Sofistas, Sócrates, Platón y Aristóteles: Conceptos Clave de la Filosofía Clásica

Los Sofistas y su Influencia en la Antigua Grecia

En el siglo V a. C. aparecen los sofistas. Los sofistas eran escépticos con respecto a la posibilidad de averiguar verdades absolutas y más bien creían que había razones para defender tanto una tesis como su contraria. Una misma tesis podía resultar verdadera o falsa según se afirma en un contexto u otro. De ahí que estuvieran especialmente interesados en cuestiones de retórica. A esto era a lo que se dedicaban, a enseñar dialéctica y retórica; y cobraban por estas enseñanzas.

Además, defendían también una especie de relativismo moral según el cual no hay ni un bien ni un mal absolutos, sino que lo que es bueno para unos puede resultar malo para otros. Y lo mismo puede decirse respecto a la justicia: lo que es justo en Atenas puede ser injusto en Esparta y viceversa.

Los sofistas eran buenos conocedores de las leyes de las distintas sociedades. Quien quiera promocionarse y tener éxito en las disputas públicas deberá conocer bien las reglas de retórica y jurisprudencia.

Sócrates: La Búsqueda de la Virtud a través del Diálogo

Sócrates fue contemporáneo de los sofistas, quien al igual que ellos estaba convencido de que la virtud se puede aprender. Pero, a diferencia de los sofistas, él no cobraba por sus lecciones y además pensaba que la virtud tenía que ser idéntica para todos los humanos. Sólo que no creía que esa virtud se pudiera enseñar tal y como los maestros enseñan sus lecciones, sino que su aprendizaje debía ser consecuencia de un proceso de diálogo, en el que la misión del maestro consistiera fundamentalmente en preguntar, en no conformarse con las respuestas fáciles, en aguijonear las conciencias y los supuestos saberes de sus conciudadanos.

En esto consistía básicamente la llamada ironía socrática, en el arte de interrogar de manera que el interrogado acabe descubriendo que aquello que daba por cierto no estaba tan claro como él suponía.

Aristóteles y su Crítica a la Teoría de las Ideas de Platón

Mientras que Platón centraba su interés en el abstracto e inmutable mundo ideal, Aristóteles se centra más en el mundo sensible que nos rodea. Este posicionamiento más materialista provoca ciertas críticas respecto a la teoría de las ideas.

Aristóteles no entiende como la esencia de una cosa puede estar fuera de esa misma cosa, es decir, por ejemplo, ve la esencia de caballo dentro de cada caballo. Además, plantea un problema a la hora de explicar el movimiento y el cambio. ¿Cómo puede el mundo perfecto, incorruptible, inmutable y eterno ser causa y explicación de un mundo cambiante e imperfecto?

Para superar estas dificultades crea la teoría hilemórfica. Según esta teoría, las cosas sensibles se componen de materia y forma. La forma, uniéndose a la materia, hace que las cosas sean lo que son. Existe un paralelismo entre materia y forma, y acto y potencia; de esta forma se termina de explicar el movimiento.

La Teoría Política de Aristóteles: La Pólis como Organización Ideal

Platón intentó formular sus concepciones políticas partiendo exclusivamente de principios teóricos. Aristóteles, por el contrario, procuró informarse de las realizaciones concretas; en este sentido, se le atribuye el análisis de más de 150 Constituciones y formas políticas de diferentes países. Platón intentó diseñar un Estado ideal utópico; Aristóteles pretendió adaptar el Estado a las circunstancias concretas, a las condiciones sociales e históricas.

Según este filósofo, a diferencia de las bestias y de los dioses, el ser humano es social por naturaleza, de tal modo que sólo puede llegar a alcanzar su calidad de ser humano conviviendo en sociedad; por tanto, la sociedad es anterior al individuo.

La forma de organización social ideal es la pólis o ciudad-Estado, compuesta de un núcleo urbano y de varias aldeas próximas. En cuanto a la organización del gobierno, distinguió entre formas puras o correctas y formas corruptas o degeneradas. Entre las primeras señaló la monarquía, aristocracia y democracia; y como formas degeneradas, la tiranía, oligarquía y la demagogia.

De acuerdo a considerar las circunstancias concretas, no estableció preferencias. Vino a concluir que la mejor forma de gobierno está dada en cada caso concreto por las necesidades, grado de desarrollo e idiosincrasia de cada pueblo.

La Teoría de las Ideas de Platón: El Núcleo de su Filosofía

La teoría de las ideas constituye el núcleo central de la filosofía platónica. Dicha teoría nunca tuvo una elaboración acabada y fue sometida reiteradamente a revisión.

Para Platón, las ideas son el auténtico ser, la verdadera realidad, frente a ellas toda otra realidad es degradada y deficiente. Las ideas son inengendradas, imperecederas e inmutables (eternas), además, su lugar propio es el mundo inteligible.

El mundo de las ideas posee una estructura piramidal, de acuerdo con los diferentes estratos o niveles de ser, según la cual unas ideas son inferiores y su existencia y su entidad dependen de otras superiores; éstas, a su vez, de otras más elevadas, y así sucesivamente hasta llegar a la idea suprema, La Idea de Bien, que constituye la cúspide de la pirámide y que, por tanto, es la realidad superior de la que en último término depende toda otra realidad.

Platón: Ciencia, Opinión y la Dialéctica como Método de Conocimiento

Platón distinguió dos niveles de conocimiento, el conocimiento sensible y el conocimiento inteligible.

El conocimiento sensible o Doxa se refiere al mundo de las cosas naturales, y jamás podrá ofrecer una certeza científica firme, ya que está basado en la opinión y, por tanto, Platón no le otorgaba ningún valor.

El conocimiento inteligible o episteme se refiere al mundo de las Ideas y, para Platón, solo llegamos al conocimiento cuando alcanzamos los objetos inteligibles mediante la razón, y no con los sentidos. El método para alcanzar ese conocimiento verdadero es la dialéctica, que trata de descubrir la verdad suprema, mediante el diálogo, ya sea con otra persona o reflexionando consigo mismo.

Mediante este proceso, se produce un ascenso en el ser a medida que vamos adquiriendo conocimiento, produciéndose un perfeccionamiento del alma. Es decir, a medida que la persona se va educando, se perfecciona a sí misma; muy acorde con el intelectualismo moral socrático.

La Noción de Bien en la Filosofía de Platón

El mundo de las ideas culmina en la Idea de Bien. La idea de Bien es la suprema realidad, gracias a la cual existen y son verdaderas todas las demás realidades, o sea, las ideas y, en último término, también las cosas del mundo sensible; es decir, la Idea de Bien proporciona el ser a todo cuanto es, a todo cuanto existe, y, en consecuencia, es un trascendental o, lo que es lo mismo, algo que siendo en sí mismo, es, al mismo tiempo, en todas las demás realidades. En este sentido, todo el resto de los seres poseerán realidad en tanto en cuanto en ellos se dé la Idea de Bien.

De manera análoga a como la luz del sol permite ver y distinguir las cosas en el mundo visible, la Idea de Bien permite conocer la verdad y alcanzar el conocimiento del mundo inteligible y, en último término, de todo tipo de realidad.

El Dualismo Antropológico de Platón: Cuerpo y Alma

Podemos resumir la concepción platónica de ser humano afirmando que éste es, fundamentalmente, su alma. Pero el alma humana está unida accidentalmente e incómodamente al cuerpo.

Alma y cuerpo son dos entidades totalmente distinguibles y desiguales. El cuerpo es físico y mortal, sensible e imperfecto, materia caduca y despreciable. El alma, por otro lado, es inmortal; es inteligible y perfecta; es lo que define al ser humano y le permite realizar lo más elevado. Dicho de otra manera, el cuerpo pertenece al mundo de las cosas sensibles y temporales, mientras que el alma es originaria del mundo de las ideas eternas.

Pero, es precisamente este dualismo y el noble origen del alma lo que hace posible el conocimiento de las ideas. Las abstractas e inmateriales ideas son alcanzables porque el alma forma parte de este mundo perfecto del que, sólo temporalmente, ha sido expulsada.

Las Virtudes y la Ciudad Ideal en el Pensamiento de Platón

Influido por la muerte de Sócrates y por la crisis política en Atenas, Platón diseñó una ciudad ideal, cuya finalidad es el perfeccionamiento moral de los ciudadanos y en la que el individuo debe someter sus intereses a los de la comunidad. Este ideal moral se conseguirá cuando se alcance la justicia, es decir, cuando todos los componentes de la ciudad actúen coordinadamente, dedicándose cada uno a la función que le corresponde en ella.

En la ciudad se refleja también la división del alma en las clases sociales: los artesanos y campesinos se dedican a alimentar al resto de ciudadanos; los guardianes defienden la ciudad, y los gobernantes, elegidos entre los mejores guardianes, dirigen la ciudad.

Los gobernantes han de ser los filósofos, es decir, los que conocen la idea de bien, pues son los únicos que conocen la verdad. Por esto, la educación tiene una importancia fundamental en la república platónica, pues hay que seleccionar a los ciudadanos intelectual y moralmente destacados y enseñarles el mundo de las ideas.

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