La Educación en Platón: Conocimiento, Virtud y Estado
La educación es un tema presente, aunque abordado desde perspectivas diferentes, en la casi totalidad de los diálogos platónicos, donde suele plantearse sobre el trasfondo del debate contra el relativismo moral y gnoseológico de los sofistas y, por consiguiente, contra la labor educativa desarrollada por éstos. Centrándonos en nuestra obra, la Alegoría de la caverna entiende la educación (paideia) como conocimiento, esto es, un proceso de purificación o conducción del alma desde lo sensible hacia la contemplación de lo inteligible, simbolizado por el ascenso del prisionero desde la caverna al mundo de arriba.
Pero no podemos olvidar que esta educación implica el proceso de liberación del alma y, por tanto, además de tener un componente de formación intelectual, comporta un elemento moral: la adquisición de las virtudes fundamentales que perfeccionan cada parte del alma.
El Proceso Intelectual y Moral en la Educación Platónica
El Proceso Intelectual
En cuanto al proceso intelectual, este es gradual, representado por los grados de visión que va alcanzando el prisionero liberado. Va desde las opiniones y creencias del hombre común, que no son conocimientos, al pensamiento abstracto y deductivo de las ciencias, que son ya conocimiento de las ideas (ideas generales y matemáticas), representadas por las cosas de arriba, las que están fuera de la caverna. Después, mediante una filosofía que es diálogo y dialéctica, el alma llega a alcanzar la comprensión última de las ideas al conocer la idea del Bien (simbolizada por el sol).
El Proceso Moral
Por su parte, el proceso moral es un proceso de purificación, por el cual el hombre pasa de lo sensible a lo inteligible separando el alma del cuerpo, en la medida que es posible durante la vida. Se trata también de un proceso gradual que consiste en ejercitarse a vivir con lo imprescindible, en una vida ascética que es ejercicio y preparación, como la del atleta; pero no para conseguir la fuerza física, sino la fuerza moral que permite renunciar al interés egoísta, a la injusticia y al mal. La subida del prisionero simboliza también esta liberación del alma de las esclavitudes del cuerpo.
Intelectualismo Moral y la Función del Educador
Ambas formaciones, la intelectual y la moral, son, para Platón, como para Sócrates, inseparables. De hecho, ambos defendieron el intelectualismo moral: conocimiento y acción, saber y virtud, van siempre unidos, y el mal solo se hace por ignorancia. De ahí el papel decisivo de la educación.
Y sigue siendo decisiva aunque nuestro conocimiento de las ideas sea, para Platón, algo innato. Porque dichas ideas están como olvidadas en el fondo del alma, y es preciso recordarlas o actualizarlas. De este modo, el que las ideas sean innatas no nos libra de la ignorancia, mientras el conocimiento no llegue a ser consciente y explícito. La ignorancia se ignora a sí misma, y el ignorante no toma ninguna iniciativa para dejar de serlo: si el que está dentro de la caverna no sabe que está cautivo y ante sombras, no busca su liberación. Esta ha de ser forzada, y ha de comenzar con la ayuda de otro que venga de fuera. Así expresa Platón en la alegoría la necesidad del educador y de un cierta coacción en la educación.
Ahora bien, si todo conocimiento es recuerdo-evocación, el papel del maestro no consistirá en enseñar nada nuevo, limitándose a ayudar a que el alumno saque a la luz el saber que lleva oscuramente en su interior. Esto es lo que hacía Sócrates con su arte mayéutica, justificada por la teoría platónica del conocimiento como recuerdo.
El Amor a la Belleza como Educador
En El Banquete, en cambio, habla Platón del amor a la belleza como educador. La idea de la belleza, al hacerse visible, despierta la nostalgia de lo inteligible, perfecto e infinito y el deseo de ser eternamente feliz. Esa nostalgia es el amor (Eros), que impulsa a dar el paso de lo sensible a lo inteligible, y es por eso un gran educador.
Sea cual sea el camino para pasar de lo sensible a lo inteligible, siempre implica esfuerzo y sufrimiento. Platón lo representa con el dolor del prisionero que es desatado y asciende por una pendiente «áspera y escarpada».
La Educación y el Estado en la República de Platón
El diálogo República añade, sin embargo, la insistencia en el papel de la educación en la preparación política. La educación se pone al servicio del Estado justo. Ella es el proceso de selección de los filósofos-gobernantes, única manera de implantar la verdadera justicia en la polis, pues, en consonancia con el intelectualismo moral implícito en la doctrina del filósofo-rey, quien contempla el Bien, ha de obrar necesariamente con justicia en la vida pública.
Es necesario, pues, dada su relevancia política, que el proceso educativo deba estar controlado por el Estado y tener un fundamento absoluto (el Bien). Solamente así estará la educación a salvo de intereses egoístas, en claro contraste con los resultados consiguientes al relativismo sofista.
La República abunda en detalles sobre la educación de los diferentes grupos sociales. Solo indicaremos que se trata de una educación pública o dependiente del Estado (la educación de los niños está en manos de la comunidad y no de los padres), que parte siempre de la capacidad natural y la disposición moral de cada ciudadano.