La Realidad
Para Aristóteles, solo existe la Physis, es decir, la naturaleza, contraponiéndose a la teoría de las ideas de Platón. La Physis se estudia a través de la física y la metafísica. La física se basa en el hilemorfismo: los seres se componen de materia y forma, complementándose mutuamente para su existencia. Estos seres cambian buscando su finalidad y con el fin de ser perfectos. Este cambio se produce de la potencia al acto. Así, el cambio es el paso de la potencia al acto guiado por la esencia.
Para explicar la naturaleza de las cosas, debemos recurrir a las cuatro causas:
- Causa formal (qué es)
- Causa material (de qué se compone)
- Causa eficiente (quién lo hizo)
- Causa final (para qué se hizo)
Estas causas pueden ser intrínsecas, donde las cosas cambian desde dentro; y extrínsecas, donde se produce el cambio por agentes externos. La metafísica, por su parte, investiga las distintas maneras de diferenciar al ser. Ésta se manifiesta de diez maneras diferentes, denominadas categorías: la primera es la sustancia (categoría fundamental) y las nueve restantes son accidentes o modificaciones que se predican de la sustancia, siendo ésta el auténtico ser donde emanan los accidentes. Por último, se estudia el acto puro, que es la causa inicial y fin de todas las cosas, con el cual todas las cosas nacen, se modifican y desaparecen. Dice que todo está en constante movimiento, distinguiendo que su esencia es potencia de ser y la existencia es acto de ser. Por último, los accidentes pueden cambiar, pero la sustancia sigue siendo constante, es decir, cambia su materia, pero no la forma.
El Hombre, Conocimiento y Ética
El hombre se compone de forma y materia. Como forma y materia van siempre unidas, se afirma que el alma no es inmortal. Se distinguen tres tipos de alma:
- Vegetativa: permite el desarrollo, es típico de las plantas, los animales y los hombres.
- Sensitiva: permite la conmoción de los sentidos, es típico de los animales y los hombres.
- Racional: posibilita el conocimiento, típica de los hombres.
El hombre es parte de la experiencia de los sentidos y pasa a la imaginación y la memoria, aplicando así la abstracción. Concluyendo, para conocer la forma, el alma racional debe reconocer el concepto de las formas y desunirlos de la materia. Este proceso de abstracción avanza desde los sentidos al conocimiento universal, donde operan el intelecto paciente (posibilidad de conocer las formas) y el intelecto agente (posibilidad de separarlas de la materia).
Por otro lado, se defiende una ética eudemonista, es decir, se trata de una ética de la felicidad, conseguida a través de la actividad racional. La búsqueda del conocimiento permite ser plenamente feliz, ya que se caracteriza por el ejercicio que constituye la naturaleza del hombre. Todo acto persigue un fin, simbolizado como el bien. Buscando el fin total llegamos a la felicidad, ésta es la contemplación de la verdad y se consigue a través de la actividad racional (ésta es la perfección del hombre como tal) y es autosuficiente. Las dos restantes virtudes del alma, denominadas virtudes éticas, imponen sus necesidades sociales y biológicas, posibilitando un cierto equilibrio al individuo. Así, el ejercicio de la contemplación permite al hombre alcanzar las virtudes, carácter, pero el hombre no puede dedicarse siempre a ello, por eso la felicidad requiere un disfrute de bienes externos. Junto a las virtudes intelectuales, están las virtudes éticas que son un modo de ser consistente en el hábito de adoptar el término medio entre dos extremos viciosos. Esto significa que no somos virtuosos ni viciosos por naturaleza, sino que la virtud y el vicio se consiguen ejercitándose en ellos. Por otra parte, la virtud constituye un extremo de perfección. Asimismo, el vicio es malo de forma absoluta.
La Sociedad
Se centra en el bien colectivo. El hombre es un ser social por naturaleza. La felicidad humana solo se puede conseguir dentro de una sociedad cuyas leyes posibiliten el desarrollo de las virtudes en los ciudadanos. A su vez, el Estado posee prioridad, porque únicamente él es autárquico y se basta a sí mismo. En él, el hombre puede alcanzar su perfección, mediante la educación, tanto intelectual como moral. Así, Aristóteles distingue tres formas justas de gobierno:
- Monarquía
- Aristocracia
- Democracia
En contra de la Tiranía, Oligarquía y la Demagogia. Siendo la Democracia el mejor régimen siempre que sea un Estado autosuficiente y riguroso que busque el bien común. Por último, predica que el Estado es lógicamente anterior a la familia y a la aldea, no cronológicamente, ya que el individuo fuera del Estado no es humano. De ahí el famoso ejemplo de Aristóteles de la mano y el cuerpo.