que pretende exponer. Su teoría está contaminada por el uso de conceptos, y los conceptos solo pueden aspirar a un conocimiento defectuoso de lo real. La ciencia está al servicio de la voluntad de vivir; las categorías de la tradición científico-lógica responden a nuestras necesidades psicológicas, «inventar otro mundo distinto«. Esta caracterización del ser procede del «espíritu de venganza» de los que carecen de fuerza para aceptar la ley del devenir. La resistencia a aceptar el cambio está sistematizada por el lenguaje. Los diversos conceptos filosóficos «forman parte de un sistema, como lo forman todos los miembros de la fauna de la tierra» (Más allá del bien y del mal).

El Gay Saber. Lo Apolíneo y lo Dionisiaco en la Tragedia Griega

Nietzsche no cree en el progreso científico, pero se apropia del poder incisivo de la ciencia para identificar la mentira y desbaratarla. Frente a esa ciencia que se pone al servicio del Estado, Nietzsche propone una «química de las emociones«. Es el paso de la heteronomía a la autonomía, simbolizada en Así habló Zaratustra.

El Racionalismo Socrático y el Nihilismo

Nietzsche afirma que si el racionalismo socrático no se equivoca y el universo discurre conforme a un orden objetivo, cognoscible pero imposible de modificar mediante la acción humana, el hombre queda sumido en la impotencia. La conciencia histórico-gráfica ha convertido al ser humano en un turista en el jardín de la historia. El nihilismo no es una doctrina filosófica, sino el destino de Occidente. En Humano, Demasiado Humano, Nietzsche distingue entre nihilismo en sentido negativo (el pesimismo de los que renuncian a la vida) y nihilismo en sentido positivo (el saber trágico que engendra valores, sin ignorar las fuerzas destructivas del ser).

La Muerte de Dios

El cristianismo hasta ahora había seducido al hombre para que depositara todas sus esperanzas en un más allá inexistente, frustrando el sentido ascendente del más allá. Según Nietzsche, ninguna religión contiene unidad alguna, y el cristianismo solo ha fomentado valores mezquinos. El cristianismo es el enemigo mortal del superhombre. Por lo tanto, «la muerte de Dios» es una crítica radical de la religión, la moral y la metafísica. Dios es el gran obstáculo para que llegue el superhombre. Para que viva el hombre, ha de morir Dios. La muerte de Dios significa el derrumbamiento de los pilares que sostenían la tradición, la historia. Lo divino para Nietzsche son los dioses del panteísmo. La pluralidad de perspectivas es condición de libertad.

El Superhombre

La muerte de Dios es un acontecimiento cósmico que anuncia la inminencia del superhombre, esa forma de vida superior que no surgirá de la selección natural, sino de la capacidad de crear valores nuevos, aceptando que solo existe un devenir permanente. El superhombre es fuerte, pero compasivo: su capacidad de moverse en la cuerda floja del devenir le equipara a un gran «bailarín». Sus valores son la fuerza, la salud, la ebriedad dionisíaca, el orgullo. Solo obedece a una voz interior que ya no dice «Tú debes«, sino «yo quiero«; y el sentido de la cultura es promover las condiciones que faciliten su advenimiento. La aparición del superhombre será retrasada por el «último hombre», que todo empequeñece. El superhombre es la meta, pero su cometido no es la realización de lo humano, sino la actualización de la vida que en sí misma no es más que voluntad de poder.

La Voluntad de Poder

Somos cuerpo, tierra, materia que toma una forma y se deshace. Y en ese proceso solo perdura la voluntad de poder. La voluntad de poder es la verdadera esencia del ser, la fuerza que alienta en cualquier forma de vida, empujando todo lo que es a ejercer su dominio sobre lo otro. La voluntad de poder es lo que determina que la vida tenga un impulso ascendente. Es un impulso creador que no se interrumpe jamás, pero no es un impulso solidario. Su empuje establece un antagonismo implacable entre todo existente. La voluntad de poder no es una categoría biológica, sino la esencia más íntima del ser. «La voluntad de poder puede intentar negarse a sí misma, emprendiendo el camino de la vida decadente, pero aun en ese caso prevalece el querer«, pues al negar la vida el hombre pone de manifiesto que «prefiere antes tener la voluntad de la nada que no tener voluntad en absoluto«.

El Eterno Retorno

La voluntad de poder expresa su amor incondicional a la vida mediante el eterno retorno de lo mismo. La voluntad del mundo de aceptarse y repetirse a sí mismo es la negación más alta del nihilismo. El nihilismo nos enseñó a interpretar el mundo mediante las nociones de finalidad; el mundo se ama a sí mismo y se repite, aceptando la necesidad de que todo se restituya cíclicamente para desaparecer otra vez y regresar de nuevo en un indeterminable devenir. Es la única forma de liberarse del resentimiento contra el transcurrir del tiempo. El eterno retorno es la enseñanza más profunda de Zaratustra. Es una nueva religión que afirma la absoluta inmanencia del mundo.

La Crítica del Cristianismo

Es una crítica feroz a la moral cristiana. Según Nietzsche, «el crucificado» nos legó una moral de esclavos que exalta la humildad, la renuncia, la debilidad. Estos valores no proceden de la generosidad. Se opone a la hegemonía de los mejores, de los más fuertes, de los que no tienen miedo a ser crueles. La moral cristiana es una contranaturaleza; la esperanza de un más allá es el fruto más envenenado del complot del cristianismo. Hay que liberarse de este yugo sin miedo a infringir la moral del rebaño; de lo contrario, perderemos nuestra oportunidad de vivir, pues la vida acaba donde comienza el reino de Dios.

Nietzsche y el Nacionalismo: Legado Político

Es cierto que el carácter metafórico y visionario de sus obras se prestaba fácilmente a manipulaciones, pero es imposible negar que su concepción de la moral y la política contribuyó a los experimentos biopolíticos del gobierno nacionalista. Nietzsche no escatimó elogios, sin embargo, Nietzsche no es solo el artífice de la gran política, sino también el filósofo de las pasiones afirmativas, el teórico de la metáfora y el crítico de la gramática. Su crítica del pensamiento conceptual se encuentra en la matriz del pensamiento postmoderno. La disparidad de interpretaciones solo corrobora que su obra continúa viva.

El Materialismo Histórico de Marx

La Realidad. El Materialismo Histórico

Marx no busca una interpretación del mundo, sino su transformación. Su propuesta será la de un materialismo práctico que permita cambiar y revolucionar la situación alienante e injusta en la que vive el ser humano en la sociedad capitalista. Su punto de partida será la búsqueda de una explicación científica del devenir de la historia, leyes y regularidades a partir de las que poder explicar los acontecimientos históricos. El resultado será llamado materialismo histórico, al cual atribuye la misma cientificidad que a las ciencias de la naturaleza.

Materialismo Dialéctico

Marx deja de lado la investigación sobre las leyes que determinan los cambios en la naturaleza. La materia se despliega dialécticamente, a través del enfrentamiento de tendencias y fuerzas contrarias.

Idea Central del Materialismo Histórico

La idea básica del materialismo histórico es que la evolución de la historia es dialéctica: todas las sociedades se organizan en torno a fuerzas en conflicto. La fuerza que determina los cambios (motor de la historia) es la economía. Las transformaciones económicas determinan y producen los cambios en las demás estructuras de la sociedad.

Fundamentos del Materialismo Histórico

La producción y la historia serán el resultado de la actividad productora de la propia vida del ser humano. ¿Qué conduce al ser humano a la producción? La necesidad; el hombre, al carecer de medios, necesita producirlos. ¿Qué hace para obtener dichos medios? Trabajo, mediante el proceso de producción.

Elementos del Proceso de Producción en el Materialismo Histórico

  • Objeto de trabajo: se dirige al trabajo para transformarlo en productos útiles.
  • Fuerza de trabajo: es la energía, actividad o fuerza humana usada en el proceso de transformación de la naturaleza.
  • Medios de trabajo: objetos que el trabajador interpone entre él y el objeto que trabaja. Son todas aquellas condiciones materiales que concurren para que el trabajo se efectúe.
  • Medios de producción: son los medios de trabajo más los objetos de trabajo o materia.
  • Fuerzas productivas: si al conjunto de todos los medios de producción de una sociedad le añadimos la fuerza de trabajo, tendremos sus fuerzas productivas totales.
  • Producto: es el resultado a que da lugar la relación de la fuerza de trabajo con los medios de producción en el proceso de trabajo.
  • Proceso de producción: comienza al mezclarse la fuerza del trabajo con los medios de producción y termina cuando se obtiene el producto.
  • Agentes de producción: es el conjunto de individuos que participan en el proceso de producción.
  • Relaciones de producción: son las relaciones que se establecen entre los distintos agentes de producción de una sociedad histórica concreta en la realización de las actividades.
  • Modos de producción: la relación que, en cada sociedad, se establece entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, determina el modo como, en esa sociedad, producen los medios necesarios para la supervivencia.
  • El Estado: se pueden encontrar distintas estructuras: jurídica, política y, principalmente, la ideología.

Conclusiones del Materialismo Histórico

  1. El hombre necesita producir su propia vida; además de su fuerza de trabajo, utiliza unos medios de producción.
  2. Este trabajo se realiza en unas determinadas condiciones materiales, independientes de su voluntad; los hombres son libres árbitros de sus fuerzas productivas, ya que las heredan.
  3. De la combinación de su fuerza de trabajo con los medios de producción surgen determinadas relaciones de producción que determinan las fuerzas productivas.
  4. Son estas relaciones las que determinan el modo de producción de cada sociedad y las que constituyen el fundamento sobre el que se levanta la sociedad civil.
  5. En todas las sociedades, el factor que determina qué estructura será la dominante es el económico.
  6. La historia es una sucesión de etapas en las que cada generación parte de fuerzas productivas heredadas de la generación anterior y las modifica según sus necesidades.
  7. Que en esta sucesión no hay una dirección elegida hacia un fin; en la historia para Marx no hay finalidad.
  8. El único y auténtico motor de la historia es el producido por el continuo desarrollo de las fuerzas productivas.

Valor de Uso y Valor de Cambio

El valor de uso es intrínseco al producto; es la utilidad del producto para la supervivencia del ser humano. Según Marx, lo que pagamos en el mercado cuando compramos un producto es tiempo de trabajo. El valor de cambio es extrínseco al producto y es el valor que el producto adquiere en el mercado. El objetivo de la economía capitalista no es generar valores de uso, sino valores de cambio con el objetivo de acumular capital.

Plusvalía

En las sociedades capitalistas, el trabajador, para satisfacer sus necesidades, solo tiene su fuerza de trabajo para vender. El trabajo se convierte en una mercancía al comprar dicha fuerza. El capitalista adquiere el derecho de uso a cambio de pagar un precio por dicha fuerza; para el capitalista solo es rentable aquel trabajador que genera ganancia cuyo salario es inferior al valor producido por él, la ganancia.

El Ser Humano

Para Marx, el ser humano es principalmente un ser natural, corpóreo, material y sensible. El ser humano es activo; esta actividad le lleva a exteriorizarse en objetos reales y sensibles. Además, el ser humano es un ser genérico; en el despliegue de su actividad consciente crea un mundo objetivo en el que está implicada la naturaleza entera, de forma que dicha naturaleza aparece como su obra y su realidad. Para Marx, la esencia del ser humano consiste en esta actividad productiva y en el resultado de dicha actividad.

La Ideología y la Deformación de la Realidad

Marx distingue entre ciencia e ideología. Entiende por ideología un sistema de representaciones y concepciones que abarcan las ideas políticas, jurídicas, morales, religiosas, estéticas y filosóficas de los hombres de una sociedad determinada. No son representaciones objetivas ni científicas del mundo. Es necesaria una actividad científica que capte la naturaleza intrínseca de la realidad.

La Ciencia y su Función Social

Según Marx, la ciencia cumple un doble papel: tiene un papel teórico, consistente en ofrecer una descripción auténtica; y, por otro lado, un papel práctico, pues hace posible que la clase dominada pueda cambiar su ideología.

La Alienación Económica

Alienación hace referencia a la acción por la que algo es propio o pertenece con propiedad a una cosa y deja de serlo o pertenecerle. En ocasiones se produce un fetichismo de la mercancía: el producto es inalcanzable para su productor.

El Atomismo Lógico de Wittgenstein

El Atomismo Lógico

La lógica es la base del lenguaje. El lenguaje está formado por proposiciones. El atomismo lógico mantiene la existencia de proposiciones simples o atómicas y compuestas o moleculares. Toda proposición simple es V o F; las proposiciones moleculares dependen de la veracidad o falsedad de las dos proposiciones de las que está compuesta. El mundo reflejado por el lenguaje ha de desglosarse en hechos atómicos últimos y separados.

De la Lógica al Significado

Para Wittgenstein, la lógica es un conocimiento a priori, sin experiencia del que no se puede salir. La lógica es trascendental y se enlaza con el pensamiento. El pensamiento es una representación exclusivamente lógica, ya que el pensamiento no puede ser percibido; hay que recurrir al lenguaje, y el lenguaje, ya que la lógica determina la estructura del lenguaje.

Lógica y Lenguaje. Nombres y Proposiciones

La lógica conecta con el mundo a través del lenguaje: nombres y proposiciones. La lógica requiere su análisis hasta determinar las proposiciones elementales. Los nombres son signos simples o primitivos. La proposición es un hecho que representa la realidad. Las figuras o representaciones se relacionan con los hechos de dos formas: cada uno de los elementos que forman la representación se corresponden con un objeto de la realidad representada; y que la representación está ligada a la realidad, es decir, que tiene referencia. Los elementos de la representación pueden corresponder o no a una estructura del mundo.

Forma Lógica. Representar y Mostrar

Lo que tienen en común la oración y la pintura con la realidad es la forma lógica. La realidad es representable en la medida en que tiene una forma lógica. Lo que carece de forma lógica no puede ser representado. Pero la forma lógica no es representada. El isomorfismo es necesario; además de tener en común la forma lógica, deben tener la denominada relación figurativa o pictórica.

Tipos de Proposiciones

El lenguaje se configura por proposiciones. Las unidades necesarias y las contradicciones no expresan nada de la realidad. Las proposiciones empíricas no se pueden averiguar por medios lógicos.

Del Lenguaje a la Realidad

La realidad está compuesta por la totalidad de los hechos; el mundo es la totalidad de los hechos existentes, no de las cosas. El mundo se divide en hechos que abarcan la existencia de varios estados de las cosas. Las sustancias en el mundo son los objetos y su equivalente en el lenguaje de los nombres.

La Filosofía como Actividad

Toda proposición representa hechos que le dan su sentido. La filosofía es una crítica del lenguaje, ya que establece los límites de lo que puede y no puede pensarse desde dentro. Para Wittgenstein, la metafísica es una filosofía descarrilada que no es consciente de que sus proposiciones no pertenecen a la ciencia natural.

El Sujeto y el Solipsismo

El solipsismo consiste en reducir los objetos del mundo a objetos del conocimiento, es decir, a objetos de conciencia. Para él, la tesis solipsista según «el mundo es mi mundo» es correcta, pero no se puede decir a través del lenguaje. Si conocer el mundo significa poder describirlo y solo podemos hacerlo por medio de la lógica, esto coincidirá con los demás en estructura, con lo que demuestra su falta de contenido. Wittgenstein rechaza dicho solipsismo.

El Mundo de lo Místico

Las proposiciones lógicas y matemáticas son tautologías que no dicen nada de la realidad; las proposiciones filosóficas son pseudoproposiciones que tienen como destino desaparecer cuando cumplen su función esclarecedora del lenguaje; así pues, las únicas proposiciones son las de las ciencias naturales (auténticas proposiciones). Todas las proposiciones designan hechos contingentes que podrían no ser; por ello, todas las proposiciones tienen igual valor. Los hechos del mundo carecen de valor absoluto; se basan en generalizaciones, y el sentido del mundo no se reúne en ninguna ley. Con las leyes se quiere aparentar que todo está explicado cuando lo único que hace es desmentir otros hechos. La ética es trascendental y le es indiferente cómo sea el mundo. La ética es una condición de mundo; sin valores morales no hay mundo, al igual que no lo hay sin lógica.

Para Wittgenstein, lo místico es un todo ilimitado que no puede expresarse, solo mostrarse. En resumen, lo único que se puede decir son las proposiciones de la ciencia natural (para Wittgenstein no tienen importancia), sino que el sentido de la vida no puede ser dicho, solo apenas comprendido.

Del Tractatus a las Investigaciones Filosóficas

Cualquier oración del lenguaje, por ordinario que sea, posee un sentido y un orden perfecto, siendo así una proposición.

El Significado y el Uso

Lo más valioso de las palabras no es el objeto del mundo que designan, sino lo que nos permite pensar. Lo importante es el uso, lo cual es lo que nos permite hacernos con su significado, no su referencia; las palabras no tienen un significado concreto, sino que dependen del contexto.

Los Usos del Lenguaje

La lógica garantiza el paralelismo entre objeto y realidad; imaginar un juego de lenguaje es una forma de vida. Una vez que se acepta la primacía de un lenguaje ordinario, se cae la necesidad de suponer la existencia de objetos simples que correspondan en los nombres que constituyen el lenguaje. El significado de un nombre no viene dado por el objeto, sino por el uso que hacemos de él; por lo tanto, estará determinado por la práctica y la costumbre, la cual depende de las circunstancias en las que nos encontremos.

La Ética Kantiana

En el uso práctico parte de otro factum indiscutible: la conciencia moral o del deber. En el uso práctico advierte que el único criterio que permite determinar el valor moral de una acción es la buena voluntad, aquella voluntad que, al actuar, se inspira en el deber y no en el interés personal. Ahora bien, las éticas anteriores (Kant las denominó éticas materiales) han sido incapaces de encontrar el fundamento del deber, porque formulaban imperativos hipotéticos, que tienen una validez condicionada a la consecuencia de algún fin externo al sujeto (Dios, la felicidad, etc.).

Ética Formal (Imperativo Categórico)

Kant propone su ética formal, única que, a su entender, puede fundamentar la idea del deber. Esta ética descubre en la razón del sujeto una ley moral abstracta y universalmente válida, el imperativo categórico, que le ordena de un modo absoluto cómo ha de comportarse, sin concesión alguna a sus inclinaciones.

El imperativo categórico presupone la libertad del sujeto, porque solo un ser dotado de voluntad libre puede darse a sí mismo una ley moral; el individuo es libre en el ámbito moral (no en el fenoménico), porque solo se obedece a sí mismo, a su razón. La virtud es la voluntad de actuar siempre por deber. Una conducta virtuosa exige respetar a todas las personas, porque se trata de seres racionales, es decir, morales y libres. Estos forman parte del reino de los fines, esto es, la esfera de las relaciones morales entre sujetos racionales, que se deben respeto mutuo.

Postulados

Su ética culmina con la formulación de los tres postulados de la razón práctica: la libertad del sujeto (exigida por la existencia de la ley moral), la inmortalidad del alma (como garantía de que, tras esta vida, será posible un progreso infinito hacia la virtud) y la existencia de Dios (garantía de que nuestra virtud será recompensada con la felicidad). Estos tres postulados muestran «qué puede esperar el hombre» y el verdadero significado de las ideas de la razón; Kant demostró que se trata de noumenos, impenetrables para el conocimiento científico, pero ahora sabemos que el verdadero sentido de estas ideas no es en absoluto teórico, sino práctico o moral.

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