René Descartes, figura clave del pensamiento moderno, comenzó sus estudios con los jesuitas (primera navegación). Más tarde, se dedicó a viajar (segunda navegación) y comenzó a plantearse la necesidad de un método. Finalmente, se dedicó a la meditación filosófica. Descartes, consciente de la presión de las nuevas conquistas científicas, considera necesario y urgente diseñar una filosofía que justifique la confianza general en la razón. Esta deberá ser capaz de dirigir la búsqueda de la verdad y poseer un método universal y fecundo como las matemáticas. Para elaborar su método, parte de la duda. Esta duda debe ser metódica, esto es, el medio para alcanzar la verdad. Debe ser también universal (integral): hay que dudar de todo, incluidas las certezas y los principios filosóficos. También es teorética (pone en cuestión los conocimientos y tiene como objetivo encontrar un conocimiento firme, pero no debe extenderse a la vida práctica, a la conducta, donde es inevitable seguir opiniones que son solamente probables) y, por último, es radical (va hasta el origen). Debido a la segunda característica (duda universal), Descartes duda de todo: de los sentidos (nos engañan), del mundo exterior (no podemos diferenciar el sueño de la realidad), de los propios razonamientos y de uno mismo (ya que puede existir un espíritu maligno en mi interior que me lleve al error). Esto se debe a que, para Descartes, la duda es hiperbólica, es decir, no solo tenemos que dudar de aquello que vemos que es falso (y esto es lo esencial), sino también de aquello que podamos plantear alguna duda, incluso en el caso de que no podamos mostrar que es falso; si nos cabe alguna duda, podemos considerarlo como si realmente fuese falso.
El Cogito y el Método Cartesiano
Descartes se da cuenta de que lo único de lo que no puede dudar es de su propia existencia como sujeto que piensa y duda. Esto significa que ha existido durante este tiempo. Este razonamiento Descartes lo resume en una frase: cogito ergo sum (pienso, luego existo). Esta frase será el principal fundamento de su teoría. El cogito es la primera verdad en el orden del conocimiento en dos sentidos: es la primera verdad a la que llegamos cuando hacemos uso de la duda metódica, y a partir de ella podemos fundamentar todas las demás. Descartes comienza aquí la elaboración de su método, el cual llegará a la verdadera certeza, sirviéndose de razonamientos intuitivos y concretos, porque en ellos es imposible el error.
Este método tiene cuatro reglas:
- Evidencia: no hay que admitir nada que sea dudoso, solo es verdadero lo que se percibe con evidencia.
- Análisis: la evidencia se encuentra en las ideas simples, por lo que es necesario reducir las ideas compuestas a ideas simples.
- Síntesis: se vuelven a recomponer las ideas simples, el resultado será una intuición evidente y libre de errores.
- Enumeración: consiste en revisar todo el proceso.
Todo el método cartesiano se traduce a la evidencia. La evidencia primera, como ya he dicho antes, es el cogito ergo sum. Al ser una idea clara y distinta, de ella se deducen todas las verdades (ego cogito cogitata).
Las Tres Sustancias y la Realidad
Descartes diferencia tres tipos de ideas:
- Las ideas adventicias, que parecen proceder del mundo exterior.
- Las ideas ficticias o facticias, que provienen de nuestra imaginación y voluntad.
- Las ideas innatas, que están en el entendimiento por naturaleza y son pensar, existir y perfección.
Una vez aclarado su método, desarrolla su entendimiento de la realidad. Esta es la parte más débil de la filosofía cartesiana, ya que Descartes necesitaba asegurar la libertad del alma y el determinismo del cuerpo. Para él, existen tantas sustancias como ideas claras y distintas puede concebir nuestra mente. Existen tres sustancias: Dios o sustancia infinita, la sustancia pensante (res cogitans) y la sustancia extensa (res extensa). Para él, el hombre es un complejo accidental de res cogitans (pensamiento, alma) y res extensa (extensión, cuerpo). Es la unión de dos sustancias independientes. Esta independencia hace que el hombre tenga libertad, separando el alma del mecanicismo del mundo. Pero esta concepción plantea a Descartes el problema de la comunicación entre ambas sustancias. Descartes afirma que la unión se establece en la glándula pineal, a través de una doble circulación hacia el alma y hacia el cuerpo. Considera que el mundo corpóreo se reduce a materia y movimiento, por esta razón le da el nombre de res extensa. Trata ampliamente esta realidad en su libro “Tratado del mundo”.
Dios y las Leyes de la Naturaleza
Para explicar el movimiento del mundo, parte de la existencia de Dios. Dios es perfecto y, por ello, no me puede engañar, y de tres leyes de la naturaleza, tres leyes a priori:
- Principio de la inercia: todo continúa de la misma forma a no ser que actúe una fuerza exterior.
- Principio rectilíneo: todo cuerpo tiende a moverse en línea recta.
- Ley de la conservación del movimiento.
La última realidad es la res infinita. Nosotros somos seres pensantes que dudamos, por lo que somos seres imperfectos y finitos. No podríamos concebirnos como seres finitos sin tener la idea de infinitud o de perfección. Estas ideas (infinitud, perfección…) no pueden venir de la nada y tampoco pueden hacerlo de mí mismo, solo pueden venir de alguien más perfecto que yo, alguien infinito, Dios. Luego, Dios existe.