Kant: Un Filósofo Revolucionario del Siglo XVIII
Immanuel Kant, un influyente filósofo prusiano del siglo XVIII, inicialmente se adscribió al racionalismo. Sin embargo, la lectura de David Hume lo hizo «despertar del sueño dogmático», llevándolo a cuestionar la confianza absoluta en la capacidad de la razón para conocer la realidad. La filosofía del conocimiento de Kant surge de la pregunta «¿qué puedo conocer?». Por ello, se plantea si la metafísica puede ser considerada una ciencia.
El Problema del Conocimiento y la Metafísica
Para abordar esta cuestión, Kant analiza las características de dos ciencias ya establecidas: las matemáticas y la física. Observa que estas disciplinas avanzan progresivamente, mientras que la metafísica se ve estancada en contradicciones. Kant descubre que tanto las matemáticas como la física formulan leyes científicas o juicios sintéticos a priori. Estos juicios son sintéticos porque el predicado no está implícito en el sujeto, ampliando así el conocimiento. Son a priori porque no requieren de la experiencia para demostrar su validez, siendo verdades universales.
Idealismo Trascendental: La Síntesis de Kant
Frente al empirismo y al racionalismo, Kant propone su propia teoría sobre el origen del conocimiento: el idealismo trascendental. Esta teoría sostiene que, aunque todo conocimiento comienza con la experiencia, es la mente del sujeto la que organiza dicha experiencia mediante formas a priori. La realidad solo es real en la medida en que es conocida por el sujeto.
Los Escalones del Conocimiento
Kant describe el proceso del conocimiento en tres etapas:
- Sensibilidad: Las sensaciones son organizadas en un espacio y un tiempo (intuiciones puras, vacías de contenido empírico), dando lugar al fenómeno.
- Entendimiento: A los fenómenos se les añaden cualidades llamadas categorías (conceptos puros, formas a priori del entendimiento), entre las que se encuentran la causalidad y la sustancia.
- Razón: La razón encadena juicios y forma razonamientos a través de silogismos. Busca principios generales que sirvan de fundamento último.
Fenómeno y Noúmeno: Los Límites del Conocimiento
Kant distingue entre fenómeno (lo que percibimos) y noúmeno (la cosa en sí, incognoscible). Las ideas de la razón (alma, mundo y Dios) son noúmenos, ya que no tenemos experiencia de ellos. Por lo tanto, la metafísica, al tratar sobre noúmenos, no puede ser una ciencia.
La Ética Kantiana: El Deber como Fin en Sí Mismo
La filosofía moral de Kant se centra en las preguntas «¿qué debo hacer?» y «¿qué me cabe esperar?». Defiende una ética formal, en contraste con las éticas materiales que se basan en el contenido y formulan imperativos hipotéticos. La ética formal de Kant considera que el valor moral de una acción reside en el deber como fin en sí mismo, no como un medio para otro fin.
Tipos de Acciones según Kant
Kant clasifica las acciones en tres tipos:
- Contrarias al deber.
- Conformes al deber, pero no realizadas por puro respeto al deber.
- Conformes al deber por el puro deber (las únicas morales).
El Imperativo Categórico: La Ley Moral Universal
La exigencia de obrar por deber se expresa en el imperativo categórico, una ley moral universal que debe aplicarse en todos los casos, independientemente de las consecuencias. Kant formula el imperativo categórico de las siguientes maneras:
- «Actúa de manera que tu acción pueda convertirse en norma universal».
- «Procede de modo que trates a la humanidad, siempre como un fin en sí mismo y nunca como un medio».
Los Postulados de la Razón Práctica
Kant concluye afirmando que la razón exige ciertas ideas que no puede demostrar, pero que presupone:
- La libertad del alma: Necesaria para elegir nuestro comportamiento.
- La inmortalidad del alma: Necesaria para completar la tarea moral.
- La existencia de Dios: Necesaria para recompensar al alma en función de su virtud.
Estos postulados, aunque no amplían el conocimiento, poseen un profundo significado moral.