La Filosofía de Platón: Ideas, Realidad y la Creación del Mundo

La Continuidad de Platón con Sócrates

La obra filosófica de Platón se desarrolla en continuidad con la de Sócrates en dos rasgos:

  • Primero, en su aceptación de la universalidad, en contra de la sofística. Platón toma de Sócrates la concepción anti-relativista del logos como un pensamiento que supera la inestabilidad de las convenciones, estableciendo tesis universalmente válidas.
  • Segundo, en su convicción de que solo la filosofía puede proporcionar a los hombres el conocimiento que estos necesitan para poder obrar bien y para organizar el ámbito político-social de forma justa. Platón piensa, como Sócrates, que la filosofía tiene la misión de iluminar el comportamiento y la política. Él llegará a defender incluso que los filósofos son quienes deben gobernar el Estado.

El Carácter Metafísico de la Obra Platónica

Pero Platón se distingue de Sócrates por el carácter metafísico de su filosofía.

La metafísica, antes de Platón, había sido cultivada por los presocráticos; pero el viraje filosófico del siglo V a.C. provocó un alejamiento de ella.

Platón regresa a la metafísica impulsado por la necesidad de encontrar un fundamento común de la physis y la polis, los dos ámbitos que Sócrates y los sofistas habían contrapuesto.

Al buscar este fundamento común, Platón va más allá de las filosofías socrática y sofística.

La Concepción Platónica de la Realidad

La Vuelta de la Mirada hacia la Physis y la Ampliación en Platón del Descubrimiento de la Universalidad

Platón le presta de nuevo atención a la physis.

A) El Fenómeno de la Visión

Sócrates había reflexionado sobre la comunicación considerando las cosas, dentro de esta, como objeto de significación.

Pero Platón tiene en cuenta que las cosas no son solo objeto de significación, sino también de visión.

B) El Hecho con el que se Produce la Visión: la Aparición

El hombre ve las cosas porque las cosas aparecen.

a)

La aparición de las cosas, a diferencia de su significación lingüística, es un hecho propio de la physis, porque en la physis es donde las cosas toman su apariencia natural.

Por esto, si se tiene en cuenta la visión, hay que volver la mirada hacia la physis.

b)

La aparición, en la physis, es un fenómeno global, porque las cosas al aparecer componen un solo mundo. El mundo, lo mismo que el lenguaje, es unitario.

El mundo y el lenguaje son inseparables. Sócrates se interesó exclusivamente por el segundo; pero Platón se interesa por los dos.

C) El Carácter Consistente de las Apariencias

En el lenguaje, se produce la unión entre la palabra y el significado; mientras que, en el mundo, se produce la unión entre la cosa y la consistencia.

Consistir es el hecho de tener un conjunto de rasgos que la identifican como un objeto de una determinada clase. Toda cosa del mundo es algo, consiste en algo.

D) El Paralelismo entre la Consistencia y el Significado

Entre la consistencia de las cosas y el significado de las palabras se puede observar un paralelismo: igual que, en el lenguaje, hay palabras distintas, de distintas lenguas, que tienen el mismo significado, en el mundo, hay cosas distintas, de distintas partes, que tienen la misma consistencia. Por ejemplo, un “árbol”, en castellano, y un “arbre” en francés, significan lo mismo; y paralelamente, un árbol de España y un árbol de Francia son lo mismo: árboles. Las primeras son palabras distintas pero con idéntico significado; los segundos, cosas distintas pero con idéntica consistencia.

Al observar este paralelismo, se ve que tanto el significado como la consistencia son constantes: uno, dentro del lenguaje; y la otra, dentro del mundo.

Sócrates solo explicó por qué el significado es constante en el lenguaje. Platón, después de él, se ocupa de explicar por qué la consistencia es constante en el mundo.

E) Noción Precisa de Consistencia

a)

La consistencia de una cosa es un conjunto de rasgos o notas que la identifican. Pero no identifican solo a esa cosa, sino también a todas las demás de su misma clase. Por tanto, es un conjunto de rasgos comunes.

Las cosas tienen rasgos particulares y rasgos comunes; pero los primeros no forman parte de su consistencia.

b)

Los rasgos comunes, que forman la consistencia de una cosa, son, justamente, los que enunciamos cuando definimos el concepto de la misma. Al definir un concepto, dejamos de lado los rasgos particulares y tomamos sólo los comunes.

Por tanto, resulta que definir el concepto de una cosa es lo mismo que delimitar su consistencia.

c)

Por último, los rasgos que forman la consistencia tienen la propiedad de estar unidos entre sí de tal manera que, donde uno está, los otros no pueden faltar; la presencia de uno hace imprescindible la presencia de los demás. Por tanto, no son rasgos unidos entre sí por necesidad.

Resumiendo: la consistencia es un conjunto de rasgos comunes a cosas distintas que están unidos entre sí de modo necesario, y que se enuncian al definir el concepto de ese grupo de cosas.

F) La Necesidad Implicada por la Consistencia: de la Cosa a la Idea

a)

Platón se pregunta por qué la consistencia es constante. Esto equivale a preguntar por la razón de que la unión en ciertos rasgos de las cosas sea necesaria. Hay que averiguar de dónde viene esta necesidad que obliga a que determinados rasgos de las cosas estén juntos, formando síntesis compactas.

b)

Platón responde diciendo que la necesidad que obliga a estos rasgos a estar unidos no viene de las cosas, sino de otras realidades superiores a ellas, que son necesarias en sí mismas y están más allá del mundo: las “ideas”.

La palabra “idea” es un neologismo acuñado por Platón. No significa para él lo mismo que significa hoy para nosotros. Nosotros usamos esta palabra para referirnos a pensamientos; pero Platón la utiliza para referirse a realidades. Las ideas platónicas son realidades latentes que tienen un carácter superior a lo que percibimos en el mundo.

Las ideas no aparecen, pero le proporcionan la consistencia a lo que aparece (a las cosas).

Aquí se aprecia la semejanza entre la explicación socrática del significado y la explicación platónica de la consistencia: si Sócrates, para explicar el significado, fue de las palabras a los conceptos, Platón, para explicar la consistencia, va de las cosas a las ideas. El primero se ocupó del pensamiento y el lenguaje, mientras que el segundo se ocupa de la realidad; pero ambos coinciden en distinguir, dentro de aquello que estudian, dos niveles, uno inferior y otro superior. En el pensamiento y el lenguaje, para Sócrates la palabra está en el nivel inferior, y el concepto en el superior, mientras que, en la realidad, para Platón, la cosa está en el nivel inferior y la idea en el superior. Tanto en el lenguaje como en la realidad, lo que está en el nivel inferior se caracteriza por ser múltiple y cambiante -o sea, inestable-; pero también por poseer algo constante, pero el significado se repite; y en la realidad, las cosas cambian pero la consistencia se repite también. Sócrates y Platón tienen la misma forma de explicar esta constancia: la atribuyen a la existencia de una universalidad. Esa universalidad es propia, según ellos, de aquello que está en el nivel superior: de los conceptos y las ideas, respectivamente. Platón amplía el descubrimiento socrático de la universalidad al sostener que además de los conceptos, existen las ideas. Aquellas fundan el significado y estas la consistencia.

La Teoría Platónica de las Ideas

Para Platón, las ideas son el fundamento del mundo. Por esto, su teoría filosófica principal es la teoría de las ideas.

A) Características de las Ideas

a)

Las ideas son realidades trascendentes. Esto significa que, al contrario que las cosas, no pertenecen al lugar vivencial del hombre.

Con su trascendencia, están componiendo, más allá del mundo, una zona de puro Ser: el “topos uranos” (=lugar celeste).

El mundo y el topos uranos se hallan separados, según Platón, por un abismo (chorismos). Este abismo corresponde a la diferencia total entre lo transitorio y lo permanente: el mundo es un ámbito de realidades transitorias, que aparecen y desaparecen; mientras que el topos uranos es un ámbito de realidades permanentes, que siempre están.

Se puede afirmar que ese abismo divide el Universo en dos zonas: una profana y otra sagrada.

b)

Las ideas, en segundo lugar, son realidades universales.

Por cada multiplicidad de cosas que tienen la misma consistencia, hay una sola idea. Esta es universal, mientras que aquéllas son particulares.

Pongamos como ejemplo la belleza, sobre la que Platón habla en su obra “El banquete”. En el mundo existen cosas bellas. Estas cosas, a pesar de ser distintas, tienen una misma cualidad: la belleza. Esta cualidad es la consistencia que las identifica. Según Platón, dicha consistencia les viene proporcionada por algo universal con lo que todas ellas están relacionadas: la idea de Belleza, que se encuentra en el topos uranos.

c)

Las ideas, en tercer lugar, son realidades esenciales, es decir, esencias.

  • Primero, porque todo lo que son, lo son por necesidad.
  • Y segundo, porque, al proporcionar consistencia a las cosas, las hacen ser lo que son.

d)

Las ideas, en cuarto lugar, son realidades estables: están por encima de la inestabilidad.

La diferencia entre inestabilidad y estabilidad:

  • Es una diferencia entre el mundo y el topos uranos.
  • Y es una diferencia, además, entre las realidades que tienen consistencia, pero no esencialidad (física), y las que tienen esencialidad (metafísica).

e)

Las ideas, en quinto y último lugar, son realidades perfectas.

Para Platón, perfecto es lo absoluto; e imperfecto lo relativo.

La realidad relativa es aquella realidad que es lo que es gracias a su relación con otra; y absoluta, en cambio, aquella que es lo que es por ella misma, sin necesidad de relación con nada.

Las cosas del mundo son realidades relativas, porque tienen consistencia gracias a su relación con las ideas. Por el contrario, las ideas son realidades absolutas, porque su esencialidad les pertenece por ellas mismas. Mientras que las cosas, para ser lo que son, necesitan tener relación con las ideas, las ideas, para ser lo que son, no necesitan tener relación con las cosas.

Las cosas son lo que son de un modo relativo; y esto quiere decir que lo son solo en cierto grado, mayor o menor según que se aproximen más o menos a su referente, que es la idea de la que proviene su consistencia. Pero las ideas no tienen referente, sino que son los referentes. Por tanto, ellas son lo que son de un modo absoluto; y esto quiere decir que lo son con plenitud. Aquellas son imperfectas, mientras que estas son perfectas.

Las ideas a causa de su perfección son paradigmas, es decir, modelos ejemplares que las cosas imitan, sin ajustarse nunca del todo a ellos.

B) Relación entre las Cosas y las Ideas

Platón no explicó esta relación de modo plenamente satisfactorio.

Es una relación de doble sentido; y, por tanto, se tiene que describir desde dos puntos de vista: el de las cosas y el de las ideas.

a)

Desde el punto de vista de las cosas, se trata de una relación de “imitación” (mimesis) y de “participación” (methexis): las cosas “imitan” a las ideas y también “participan” de ellas:

  • Las imitan porque las ideas son perfectas, y, por eso, constituyen sus modelos ejemplares (=paradigmas).
  • Y participan de ellas porque las ideas, con su esencialidad, les proporcionan algo a las cosas: su consistencia.

b)

Desde el punto de vista de las ideas, se trata de una relación de “presencia” (parusía): las ideas están presentes en las cosas.

Esta presencia hace que las cosas sean manifestaciones de las ideas. Esencia y manifestación son nociones correlativas. El gráfico indica cómo la idea y la cosa se refieren una a la otra: la primera, siendo la esencia oculta de la segunda; y la segunda, siendo la manifestación visible de la primera.

C) Clases de Ideas

Platón no llegó a una tesis definitiva acerca de esta cuestión.

Hay dos clases de ideas de cuya existencia Platón se muestra seguro: las ideas matemáticas y las ideas de valores morales, políticos y estéticos. Las ideas de bien, justicia y belleza pertenecen a esta segunda clase.

En cambio, Platón se muestra mucho más inseguro a la hora de admitir la existencia de ideas de seres físicos, sobre todo cuando se trata de cosas triviales o desagradables. No obstante, en sus últimas obras, parece admitir la posibilidad de que existan ideas de algunos de ellos.

D) La Visibilidad de las Ideas

Para Platón, las ideas son experimentables; y como tales, son objeto de visión, al igual que las cosas.

Pero entre la visión de las ideas y la visión de las cosas hay dos diferencias radicales:

  • La primera es que, mientras que la visión de las cosas es sensorial, la de las ideas es mental; las cosas se ven con los sentidos, pero las ideas solo pueden verse con la mente.
  • Y la segunda es que, mientras que la visión de las cosas es natural, la de las ideas es sobrenatural.

Las ideas, sin embargo, no son realidades físicas sino metafísicas; y no aparecen sino que están ocultas. Su visión no se produce con la aparición sino con el no-ocultamiento (alétheia). Pero el no-ocultamiento es un hecho interno al topos uranos, no a la naturaleza.

Esta visión, al ser sobrenatural, está por encima de los hechos naturales como la aparición y la desaparición, el nacimiento y la muerte.

El nombre de dicha visión es “intelectual” o “visión noética” (Nous).

La razón de que tenga dos formas es que las ideas son esencias que se manifiestan: la visión puede quedarse en las manifestaciones o desvelar las propias esencias. Cuando hace lo primero, toma la forma de visión sensorial; mientras que, cuando hace lo segundo, toma la de visión noética.

E) La Teoría de las Ideas como Reafirmación Post-socrática de la Sabiduría

La visión noética es superior al concepto, porque mientras que este se refiere a la consistencia, aquella se refiere a la idea que proporciona la consistencia. Al definir un concepto, se delimita una consistencia en el mundo; pero, al tener la visión noética de una idea, se hace otra cosa superior: des-ocultar una esencia en el topos uranos.

El conocimiento constituido por ella no es solo “filo-Sofía” sino Sophia, o sea, Sabiduría.

Por eso, Platón sitúa de nuevo la sabiduría en el horizonte de la filosofía.

La Explicación Platónica del Origen del Mundo: la Teoría de la Creación

La teoría de la creación es la segunda teoría importante dentro de la concepción platónica de la realidad.

La teoría de las ideas y la teoría de la creación se complementan; mientras que la primera trata sobre las esencias, la segunda explica cómo, a parte de las esencias, han llegado a existir las manifestaciones.

A) Las Dos Vertientes del Proceso de la Creación

Las ideas, para Platón, constituyen el punto de partida de un proceso de producción. Este proceso de producción es la creación. Crear es producir desde las ideas.

La creación comprende dos procesos: el proceso de producción de la physis y el proceso de construcción de la polis. Las ideas, como fundamento al mismo tiempo “meta-físico”, son el punto de partida de los dos.

Dentro del primer proceso, el hombre no puede intervenir como creador; pero dentro del segundo sí.

B) Los Factores de la Creación en su Vertiente Física

Para Platón, en la creación intervienen tres factores: un principio, un contraprincipio y un agente mediador entre ambos. En el proceso de producción de la naturaleza, el principio son las ideas; el contraprincipio, la materia; y el agente mediador, el demiurgo.

a) Las ideas

Las ideas determinan de antemano una parte de los rasgos de las cosas: los que forman su consistencia. Estos rasgos, al estar determinados de antemano por ellas, son forzosos.

b) La materia

La materia recibe la consistencia que las ideas han determinado.

Platón concibe la materia como un sustrato eterno, que, debido a los movimientos que lo agitan, es caótico.

De estos dos factores de la creación, las ideas y la materia, el primero es absolutamente estable, mientras que el segundo es totalmente inestable. Por esto, en la creación, uno es principio y otro contraprincipio.

c) El demiurgo

El demiurgo es concebido por Platón como una inteligencia ordenadora, cuyo papel en la creación es el de agente mediador entre los dos factores anteriores. El demiurgo conoce las ideas y es capaz de organizar el caos, o sea, es capaz de obrar sobre la materia para imponerle la consistencia que las ideas han determinado. Por esto, su papel es el de agente mediador entre las ideas -el principio- y la materia -el contraprincipio.

La naturaleza, en realidad, es el producto del demiurgo, no de las ideas: porque las ideas determinan la consistencia de las cosas, pero no las producen; quien las produce es el demiurgo, al obrar sobre la materia.

La materia, gracias a la acción del demiurgo, deja de ser caótica y se convierte en ordenada, constituyendo así la naturaleza.

C) La Creación como Proceso de Manifestación y Organización

a)

Vista desde la óptica de las ideas, la creación es un proceso de manifestación: las ideas, gracias a la acción del demiurgo, se manifiestan; o sea, adquieren presencia en algo diferente de ellas mismas.

b) En cambio, vista desde la óptica de la materia, la creación es un proceso de organización: la materia, gracias a la acción del demiurgo, se organiza; o sea, adquiere un orden.

Sintetizando los dos puntos de vista, se llega a la conclusión de que la creación, en su vertiente física, es un proceso unitario de manifestación ideal y organización material.

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