Maquiavelo, Revolución Científica y Método Cartesiano: Ideas Clave

Maquiavelo: Realismo Político y la Necesidad de un Príncipe Fuerte

Nicolás Maquiavelo, un humanista con la república romana como modelo, es conocido por El príncipe, aunque también estudió la política romana. Su preocupación central era la fragmentación de Italia, que la hacía vulnerable, y creía en la necesidad de un «nuevo príncipe» para unificarla. Maquiavelo veía los regímenes políticos como seres vivos, con ciclos de auge y decadencia. Aunque prefería la república, consideraba que una monarquía absoluta era necesaria en tiempos de corrupción.

La Ciencia Política de Maquiavelo

Maquiavelo es considerado el creador de la «ciencia política» al combinar la experiencia con principios teóricos. Se centra en «lo que es» (los hechos) en lugar de «lo que debe ser» (la moral). Establece dos principios universales:

  • La invariabilidad de la naturaleza humana.
  • La maldad inherente de los seres humanos.

Para Maquiavelo, el Estado es un organismo autónomo cuyo fin es la supervivencia y expansión. El príncipe debe priorizar los intereses del Estado, donde el fin justifica los medios y el éxito valida las acciones. Las cualidades esenciales del príncipe son la virtud (vitalidad, fuerza, decisión) y la prudencia (sagacidad, astucia), para minimizar los efectos de la fortuna.

Política y Religión

Maquiavelo reconoce la religión como un factor de cohesión social, pero critica al papado por sus efectos negativos en la política italiana. También critica al cristianismo por promover virtudes pasivas en lugar de la virtud activa, que considera esencial en la política.

La Revolución Científica: Un Nuevo Paradigma del Conocimiento

Antes de la revolución científica, las teorías de Aristóteles y Tolomeo dominaban el pensamiento. Aristóteles proponía un universo con un mundo sublunar y supralunar, con astros moviéndose en círculos perfectos. Tolomeo, por su parte, creó el sistema de los epiciclos deferentes para explicar el movimiento irregular de los astros.

El Giro Copernicano

La revolución científica comenzó con Nicolás Copérnico, quien propuso la hipótesis heliocéntrica en su obra De revolutionibus orbium coelestium. Esta idea simplificaba el geometrismo al colocar el sol en el centro del universo. Johannes Kepler dio un paso más al afirmar que las órbitas planetarias son elípticas y que el sol se encuentra en uno de sus focos.

Galileo Galilei y la Observación Empírica

Galileo Galilei, con su telescopio mejorado, descubrió las manchas solares, las irregularidades de la luna y la inmensidad de la Vía Láctea. Sus observaciones lo llevaron a pensar que el universo podría estar formado por dos partes. Además, estudió el movimiento de aceleración de los cuerpos. Galileo afirmó que «el libro de la naturaleza está escrito en lenguaje matemático» y que «si una demostración matemática es correcta y la experiencia la desmiente, la experiencia es errónea», mostrando su confianza en las matemáticas.

El Método Cartesiano: El Camino Hacia la Certeza

René Descartes propuso que la intuición y la deducción son los caminos seguros para alcanzar el conocimiento. Para pensar ordenadamente, elaboró una serie de reglas, resumidas en cuatro:

  1. Evidencia: No admitir nada dudoso, solo lo que se presente clara y distintivamente a la inteligencia.
  2. Análisis: Descomponer los datos del conocimiento en sus elementos más simples.
  3. Síntesis: Recomponer las ideas simples mediante la deducción, asegurando la conexión entre ellas.
  4. Enumeración: Revisar todo el proceso para no omitir nada y obtener una visión general.

El método cartesiano se basa en la evidencia, buscando una primera verdad de la cual deducir las demás, sin recurrir a nada ajeno a la razón. Si se siguen estos preceptos, la mente será infalible.

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