Conceptos clave de la ética de Aristóteles: felicidad, virtud y sabiduría

Conceptos clave de la ética de Aristóteles

En la filosofía de Aristóteles, la ética ocupa un lugar central. A continuación, se definen algunos de los conceptos más importantes:

  • Bien supremo: Es el fin último o finalidad hacia el que tienden todas nuestras acciones. Para Aristóteles, es la realización de las actividades racionales del alma.
  • Felicidad: Es el bien supremo del hombre, aquello que acompaña a la realización del ser vivo. La felicidad consiste en realizar la función propia que cada ser humano tiene. La felicidad humana tiene que ver con la actividad racional del alma.
  • Hábito: Estado o disposición que se adquiere mediante el entrenamiento o la repetida ejecución de ciertos actos. Aristóteles lo enfoca hacia los hábitos buenos, de los que somos responsables.
  • Sabiduría: Es una virtud dianoética de la razón contemplativa. Consiste en el hábito de captar la verdad respecto a lo que de universal y necesario haya en la realidad.
  • Virtud: Hábito selectivo que consiste en un término medio relativo a nosotros, determinado por la razón y por aquella por la cual decidiría el hombre prudente. La virtud es una excelencia añadida a algo como perfección, según Aristóteles. Consiste en saber dar con el término medio.
  • Razón: Facultad específica de los seres humanos, capaz de intuir principios evidentes y deducir de ellos sus consecuencias. Cuando adquirimos el hábito de realizar estas funciones, obramos con sabiduría.
  • Fin: Finalidad o motivo de una acción. Llamamos fin al término de una acción, al acabarse una actividad. Según Aristóteles, el fin es aquello en virtud de lo cual se hace algo, como el motivo o finalidad de una acción.

La felicidad es el bien supremo, por eso nos interesa conocer su naturaleza. Está en la obra que realizan el bien y la perfección. Por eso, el mejor medio de conocer cuál es la felicidad consistirá en averiguar la función propia del hombre. La función propia del hombre es la actividad racional del alma. La felicidad consistirá en dicha actividad ejercida por el hombre completamente desarrollado, que alcanza excelentes resultados, dirigido por la más perfecta de las virtudes: la sabiduría.

Contexto histórico de Aristóteles

Nació en Estagira en el 384 a.C., siendo hijo del médico de la corte macedonia. A los 17 años fue enviado a Atenas, donde ingresó en la Academia de Platón. Tras 20 años en la Academia, primero como alumno y luego como profesor de filosofía, al morir Platón abandona Atenas y se marcha a Aso, donde con la ayuda de Hermías constituirá una comunidad filosófica junto a Erasto y Coristo. Además de enseñar filosofía, Aristóteles inicia sus investigaciones biológicas. A la muerte de Hermías, abandona Aso con la que será su mujer, Pitia, y se establece en Mitilene, donde trabaja dos años con Teofrasto. En el 342 a.C. es nombrado preceptor de Alejandro, el hijo de Filipo II de Macedonia. Cuando Alejandro “Magno” inicia sus conquistas en el 336 a.C., Aristóteles vuelve a Atenas, donde funda su propia escuela, “El Liceo”. A la muerte de Alejandro en el 323 a.C., su vinculación con la corte macedonia es causa de recelo por parte del bando nacionalista y es acusado de impiedad. Aristóteles huye a Calcis, donde morirá un año después, quedando Teofrasto a cargo del Liceo.

Contexto filosófico de Aristóteles

Aristóteles era un buen conocedor de la filosofía que se había hecho con anterioridad, hasta el punto que es el primero que recopiló el pensamiento de otros autores. Este contacto es posible que haya dejado algún tipo de huella en su obra. Es clara la influencia de Empédocles, de quien toma la teoría de los cuatro elementos: agua, fuego, aire y tierra, a partir de los cuales Aristóteles explica la constitución del mundo sublunar. Pero la influencia decisiva es la de Platón, de cuya filosofía toma aspectos esenciales, como la concepción del conocimiento de lo universal. También discrepa con la dialéctica de Platón, además de tener distinta concepción y valoración de la naturaleza, y rechazar el mundo de las ideas, por estar separadas de las cosas, además de que no se consigue explicar la relación de las ideas con las cosas naturales. La tesis de que las cosas participan de las ideas conduce al absurdo. Aristóteles sostiene que la esencia de las cosas no está en las ideas, sino en este mundo; para él, la auténtica realidad son las sustancias compuestas de materia y forma.

Comparación entre Aristóteles y Platón

Para Aristóteles, el concepto de alma está relacionado con el principio de la vida, mientras que para Platón el concepto del alma está relacionado con el conocimiento racional.

  • Según Aristóteles, todos los seres vivos tienen alma: plantas, animales, seres humanos. Él piensa que existe una estrecha relación entre alma y cuerpo, ya que esa unión de cuerpo y alma es necesaria porque aporta vida.
  • Platón piensa que el alma es inmortal, así que en este punto discrepa con Aristóteles, ya que este cree que el alma es mortal. Aristóteles niega esta inmortalidad del alma porque, según él dice: en el hombre hay un entendimiento inmortal, pero este entendimiento no es personal.
  • Para Aristóteles, la concepción de la naturaleza se orienta según sus estudios biológicos, mientras que para Platón se orienta desde la experiencia religiosa.
  • Con respecto a la unión del alma y cuerpo, según Aristóteles, esta es perfectamente natural y esencial, formando el ser viviente. Para Platón, la inmortalidad del alma implica la preexistencia de esta y su posterior pervivencia. La unión de cuerpo y alma no es más que un estado transitorio.
  • Aristóteles define el alma como forma de la materia del cuerpo que permite la vida. Platón relaciona el alma con el principio del conocimiento racional.
  • Según Aristóteles, la tarea del alma es permitir al cuerpo realizar sus funciones vitales, mientras que Platón piensa que la tarea principal es la de purificarse, por eso el alma se libera de la cárcel que es el cuerpo.
  • El alma para Aristóteles opera mediante facultades, desarrollando su actividad en triple nivel: vegetativo, sensitivo y racional. Platón distingue tres partes en el alma: racional, irascible y concupiscible.

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