Explorando el Malentendido Cientificista y la Filosofía: Reflexiones sobre la Naturaleza Humana

1.- ¿En qué consiste el malentendido cientificista y cuál es la verdadera actitud filosófica?

El malentendido consiste en creer que la ciencia soluciona de una forma definitiva los problemas, cuando realmente lo único que hace es dar soluciones conjunturales a ciertos problemas surgidos en un espacio y tiempo determinado. Por eso, lo que se suele considerar como lo esencial de la actitud científica, esto es, el logro de soluciones, no es más que un espejismo de nuestra actitud natural.

2.- Justifique la necesidad de la filosofía para el ser humano.

Porque es esencial a la razón humana la búsqueda del todo, de lo integral, de lo completo. Sin embargo, los conocimientos que nos ofrecen las ciencias particulares son meros trozos, fragmentos de una realidad que exige ser completada. En eso consiste principalmente la tarea de la filosofía: en buscar un fundamento para ese conjunto de meros fragmentos, en buscar un ser o realidad fundamental que explique y justifique la existencia y esencia del mundo.

3.- Explique la relación que existe entre la naturaleza y la filosofía:

La filosofía es el conocimiento de la naturaleza. Representa un saber que da razones acerca de la experiencia, frente al mito que explica la realidad a partir de un poder más o menos omnipotente de los dioses griegos. La ciencia de la naturaleza que los filósofos presocráticos identificaban con la filosofía. Se puede asegurar que la filosofía “es la madre de todas las ciencias” o también que es la reina de todas las ciencias. Al principio, los conocimientos tenían mucho que ver con la naturaleza y, con el paso del tiempo, se ha ido alejando de ella.

4.- ¿Cómo entiende Kant la filosofía y cuáles son las preguntas fundamentales?

Kant dice que no se puede aprender filosofía solo a través de la filosofía, dando a entender el hecho de que, dado que no existe ningún sistema acabado de conocimientos en el campo de la filosofía, lo mejor que puede hacer el maestro es aprender a filosofar a sus discípulos. La filosofía es la ciencia de la relación entre todos los conocimientos con los fines esenciales de la razón humana. Estos fines se condensan en las siguientes cuatro preguntas:

  • ¿Qué puedo hacer?
  • ¿Qué debo saber?
  • ¿Qué no está permitido esperar?
  • ¿Qué es el ser humano?

Filosofía como saber

W. Dilthey: La filosofía representa perfectamente la cosmovisión que tiene una cultura de su realidad histórica en un momento determinado. La filosofía debe renunciar al ideal de convertirse en ciencia estricta, siendo su papel el de manifestar y expresar el sentimiento y cosmovisión de una época.

E. Husserl: Según este autor, la filosofía no debe nunca renunciar al ideal de convertirse en ciencia estricta. Propone como materia de la filosofía un “atenerse a las cosas mismas” con el fin de alcanzar su esencia y describirla. Para ello, propone como método propio de la filosofía una intuición eidética y la descripción fenomenológica de las esencias captadas con esa intuición.

Miguel de Unamuno: El objeto de toda filosofía no puede ser otro que el hombre de carne y hueso. Es preciso recuperar la íntima biografía de los filósofos para poder, desde ahí, explorar el sentido subjetivo y objetivo de sus ideas. Hay dos tipos de filosofía: la que pretende ser científica y aquella otra cuya única aspiración es representar el anhelo integral del espíritu de su autor. La poesía se acerca más a la poesía que a la ciencia. La ciencia es absolutamente necesaria para la vida, pero no sirve para solucionar el verdadero problema vital. La filosofía se debe buscar en lo más profundo del espíritu humano. La vida se trata de una lucha agónica entre el sentimiento y la razón. Solo vivimos de contradicciones. Unamuno desprecia el pensar objetivista. El filósofo es, ante todo, un ser humano, no un especialista.

Filosofía como reflexión radical

Jose Ortega y Gasset: La filosofía tiene por objeto de conocimiento el todo general (pantonomía). La filosofía es un saber que consiste en plantearse adecuadamente los problemas, sabiendo de antemano que muchas veces no encontraremos soluciones últimas. A la filosofía no se le puede dar un objeto de estudio, pues este es el todo y el todo no es conocido, por lo tanto, se estará buscándolo continuamente. La filosofía se enfrenta teóricamente a todo problema, aunque sea irresoluble. La filosofía es un saber que observa todo como problema; lo que le interesa es el planteamiento de los problemas, no sus posibles soluciones. La experiencia científica deja intactas las últimas y decisivas cuestiones que atañen a todo ser humano. Pero el filósofo que hay detrás de todo científico jamás renunciará a convertirlas en problemas. El filósofo resulta ser, en su último fondo y sustrato, todo un hombre; es vida humana.

Filosofía “es todo cuanto hay”: Nos referimos con esta expresión a las cosas reales, físicas o anímicas, y también a cosas irreales, ideales o fantásticas. Por esto, el objeto de la filosofía es todo lo que hay y no todo lo que existe.

Lo que no sabemos del universo

  1. Al ¿qué es “todo lo que hay”? No tenemos la menor sospecha de qué será lo que hay.
  2. Igualmente, ignoramos si eso que hay será un todo (universo) o más bien serán diversos todos (multiversos).
  3. Finalmente, ni siquiera sabemos si estamos capacitados para conocer esa realidad que constituye el universo o los multiversos, de suerte que llegamos a un planteamiento absolutamente radical: ¿es posible el conocimiento de lo que hay?

De ahí que pueda afirmar Ortega que la filosofía es el único saber que toma el problema según se presenta, sin previa domesticación. En metáfora orteguiana, lo expresaríamos: “Ve a cazar la fiera según vive en la selva, no como domador de circo que previamente lo cloroformiza”.

Hay un malentendido que consiste en creer que la ciencia soluciona definitivamente los problemas. Dice que distinguir entre la actitud natural y la actitud filosófica es preciso diferenciar claramente entre problemas teóricos y problemas prácticos. Estos últimos engendran una actitud mental mediante la cual proyectamos una modificación de la realidad; pretendemos dar realidad a algo que aún no es, pero que conviene que sea. Sin embargo, el problema teórico tiene un sentido inverso; es decir, partimos de una cosa real y la pensamos como si no fuera, y nos dedicamos a buscarle fundamento.

La filosofía no sirve para nada; no tiene una utilidad relativa a un fin, sino que la filosofía es algo tan necesario para el entendimiento humano como el valor para un pájaro. La filosofía consiste en buscar un fundamento para ese conjunto de meros fragmentos, en buscar un ser o realidad fundamental que explique y justifique la esencia y existencia del mundo. El filósofo debe replegarse sobre sí mismo, buscar en sí mismo verdades que no necesiten ningún otro fundamento. Filosofar no es vivir, sino deshacerse de las creencias más profundamente vitales. Ahora bien, cuando el filósofo se ha replegado sobre aquellas poquísimas verdades que pueden ser aceptadas sin temor a equivocación, tiene que volver hacia el universo con el fin de abarcarlo íntegramente. La filosofía tiene que ser el conjunto de enunciados que se pueden decir con claridad acerca del universo.

La filosofía como reflexión radical sobre la realidad

Se suele decir que la filosofía surgió en Occidente como una reflexión racional sobre la naturaleza (physis) de la mano de los filósofos presocráticos (Tales de Mileto, Anaxímenes, Anaximandro, Empédocles), por lo que la filosofía se identificaba con la ciencia de la naturaleza. La filosofía nació así como el tránsito del mito al logos. Se trataba de una nueva visión de la realidad a partir de explicaciones racionales. Para los griegos, el filósofo es la persona interesada en la sabiduría, pero que aún no ha llegado a ella. Los sabios son los que saben vivir, los que hacen que su vida transcurra de acuerdo con la naturaleza y con las costumbres de sus antepasados. Los filósofos son aquellos que quieren aprender a sobrevivir. La filosofía es la madre de todas las ciencias, por cuanto que es un saber de lo general en cuyo seno se han ido construyendo y configurando el resto de los saberes.

¿Por qué la ciencia tecnificada del momento histórico en que vivimos no reconoce su origen filosófico e incluso reniega de él? Momentos absolutamente significativos de la convergencia entre ciencia y filosofía son: la filosofía de los presocráticos, la reflexión aristotélica, la reflexión del siglo XVI en torno a la ciencia, el siglo XIX y el siglo XX.

No es únicamente el trabajo el medio por el que la persona se relaciona con la realidad, ni tampoco la realidad se agota en ser naturaleza externa, sino que la realidad es ante todo subjetiva. Históricamente, solo una vez que el ser humano se ha preguntado por la realidad externa, vuelve sobre sí mismo. “Conócete a ti mismo”, decía el oráculo de Delfos. Los griegos se dieron cuenta de que “el hombre es la medida de todas las cosas”. Para Sócrates, lo más importante era tener una vida virtuosa, a la que solo podemos llegar a través del conocimiento y de la ciencia. Una de sus frases que han quedado en la historia es: “Solo sé que no sé nada”, en la que nos pone de manifiesto la insatisfacción continua a la que nos conduce el conocimiento y la investigación.

Kant y la filosofía

Kant cayó en la tentación de plantearse el problema de si la filosofía es ciencia o un mero saber. La distinción entre ciencia y saber difiere, pero Kant sostiene que la ciencia puede ser enseñada y aprendida como un sistema cerrado de conocimiento. Sin embargo, en el ámbito de la filosofía no ha existido ni existe aún ningún sistema que pueda ser enseñado como el verdadero sistema. Kant también afirma que no se puede aprender filosofía, sino solo aprender a filosofar, dando a entender con esta sentencia el hecho de que, dado que no existe ningún sistema acabado de conocimientos en el campo de la filosofía, lo mejor que puede hacer el maestro es aprender a filosofar a sus discípulos. Kant propuso el uso mundano de este concepto, de acuerdo con el cual la filosofía se define como la ciencia de la relación entre todos los conocimientos con los fines esenciales de la razón humana.

Los fines esenciales de la razón humana se pueden condensar en las siguientes preguntas:

  • 1.- ¿Qué puedo saber? Se trata de una pregunta teórica que es preciso responder desde la metafísica. Para Kant, esta incluye la teoría del conocimiento en la ontología y la teología natural, si bien su filosofía es una crítica de la concepción tradicional de la metafísica. A la pregunta “¿Qué puedo saber?”, Kant respondió con una investigación sobre el origen, alcance y límites del conocimiento humano, que llevó a cabo en la “Crítica de la razón pura”.
  • 2.- ¿Qué debo hacer? Esta es una pregunta práctica que solo puede ser respondida desde la filosofía moral, que tiene como objeto el estudio del ámbito filosófico que se corresponde con la esfera de la libertad, propio de las acciones humanas, especialmente de las acciones morales. Kant respondió a esta cuestión en su obra “Crítica de la razón práctica”.
  • 3.- ¿Qué me está permitido esperar? Nos hallamos ante un interrogante de índole teórica y práctica a la vez, que solo puede ser respondido desde una reflexión sobre la historia, la sociedad, la política y la religión. A todos estos temas, Kant dedicó numerosos escritos, entre los que cabe señalar la “Crítica del juicio”, “Filosofía de la historia” y “La religión dentro de los límites de la mera razón”.
  • 4.- ¿Qué es el hombre? Es la cuestión fundamental de la filosofía y solamente se puede contestar a partir de las respuestas a todas las anteriores preguntas filosóficas. En este sentido, podría decirse que toda la filosofía de Kant es un intento de respuesta a estas preguntas.

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