Presocráticos: Orígenes del Pensamiento Filosófico Occidental

Tales de Mileto

No se conservan fragmentos originales de sus escritos. Tiene un perfil de gran observador de la naturaleza, ocupado en dar a sus conciudadanos ideas que sirven para interpretar los fenómenos naturales. Sus actividades se pueden calificar en científicas, más que filosóficas. Hizo una serie de afirmaciones que se han considerado como planteamientos filosóficos. Según su teoría, el agua es el principio de todo. Afirmaba que el agua es el origen de todo, opinaba así al ver que aquello de que se nutre es húmedo y que el calor nace de la humedad y también vive en ella, y aquello de que nacen las cosas es su principio. Ello significó una nueva manera de ver la naturaleza; los fenómenos naturales sólo podían comenzar a entenderse partiendo de la observación de la apariencia de las cosas.

Anaximandro

Sigue el camino de Tales, pero de forma más racional, con la relación del hombre con el universo que le rodea. Utiliza el Ápeiron como principio y elemento de las cosas existentes, y que contiene la causa toda del nacimiento y la destrucción del mundo. «De allá de donde viene el nacimiento a los seres, allí encuentran su destrucción. Es como si se pagasen mutuas retribuciones y penas por su injusticia, según el orden de tiempo». Transmite una idea fundamental en este texto: orden en el proceso de la realidad de una justicia que debe equilibrar todo desorden provocado por los hombres.

Anaxímenes

Para él, el fundamento de las cosas es el aire. La naturaleza subyacente es una e indefinida, pero no inconcreta sino concreta, y la llama aire. El aire se transforma en una cosa u otra por rarefacción y condensación; es eterno el movimiento que origina todos los cambios. La observación y la misma respiración como principio de vida, la idea de una respiración del cosmos que vive y da vida. Supone que un mayor o menor descenso del vapor configura el cosmos; son la causa de los diferentes fenómenos con que se hace presente la realidad.

Heráclito

La oscuridad de su estilo, su misantropía, su melancolía -si todo fluye y se nos escapa no hay nada que nos permita la alegría-, su alejamiento del mundo, su vegetarianismo… En sus palabras sentimos ya la voz del primer filósofo que nos deja entender algunas perspectivas claras de su proyecto intelectual. El fuego es otro elemento que muestra el principio y el fondo inestable de la realidad. «Este cosmos, no lo ha hecho ningún dios ni hombre, es y será fuego siempre vivo», expresa la inteligencia, «el fuego es inteligente y causa de la organización de todas las cosas». El agua que corre siempre es diferente, «todo fluye», todo se mueve y nada permanece idéntico, no podrías sumergirte dos veces en el mismo río, por las corrientes y porque todo fluye. Uno es lo mismo aquello que vive que lo que muere, el que sueña y el que vela, el joven y el viejo; es una realidad que vive pero se está muriendo, que es joven pero envejece. Un fuego transforma la materia y es ejemplo de esta divinidad que todo lo iguala y que es expresión de su unidad.

Armonía

Unión, acoplamiento. Momento de estabilidad y perfección; los acontecimientos fluyen en el tiempo. El mundo no es solo aquello real, el mundo es también el juego de los opuestos (sentimientos).

El Logos

Especie de razón universal que todo lo unifica y también se encuentra en los hombres, aunque estos la desatiendan. «La mayoría de los hombres no reflexionan sobre las cosas que tienen delante, una vez instruidos no comprenden, mantienen sus propias opiniones». El logos es una meta de la inteligencia y una realidad presente en las cosas. Verdad y claridad frente a la falsedad y la oscuridad. «El pensamiento es común a todos».

Pitágoras

«El hombre es un animal que compra, los demás animales sienten pero no comprenden». La organización de la vida común regida por preceptos rigurosos, explica que «prohibía comer ciertos alimentos como el pescado y las habas». El pensamiento pitagórico era un conglomerado de ideas que venían del orfismo y sus teorías sobre el alma y las reencarnaciones. Afirmaba que el alma es inmortal, que transmigra de unas especies a otras, que lo ocurrido se repite periódicamente, que todos los seres vivos están unidos por vínculos de parentesco. Los pitagóricos creían que el alma es aquel polvo que hay en el aire y se introduce en el bebé con la respiración. La armonía es fruto de las relaciones entre los números de las distancias de las estrellas. «Los pitagóricos se dedicaron a las matemáticas y las hicieron progresar, percibían los números más pronto que el fuego, la tierra o el aire». Se destaca el carácter fundamental de los números; fueron verdaderas aportaciones científicas, como el teorema de Pitágoras.

Parménides

Organizó su ciudad con leyes tan excelentes que cada año los magistrados hacían jurar a los ciudadanos que siempre actuarían de acuerdo con las leyes de Parménides. Completa la imagen de poder que transmite. Les preocupa la inmutabilidad de los números, o la rotundidad del ser, inmortal o invariable. El descubrimiento de esta maravillosa realidad marca un camino de reflexión y define los límites de dos perspectivas opuestas del pensamiento. Escribió un poema para comunicar su pensamiento: la verdad, la justicia, la opinión, el camino, el no-ser, el nacimiento, la necesidad. Tres partes: introducción, vía de la verdad y vía de la oportunidad de los mortales.

La vía de la verdad

El ser y el pensar son la misma cosa. Este principio de identidad muestra el inicio del pensamiento formal, tan unido a los planteamientos pitagóricos. Del ser se asume en sí mismo todas las manifestaciones de aquello real, como si dentro de las cosas hubiera un vínculo que las sujeta y organiza. Idea metafísica:

  • Todo el mundo de la experiencia y la realidad en una estructura que absorbe y elimina todas las variedades.
  • El ser es límite del pensamiento.
  • El pensamiento tiende a intelectualizar, pero parece deshumanizarse.
  • Lleva a la realidad, se queda en la mente.

La vía de la opinión hace referencia a los objetos de los sentidos abandonados en la vía de la verdad, que sólo trata con objetos de la mente.

Zenón de Elea

Pasa a la historia por sus aporías, presentadas como consecuencia de la concepción del ser de Parménides. Se centra en el problema de la pluralidad y en el del movimiento. Habla del relativismo de los sentidos, ideas que aparecen en la teoría de los átomos que desarrolló Demócrito.

Empédocles

Coincide con una característica común a todos los grandes personajes, destacando la fuerza de unas palabras que brotan de una existencia individual, hombres singulares que rompen el lenguaje mítico; una de las características es no tener dueño. La esfera ideada por Empédocles, de este ser «redondo», contenía en sí misma los cuatro elementos: aire, fuego, tierra, agua; raíces de todo. El descubrimiento del amor y el odio como motores del mundo, dos principios que manifiestan esta experiencia de los seres humanos, se expresa el origen de aquello que une o desune la naturaleza. En el imperio del amor, la esfera constituye el momento de estabilidad y de plenitud; puede surgir el odio y, disgrega o corrompe. El amor como fuente de creatividad es una aportación fundamental en la visión del mundo; aparece la amistad o el amor como una fuerza que arrastra los seres.

Anaxágoras

Sus ideas sobre astronomía fueron causa de una acusación de impiedad. Parte de la idea de que no es posible que algo tenga un origen o un fin: nacer-morir. Debe haber una unidad originaria en que está todo. Todo está en todo, todos los seres componen unas semillas, homeomerías. Las cosas se manifiestan diferentes entre ellas y reciben nombres diferentes según la naturaleza. Las homeomerías son eternas e inmutables, cualitativamente diferentes, pueden dividirse infinitamente, no tienen movimiento. Nous o inteligencia, principio de orden, una especie de amor, pero un amor «intelectual» que el cosmos impulsa, es independiente, eterno y luminoso.

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