1. Contexto Histórico-Cultural
Nuestro autor vive en una época dominada por la sociedad burguesa. El periodo revolucionario, que comienza con la Revolución Francesa, se extiende a lo largo de la primera mitad del siglo XIX. Las conquistas burguesas se fundamentan en los enriquecimientos causados por la Revolución Industrial, que se consolida entre 1830 y 1840. Este proceso distanció a la clase burguesa de la proletaria, y la necesidad de materias primas y de nuevos mercados llevó a la colonización de África y Asia, convirtiendo a las naciones europeas en grandes imperios.
Políticamente, este período se define por dos corrientes que representan los intereses de dos clases enfrentadas: el liberalismo de Adam Smith, que defiende la libertad política y económica de la burguesía, y, en el último tercio del siglo XIX, las ideas políticas socialistas y anarquistas, cuyo origen encontramos en las filosofías de Marx y de Proudhon, respectivamente. Nietzsche no comparte ninguna de estas ideologías.
El acontecimiento más importante en el campo de las ciencias biológicas fue la publicación en 1859 de El origen de las especies de Darwin. La concepción que Nietzsche tiene del ser humano, el tema del superhombre y la voluntad de poder presentan puntos comunes con el evolucionismo darwinista, basado en la selección natural.
En opinión de Nietzsche, la cultura de la época, excepto la música de Wagner, expresa la decadencia que invadía aquella Europa burguesa alejada y enfrentada a la vida. El simbolismo de la poesía de Verlaine y Rimbaud manifiesta esa visión sin ideal ni ilusión. Oscar Wilde se convierte en el máximo representante del artista bohemio que quiere convertir su vida en una obra de arte. La actitud alegre y jovial se refleja también en los cuadros de Degas y de Toulouse-Lautrec.
1.2 Contexto Filosófico
En la segunda mitad del siglo XIX, el positivismo es el movimiento dominante. A medida que el siglo avanza, surgen reacciones contra sus principios, como el historicismo de Dilthey y el vitalismo.
El positivismo de Comte identifica la razón con la razón científica, y la verdad científica con el modelo de verdad. Para él, la ciencia se basa en presupuestos extracientíficos y ha sacralizado el mundo matemático, muy distinto del caótico mundo real. Su filosofía se presenta como una crítica radical al pensamiento que va desde la Ilustración hasta el idealismo de Hegel. Según este autor, la Ilustración asume los mismos valores que el cristianismo: la verdad, la bondad y la belleza.
Las teorías de Freud también se oponen a la tradición racionalista. El psicoanálisis concede una decisiva importancia a los instintos y a la libido para explicar la personalidad. El principio del placer rige la vida del ser humano, y la represión o satisfacción de este principio determina lo que somos.
Otro crítico de la visión ilustrada de la vida es Schopenhauer. Defendió que el mundo es nuestra representación de él, una representación que es fruto de la organización, mediante las categorías del entendimiento, del material proporcionado por las percepciones. Con Schopenhauer, la razón deja de ser lo que nos define y se convierte en un instrumento al servicio de nuestro instinto por perdurar la vida. Nietzsche asume de este autor su crítica a la concepción ilustrada de la historia y el progreso.
3. a) Relación con el Idealismo Platónico
La Realidad (Ontología)
Según el dualismo ontológico de Platón, la realidad verdadera es el ámbito inteligible, porque es el único universal, necesario e inmutable (idealismo). El mundo sensible es un ámbito de segundo orden, consecuencia del inteligible, del que recibe su existencia gracias a la participación. En el mundo inteligible están las ideas y entes matemáticos, y en el mundo sensible, las cosas y las imágenes.
El Conocimiento (Epistemología)
Para Platón, en el mundo sensible solo es posible una opinión, un saber no verdadero. Lo sensible es un medio para recordar las ideas que el alma racional había conocido antes de encarnarse en el cuerpo. La verdad del conocimiento depende de la verdad de los seres; los sentidos muestran una realidad aparente (racionalismo). Clasifica el conocimiento en cuatro grados: la imaginación y la creencia en la opinión, y el conocimiento discursivo en la dialéctica y la ciencia. En Platón, el elemento clave es el objeto conocido.
El Ser Humano (Antropología)
Para el dualismo antropológico platónico, la verdadera identidad del ser humano es su alma, dividida en tres partes. El alma racional es la fuente del conocimiento verdadero y, para alcanzarlo, debe luchar contra el cuerpo y sus sentidos. La vida es un camino de separación de lo sensible.
Ética y Política
Platón da dos significados a la virtud:
- Virtud como sabiduría.
- Virtud como armonía entre las partes del alma, que se aplica a la justicia, concebida como una virtud general que se alcanza con la perfección de las tres partes del alma.
De esta concepción derivan las virtudes morales principales: prudencia, fortaleza o valor, templanza y justicia.
Principios de la Teoría Política de Platón
Platón atribuye la justicia tanto a los individuos como a los estados. En un estado hay, principalmente, tres necesidades básicas: económicas, de defensa y de gobierno, y para cubrirlas existirían los productores, los guardianes y los gobernantes.
La política de Platón gira en torno a dos ideas:
- La correlación entre alma y Estado: son tres los grupos sociales que forman el Estado, y tres las partes del alma.
- Principio de especialización funcional: expresa la necesidad de que cada persona realice la función para la que está mejor preparada, ya que la especialización aumenta la eficacia y el rendimiento. Además, Platón sostiene que hay tres tipos distintos de individuos porque en cada uno domina una de las tres partes del alma.
Platón aplica las cuatro virtudes morales al Estado. Para que este sea justo, debe aparecer la prudencia, asignada a los gobernantes; la valentía, asignada a los guardianes; y la moderación, asignada a los productores, por lo que la justicia será el perfecto funcionamiento del principio de especialización funcional.
3. b) El Valor de la Educación para la Crítica y la Vida
La apuesta por una educación crítica, tanto por parte del alumnado como del profesorado, encuentra en el texto de Nietzsche un apoyo. «La ‘razón’ en la filosofía» propone no admitir acríticamente ninguna verdad, aunque la tradición, el tiempo, la mayoría, la apariencia o el propio profesor de filosofía la hayan mostrado incuestionable. Ningún tema, por importante o trascendente que sea, debe escapar al examen de una razón conscientemente libre de prejuicios.
También la consigna nietzscheana sobre la alegría de vivir, no olvidando que prioritariamente somos un cuerpo más o menos inteligente, sigue teniendo plena vigencia: Nietzsche propone una razón que no debe esclavizar los instintos, sino procurar satisfacerlos de la manera más inteligente y eficaz posible. Carpe diem!«