Los Eones y el Pleroma
Los Eones representan la eternidad de un tiempo vivido. Todos los Eones son las realidades del Pleroma. Todos los Eones tienen pareja, son masculinos y femeninos. Si todo el esquema es la manifestación del abismo, todo ello tendría que estar entonces previamente dentro del abismo. El primer Eón es el abismo, que es lo insondable, lo ápeiron. El abismo sería la palabra inmanente, mientras que su pareja es el silencio. Ese silencio designa un vacío, es el concepto previo a todo discurso; distinguible, aunque inseparable del abismo.
Volviendo al abismo, se lo puede considerar como el protopadre de todo, del cual se dan dos explicaciones: una voluntarista y otra pasiva. Es decir, el protopadre tiene una intencionalidad de manifestarse, ya que, si nos quedamos en ese supranivel, nada se conocería. La segunda explicación es la pasiva, que en ese abismo, actúa sin actuar, por sobreabundancia ontológica. De una u otra manera, el salto se produce, y es ahora cuando comienza el Pleroma o el ser, si nos referimos al esquema platónico.
El Nus y la Aletheia
Nos encontramos ahora con el Nus, es el Cristo trascendente. El Nus es el mundo de las ideas puras, lo propio de Nus es pensar. Como todo Eón, el Nus también tiene su pareja, y es la Aletheia, que sería la palabra referida. Un nuevo Eón sería el Logos, que es más discursivo que el Nus. La pareja del Logos es Zoe (vida). Le sigue Antrophos, cuya pareja es la Iglesia. La verdadera Iglesia es la Iglesia del Pleroma.
La Caída de Sofía y el Kenoma
Ya en el Kenoma nos encontramos con Sofía, que es el equivalente al alma del mundo platónico. En los gnósticos, Sofía produce el mundo sensible. Sofía tendría que tener una pareja, pero ésta no se conforma con su pareja. Ontológicamente hablando, queda sin substanciar, porque quiere ascender a un lugar que no es el suyo; al no estar Sofía determinada, entonces se disuelve.
Para la embriología griega, en la concepción entra tanto el elemento masculino, que aporta la morphé, como el elemento femenino, que aporta la hyle. Si no hay morphé, entonces la sangre menstrual queda informe, literalmente hablando, sólo hay hyle, la realidad sensible es pura indeterminación. El cosmos pasa de ser algo bueno, para ser algo radicalmente malo. Se da preferencia en la conciencia, y hay un claro anticomismo. No solamente nuestro mundo sensible se convierte en signo del mal, sino también el mundo de las esferas. Las esferas son malas porque son las que nos tienen aprisionados, son las que nos tienen sujetos al destino fatal.
La Recomposición de Sofía y el Demiurgo
Volviendo a Sofía, ahora comienza un proceso, según las gnosis, recomponiendo a Sofía. Para recomponer el Pleroma, el Nus emite un Eón nuevo, que va a servir como pareja a Sofía. Este nuevo Eón es el primer Cristo. Tras reestructurar a Sofía, el Pleroma entero emite un himno de alabanza, que sería el segundo Cristo, que tiene su pareja en otro Eón emitido que es el Espíritu Santo. Esta nueva pareja tiene como resultado una gran cantidad de ángeles.
Tras Sofía, tiene que haber una nueva frontera, que sería el mundo sensible, simbolizado en la cruz. Dicha frontera es llamada Kenoma. Por un lado, Sofía ha quedado restablecida, pero también hay una parte pecadora, Sofía Achamoth, y ontológicamente hablando, sería la dimensión del alma del mundo que penetra en el mundo sensible.
Se coloca ahora la figura del Demiurgo, quiere imitar al Padre, y hace un mundo mal construido. De esta forma, se hace una inversión de elementos fundamentales de los judíos. La venida de Cristo nos libera de esa atracción fatal.
Antropología Gnóstica: Los Tres Géneros de Hombres
Sofía genera tres sustancias que dan lugar a tres géneros de hombres:
- Neumáticos (Espirituales): Proceden de la Sofía pleromática y del neuma. Son los seres puramente espirituales; son aquellos que tienen como ángel al tercer Cristo. Substancialmente pertenecen al Pleroma, por tanto, los neumáticos están salvados. Ante ello cabe preguntarse si hay alguna predestinación, de tal manera que no estuvieran ya salvados. Ello provocó acusaciones de libertinaje sobre ellos; pero fue todo lo contrario, ya que eran contrarios a cualquier contaminación del mundo.
- Psíquicos: Proceden de la sustancia que produce el arrepentimiento. Pueden o no salvarse según sea su vida.
- Hílicos: Proceden de la sustancia que procede del pecado, de la sustancia hílica (hyle). Están ya condenados.
Conclusión: La Estructura del Esquema Gnóstico
El esquema gnóstico obedece a dos influencias: una platónica y otra cristiana. La primera hipóstasis, el abismo, se solapa por la segunda, el Nus. Lo que era común es el pensamiento, y se solapan porque se quiere hacer ver que es una realidad dinámica. Hay otra tercera hipóstasis que sale de la segunda, y sería el alma del mundo en su penetración en el mundo sensible. Lo que hay en común entre la segunda y la tercera es la Sofía pleromática. La peculiaridad gnóstica es que Sofía se disuelve, y por tanto hay que recomenzar de nuevo el esquema para reestructurarla. Esta segunda vuelta correspondería al esquema propiamente cristiano, gnóstico.