Los Padres de la Iglesia
La Iglesia tenía encomendadas tres tareas a los cristianos:
- Explicar y hacer comprender a los fieles sus creencias.
- Ante la necesidad de evangelizar y entenderse, tenían que convencer a los creyentes y buscar adeptos entre todos los grupos sociales. Para ello, tenían que elaborar un discurso para atraerlos. Pablo de Tarso.
- Intentar expandir por el mundo y transmitir el mensaje de Jesucristo (amar si os queréis salvar).
De esto surgían sectas con interpretaciones distintas, así que se tuvo que crear una única forma de interpretarla. De Grecia, los más importantes son Clemente y Orígenes, que conocían a Platón y que después se convirtieron al cristianismo. El latino que destacó fue San Agustín. Con los padres griegos nace el dilema entre religión y filosofía. Jesús se presenta como la verdad. Hay que explicar cómo los romanos y griegos se acercan a la verdad y se plantean para qué sirve la filosofía. Algunos, como Tertuliano, dicen que no sirve para nada la filosofía porque ya tenían la religión. Otros dicen que los filósofos griegos podían valer, ya que se equivocaban porque eran hombres, pero que eran como puntos en un plano de error y que podían ser utilizados para convencer a los demás filósofos.
San Agustín
Es importante porque incluye en su biografía un recorrido por todo su pensamiento helenístico romano. Se da la transición del helenismo al cristianismo y marca una visión muy importante de este. Es un pensador en transición. San Agustín toca todas las ramas de la filosofía romana hasta llegar al cristianismo, llegando a convertirse en el padre teológico más importante de la Iglesia latina.
El proyecto filosófico agustino
Se siente como un buscador de la verdad, la filosofía como conocimiento de la verdad, y va pasando por las escuelas helenísticas hasta que llega a su conversión al cristianismo y su ordenación como sacerdote. Se plantea dos opciones:
- ¿Para qué sirve la filosofía si ya tenemos la palabra de Dios?
- ¿Cómo evaluar lo que dicen los clásicos griegos?
San Agustín defiende que la filosofía sirve para entender lo que creemos. Primero está la fe, pero como hombres queremos entender. Tanto la filosofía como la teología deben colaborar, aunque la filosofía tiene que estar al servicio de la religión. La filosofía pasa a ser una filosofía cristiana. La última verdad la tiene la religión. La verdad es la de Dios y, si algún filósofo llega a otra verdad distinta, está equivocado. “Cree para que puedas entender”.
Teoría del conocimiento
¿Dónde está la verdad? En Dios. Solo le interesan dos cosas: el alma y Dios.
Tenemos un conocimiento inferior que, utilizando los distintos sentidos, nos permite conocer las cosas. No es conocimiento definitivo porque las cosas cambian y los sentidos nos pueden engañar. Tratan de encontrar las verdades eternas y necesarias. Este conocimiento se adquiere a través del conocimiento de uno mismo. Si tienes la gracia divina, podrás ver estas relaciones en tu alma, porque nuestra alma es limitada y por nuestra cuenta no podríamos conseguir algo superior. Solo Dios nos puede iluminar y, por tanto, solo puede ser sabio el que es bueno. San Agustín inicia una vía de demostración de la existencia de Dios. Estas ideas divinas son también ideas modelo que tenía Dios para la creación del mundo, por esto todo lo que existe está hecho a imagen y semejanza de Dios, parte del mundo divino. Es Dios, por tanto, el objetivo de toda la búsqueda agustiniana, en la que la vía de la autoexploración será el punto de partida necesario.
San Agustín no parte de Dios, sino de lo que nos resulta más inmediatamente vivido y conocido, el alma, porque para él, Dios se conoce a partir de la propia interioridad. El alma es, en la concepción cristiana, una imagen de Dios y por eso este reflejo de la divinidad es el punto de partida de la búsqueda agustiniana.
Teoría antropológica
Dios creó el mundo desde la nada y voluntariamente porque es omnipotente y libre, lo creó por amor. También creó al hombre a su imagen y semejanza. En el hombre creó sobre todo el alma, ya que Dios es sobre todo espiritual. El alma es lo que da la vida al cuerpo y también es un principio racional y tiene tres funciones: memoria, voluntad y sabiduría.
Por la memoria accedemos a la conciencia de nosotros mismos, nada se parece al alma más claramente que su propia presencia. La voluntad solo ella nos permite superar las limitaciones de nuestro intelecto y esforzarnos para llegar a Dios.
El alma es creación de Dios y el cuerpo también, aunque de forma indirecta. San Agustín está obsesionado con el mal, el pecado. Es un problema constante en la filosofía. Los maniqueos, una escuela helenística, defendían que desde el principio del mundo existen el principio del bien y el principio del mal (Dios bueno y Dios malo). El hombre puede elegir entre el bien y el mal. Cuando llega San Agustín a su etapa cristiana, se da cuenta de que solo existe el principio del bien, pero si Dios nos ha hecho buenos, ¿por qué existe el mal?