El Propósito de la Filosofía Cartesiana
La filosofía cartesiana se caracteriza por la autonomía absoluta de la filosofía y de la razón, como principio y fundamento del saber, y por su vinculación con la ciencia moderna. Tiene a las matemáticas como modelo de racionalidad y propugna el enfrentamiento directo mediante la observación empírica sistemática de los fenómenos naturales y la experimentación provocada y controlada.
Los dos problemas fundamentales son: la búsqueda del método y el origen de la certeza. El objetivo es separar lo cierto de lo meramente probable y lo probable de la superstición, así como descubrir nuevos conocimientos y resolver nuevos problemas concretos, tanto teóricos como prácticos. El medio adecuado es un método filosófico común a todas las ciencias particulares, donde toda afirmación tiene una prueba.
Respecto al conocimiento, tanto las investigaciones racionalistas como empiristas son de naturaleza genética. Son investigaciones psicológicas que pretenden desentrañar cuál es el origen de la certeza. La certeza es un estado psicológico del sujeto cognoscente, una seguridad personal, correspondiente a la supresión de toda duda sobre aquello que se intenta conocer, y el filósofo deberá averiguar cuál es su origen y fundamento. La “verdad” hace referencia al sujeto que conoce, se halla en el intelecto, verdad como desvelamiento de lo que está oculto.
El racionalismo y el empirismo dan respuestas diferentes. La razón es, para los empiristas, la experiencia sensible. Según los racionalistas, la razón posee en sí y por sí, de modo innato y a priori, los principios, ideas, conceptos y definiciones que sirven de base a todo conocimiento científico válido, al margen del testimonio de los sentidos. Según los racionalistas, nuestro conocimiento de la realidad en su conjunto puede ser construido deductivamente a partir de aquellas ideas y principios evidentes. La razón es el auténtico fundamento del conocimiento y tiene una naturaleza innatista o apriorista y deductivista.
El Método y la Unidad de la Razón
La idea de la unidad de todo saber aparece como la base o fundamento de la unidad de todas las ciencias. Descartes refiere el término “verdad” al concepto de “certeza”, y esta última se identifica con la “supresión de la duda”.
Descartes intentó abstraer el método del modelo de las matemáticas y se propuso poderlo aplicar a todas las ramas del saber. Universalización del método matemático. Convirtió a ésta en el prototipo de la racionalidad conceptual debido a su “universalidad y generalidad máximas”, al carácter necesario y legal de sus enunciados y el ser un quehacer productivo, creativo y ordenado. Su dominio objetivo se apoya en la intuición y deducción. Descartes se esforzó por matematizar la experiencia. “Mathesis universalis”: ciencia universal y necesaria de las puras proporciones, deberá contener las bases radicales de la razón humana integrando en ella todo el saber.
Descripción del Método Cartesiano
El método cartesiano configura un conjunto de reglas “ciertas y fáciles” para descubrir o adquirir cualquier conocimiento. Ciertas reglas que permiten purificar la capacidad de conocimiento que es connatural al hombre con una doble finalidad: “no tomar nunca lo falso por lo verdadero” y “llegar al conocimiento de todas las cosas”.
Modos de Conocimiento: Intuición y Deducción
Sólo hay dos caminos seguros para la ciencia y para alcanzar la verdad: intuición y deducción. Suministran un conocimiento “cierto” y “evidente” de las cosas y representan el momento del análisis y el momento de la síntesis.
Intuición: consiste en una operación mediante la cual la mente sana y atenta capta algo inmediatamente como evidente. Es una especie de “instinto natural”, que tiene por objeto las ideas y relaciones de ideas entre sí, que se ejerce en un acto simple, y que nos permite captar de forma inmediata conceptos simples emanados de la razón misma, sin dar margen a error, se acompaña de certeza absoluta. Se trata de:
- Una representación, una imagen de la realidad que no es producto de los sentidos ni la imaginación. Es una captación inmediata, originaria y subjetiva (porque se produce en el sujeto que intuye), y no una realidad propiamente tal.
- Un acto intelectual, acto propio de la capacidad de conocimiento del hombre, y no se identifica con ningún tipo de intuición “empírica o sensorial”.
- Un modo de conocimiento estático, más simple y más cierto que el que proporciona la deducción.
La experiencia, “fuente de juicios”, los sentidos y la imaginación son la fuente principal del error, no pueden ser admitidos como fundamento último del conocimiento.
Reglas o Principios Fundamentales del Método Cartesiano
Descartes expone cuatro requisitos que debe cumplir “lo racional”:
- Primera regla: se ocupa de aquellos objetos de los que podamos tener un conocimiento cierto y evidente. Exige doblegar la razón a lo evidente, a lo que se presenta al espíritu de un modo inmediato y que sólo puede ser conocido por medio de una intuición simple. El sentido negativo consiste en la necesidad de evitar prejuicios que forman el conocimiento probable. Nuestro saber se reducirá a un conjunto de ideas claras y distintas para poder levantar sobre ellas la “certeza”. Los criterios de la evidencia son: la claridad y la distinción. Corresponde a todo aquello que se presenta a la mente de un modo inmediato. Lo distinto es lo claro e incondicionado, lo que es independiente de condiciones que limiten su existencia y que puede ser conocido por sí mismo.
- Segunda regla: es el análisis o división de los problemas. Recomienda reducir todo problema a sus elementos constituyentes claros y distintos o a las proposiciones más simples. Al descomponer el problema se reduce lo indeterminado a unos cuantos elementos que pueden ser intuidos con evidencia; después, se vuelve a dividir en partes el problema mismo para estudiarlas por orden sucesivo.
- Tercera regla: síntesis, orden o deducción de las naturalezas compuestas. Deberemos establecer un orden deductivo a partir de las naturalezas simples intuidas con anterioridad, para así poder pasar de los conocimientos más simples (lo absoluto) a los conocimientos más complejos (lo relativo), a través de un proceso gradual.
- Cuarta regla: prescribe el orden y la continuidad del procedimiento deductivo, como medios adecuados para lograr una “comprobación completa” y unos “recuentos detallados”. Debido a la enumeración ordenada, la cadena deductiva se convierte en un todo completo y evidente.
La Duda Metódica
El entendimiento humano ha de encontrar en sí mismo las verdades fundamentales a partir de las cuales sea posible deducir la totalidad de nuestros conocimientos. Esta búsqueda de la verdad exige eliminar todos aquellos conocimientos, ideas y creencias que no aparezcan dotados de una certeza absoluta. Descartes ejecuta su método con la duda metódica, el camino de la verdad a través de la supresión definitiva de la duda. Motivos de duda: en la tradición, en lo moral, en la experiencia (sentidos inducen a error), verdades matemáticas. Nuestro entendimiento es de tal naturaleza que se equivoca necesariamente siempre que intenta conocer la verdad.
Se requiere un sujeto que dude; de lo que no puede dudar el sujeto que duda, es del hecho de ser un sujeto que duda y piensa (“cogito ergo sum”).
Mi existencia como “sujeto pensante” es la primera verdad y la primera certeza. Si he llegado a una verdad cierta, podré advertir qué rasgos la hacen tal y establecerlos como criterio exigible a todo lo que pretenda presentarse como verdadero.
Conclusión
La plena justificación de la estructura de la realidad. El método garantiza la existencia de sujetos pensantes, la existencia de Dios, así como la existencia de los objetos físicos: son sustancias que no necesitan a otras para existir.
Razón y Realidad en la Filosofía de Descartes
La sabiduría es única porque la razón es única. La razón humana permite distinguir lo verdadero de lo falso.
La Idea del Yo Pensante o “Cogito”
Una vez que sé que existo, debo saber algo de lo que soy. Soy solo pensamiento o alma que no necesita de cuerpo para existir. Hemos sido capaces de deducir de nuestra primera verdad, la certeza acerca de la idea del yo pensante o “cogito”. Con el término “pensamiento” designa la actividad del yo en general, y comprende el entender como el querer, el imaginar o el sentir. El contenido del pensar son las ideas que piensa el yo. El pensamiento recae sobre las ideas. Son actos mentales, todas las ideas tienen la misma realidad, dado que todas son actos mentales. Las ideas son realidades objetivas, con respecto a su contenido las ideas tienen una realidad diversa, múltiple, porque cada una representa una cosa diferente. Clasificación de las ideas según su origen:
- Adventicias o adquiridas: proceden de nuestra experiencia externa (ver el sol, sentir el fuego). Son ideas particulares correspondientes a objetos particulares dados en la sensación.
- Facticias, artificiales o ficciones: elaboradas, construidas por la mente mediante la imaginación o el razonamiento, a partir de otras ideas (sirenas, centauros).
- Innatas o naturales: proceden de la propia naturaleza del entendimiento. Son las ideas en el sentido propio: las extraigo de mi mente. Son conceptos e ideas generales (idea de sustancia, número, triángulo, cuerpo), que nos permiten ordenar e interpretar la experiencia. Las “nociones comunes” o “axiomas” son ideas expresadas por oraciones complejas e irreducibles a conceptos generales. Se trata de principios metafísicos.
La Idea del Ser Perfecto
La primera verdad establecía la existencia del yo en cuanto que duda, es decir, piensa. Esa misma duda le manifiesta que es imperfecto y la idea de imperfección, al ser negativa, supone que en nuestro espíritu está presente la idea positiva de perfección. Según Descartes, la idea de Dios es innata y la identifica con la idea de infinito. No es adventicia ni facticia. Ofrece tres argumentos con el fin de demostrar la existencia de Dios (es decir, que la idea de Dios no es una mera posibilidad). Los dos primeros son “a posteriori”, apoyados en el principio de causalidad. Descartes da por supuesta la validez incuestionable del principio de causalidad, al que asimismo considera universalmente aplicable a todos los seres, incluido Dios.
- Primer argumento: la existencia de Dios es la única causa posible de nuestra idea de Dios. La idea requiere que exista una causa real “proporcionada”. La idea de un ser infinito requiere una causa infinita y ha sido causada en mí por un ser infinito. Por tanto, el ser infinito existe.
- Segundo argumento: la existencia de Dios es la única causa posible de nuestro ser, pues si fuéramos nuestras propias causas nos habríamos dado realmente toda la perfección de que tenemos idea. La existencia de Dios garantiza que la mente no está constituida erróneamente y, por ello, garantiza que las verdades matemáticas poseen una validez para la realidad objetiva.
- Tercer argumento: consiste en la demostración de la existencia de Dios a partir de la idea de Dios. “A priori” es una versión racionalista del conocido “argumento ontológico”. Todos los hombres tienen una idea de Dios, y entiende por “Dios” un ser tal que no es imposible pensar otro mayor que él. Un ser tal ha de existir en nuestro pensamiento y en la realidad. Si solo estuviese en el pensamiento, no sería lo mayor que pueda pensarse, pues le faltaría para ello ser real. Según Descartes, lo que percibimos clara y distintamente es verdadero. “Dios = ser perfecto”, se ve que en esta idea se encuentra contenida la “existencia” y de manera necesaria y actual, de lo contrario, se daría el caso contradictorio de que admitiríamos la perfección suma y, de otro, una limitación a esa perfección: la de su no existencia necesaria y actual. Establece la existencia como incluida necesariamente en la idea de perfección.
La Idea de la Extensión
La existencia de Dios aparece como el fundamento a partir del cual se demuestra la existencia de un mundo constituido exclusivamente por cualidades primarias (extensión, figura y movimiento). Dios no puede engañar, porque el engaño procede siempre de algún defecto. En el atributo divino de la veracidad se apoya la certeza del conocimiento humano; en el de la inmutabilidad se apoya la constancia del mundo físico.
La idea de cuerpo no puede proceder de los sentidos, ni de la imaginación. Lo corpóreo es sinónimo de extensión cuantificable o magnitud espacial dotada de figura y movimiento. Todo cuerpo es, pues, una extensión es longitud, anchura y profundidad que puede adoptar distintas formas o figuras y que puede moverse.
Conclusión: La Escisión de la Realidad en Tres Ámbitos
Descartes divide el conjunto de lo real en tres ámbitos, apoyándose para ello en su noción de sustancia: “aquello que existe, de tal modo que no necesita de ninguna otra cosa para existir”. La sustancia es el sujeto inmediato de cualquier atributo posible. Toda sustancia está caracterizada por un atributo que la define (atributo esencial) inmutable e inseparable de aquella, así como por posibles modificaciones de los atributos esenciales que, al afectarlos, afectan también a la sustancia (modos o atributos accidentales).
Tres tipos de sustancias:
- Dios: la sustancia en sentido estricto, sustancia infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente y omnipotente. En ella coinciden entendimiento y voluntad, y dicha voluntad divina es necesidad, porque así lo ha querido. Y ha querido crear el alma y el mundo corpóreo.
- El alma o res cogitans: tiene por atributo esencial al pensamiento y sus modos reales son el entendimiento, la memoria, la imaginación, los sentidos y la voluntad. Es una sustancia creada, que piensa, que no es independiente, ni perfecta, ni infinita. El yo cartesiano es pensamiento y libertad, y autónomo con respecto a la materia.
- El cuerpo o res extensa: tiene como atributo esencial la extensión o magnitud en longitud, anchura y profundidad, y sus modos reales son la figura y el movimiento, cuyo conocimiento se logra a través de la magnitud medible. La sustancia extensa es una sustancia creada, que no piensa, ni es independiente, ni perfecta, ni infinita. El mundo material es el mundo de la necesidad y está regido por leyes deterministas mecánicas.