La verdad como correspondencia

A pesar de ser la forma de entender más cercana a nuestra actitud cotidiana, es una de las más difíciles de explicar. Considera que alguien dice la verdad cuando describe de manera adecuada la realidad o un estado de cosas. Considera falsa una afirmación cuando lo que la misma describe no coincide con lo que las cosas “son” o con la manera en que ocurrieron los hechos. El término “correspondencia” implica que existen dos extremos que se relacionan. Las afirmaciones y los hechos. La exigencia para que la afirmación sea verdadera es que la relación sea de su “adecuación” a los hechos; tiene que concordar con la realidad. “Decir de lo que es que no es, o de lo que no es que es, es falso;  mientras que decir de lo que es que es, o de lo que no es que no es, es verdadero.“

Pragmática

La teoría pragmatista privilegia la acción como proceso de conocimiento y también como criterio de verdad. Considera que tanto los “hechos” como las verdades sobre ellos están en constante transformación mediante nuestra experiencia.
Para el pragmatismo no existen hechos del mundo “fijos”, que pueden ser reflejados por nuestras afirmaciones, sino que lo que para nosotros es el mundo, es producto de nuestras experiencias, y nuestras creencias se hacen verdaderas a partir de nuestra interacción con el mundo. La verdad es una creencia que está orientada a facilitar nuestro accionar en el mundo y no a obtener su descripción. Una proposición es verdadera si “funciona”. Creencia, experiencia y verdad son procesos nunca cerrados que se corrigen los unos a los otros. 

La verdad como coherencia

La teoría de la verdad como coherencia se mantiene en el interior del lenguaje.
La ecuación se establece entre las afirmaciones. Solo con saber que uno de los dos enunciados tiene que ser falso no es posible establecer  cuál de los dos lo es. Para eso o bien será necesario emplear el conjunto de proposiciones relacionadas con éstas dos, o bien habrá que recurrir a la correspondencia.

La deducibilidad

Al apelar a la coherencia entre los enunciados no se requiere de la experiencia para decidir si alguno de ellos es o no verdadero. Para las ciencias, la coherencia significa “deducibilidad”.  Una afirmación será verdadera dentro de un sistema de proposiciones (no se contradiga con ellas). Cuando se deduzca de las proposiciones fundamentales de dicho sistema. “Axiomas”.

Hermenéutica (traducir o interpretar)

La verdad está en el lenguaje y existe también una cierta exigencia de “adecuación” con lo que las cosas son. Adecuación no se define ni como representación ni como eficacia. Tampoco el lenguaje es considerado como instrumento para establecer la verdad. “Adecuación” significa “desocultación”, es decir “comprensión” e “interpretación”, lo cual se realiza mediante el lenguaje. Lo que se desoculta  es lo que los relatos y las descripciones de las cosas contienen de verdad. Lo que se puede conocer de las cosas está en el lenguaje y esa verdad debe ser separada de lo no verdadero mediante la interpretación. El lenguaje tanto desoculta como oculta. En él está la verdad, pero también lo falso. La verdad tiene que ser comprendida e interpretada en el lenguaje y a partir del lenguaje.Para la hermenéutica la verdad adopta tantas caras como interpretaciones logran imponerse y el diálogo entre ellas es infinito.

La verdad como consenso (de manera intersubjetiva)

Una afirmación es verdadera porque todos estamos de acuerdo en que es verdadera. Debemos suponer un acuerdo con respecto a cómo usamos las palabras. Y también acordar en qué condiciones aceptaremos el testimonio de los sentidos. Si sostenemos por coherencia alguna afirmación, debemos acordar qué otras afirmaciones consideramos verdaderas. El acuerdo general no implica por si solo la verdad. La intersubjetividad es aceptada como fuente de verdad siempre que se base en argumentos racionales, evaluados entre todos los involucrados según reglas de validez cuidadosamente determinadas.

La postura de Kant

La filosofía de Kant intenta superar los dos peligros a los que conducen tanto el racionalismo como el empirismo (dogmatismo y escepticismo). Crítica significa el sometimiento de la facultad de la razón a su propio tribunal. Lo que está en juego en la discusión entre racionalistas, empiristas y criticistas es la posibilidad de fundamentar el conocimiento, es decir, la respuesta a la pregunta ¿Es posible el conocimiento? El racionalismo responde que sí pero conduce al dogmatismo, propone como conocimiento ideas que no lo son sobre todo cuando se trata de objetos que no son parte de la experiencia. El racionalismo, según Kant exagera el poder de la razón; el empirismo exagera al sostener que no hay conocimiento más allá de la percepción. Kant rechaza ambos extremos y propone averiguar qué puede conocer la razón sin la experiencia, qué requiere de ella y cuáles son los objetos del conocimiento posible. Quiere establecer los límites de la razón, los alcances de lo que la razón puede conocer por sí misma y así sentar las bases de las condiciones que hacen posible todo conocimiento (científico o filosófico).

El criticismo

El propósito de Kant lo lleva a replantear la relación entre el sujeto y el objeto de conocimiento. El objeto para Kant no es aquello que está más allá del pensamiento y que determina las características del conocimiento según las suyas propias, racionales o sensibles. El sujeto no es una especie de espejo pasivo que recibe las impresiones de los objetos o que refleja su estructura gracias a la homogeneidad racional entre ambos. El objeto es el resultado de una actividad del sujeto que consiste en organizar las impresiones según ciertas estructuras que son propias de la razón y que hacen posible, así, todo conocimiento. Estas estructuras corresponden a dos facultades que constituyen la razón: sensibilidad y entendimiento. Las estructuras organizadoras de la sensibilidad se llaman intuiciones puras (espacio y tiempo). Nada de lo que percibimos está fuera del espacio y del tiempo. Las facultades del entendimiento se llaman categorías.