Maquiavelo: Poder, Estado y Estrategia Política en la Modernidad

Nicolás Maquiavelo (1469-1527): Un Enfoque Científico del Poder

Por primera vez, se realiza un análisis científico del fenómeno del poder, con total independencia de consideraciones éticas. Se limita a constatar y explicar cómo funciona el poder y cuáles son sus mecanismos. La política es un arte positivo: rechaza toda discusión sobre los valores y los fines. Se trata de penetrar en los resortes del arte de gobernar tal como se practica. Es, pues, un testigo. Al respecto, Francis Bacon nos dice que hay que agradecer a Maquiavelo que diga abiertamente y sin disimulo lo que los hombres acostumbran a hacer, no lo que deben hacer. En este sentido, El Príncipe, considerado como la primera obra de ciencia política, se interesa simplemente por presentar la mecánica del gobierno, por formular los medios por los cuales el poder puede ser conseguido y mantenido. Se trata de un libro (un manual) de estrategia política basado en cómo funcionan en la práctica los mecanismos del poder. Se mueve en el plano de la técnica política.

La Admiración por el Éxito y la Indiferencia por los Medios

Aquí se inscribe la admiración por el éxito y la indiferencia por los medios: quien desee el fin debe desear los medios. Maquiavelo pone los cimientos de la teoría del Estado nacional de la modernidad, pero no es una obra teórica. No se pregunta qué es lo legítimo, ni qué es el poder, sino, simplemente, ¿cómo instaurar un Estado estable? ¿Cómo hacer reinar el orden? Para él, la totalidad de la vida social debe ser ordenada en Estado. El hombre necesita en todo momento ser dirigido y puesto en orden. Tampoco siente Maquiavelo la necesidad de legitimar la subordinación del individuo al Estado. El hombre está dominado por un incentivo principal: la ambición. El resto de la humanidad son obstáculos o instrumentos de su voluntad (objeto de manipulación). Así, aunque la idea del Estado está en el centro de su pensamiento, no llega a formular su teoría. El Estado es un dato que se da por supuesto.

La Seguridad y la Eficacia como Normas Morales

La finalidad es lograr la seguridad, y esta se logra allí donde todo está previsto. La norma moral es la eficacia y el éxito, pues la política se mide por sus resultados positivos, y la función política es la eficacia, siendo el Estado la máxima eficacia organizadora. Con Maquiavelo aparece la razón de Estado (el interés superior del Estado justifica cualquier actuación, todo vale. La ley es para la gente; cuando está en juego ese interés, el poder está por encima de la ley).

El Arte de Gobernar: Hacer Creer y la Ingeniería del Consentimiento

Para Maquiavelo, gobernar es hacer creer, y no importa que el consenso responda a una verdad: todo es verdad en política mientras la gente se lo crea (se trata de la ingeniería del consentimiento. Por ejemplo, hoy, lo políticamente correcto y la autocensura, la manipulación y la creación de la realidad por los medios. En palabras de un jerarca nazi: la verdad es una mentira mil veces repetida). La gran fuerza reside en la inteligencia de influir, debiendo hacerse un uso racional de la fuerza, en el sentido de que solo en último extremo, si la ideología no logra crear el consentimiento, es la fuerza militar del Estado la que debe imponerse. La fuerza supone contar con un poder militar que asegure el orden interno del Estado, pero la fuerza es el último recurso necesario para mantener el orden y la unidad del Estado. Así, el poder actúa con una doble arma o en un doble plano: la creación del consentimiento o seducción y la coerción. El Príncipe debe ser armado y temido… Pero vale más ser temido que ser armado.

La Masa Sometida y el Gobernante Amoral

Maquiavelo parte de la división entre el gobernante amoral y la masa sometida. Las masas necesitan moralidad y religión (autorrepresión. Son instrumentos para la sujeción de las masas) y el gobernante debe proporcionárselas, pero él no debe sentirse atado por ellas. Las limitaciones morales a la conducta son un signo de debilidad. El poder, o carece de escrúpulos o no es poder. El político no es que sea perverso, no es ni bueno ni malo, estos conceptos no existen en política (ya nos ha dicho que la política es un arte positivo), es, simplemente, un profesional del poder, y las malas artes simplemente son un trabajo.

El Estado como Principio de Unidad y el Derecho Positivo

El Estado debe construirse como principio de unidad y debe proponerse lograrla, unificando bajo un solo mando los diversos reinos y ciudades de la nación, monopolizando este poder supremo la fuerza y el Derecho, y ordenando mediante leyes generales toda la sociedad. El Estado supone, pues, la unidad del Derecho Positivo. Solo es Derecho lo que el Estado decide que es, lo que él positiviza. El Estado hace las leyes y solo él: una ley general y pública dirigida a todos. Una sola voluntad superior a la que están sujetas todas las voluntades particulares.

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