Noción de Esencia y Existencia
Para Sartre, las cosas son lo que son. El hombre no es, sino que existe. La existencia precede a la esencia, y su existencia resulta de la unidad del ser y la nada. Por eso se ha dicho que el hombre es lo que no es y no es lo que es; comienza por no ser nada y solo después de existir llega a ser. La facticidad son todos los hechos que no hemos elegido, pero que nos afectan y nos son dados al azar. La existencia integra: las posibilidades existenciales de una libertad que tiene que elegir, una situación particular y los límites de la condición humana universal y permanente. Al otorgarle primacía a la existencia, Sartre niega el concepto de esencia entendida como ese núcleo universal y fijado para siempre. Sartre presenta el existencialismo por oposición a la concepción esencialista predominante desde Aristóteles. Esencialismo designa las doctrinas filosóficas que afirman la primacía de la esencia sobre la existencia. La esencia sería el qué de una cosa, no que la cosa sea, sino cierto predicado general por medio del cual se define. Para el esencialismo, el destino de los seres viene marcado por su esencia. Para Sartre, cualquier filosofía esencialista supone una renuncia a la libertad. El hombre estaría determinado a recorrer un camino escrito de antemano, diseñado por la mente de Dios. Al combinar algo dado con algo no dado, la existencia humana presenta la estructura de un proyecto, que son realidades esencialmente inacabadas. La libertad es una nada, una relación con la posibilidad. Se trata de ese distanciamiento que siempre nos saca de la situación. La libertad nos constituye como sujetos y como hombres. En la libertad reside la humanidad del hombre, y ser hombre no significa otra cosa sino estar condenado a ser libre.
Noción de Angustia y Responsabilidad
Para Sartre, la libertad es la categoría antropológica fundamental. El hombre es una consecuencia de lo que él mismo ha decidido ser. En El existencialismo es un humanismo describe la angustia, el desamparo y la desesperación.
- La angustia: es el sentimiento más importante. Sartre llega a declarar que el hombre es angustia. La distingue del miedo, pues este aparece ante un peligro concreto. La angustia no es por ningún motivo concreto ni de ningún objeto externo, es miedo de uno mismo, de nuestras decisiones y sus consecuencias. Al darnos cuenta de nuestra libertad, nos damos cuenta de que lo que somos depende de nosotros mismos. La angustia aparece al sentirnos responsables radicales de nuestra propia existencia. Para Sartre, esta consciencia se incrementa al darnos cuenta de que todo lo que hacemos tiene una dimensión social. Al elegir, nos convertimos en legisladores. Sartre nos recuerda que el sentimiento de angustia lo conocen todas las personas con responsabilidades y cita el caso del jefe militar (…). Podría parecer que la angustia lleva al quietismo, pero Sartre señala que es al contrario, la angustia acompaña siempre al hombre.
- El desamparo: es una consecuencia de la conciencia de la radical soledad. El elegir es inevitable, no vale excusarse indicando que cumplimos órdenes de superiores, siempre podríamos no hacerlas. Solo si no aceptamos nuestra libertad podemos creer que la elección viene de fuera, pero esto es una conducta de mala fe. Somos libres, estamos condenados a ser libres, a elegir, y lo que hacemos depende de nosotros. Los valores que dirigen nuestra elección los elegimos nosotros. Dios no existe y por eso no existen valores morales absolutos. Sartre recuerda la frase «si Dios no existiera, todo estaría permitido» y declara que este es el punto de partida del existencialismo.
- La desesperación: debemos comprometernos con un proyecto, y esta elección no debe descansar en la esperanza de su realización, pues solo podemos contar con lo que depende de nuestra voluntad. El mundo no se acomoda necesariamente a nuestra voluntad, siempre hay factores imprevistos.
Ateísmo y Realidad
En El existencialismo es un humanismo, nos dice Sartre que la idea del hombre como un ser libre es una consecuencia inevitable del ateísmo. Compara la concepción creacionista y al hombre con la visión técnica del mundo. En el caso de los objetos, la esencia precede a la existencia. La esencia es el conjunto de rasgos que deben estar presentes para que este objeto sea lo que es. El concepto expresa, en el nivel de pensamiento, la esencia del objeto que vamos a fabricar. En el caso de un libro o un cortapapel, la esencia es anterior a la existencia, puesto que primero es el concepto del objeto y luego su existencia concreta, que se intenta acomodar a la esencia. Los que conciben a Dios como creador lo identifican con un artesano superior. Cuando Dios crea las cosas, las crea a partir de la idea que se ha hecho de ellas. En la Edad Media, la noción de Dios entra en crisis, pero no la idea de que la esencia precede a la existencia, y en el caso del hombre se sigue pensando que existe la naturaleza humana. El existencialismo es un ateísmo coherente. La existencia precede a la esencia significa que el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo y después se define. El hombre es el único que no solo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia. Este es el principio primero del existencialismo. Con estas tesis declara la peculiar posición del hombre respecto del resto de seres. Sartre relaciona la libertad con la falta de naturaleza, pero el hombre no tiene naturaleza ni esencia, por lo que es libre y es lo que él mismo ha decidido ser. La reivindicación sartriana le lleva a negar cualquier género de determinismo. Ni Dios nos ha dado un destino irremediable, ni la naturaleza ni la sociedad determinan nuestras posibilidades, pues siempre podemos dejar de ser lo que somos. Los fines que perseguimos es nuestra libertad la que los elige. Estamos condenados a ser libres, condenados porque no hemos elegido ser libres. La idea sartriana tiene dos importantes consecuencias:
- Hace al hombre radicalmente responsable: lo que somos es una consecuencia de la libertad, somos responsables de nosotros mismos.
- Hace del existencialismo una filosofía de la acción. De forma un tanto paradójica, el existencialismo se presenta como una filosofía optimista, puesto que parecería que, al declarar el carácter absurdo de la vida y ser el hombre una pasión inútil, podría fomentar la pasividad. Pero dado que el hombre es lo que él mismo se ha hecho, nos incita a la acción, a ser más de lo que somos. No existe ningún ser que nos haya creado.
El Hombre como Proyecto
La negación de la existencia de Dios trae como consecuencia la eliminación de todo esencialismo. Lo prioritario para el existencialismo es la existencia. Para Sartre, el hombre carece de una esencia previa, es el propio despliegue existencial del hombre el que le dota de una esencia, de responder a la pregunta socrática «¿qué es?». Lo peculiar del hombre es la ausencia de una naturaleza propia o que le otorgue un modelo de conducta. En esto se diferencia del resto de los seres materiales y naturales, los cuales son. Inventándose a sí mismo, creando sus valores, el hombre existe y tiene conciencia de su existir, sabe que es pura contingencia. Ahora bien, Sartre distingue dos niveles de ser. Según la fenomenología, lo característico de la consciencia es la intencionalidad, es decir, el ser siempre conciencia de algo que no es ella. La conciencia se halla despojada de toda estructura egológica. Ese algo que tiene la conciencia es el ser en sí, en contraposición al ser para sí. Como característica de lo en sí, Sartre enumera que es increado, opaco, macizo, es lo que es. Lo en sí es, simplemente; nada le sobra ni le falta. El ser para sí es un paso hacia el ser en sí que no es ella. Conocer algo es darse cuenta de que yo no soy eso, y se induce a la nada porque la conciencia no es lo conocido, sino el lugar donde todo aparecer se produce y todo es reducido a nada. La idea de Dios no es más que la pretensión fallida de que el ser en sí y el ser para sí coincidan, lo que es imposible. El análisis fenomenológico nos descubre que hay otros seres para sí que convierten nuestra conciencia en un ser para otro. El otro se me revela en el sentimiento de la vergüenza que me inunda cuando su conciencia ejerce su libertad pensándome como quiera. Los otros nos dominan, la esencia de las relaciones entre las conciencias es el conflicto.
Contextualización de la Obra
El existencialismo es un humanismo reproduce una conferencia impartida por Sartre.