Introducción a la Filosofía de Nietzsche
Nietzsche pretende romper con la tradición filosófica occidental, buscando nuevos modos de expresión de sus sentimientos y pensamientos. Para acentuar esta ruptura, adopta un tono crítico. Su filosofía es una genealogía, intenta encontrar el origen del primer error: la metafísica. Pone al descubierto los impulsos últimos y ocultos que mueven al hombre a actuar. Por eso, la filosofía de Nietzsche puede entenderse como un desenmascaramiento. La meta última de su pensamiento es la crítica a la razón, entendida como razón lógica e ilustrada. Este rechazo de la razón, del conocimiento y de la verdad es lo que le impulsa a evitar todo tipo de discurso argumentativo. Su estilo intuitivo y explosivo hace imposible fijar con claridad sus ideas.
Las dos descalificaciones fundamentales que hace Nietzsche son las de Platón y Kant, pues encuentra un error común a ambos. Los dos realizan una distinción entre mundo aparente y otro mundo verdadero, y eso, según Nietzsche, no tiene sentido. Esta concepción se remonta a Parménides, que introdujo en el mundo griego la diferencia entre ser y apariencia.
Crítica a la Moral Tradicional
La crítica más profunda a la cultura occidental es la crítica a los valores morales. Parménides no decía cómo es el mundo, sino cómo debe ser, con lo que no hacía una descripción objetiva de la realidad. Este fue el error desencadenante. De este modo, los filósofos se han inventado otro mundo “ideal”. En la moral tradicional prevalecen los instintos de decadencia sobre los de superación. En el mundo “ideal” se considera al ser como algo fijo e inmutable. Nietzsche critica la moral porque mata la vida, pero la vida es lo único real. Solo rechaza una moral concreta, la cristiana idealista. Pretende poner otra moral: la moral de la vida, la vida es voluntad de poder.
Nietzsche distingue entre dos tipos de moral:
- La de los señores, que ama la vida y la del que quiere la muerte de Dios.
- La moral de los esclavos, caracterizada por la resignación y compasión típica del cristianismo.
El mundo que nos proponen los filósofos metafísicos va contra la vida. La vida es, en primer lugar, lo contrario del pensamiento conceptual, es devenir. No consiste en que algo cambie, es que todo cambia. En segundo lugar, la vida es creatividad, es entendida como fuerza creadora de nuevas perspectivas acerca de la realidad. Y en tercer lugar, es voluntad de poder; en conexión con lo anterior, la vida como voluntad de poder es voluntad de crear. Esta voluntad de poder es la voluntad ciega de las fuerzas multidireccionales que componen el universo.
Estas fuerzas pueden ser de signo ascendente o activo, y reactivo o descendente. El error de la moral occidental es su “antinaturalidad”, es una moral enferma y decadente. El ideal de la moral es el imperio de la virtud. Este ideal convierte al hombre en su esclavo. La moral cristiana se rige en valor supremo con valores morales decadentes. Esta moral supone una duplicación de la personalidad. Ningún mundo inteligible ni del espíritu existe. Solo existe el mundo experimentable por los sentidos, un mundo único, irreal, efectivo, viviente, cuyo principio de movimiento es la voluntad de poder, no conoce nada estable.
Crítica a la Religión Cristiana
Toda la religión nace del miedo, de las angustias y de las necesidades, de la importancia que siente el hombre en sí mismo. Por tanto, ninguna religión ha contenido jamás ninguna verdad. Trata de la incapacidad de asumir uno su propio destino. El cristianismo se inventa su mundo ideal en el que los valores fomentados implican sentimientos propios del rebaño. La religión implica la alienación del hombre. La crítica que hace tiene precedentes de la Ilustración, e interpreta el cristianismo como una moral vulgar, cuya vulgaridad viene de Dios. Nietzsche quiere invertir los valores mediante valoraciones anticristianas. Considera al cristianismo como el enemigo mortal del tipo superior del hombre. El anticristianismo es la transmutación de todos los valores que dura ya milenios. Por eso, la transmutación de los valores no es mero anticristianismo, sino antiplatonismo.
Crítica a la Ciencia
También la ciencia sigue las directrices marcadas por el canon moral, que pretende alcanzar conocimientos absolutos y leyes naturales totales. Aspira a un saber de validez universal. El espíritu crítico constituye la forma de los ideales metafísicos, donde se ve la necesidad de universalidad en contra de la concepción trágica del mundo. Esto será siempre antidionisíaco, pues cree en la lógica como último valor. La ciencia se caracteriza porque entenderla es dominarla. Son superficiales, nunca alcanzaremos los grandes interrogantes de la existencia, pues estos yacen en sus profundidades. Sin embargo, Nietzsche propone una auténtica concepción de la misma, en la que crea una sociedad de espíritus libres.