Etapas de la Obra de Nietzsche
La obra de Friedrich Nietzsche se puede dividir en cuatro periodos principales, cada uno con sus características y obras representativas:
Periodo Romántico
Este periodo, también conocido como la «filosofía de la noche», se caracteriza por el interés de Nietzsche en los clásicos, la influencia de Schopenhauer y la música de Wagner.
Obra principal:
- El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música
Periodo Positivista
Conocido como la «filosofía de la mañana», este periodo marca una ruptura con el anterior. Nietzsche adopta una postura más positivista, criticando la metafísica (especialmente la de Platón), el arte y la religión.
Obras principales:
- Humano, demasiado humano
- Aurora
- La gaya ciencia
El Mensaje de Zaratustra
Este periodo representa la «filosofía del mediodía».
Obra principal:
- Así habló Zaratustra
En esta obra, Nietzsche introduce la idea central del «eterno retorno», considerada por él como la fórmula suprema de afirmación. Zaratustra, que encarna el concepto de Dioniso, se convierte en la personificación del superhombre.
Periodo Crítico
Este periodo es conocido como la «filosofía del atardecer». Se caracteriza por la negación y la crítica, es decir, el nihilismo. Nietzsche arremete contra la moral, la filosofía y la religión.
Grandes Temas de la Filosofía de Nietzsche
Lo Dionisíaco y lo Apolíneo
En El nacimiento de la tragedia, Nietzsche contrapone dos elementos fundamentales del espíritu griego: lo dionisíaco y lo apolíneo. Dionisio, dios del vino, la embriaguez y la vegetación, también conocido como Baco, representaba la unión con la divinidad a través del furor báquico en orgías místicas. Apolo, dios del Olimpo, del sol, de la luz y de la claridad, representaba el orden y la razón.
Nietzsche sostiene que la tragedia griega surge de la interacción entre estos dos principios, donde el coro dionisíaco se descarga en un mundo apolíneo de imágenes. La decadencia de la tragedia comienza con Eurípides, quien trivializa los personajes y resta importancia al coro, eliminando así los elementos dionisíacos y apolíneos. Según Nietzsche, Sócrates, a quien llama «el gran corruptor», es el gran adversario de Dioniso, ya que con él triunfa el hombre teórico sobre el hombre trágico. Con Sócrates, el diálogo platónico sustituye a la tragedia griega.
Nietzsche ve en la música y la filosofía alemana un resurgimiento de lo trágico-dionisíaco. Aunque rompe posteriormente con Wagner, conserva su predilección por lo dionisíaco. En Así habló Zaratustra, Nietzsche sustituye a Dioniso por Zaratustra para eliminar el consuelo metafísico, ya que Dioniso se identificaba con la metafísica de Schopenhauer, que Nietzsche rechaza en su tercera etapa. Mantiene, sin embargo, los valores morales. Elige a Zaratustra por considerarlo una figura histórica capaz de superar la moral convencional, situándose «más allá del bien y del mal», pero manteniendo su afirmación de la vida y la voluntad de vivir. Zaratustra representa lo mismo que Dioniso, pero despojado de la metafísica de Schopenhauer. Para Nietzsche, el peor enemigo es la civilización cristiana.
El Nihilismo y la Muerte de Dios
La filosofía presocrática, con su carácter más dionisíaco, no se preocupaba por los valores morales y admitía la fuerza de la existencia. Sócrates y Platón, en cambio, valoran la importancia del conocimiento. La antigua moral aristocrática y activa, que nace de la afirmación del hombre de sus propias fuerzas y pasiones, es sustituida por una negación de estas fuerzas, consideradas inmorales, y por una afirmación de los valores débiles, los valores de los esclavos.
El tercer momento cobra fuerza con la Ilustración y la filosofía idealista alemana, cuando se proclama la muerte de Dios. Esto supone la muerte de los valores absolutos e implica la liberación de la idea de un más allá trascendente. Nietzsche quiere reflejar que el mundo de las ideas ha perdido su función orientadora en nuestras vidas. El nihilismo significa la pérdida de la fe en lo que hasta ese momento se consideraba lo más verdadero y que ahora se revela como lo más falso, dejando a la cultura sin sentido.
El nihilismo tiene un doble sentido:
- Nihilismo activo: Es el signo de la voluntad de poder de la persona que supera la angustia inicial provocada por la muerte de Dios.
- Nihilismo pasivo: Es la decadencia propia de la persona que se hunde ante la falta de referentes y vive desfondada, sin llegar a abrazar los valores de la vida.
La clave para diferenciarlos es la voluntad de poder. Si esta se reduce, aparece el nihilismo pasivo. El nihilismo activo destruye los valores él mismo, siendo capaz de sustituirlos por sus propios valores. Este será el que le conduzca a desarrollar una crítica contra dos de los fundamentos de Occidente: la filosofía y la moral.
La Crítica a la Filosofía
Para Nietzsche, la filosofía occidental está corrompida desde Sócrates y Platón. Sócrates hizo triunfar la razón contra la vida, a Apolo sobre Dionisio. Platón creó otro mundo, el de las ideas, desvalorizando el mundo real. Detrás del idealismo de Sócrates y Platón se oculta el espíritu de decadencia, el odio a la vida y al mundo, el terror al instinto. En toda su crítica a la filosofía occidental, parece excluir a Heráclito; de los otros, dice que no salió nada real.
Considera los principales conceptos metafísicos como engañosos. En el aspecto ontológico, el concepto de «ser» le parece el peor de todos, una ficción vacía. Rechaza también los conceptos del «yo» (Descartes) y de la «cosa en sí» (Kant). Todos estos conceptos, para él, surgen de un desprecio al valor de los sentidos y de una sobreestimación de la razón. Propone, por el contrario, aceptar el testimonio de los sentidos: lo real es el devenir (Heráclito), el fenómeno, la apariencia. El principal error de la metafísica fue admitir un mundo verdadero en oposición a un mundo aparente, cuando este último es el real. La historia de la filosofía, por tanto, debería ser entendida como una historia de liberación del fantasma del mundo verdadero.
En cuanto al aspecto epistemológico, arremete contra el concepto de «verdad». Su pensamiento puede considerarse un fenomenismo, pero tampoco admite verdades en sí. Una verdad es tal por su valor pragmático. La voluntad de verdad no es sino voluntad de poder. Solo es verdad lo que aumenta el poder, lo que sirve a la vida. Frente al dogmatismo metafísico, defiende un perspectivismo: «no hay hechos, sino interpretaciones», «no hay cosas en sí, sino perspectivas». La pregunta «¿qué es esto?» significa en realidad «¿qué es esto para mí?». Y la perspectiva es ya una valoración, hecha por la voluntad de poder.
También critica la religión, el cristianismo, que es «platónico para el pueblo» y merece las mismas críticas que dirige a Platón, y la ciencia, entendida en su momento desde una mentalidad mecanicista y positivista. Para Nietzsche, no todo es materia y movimiento mecánico: también hay fuerzas (vitalismo dionisíaco).
La Crítica a la Moral
En La genealogía de la moral, Nietzsche emprende la crítica de la moral vigente a partir del estudio del origen de los prejuicios morales. Emplea un método genealógico, investigando la etimología y la evolución histórica de los conceptos morales. De los tres tratados que componen la obra, el más interesante es el titulado «‘Bueno y malvado’, ‘bueno y malo'».
Presenta sus ideas como resultado de una investigación etimológica en todas las lenguas. Descubrió que en todas las lenguas «bueno» significó primitivamente «lo noble y aristocrático», contrapuesto a «malo», entendido como no moral, sinónimo de simple, vulgar y plebeyo. Entonces deduce que «bueno-malo» fueron adjetivos creados por los nobles y poderosos, pues eran los únicos que tenían el poder de darse y dar nombres.
Más tarde surge otra contraposición, «bueno» frente a «malvado», que ya sí tiene carácter moral y desplaza a la anterior. El origen de este desplazamiento lo explica de este modo: los que eran considerados «malos» se rebelan, se llaman a sí mismos «buenos» y llaman a los nobles «malvados». Los «buenos» son ahora quienes antes eran considerados «malos» por los nobles. En definitiva, la moral surge como resultado de la rebelión de los esclavos y es producto de una actitud reactiva, del resentimiento. El resentimiento creó los valores morales de Occidente y es el responsable de la aparición de una civilización enemiga de la vida y de un hombre incurablemente mediocre. Es el responsable del nihilismo que amenaza a Occidente. Sin embargo, Nietzsche espera que llegue un día en que se pueda vivir «más allá del bien y del mal», un día en que se haya recobrado la primitiva inocencia y aparezca el superhombre anunciado por Zaratustra.
Distingue dos tipos de moral:
- Moral de los señores: Es una moral caballeresca, propia de los espíritus elevados, la que quiere la vida, el poder, la grandeza, el placer. Es la moral propia del superhombre, la del que quiere la muerte de Dios.
- Moral de los esclavos: Es la inversión de los valores: el dolor, lo pequeño, la paciencia. El esclavo no crea estos valores, sino que los encuentra en sí mismo, por eso es una moral pasiva. Representa la subversión de los valores que nacen con el judaísmo y se heredan en el cristianismo.