El resultado de este descubrimiento es que nunca podemos conocer la realidad en sí, sino que siempre conocemos una realidad subjetiva. Kant llama fenómeno a la realidad tal como nos aparece, la única que nos está permitido conocer, y noúmeno a la realidad en sí, que nos quedará siempre desconocida (la realidad de las esencias y de las ideas metafísicas).
La Revolución Copernicana de Kant
Otro significado de la revolución copernicana de Kant fue que el autor cumple una síntesis del empirismo y del racionalismo, afirmando que la realidad no se puede conocer solamente a partir de las experiencias ni del pensamiento. Elementos a priori y a posteriori intervienen para que podamos conocer algo. La sensibilidad es posible porque tenemos las formas puras del espacio y del tiempo, y el intelecto sería un instrumento inútil sin las categorías. Las categorías son formas de leer el mundo, parecidas a las categorías de Aristóteles y Santo Tomás, solamente no residen en el ser sino en nuestra mente. Las categorías nos permiten interpretar las características de la experiencia y cada vez que cumplimos una experiencia la clasificamos, de alguna manera. Sin categorías, miraríamos la naturaleza de forma obtusa.
Juicios Científicos y la Metafísica
El conocimiento en Kant, aquello que es fundado y riguroso, se da con los juicios de la ciencia. Cada conocimiento es un juicio en el que digo algo acerca de un sujeto. Para Kant, existen varios tipos de juicio, principalmente el sintético y el analítico: el primero se da cuando se afirma algo, del sujeto, que previamente no conocía y los analíticos, al contrario, no añaden nada al sujeto que previamente conocía. Los juicios de la ciencia son los sintéticos, porque afirman algo que se ha descubierto acerca de un objeto, pero son también a priori, porque no dependen de una experiencia en particular sino que deben valer para cualquier tipo de experiencia futura.
Para decir una frase científica, coherente, con sentido y real, para Kant, es necesario que la frase se refiera a un hecho empírico. No es este el caso de las ideas de la metafísica, ya que son pensamientos que el hombre tiene acerca del sentido, el origen del ser, el destino de su existencia… Según el autor, las tres ideas principales son acerca del alma, del mundo y de Dios. Según Kant, es propio e inevitable de la naturaleza humana ponerse preguntas como: ¿existe el alma?, ¿el mundo tiene principio o fin? y ¿Dios existe?. Las respuestas a estas preguntas son útiles en la vida cotidiana, ya que nos permiten orientar nuestra acción, pero también dice que hay que poner mucha atención en esto: las ideas de la razón, la metafísica tiene una función regulativa pero nunca constitutiva. Es decir, que estas ideas nos pueden orientar nuestra vida, pero que no tenemos por qué creer ciegamente en las respuestas que sacamos acerca del alma, mundo y Dios. El hecho de creer o no en Dios no me permite afirmar su existencia frente a los demás, esto ocurre porque de él no hay ninguna experiencia objetiva, y por ello no se puede dar ninguna demostración de su existencia.
La Moralidad Kantiana
Así como hay un uso teórico de la razón, hay un uso práctico. Si en la Crítica de la razón pura Kant investiga nuestra posibilidad de conocimiento, en la Crítica de la razón práctica investiga el mundo de la moralidad. Para Kant, el hombre siempre tiene libertad para actuar de una manera o de la otra. El principio de la moralidad es la voluntad, que se da porque el hombre siempre puede elegir una acción entre otras, dado que se puede representar las consecuencias de su acción. La moral kantiana tiene cuatro características principales:
- Debe ser formal, es decir, la razón nos indica la forma y no el contenido de las acciones. La razón, de hecho, no nos da la experiencia, sino que nos da la llave de interpretación moral de cualquier experiencia posible. Cuando se cumple una experiencia nueva, debemos saber cómo interpretarla.
- Debe ser universal, es decir, que debe ser idéntica para todos los hombres. La moralidad es algo presente en la naturaleza humana y Kant da por supuesto que cada hombre nace con las mismas características potenciales.
- Debe ser rigurosa, es decir, ser fundada exclusivamente en la razón y nunca en las inclinaciones y en los apetitos de cada cual. La razón tiene que mandar en la moral kantiana. El rigor indica el esfuerzo de cada cual para resistirse a las tentaciones no razonables.
- Debe ser autónoma (es decir, que encontramos la razón en nosotros mismos, sin que alguien nos venga a decir cómo y por qué tenemos que actuar).
Lo propio de la razón es encontrar principios (a priori) que nos ayuden en la vida cotidiana para tomar decisiones. Kant toma distancia del empirismo en la ética: lo importante, para él, no son los resultados, los efectos, sino lo que cuenta es la buena voluntad. La voluntad es buena cuando nos limitamos a querer el bien. Para el autor también es importante la noción de deber, que en parte seguramente le venía de su educación pietista. El deber ser implica una moral hecha por ideales y no por contenidos prácticos. Lo importante, para Kant, es el principio, es decir, la lealtad a tus propias ideas. La lealtad como principio moral es más importante que la traición de este principio por parte de los hombres.
Imperativos y Postulados de la Razón Práctica
Estos principios de la moral se llaman, para Kant, imperativos. Un imperativo es una orden. Se puede no responder al imperativo, porque nadie es perfecto y porque puede ser que evaluemos mal una situación dada, pero esto no quita el valor del imperativo. La moral kantiana debe ser pensada de forma universal, porque en caso contrario habría desorden moral por todos lados. En general, para Kant la razón debe mandar sobre las pasiones y las inclinaciones, así como para Platón. El imperativo debe mandar sobre los apetitos y la voluntad particular. Hay dos clases de imperativos:
- Hipotéticos: son aquellos imperativos prácticos que nos sugieren cómo resolver un problema puntual y suelen ser imperativos de habilidad y prudencia, es decir, que sugieren los medios más adecuados para conseguir un objetivo.
- Categórico: “obra según máximas que, al mismo tiempo, puedes querer que se conviertan en leyes universales”. Significa que hay que actuar como si nuestra acción pueda ser tomada a modelo por todos, actuar como si cada persona, razonando, pudiera actuar de la misma forma.
Las ideas de la razón deben guiar nuestras acciones. El Kant epistemológico dice que las ideas de Dios, alma y mundo representan realidades que serán siempre desconocidas. Pero, en campo moral, estas ideas juegan un papel fundamental. Se trata de exigencias del hombre moral, postulados de una acción buena. Son tres:
- El de la libertad: si no se cree en la libertad, tampoco puede haber moralidad. La moral supone que el hombre pueda elegir. La libertad no es arbitraria, sino que es actuar siguiendo la razón, la libertad es racionalidad.
- El de la inmortalidad del alma. El hombre moral, a pesar de sus esfuerzos, consigue realizar solamente una parte mínima de la bondad. El malestar de un hombre que quiere vivir virtuosamente es la insuficiencia de sus fuerzas y el hecho de que el mundo es dominado por la inmoralidad.
- Es el de la existencia de Dios. Sabemos que el hombre moral no necesariamente es feliz. Ve que el mundo es constantemente amenazado por las fuerzas del mal. Entonces necesita imaginar un ser perfecto en el que virtud y felicidad coincidan, que se concilien en él el querer hacer el bien y la realización del mismo.
Los postulados de la razón práctica, entonces, son ideas límites, utopías quizás, que sirven para descansar al hombre moral de la angustia y del agobio de la cotidianidad moral, son tres ideas que permiten imaginar el ideal de perfección por el que hay que luchar. El hombre como esencia racional, jamás es un simple medio: es un fin en sí, posee valor absoluto. Es este el principio de la humanidad, y es un freno a cada mala acción. Hay que respetar a los demás hombres porque conllevan una dignidad específica, que demanda respeto. El hombre como fin moral en sí no tiene precio, sino dignidad. Si algo tiene precio es porque puede ser sustituido por algo. De alguna forma, las personas también son medios, pero nunca tenemos que olvidar su dignidad intrínseca.