Filosofía Contemporánea: Corrientes, Autores y Conceptos Clave

Hegel y la Dialéctica: Fundamentos del Idealismo Alemán

Georg Wilhelm Hegel (1770-1831), junto con Fichte y Schelling, es uno de los máximos representantes del idealismo alemán. Esta corriente filosófica surge como una revisión crítica de algunos conceptos fundamentales del criticismo kantiano. Hegel sostiene que la razón es infinita y no tiene límites; es una actividad infinita que da origen a todo lo que conoce. La razón no es una facultad del hombre, sino la esencia misma de la realidad. De ahí su famosa afirmación: «todo lo racional es real y todo lo real es racional«. En otras palabras, realidad y razón coinciden.

La dialéctica, que tiene sus raíces en filósofos griegos como Heráclito y Platón, adquiere un nuevo significado con Hegel. Se define como la conciliación de contrarios tanto en la realidad como en el pensamiento. Por lo tanto, la dialéctica constituye la naturaleza y estructura de lo real, así como el modo de proceder del conocimiento.

La Dialéctica como Estructura de la Realidad

La dialéctica, como estructura de la realidad, implica que lo real es un todo donde cada cosa es lo que es en su relación y dependencia con las demás. Expresa el carácter relacional de las partes. Además, Hegel coincide con Heráclito en que la realidad es devenir, un todo dinámico sometido a un proceso constante de cambio y transformación. Este movimiento se produce por la contradicción o lucha de contrarios, ya que para que se produzca el desarrollo efectivo de la realidad, es necesario que cada cosa dé lugar a su contraria.

La Dialéctica del Conocimiento

El conocimiento también tiene una estructura dialéctica. Es un conocimiento absoluto porque alcanza el saber de la totalidad y comprende cada cosa particular en relación con el todo.

Tesis, Antítesis y Síntesis

En la dialéctica se distinguen tres momentos: tesis, antítesis y síntesis (aunque esta terminología no se encuentra explícitamente en la obra de Hegel). Primero, se presenta una tesis, una afirmación que pretende ser verdadera. Luego, se presenta su antítesis, la negación de la afirmación anterior. Finalmente, se alcanza la síntesis, que supera la contradicción conservando los aspectos positivos de los momentos anteriores. La síntesis se convierte en una nueva tesis, y el proceso continúa con un ritmo triádico.

Ejemplo: La bellota como semilla es la tesis; el roble que nace de la bellota es la antítesis (para ser árbol, debe dejar de ser bellota); y la nueva bellota de ese árbol es la síntesis (contiene la bellota semilla y el roble nacido de ella).

En conclusión, la realidad es un todo dinámico de relaciones dialécticas que crece y se desarrolla como un organismo, autoproduciéndose y generando sus partes.

Panorama de la Filosofía Contemporánea: Siglos XIX y XX

La filosofía contemporánea abarca los siglos XIX y XX, así como los años transcurridos del siglo XXI. Se caracteriza por una gran diversidad de enfoques, sistemas y escuelas, debido a factores socioculturales como la crisis de los sistemas políticos, el avance de las ciencias naturales y lógico-formales, y el desarrollo de las ciencias humanas.

Siglo XIX: Idealismo, Positivismo, Marxismo y Nietzsche

  • Idealismo Alemán: Con figuras como Fichte, Schelling y Hegel, este movimiento es heredero del pensamiento kantiano y surge a partir de la revisión de algunos de sus conceptos fundamentales. Se caracteriza por el optimismo y la confianza en la razón humana y la libertad, presentando al ser humano como expresión de la Razón infinita. Hegel elaboró un sistema filosófico que parte de la idea de que la realidad es espíritu, que se desarrolla dando lugar a todos los fenómenos naturales y acontecimientos históricos. Su concepción filosófica, que considera que la noción de espíritu lo engloba todo, recibe el nombre de idealismo absoluto.
  • Positivismo: En contraposición a la filosofía especulativa de Hegel, surge el positivismo, cuyo máximo exponente es Auguste Comte. Este proponía una nueva filosofía que debía atenerse a los hechos y al método científico.
  • Marxismo: Hacia mediados del siglo XIX, Karl Marx realiza un análisis crítico del orden existente con el fin de transformarlo. Su filosofía es una explicación económica y sociológica de la sociedad capitalista, pero también una práctica revolucionaria. Critica la filosofía anterior, señalando que «los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo«.
  • Nietzsche: En la segunda mitad del siglo XIX, destaca la filosofía de Friedrich Nietzsche. Su pensamiento critica la cultura occidental en todos sus ámbitos: filosofía, ciencia, religión y moral. Considera que es una cultura dogmática, decadente y enferma, donde la racionalidad se ha impuesto sobre el instinto y la vida. Su filosofía busca afirmar la vida, exaltar los valores vitales y celebrar la alegría de vivir, resaltando la «voluntad de poder» que caracteriza al «superhombre».

Siglo XX: Filosofía Analítica, Existencialismo, Escuela de Frankfurt y Postmodernismo

  • Filosofía Analítica: A principios del siglo XX, surge la filosofía analítica, un movimiento que se extiende hasta nuestros días. Sus características principales son una actitud filosófica de tendencia empirista, una atención especial al estudio del lenguaje y la convicción de que el análisis del lenguaje es el método y la tarea específica de la filosofía. Se desarrolla a través de tres corrientes: el atomismo lógico (Russell y el primer Wittgenstein), el neopositivismo lógico del Círculo de Viena y la filosofía analítica del segundo Wittgenstein (Investigaciones filosóficas).
  • Existencialismo: En el período de entreguerras, surge el existencialismo, que reflexiona sobre el sentido de la existencia y protesta contra la despersonalización y la pérdida de singularidad, autonomía y responsabilidad del ser humano. Entre sus representantes destacan Heidegger, Jaspers y Sartre.
  • Escuela de Frankfurt: En la década de 1920, nace en Alemania la Escuela de Frankfurt, una corriente de inspiración marxista que propone una teoría crítica sobre la sociedad postindustrial y el concepto de razón que la ha propiciado. Critica la estructura represiva de la sociedad, que lleva a la deshumanización. Se distinguen dos generaciones: Horkheimer, Adorno y Marcuse en la primera, y Habermas en la segunda.
  • Postmodernismo: En la tercera parte del siglo XX, surge la filosofía postmoderna, que toma conciencia del fracaso de los ideales ilustrados. Rechaza la sacralización de las grandes palabras de la modernidad como razón, verdad, libertad o progreso, y define el mundo desde la contingencia, la fragmentación, la diferencia, la pluralidad y la interpretación. Destacan Lyotard y Vattimo.

Filosofía Española del Siglo XX

En el primer tercio del siglo XX, se asiste en España a un movimiento de renovación que intenta colocar la filosofía española a la altura de su tiempo. Destacan Miguel de Unamuno y José Ortega y Gasset, quienes compartieron temas como la existencia del ser humano concreto, la vida y la historia. Ambos asimilaron y difundieron en España las corrientes de pensamiento de mayor vigencia en Europa. En torno a la filosofía de Ortega y Gasset surge la Escuela de Madrid, a la que pertenecen Zubiri y María Zambrano. También cabe mencionar la Escuela de Barcelona, con figuras como Xirau, D’Ors y Ferrater Mora. Muchos integrantes de estas escuelas desarrollaron su filosofía en el exilio. A partir de los años sesenta, se produce una revitalización de la filosofía española, con una apertura total a las corrientes europeas.

Nietzsche: Voluntad de Poder, Superhombre y Eterno Retorno

El nihilismo define la historia de la cultura occidental como una decadencia, una negación de los valores de la vida, lo que conduce a la voluntad de nada. Los valores supremos pierden validez. Este nihilismo decadente abre dos posibilidades: permanecer en el vacío (nihilismo) o llenarlo con nuevos valores que afirmen la vida en su totalidad.

Nietzsche opta por la superación del nihilismo, por la creación de valores que den sentido al hombre y a la vida, proponiendo sus teorías sobre la Voluntad de Poder, el Superhombre y el Eterno Retorno.

A. La Voluntad de Poder

La voluntad de poder es voluntad de ser más, vivir más, superarse, demostrar una fuerza siempre creciente; en una palabra, es «voluntad de crear». Es más que una facultad del hombre, es el conjunto de fuerzas y pulsiones que se dirigen hacia el «poder».

La voluntad de poder es voluntad de ilusión, voluntad de dominar el cosmos y determinar las nuevas valoraciones. Es una voluntad creadora de valores que no cree en la «igualdad», sino en las «jerarquías», porque la igualdad solo lleva a la moral del «rebaño» y de los «esclavos».

Esta «voluntad de poder» no solo se aplica al hombre, sino que también tiene una dimensión cósmica. El mundo es voluntad de poder, vida desbordada y desbordándose permanentemente, en pugna por expandirse más y más.

B. El Eterno Retorno

El concepto de Eterno Retorno tiene un sentido cosmológico y otro moral.

  • Desde un punto de vista cosmológico: Refuta la concepción lineal y finalista del Universo (propia de la religión cristiana) y afirma la inexistencia de mundos distintos a este. No hay más mundo que este, por lo que toda huida a otro mundo es una pérdida de realidad. El tiempo es circular: todo lo que nace y muere, vuelve a nacer y morir eternamente.
  • Desde un punto de vista moral: La idea del eterno retorno implica una transformación del modo de vivir en el tiempo, una aceptación incondicional de lo dado (amor fati), una entrega vital al instante en forma de voluntad de poder como condición previa de una felicidad eterna. Es la afirmación más extrema de la vida, con todas sus consecuencias.

Este mundo se presenta a Nietzsche despojado de toda racionalidad; lo que mueve al mundo es el «azar». El mundo es un «caos», por falta de «orden», de estructura, de forma, de belleza, de sabiduría y de todos nuestros esteticismos humanos. El azar lo domina todo.

C. El Superhombre

El superhombre es el nuevo hombre, fundamentalmente el nuevo hombre moral. La aparición de este «nuevo hombre», vinculado al tema del «eterno retorno», exige una serie de condiciones:

  1. Llegar no solo a soportar la vida como es, sino incluso a amarla («Amor fati«).
  2. «La muerte de Dios»: Según Nietzsche, Dios ha sido la gran objeción contra la vida, contra la existencia. Ha sido el fundamento de la justificación del orden moral tradicional, de la moral de los «esclavos». Al «matar» a Dios, se eliminan todos aquellos valores que sirven de fundamento a nuestra vida, se pierde todo punto de referencia. Hemos eliminado el mundo de lo sobrenatural y, al hacerlo, hemos quebrado la tabla de valores con la que estaba vinculado. El superhombre ha de ocupar el puesto de Dios, afirmando el amor a la vida y la fidelidad a la tierra.
  3. El Superhombre sufre «tres transformaciones» o «metamorfosis» para llegar a ese estado de libertad sin prejuicios que será el superhombre:
  • Camello: Vive servil y obediente, se arrodilla para cargar con el peso que le arroja el gran dragón que le dice «tú debes». Asume la ley moral y su pequeñez frente a la grandeza de Dios.
  • León: Rechaza los valores tradicionales, quiere conquistar su libertad, arrojar los antiguos valores y poder decir: «Yo quiero». Pero el león no es creador de valores.
  • Niño: Vive libre de prejuicios y es inocente. El niño es el «yo soy». El niño es el puro presente, no tiene pasado ni futuro; su actividad es el juego, y al jugar repite la creación, crea constantemente nuevos valores.

El «superhombre» posee la inocencia del niño, está más allá del bien y del mal, es el «primer hombre», posee la capacidad de crear valores, vive fiel a la tierra. Es el hombre libre, natural y dominador que cuenta entre sus valores el orgullo, la agresividad, la dureza inexorable, la soledad.

Nietzsche: Crítica a la Civilización Occidental

Nietzsche critica la civilización occidental como una civilización decadente que cometió el error de intentar instaurar la racionalidad a toda costa. Desde este punto de vista, en el origen de la civilización encontramos la invención del estatismo del ser por parte de Parménides y la concepción del Bien en sí por parte de Platón. Esto conduce a la oposición a todos los valores del existir instintivo y biológico del hombre, a la no aceptación de la vida, dando lugar a una «voluntad de la nada». Es necesaria una crítica a la cultura occidental: el mundo moral, el religioso y la metafísica o filosofía. En consecuencia, la cultura occidental está sumida en el nihilismo, en su propia autodestrucción.

El término nihilismo (del latín «nihil» = nada) se emplea, en general, para descalificar cualquier doctrina que niegue o no reconozca realidades o valores que se consideren importantes o absolutos. El nihilismo tiene un doble sentido:

A. Nihilismo como Decadencia: El Nihilismo Pasivo

Es consecuencia de la disminución o agotamiento de la voluntad de poder, que es la esencia misma de la vida. Este nihilismo está a punto de llegar, pues todos los valores creados por la cultura occidental son valores falsos y, cuando estos se derrumben, la civilización occidental se quedará sin nada.

B. Nihilismo como Signo del Creciente Poder del Espíritu: El Nihilismo Activo

Encarnado en el método genealógico nietzscheano, desenmascara los falsos valores y proclama que “Dios ha muerto”. Entonces, el nihilismo, entendido como la destrucción de los valores tradicionales, aparece como el estado de los espíritus fuertes que niegan activamente estos falsos valores y prepara el camino para el advenimiento del superhombre.

Toda la crítica de Nietzsche a la cultura occidental es manifestación de este nihilismo activo que intenta adelantarse al nihilismo pasivo y crear una nueva civilización antes de que se derrumbe definitivamente la antigua.

La Crítica a la Moral

Nietzsche desarrolla una crítica a la moral cristiana, reducida por él, sustancialmente, a una moral de la renuncia y del ascetismo. El cristianismo hunde sus raíces en la filosofía platónica y el monoteísmo religioso judío. Se caracteriza por tres rasgos fundamentales:

  1. Pesimismo vital: la felicidad se encuentra en un más allá (nuestra vida es un «valle de lágrimas» transitorio).
  2. Oposición a lo instintivo, lo corporal y lo sensible.
  3. El creyente es un alucinado, que cree en un más allá ilusorio.

Esto es lo que Nietzsche denomina moral de esclavos: El esclavo (el débil, el cobarde) llama valores a las actitudes negativas, cobardes, a las posturas tomadas por la masa, por la plebe, por los esclavos, como medio para defenderse de los poderosos y fuertes. Basa su vida en aquellas virtudes que hacen más apacible y soportable la existencia: compasión, bondad de corazón, paciencia, humildad. El cristianismo aceptó y sancionó estos «valores» como «virtudes».

La destrucción de los valores tradicionales implica destruir «la moral de los esclavos». Nietzsche nos ofrece una nueva moral: la moral de los señores, cuyas características deben responder al sentido activo, a la fuerza dominadora, al orgullo vital, al hombre que se siente feliz de su vida terrena personal.

Es una moral aristocrática en cuanto que la crean y configuran los que mandan; es una moral clasista, pues favorece todo lo que robustezca y cree raza; es una moral que debe surgir de la psicología de los señores (orgullosos, violentos, arrolladores), por lo que sus valores implicarán superación, grandeza, nobleza, etc.

Crítica a la Religión Cristiana

La religión nace del miedo y del horror que el hombre tiene de sí mismo. Se trata de la incapacidad de asumir uno su propio destino. Cuando al hombre le invade un sentimiento de poder y teme quedar avasallado por él, mediante un mecanismo de defensa patológico, lo atribuye a otro ser más poderoso que es Dios. La religión nos llevaría a la alienación del hombre, puesto que el cristianismo solo fomenta valores mezquinos como la obediencia, el sacrificio o la humildad, sentimientos propios del rebaño. El cristianismo sería para el filósofo una moral vulgar, que se opone a todos los valores específicos de la virtud y que se asienta sobre el resentimiento.

Crítica a la Filosofía

Sócrates hizo triunfar la razón contra la vida y Platón creó otro mundo, desvalorizando este. Ataca a la metafísica porque ha desestimado los sentidos y ha sobreestimado la razón. El error de la metafísica es haber admitido un «mundo verdadero» frente a un «mundo aparente», cuando solo este último es real.

Nietzsche no solo criticó la metafísica, la religión, la moral o el nihilismo, sino también a la Lógica, representante de las pretensiones racionalistas que hasta ahora ha tenido la tradición filosófica. Para el lógico, la verdad se opone al error, y Nietzsche rechaza esta oposición alegando la existencia de errores irrefutables y verdades contradictorias. No atacará en general a la ciencia, sino más bien al mecanicismo y al positivismo que con tanto éxito se consolidan en su época.

Marx: Alienación e Ideología en la Sociedad Capitalista

El término alienación (del latín alienus: ajeno, extraño) había sido usado por Rousseau, Hegel y Feuerbach, pero en Marx adquiere un significado nuevo, con el sentido de enajenación (quitar o arrebatar algo que nos pertenece). Lo utiliza para referirse a cualquier situación en la que el hombre queda desposeído de algún aspecto esencial de sí mismo, de modo que ese aspecto acaba convirtiéndose en ajeno y extraño a él.

Marx critica a Feuerbach porque considera que la alienación religiosa es la principal forma de alienación humana. Por el contrario, para Marx, la alienación económica es la principal y da lugar al resto de alienaciones.

Alienación Económica

El trabajo es, para Marx, la manifestación por excelencia del hombre, pues gracias a él transforma la naturaleza y se relaciona con otros hombres. Sin embargo, en la sociedad capitalista, el trabajo pierde su capacidad transformadora, anula el espíritu creativo, deshace el vínculo con los semejantes y se reduce a fuerza de trabajo, tratada como una mercancía más. El trabajo «cosifica al hombre»; el trabajador deja de ser un sujeto y pasa a ser un objeto con precio. El trabajador queda enajenado en varios sentidos:

  • Con respecto a su propio trabajo: que le es arrebatado y tiene que venderlo para poder vivir, quedando así convertido en algo frustrante y forzoso.
  • Con respecto al producto de su trabajo: que se lo lleva el capitalista y le sirve para incrementar su capital. El objeto producido se convierte en una fuerza enemiga y extraña. El producto de su trabajo no pertenece al obrero que lo produce.
  • Con respecto a sí mismo: el trabajador odia el trabajo y solo se siente hombre cuando abandona la fábrica, pues el trabajo, la necesidad primera vital, le arruina física y mentalmente (crea estupidez y cretinismo). El trabajador es un apéndice de la máquina.
  • Con respecto a otros hombres: el obrero, a cambio del salario que percibe por su trabajo, ha de ceder parte del producto a su rival, el patrono, que se convierte en poder hostil y “opresor”. Quedan así contrapuestos los intereses y divididos los hombres en clases distintas.

Alienación Social

De la propiedad privada surge la división de la sociedad en dos clases antagónicas: burguesía y proletariado. La existencia de las clases sociales produce esta alienación. En el momento en que desaparezcan las diferencias entre los hombres, el hombre podrá realizarse en su esencia. Mientras tanto, el hombre se aliena.

Alienación Política

La alienación política consiste en ceder al Estado la parte de la soberanía que cada persona tiene y que es propia de esta.

El Estado, en realidad, no es más que el órgano que permite, por su gobierno, la desigualdad e injusticia social. El trabajador y las clases desfavorecidas consideran el Estado como la salvaguarda de sus intereses.

Alienación Espiritual

A través de los intelectuales (filósofos, sacerdotes, maestros) se crean las ideas y principios destinados a justificar el “statu quo”. Surge la religión, la moral, el derecho, como “superestructuras” al servicio del capital. Especialmente significativa es la alienación religiosa, ya que proyecta al hombre a un mundo de realidades ilusorias, creando un sistema de valores contrario a la vida y que obstaculiza la “praxis liberadora”.

El Concepto de Ideología en Marx

Marx utiliza peyorativamente el concepto de ideología, con una valoración negativa: es una deformación de la conciencia alejada de lo real. En este sentido, la ideología nos aparece como falsa conciencia que no permite a los hombres comprender las fuerzas que guían su propio pensamiento y oculta una situación real de opresión, contribuyendo a su mantenimiento. Sirve al interés de quienes tienen el poder en una determinada sociedad y asegura aparentemente la cohesión entre los hombres dentro de la estructura real, desfigurando el pensamiento humano en beneficio de los intereses creados de la clase dominante y tranquilizando los sentimientos de impotencia de la clase dominada con mensajes narcotizantes. Hay distintas clases de ideologías:

  • Ideología económica: Es la base o raíz de todas las ideologías. Se basa en todos los presupuestos teóricos que justifican el funcionamiento del liberalismo económico, las leyes del mercado, los salarios bajos, la necesidad del paro, etc., como justos y necesarios para el buen funcionamiento de la sociedad. Se considera al asalariado como una pieza del engranaje del sistema, animal de carga o mera mercancía que tiene un valor y un uso.
  • Ideología política: Presenta al Estado como un ente exterior neutro que regula el buen funcionamiento del sistema económico y es solidario con los pobres y oprimidos. Pero, en realidad, el Estado es manejado por el capitalista (fuerzas de poder económico de la sociedad) y lo usa a su antojo y conveniencia.
  • Ideología filosófica: Sirve para justificar la división de la sociedad en dos clases de trabajos: el teórico y el manual, como irreconciliables. El trabajo intelectual se manifiesta como algo puro, separado del mundo material.
  • Ideología religiosa: Como reflejo de un mundo invertido, no actúa de forma inoperante, sino que narcotiza y seda ante las inquietudes de la clase dominada.

Marx: Materialismo Histórico y la Transición al Comunismo

El materialismo histórico es la explicación (ciencia marxista) que da Marx de la historia a partir del estudio de los factores económicos. El punto de partida es el hombre real y su acción sobre la naturaleza. El hombre es concebido como un ser de necesidades y, para satisfacerlas, tiene que trabajar. Esta praxis, que supone el desarrollo de ciertas técnicas y la organización del trabajo colectivo, determina toda la organización social, moral, política y cultural de su vida.

La estructura económica constituye la base real de la sociedad y determina la historia en última instancia. Dicha estructura está constituida por las “fuerzas productivas” y las “relaciones de producción”.

Fuerzas Productivas

Expresan la capacidad tecnológica de que dispone una determinada sociedad en un momento histórico concreto para resolver sus necesidades de producción. Son el conjunto de los medios materiales de trabajo que el hombre posee o construye para transformar la Naturaleza y su fuerza de trabajo. Se distinguen los siguientes factores: materia prima sobre la que se ejerce el trabajo, fuerza humana que ejerce el trabajo, medios técnicos con que se trabaja (herramientas, máquinas) y producto final del trabajo.

Relaciones de Producción

Son las relaciones que se establecen entre los hombres en función de su situación dentro del sistema productivo, que viene a ser la manera de organizar el poder sobre las fuerzas de producción, así como la organización del reparto de los bienes producidos: las relaciones de propiedad. En una sociedad hay que decidir quién manda y quién es el dueño de los bienes producidos y de los medios de producción, para así organizar el reparto de la riqueza.

Superestructura Ideológica

Todo lo que no es resultado de las fuerzas productivas constituye la superestructura ideológica, que intenta justificar la situación social existente. Está formada por:

  • La estructura jurídico-política: Engloba las normas e instituciones que reglamentan el funcionamiento de la sociedad y están aseguradas por el aparato del Estado, instrumento de la clase dominante.
  • La estructura ideológica: Incluye las ideas filosóficas, morales, políticas, etc., que justifican la estructura jurídico-política. Las ideas dominantes en una época son las ideas de la clase dominante.

Modo de Producción

El modo de producción se define como la combinación que se da, en un momento histórico, entre el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y sus correspondientes relaciones de producción. A cada sistema de fuerzas productivas le corresponde un determinado conjunto de relaciones de producción.

La Lucha de Clases como Motor de la Historia

Cuando las fuerzas productivas evolucionan, dado que estas producen unas determinadas relaciones de producción, estas relaciones deberían también evolucionar, produciendo un choque dialéctico, una contradicción que aboca a la sociedad a un conflicto que solo se supera por un proceso revolucionario. Tal revolución social debe generar un cambio e instaurar una nueva época social. El modo mediante el que se resuelve la contradicción expuesta es la lucha de clases. La lucha de clases es el motor de la historia, y todas las luchas que han existido a lo largo de la historia pueden entenderse como lucha de clases.

Los Modos de Producción a lo Largo de la Historia

Marx distingue cinco modos distintos de fuerzas productivas y, por tanto, cinco modos diferentes de relaciones de producción a lo largo de la historia:

  1. Comunismo primitivo: La propiedad es colectiva y la producción de bienes se realiza de manera colectiva.
  2. Sociedad antigua: Los medios de producción son los esclavos y los propietarios de los esclavos, los señores.
  3. Feudalismo: El medio de producción es la tierra, la nobleza es la propietaria de la tierra y el trabajo de la tierra lo llevan a cabo los campesinos.
  4. Capitalismo: La industria será el medio de producción y el capitalista será el propietario de los medios de producción.
  5. Comunismo: La industria será el medio de producción y todos serán propietarios de los medios de producción.

Del Capitalismo al Comunismo

El feudalismo produjo la burguesía. A su vez, la burguesía (tesis), para existir y desarrollarse, tiene que producir en su seno a aquel que le llevará a su muerte, el proletariado (antítesis). Es inevitable que llegue el día de la revolución, del triunfo del proletariado.

Así es como se pasa desde la sociedad capitalista hasta el comunismo (síntesis). Es el paso necesario para una sociedad sin propiedad privada y sin clases sociales, sin división del trabajo, sin alienación y, sobre todo, sin Estado.

Una vez producida la revolución proletaria, el paso de la sociedad burguesa a la comunista será gradual. Al principio tendremos la «dictadura del proletariado», más adelante se dará el «salto a la libertad» y entonces «la vieja sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos entre clases, será sustituida por una asociación en la que el libre desarrollo de cada uno es condición para el libre desarrollo de todos«.

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