Santo Tomás de Aquino: Filosofía, Ética y Ley Natural

Contexto Histórico y Social de Santo Tomás de Aquino

La época feudal comienza a desmoronarse a favor de otros modos de vida más democráticos, propiciado por grupos burgueses y gremiales. La sociedad del siglo XIII está fuertemente estructurada en torno al **señor feudal** y el **papado**. Básicamente, era un régimen de Cristiandad, una unidad basada en la religión. Las dos fuerzas que sostenían este sueño de unidad eran el **sacerdocio** y el **imperio**, representados con los símbolos de la Cruz y la espada. El poder eclesiástico pretendía tener la primacía sobre el civil.

La cuestión de saber quién ostenta la primacía sobre la cristiandad era una fuente de conflictos entre el papado y el imperio. Todo esto influye en las concepciones sobre la relación entre política y religión, así como sobre la concepción de la Iglesia de Santo Tomás. Este defendía la separación entre el poder secular y el espiritual.

El surgimiento de nuevas ideas políticas en la época en que vivió Tomás de Aquino. La Iglesia estaba organizada según los modos del feudalismo, pero en el siglo XIII aparecen nuevas formas sociales, religiosas y culturales. En la Edad Media no se concebía la religión separada de la política, ni la política de la religión. En el siglo XIII comienzan a darse cuenta de que hay sociedades fuera de la cristiana y, por tanto, que lo social es más amplio que lo cristiano. Una vez distinguidas la comunidad política y la comunidad eclesial, resulta posible afirmar que cada una tiene su propia finalidad. Esta importante idea proviene de Aristóteles. Sin embargo, el cristianismo de Santo Tomás le permite ampliar la idea de Aristóteles sobre el bien común.

Vida y Personalidad de Santo Tomás

Su vida estuvo totalmente dedicada a la enseñanza de la teología. Perteneció a una orden mendicante en la que estudió la docencia, la predicación y la escritura.

La Pasión por la Verdad

Lo que mejor define la personalidad de Tomás de Aquino es la **búsqueda de la verdad** donde quiera que esté, no importa quién la diga y dónde. El investigador debe escuchar todas las posiciones por muy opuestas que sean, antes de comenzar por dudar, convencido de que hay algo de razón en cada uno de los opuestos. Evidentemente, Tomás es un creyente. Acepta con reconocimiento, desde el punto de vista de la fe, que el momento de autoridad es eficacísimo si se apoya en la autoridad de la revelación divina, porque tal afirmación pertenece a la fe y en qué sentido. Porque si no resolvemos los problemas por la única vía de la autoridad, es posible que tengamos la verdad, pero no saber explicar su cómo y su porqué. Habla también del deseo natural que toda persona tiene de conocer la verdad.

Contexto Filosófico

Santo Tomás encontró un hombre que con su pensamiento abría caminos y con su obra preparó el terreno de la obra de Tomás: fue Alberto Magno. Porque Alberto no escondía sus propósitos: hacer inteligible a los latinos la ciencia y la razón griegas personificadas por Aristóteles, recientemente descubierto y cuya enseñanza estaba en principio prohibida.

Aristóteles y la Fuerza de la Razón

Tomás comienza a imponer la razón filosófica representada fundamentalmente por Aristóteles. El modo como Aristóteles trataba las ciencias naturales, la importancia del mundo sensible, la mirada sobre el hombre, la investigación de las leyes de la vida y los fenómenos de la generación, contrastaba con el espiritualismo idealista que favorecía el agustinismo tradicional de corte platónico. Aristóteles hizo hincapié en la biología. Con esto desaparece el mundo real e inteligible. Santo Tomás estima hasta tal punto la razón que considera que no puede haber contradicción entre la fe y la razón, y que no hay que utilizar argumentos basados en la autoridad, sino argumentos filosóficos basados en la razón.

Cuando la Filosofía Parece Incompatible con la Fe Cristiana

Sobre la Eternidad del Mundo

Con la afirmación de que la materia, aquello de lo cual está hecho el mundo, es eterna e increada desde siempre, se cuestiona la verdad de la creación del mundo por Dios. Tomás sostendrá que afirmar que el mundo ha sido desde siempre no es contradictorio con la afirmación de un Dios creador del mundo desde siempre, y así el mundo sería creado, dependiente de Dios y coexistiendo con Dios de toda la eternidad.

Sobre la Unión de Alma y Cuerpo Según Platón

El hombre es un compuesto de alma y cuerpo. Este dualismo no es aceptado por Aristóteles. Para él, el cuerpo y el alma no son dos realidades distintas, independientes y unidas posteriormente, sino dos principios substanciales de un mismo ser humano.

Sobre una Ética No Religiosa

Los valores humanos pueden existir por sí mismos, independientemente de las religiones. Esta ética significa también que la felicidad se limita a las realidades de este mundo, siempre limitadas y ambiguas. Tomás distinguirá una felicidad sobrenatural, que sólo puede alcanzarse en el encuentro con Dios, y la felicidad natural, que brota del uso de los bienes de este mundo.

La Influencia Platónica

La influencia filosófica que recibe Tomás no puede reducirse a Aristóteles. Por otra parte, el platonismo ofrecía mayores dosis de espiritualismo. No sería justo, por tanto, aplicar a Tomás el calificativo de aristotélico o platónico, puesto que recibe influencia de ambas corrientes. El legado aristotélico lo conoce por la lectura directa de las obras de Aristóteles, y el legado platónico le llega a través de Dionisio y de San Agustín.

Aristóteles, Padre del Derecho Natural

En este asunto, una de las fuentes principales es Aristóteles. Según Aristóteles, hay dos clases de derecho: el **natural** y el **legal**, correspondientes a dos clases de leyes: natural y positiva. El derecho natural se funda en la naturaleza del hombre y, por eso, tiene validez siempre y para todos. Se trata de un derecho absoluto y esencial.

Autores Latinos: Cicerón y Séneca

Otra fuente importante es Cicerón, que sigue a Aristóteles y al estoicismo. Los estoicos identifican la ley natural con la ley eterna, aunque tienen un concepto panteísta de la divinidad. La ley natural sería la encarnación del orden universal en la naturaleza y el obrar de los hombres, que se manifiesta en la recta razón que dicta lo bueno y prohíbe lo malo. Esta ley se extiende a todos los hombres porque todos tienen la misma naturaleza racional. La ley natural está fundada en la naturaleza, dictada por la razón, que manda lo bueno y prohíbe lo malo. Esta ley está inserta de manera indeleble en la conciencia, es valedera para todos los hombres y ninguna autoridad humana la puede anular o suspender, y es fuente y justificación de todos los derechos o leyes positivas. Otro autor es Séneca. Para Séneca existen varios derechos naturales, además del positivo: uno general, necesario, de todos los seres de la naturaleza; otro más estricto, que es común a todos los seres animados; y un tercero, más limitado, que es propio de los seres humanos.

Los Juristas Romanos

Todas estas ideas influyeron en los juristas romanos y, a través de ellos, en el *Corpus Iuris Civilis*, obra compilatoria. Gracias a ellas se ha podido conocer el conocimiento del antiguo Derecho Romano. Esta compilación de leyes fue conocida y utilizada por los medievales y por Santo Tomás. Santo Tomás distingue dos categorías de derecho: el *civil* y el *de gentes*. A este último le aplica la doctrina del derecho natural. Lo considera un derecho que dicta la razón y no puede ser destruido ni anulado por ninguna autoridad humana. El derecho puede ser público y privado, y este último se divide en natural, de gentes y civil. El derecho natural es común a todos los animales, es el derecho que se ha enseñado a los animales, incluido el hombre.

Autores Cristianos

También influyó en Tomás de Aquino la figura de San Agustín. Según San Agustín, la ley natural depende de la ley eterna, fruto de la razón y voluntad de un Dios personal, y está en el corazón humano, donde está escrita indeleblemente. El hombre participa de esta ley eterna de Dios por medio de su libertad.

Los teólogos medievales consideraron que el derecho natural sólo es aplicable al ser humano. Es una noción estrictamente humana, por tanto, los animales y demás seres naturales quedan excluidos. Por eso insistieron tanto en que el derecho natural sólo se aplica a los humanos. Según Tomás, la ley natural es la irradiación en la mente humana de la ley eterna, pero la ley divina es más amplia que la natural.

Los medievales explicaron la ley natural, que se refiere a lo práctico, a lo moral, en analogía con el orden lógico de la inteligencia.

Finalmente, los medievales definieron el carácter innato de la ley natural como un hábito propio de la naturaleza y le otorgaron las propiedades de la ley natural: universalidad, inmutabilidad, indispensabilidad e indelebilidad. El último pensador que influyó en Tomás de Aquino es Alberto Magno.

¿En Qué Consiste la Ley Natural?

La **ley natural** es la luz de la inteligencia puesta en nosotros por Dios. Por ella conocemos lo que es preciso hacer y lo que es preciso evitar. Es el origen de las leyes de la moralidad. Las leyes morales surgen de la ley natural y son ordenadas por la razón, que es la que ordena hacer el bien y rehuir el mal. Por tanto, la ley natural, la ley moral y la razón están estrechamente vinculadas, de tal manera que podemos decir que se identifican.

Las leyes de la moralidad racionales son naturales porque responden a las inclinaciones de nuestra naturaleza y son racionales porque están dictadas por la propia razón. Los hombres tienen las inclinaciones que son propias de su naturaleza, que es racional, y a estas inclinaciones naturales responderán las leyes naturales y las leyes morales surgidas de ellas.

La ley natural contiene sólo los deberes derivados de la propia naturaleza humana que son captados por la razón sin necesidad de la gracia divina. Esto significa que el ser humano, por el simple hecho de ser humano, puede llegar a la comprensión racional de la ley natural y de los principios morales derivados de ella.

La ley natural no abarca más que los preceptos naturales del ser humano, independientemente de la cultura, sociedad o época en la que viva. También es un principio que informa a la razón, pues el hombre discierne de una forma espontánea, sin necesidad de largas deliberaciones.

Las proposiciones de la ley natural son los juicios o principios primeros que dirigen la operación humana. Además, la ley natural proviene de la razón humana y no de costumbres locales o particulares, lo cual significa que ha sido dada por el autor de la naturaleza, que es Dios, suprema autoridad y legislador de la ley natural universal. Esta es promulgada por Dios en la medida en que es innata y va incluida en la naturaleza.

Por consiguiente, la esencia más profunda de la ley natural, aunque el hombre no sea siempre consciente de ello, es manifestar lo que es justo.

Los Preceptos Primarios o Universales

Es el principio supremo y más universal: «hay que hacer el bien y evitar el mal». Los principios evidentes que se deducen de este primer principio universal pertenecen al primer grado de la ley natural. Se trata de los fines primarios de la naturaleza, a los cuales el hombre está naturalmente inclinado. Santo Tomás establece un orden entre estos preceptos primarios y los reduce a estos tres grupos fundamentales:

  1. Todo hombre tiende naturalmente a la conservación de su existencia. De ahí se deduce los preceptos que mandan conservar la vida e impedir todo lo que atenta contra ella.
  2. Existe una inclinación en el hombre que le empuja a la unión de los sexos y a las demás cosas que de ahí derivan. De esta inclinación se deducen los preceptos relativos al matrimonio y sus consecuencias.
  3. Existe en el hombre una inclinación natural a los bienes propios y específicos de su naturaleza racional. Por ejemplo, el hombre se siente inclinado a buscar la verdad y a vivir en sociedad. Desde estas inclinaciones, la razón deduce los preceptos primarios que se refieren a la perfección intelectual y moral del hombre en su vida individual y social.

Preceptos Secundarios

Son las conclusiones más inmediatas, deducidas fácilmente por todos los hombres. Provienen de la razón práctica, pero en su comprensión y formulación entran en juego la ciencia jurídica y también el sentido de la prudencia. Se deducen de un modo fácil y casi evidente de los primeros principios; son como sus más inmediatas conclusiones.

Estos preceptos secundarios, para Tomás, son de la ley natural porque se derivan necesariamente de los principios naturales y porque están al alcance de todos los seres humanos.

Preceptos de Tercer Grado

Deducidos de los principios primarios y secundarios, son sólo conocidos por los sabios. Son producidos por la razón práctica con ayuda de las ciencias morales y jurídicas.

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