FILOSOFIA
Procede del griego y está compuesta por dos términos “filo” (del verbo filein=amar) y “sofia”, que significa sabiduría. Su significado literal es, pues, amor a la sabiduría. Por este motivo, nos dice Platón que el filósofo no es un sabio, sino una persona que desea saber, que anhela el conocimiento.
La Filosofía no habría que verla como una ciencia exacta, sino como un camino, una búsqueda constante. La actitud del filósofo sería la de aquél que no es dogmático, que no cree que siempre tenga la verdad. Por el contrario, el filósofo nunca deja de hacerse preguntas, cada respuesta le conduce siempre a un nuevo interrogante, siempre quiere aumentar su conocimiento
Filosofía teórica
Lógica
Se ocupa de los razonamientos que son los criterios que permiten demostrar su validez o su corrección, leyes del pensamiento.Epistemología
Es el estudio del conocimiento científico, trabaja con nociones de verdad, de objetividad.Metafísica/Ontología
Estudio del ente, del ser, de la realidad.Teoría del conocimiento o Gnoseologìa (Kant)
Se plantea el origen del conocimiento, por un lado están los racionalistas (Descartes) que decían que los descubrimientos se hacían por medio de la razón, y por otro lado los empiristas (Hume, Locke, Berkley).
Filosofía práctica:
Referida o relacionada con la acción humana. Se ocupa de los valores, trata de descubrir los valores que rigen la acción humana.
Etica:
se ocupa de los valores de la acción, justa o injusta, correcta o incorrecta.Estética:
disciplina filosófica que estudia los valores como la belleza, la fealdad, la armonía.
En cualquier caso, la filosofía es una disciplina (no una ciencia, aunque hasta el siglo XVIII no se distinguía una de la otra), que tiene un componente crítico, es decir, busca la reflexión crítica de cuanto estudia, buscando soluciones a los problemas sabiendo que pueden ser temporales. Por eso, hay pensadores que mantienen que la filosofía es el arte de hacer preguntas, innata al ser humano, pero que las respuestas definitivas no existen.
En el nivel en el que nos movemos en el estudio de esta materia, planteamos la filosofía como una actitud; es inevitable que muchos nos planteamos cuestiones filosóficas Y es que el ser humano necesita de estas explicaciones sobre el mundo. Muchos no se conforman con estar en el mundo, con aceptar el mundo como un hecho, que es -al parecer- la actitud animal. El hombre necesita una visión de conjunto, una «concepción del universo» que le permita orientarse, que le permita saber a qué atenerse.
El origen de la filosofía: el paso del mito al logos
La filosofía surge cuando el logos sustituye al mito en la tarea de explicar la realidad en toda su complejidad: el universo físico, la naturaleza humana, la convivencia social con sus implicaciones políticas y morales. Este acontecimiento se produjo en la cultura griega alrededor del siglo VI a C. Con anterioridad, cualquier fenómeno de la naturaleza era explicado recurriendo a la intervención de dioses, héroes o fuerzas sobrenaturales. No se trataba, por tanto, de explicaciones de carácter racional, sino basadas en la pura imaginación, relatos míticos que dieron sus frutos literarios en obras como «La Iliada» y «La Odisea» de Homero.
Vamos a explicar en qué consistió el paso de las explicaciones míticas a las racionales:
Las explicaciones míticas (el mito)
son un conjunto de narraciones y doctrinas tradicionales que explican la configuración del mundo, de los hombres y la sociedad, así como de los dioses. Eran elaboradas y transmitidas por poetas: (Hesíodo, Homero, etc). Estas explicaciones ofrecen una explicación total de los problemas; personifican y divinizan las fuerzas naturales estableciendo que todo lo que sucede es por la voluntad arbitraria de dioses, quienes están sometidos al destino (necesidad). La consecuencia que este tipo de explicaciones tiene es que es imposible la ciencia, pues ésta se basa en la regularidad, necesidad y leyes.
Las explicaciones racionales, que surgen poco a poco en Grecia a diferencia de las anteriores, son discursos en los que se muestra una explicación del mundo, el hombre, la sociedad, etc, partiendo de la regularidad, necesidad, leyes, etc., que se descubren y se pueden demostrar con argumentos. Estas explicaciones racionales se basan en leyes que se aprecian en la naturaleza, regularidades a las que está sometido todo, en lo común que tienen las diferentes cosas, (y que permite clasificarlas), en la búsqueda de los elementos básicos de todo y del principio último de lo real (arché)
. Este es, sin duda, el primer intento de dar explicaciones científicas, o al menos proto-científicas de lo que ocurre.
Los primeros filósofos o científicos, buscan lo que denominaban Arché, es decir, el principio fundamental, esto es, buscan la esencia, la causa y el origen de todo lo que nos rodea, (la esencia: lo que no cambia, lo fundamental de todo lo que nos rodea; – la causa: el por qué, en la naturaleza, ocurre lo que ocurre; el origen: cosmogonía: el porqué las cosas y nosotros mismos, son como son.
Cada uno de los primeros pensadores, llamados “Presocráticos” dieron una respuesta diferente de qué era ese Arché; así, algunos pensaron que ese primer principio era un elemento material: — Tales de Mileto (585 a.C.) argumentó que era el agua; Anaxímenes de Mileto (525 a.C.) el aire; Anaximandro de Mileto (547 a.C.) el “apeiron”; Heráclito de Éfeso (544-484 a.C.) el fuego–; otros algo inmaterial: — Pitágoras de Samos (530 a.C) y los pitagóricos los números; Parménides de Elea (540-470 a.C.) el ser–; y otros, en fin, una pluralidad de elementos: — Empédocles de Agrigento las homeomerías; Anaxágoras de Clazomene (500-428 a. C.) dos principios el amor y odio, y Demócrito de Abdera (460-370 a.C.) los átomos).
Pero lo que importa de estos proto-científicos, es q fueron los primeros que se atreven a buscar respuestas no míticas, y sí racionales.
Parménides plantea que lo único existente es el SER, y divide lo real en dos regiones el mundo aparente y el mundo verdadero, en paralelo a la división del conocimiento en dos tipos la ciencia o verdadero conocimiento, que corresponde al ejercicio de la razón (la llamada por Parménides “Vía de la verdad”) y la opinión, como conjunto de verdades de rango muy inferior que se ofrecen a los sentidos (la llamada por Parménides “Vía de la opinión”) son una muestra de ello. Profundicemos un poco más en estas dos vías:
La vía de la verdad:
Es el verdadero camino del conocimiento. Parte de la afirmación básica e incuestionable de que “El ser es y el no ser no es”. Esta vía prescinde de los sentidos, que tan sólo nos proporcionan apariencias engañosas. Su objeto es EL SER, lo que existe, la Realidad. Para Parménides el SER es Uno, Ingendrado, Imperecedero, Indivisible, Inmutable y finito. Puesto que el Ser es único e inmutable, Parménides considera que la pluralidad y el cambio no son reales, sino tan sólo una apariencia engañosa de los sentidos. Aunque los sentidos nos enseñan la naturaleza como una multiplicidad de cosas, la Razón nos muestra que existe una única realidad, el Ser.
La vía de la Opinión.
Los sentidos nos dicen que una cosa es esto y no lo otro, cuando en realidad todo es Ser, todo es Uno. Si seguimos esta vía tan sólo obtendremos opinión, y no un conocimiento verdadero.
En contraposición a Parménides nos encontramos con Heráclito, que ha pasado a la historia de la filosofía como el filósofo que afirmó que todo fluye y nada permanece, todo está en constante movimiento. Heráclito decía que “no se puede entrar dos veces en el mismo río, pues quienes se meten en él se sumergen siempre en aguas distintas”. No podemos, por tanto, llegar a un conocimiento absoluto y definitivo de las cosas que nos rodean, aunque, para que nuestra vida no sea un caos, una total incertidumbre, Heráclito nos habla del “Logos”, una ley universal, cósmica, que pone orden en el caos y que nos hace comprender aquello que se nos aparece ante nuestros ojos.
Por último, Pitágoras, que vivió en el sur de Italia y dedicó su vida, principalmente al ámbito de la matemática, ya que para Pitágoras y su escuela, los números eran el “arché”, aquello que fundamentaba la realidad. Los pitagóricos conformaban una especia de secta, entre sus miembros podríamos distinguir a los matemáticos y a los acusmáticos, cuyo voto de silencio ha hecho que sepamos en la actualidad pocas cosas de ellos, aunque sí podemos decir que creían en la transmigración de las almas (una especie de reencarnación) y en el poder catártico de la música.
Los períodos de la Historia de la Filosofía
Podemos dividir la Historia de la Filosofía en cuatro grandes períodos:
Filosofía antigua
la filosofía surge como reacción al mito. Se centra al principio en el estudio de la naturaleza (presocráticos), buscando un orden a lo que nos encontramos delante de nosotros. Posteriormente, a partir del s. V a.C, la preocupación pasa a ser el ser humano y la sociedad, son los sofistas y Sócrates como los principales representantes, para dar paso a los dos pilares básicos del pensamiento antiguo, Platón y Aristóteles. Las repercusiones de la filosofía de estos dos grandes pensadores conformarán gran parte de la filosofía futura.
Filosofía medieval
desde el s.IV al s. XIV. Con la aparición y fortalecimiento de las religiones monoteístas (cristianismo, judaísmo e islam) la filosofía y la teología se dan la mano, planteándose principalmente la relación, si es que la hay, entre Razón y Fe. Habrá respuestas para todos los gustos, unos pensarán que la razón debe supeditarse a la filosofía, otros que plantearán que son ámbitos complementarios y que deben ayudarse mutuamente (Tomás de Aquino), y por fin, al final del período medieval y en puertas del Renacimiento, se planteará por parte de Guillermo de Ockham que la fe y la razón son ámbitos diferentes y separados que no pueden entremezclarse.
En este período la filosofía platónica y aristotélica entrarán en el ámbito del cristianismo de la mano de dos grandes filósofos medievales, san Agustín y santo Tomás de Aquino. Filosofía moderna (s.XVI – 1ª parte del s.XIX)
Durante este período, que comienza con el Renacimiento en el s.XV, el ser humano desplaza a Dios de su lugar principal en el ámbito de la filosofía y el pensamiento. La filosofía se va a centrar en la teoría del conocimiento, y en el problema de la realidad. Durante este período se produce la creación de dos corrientes filosóficas, centrales en la Historia de la Filosofía, el Racionalismo (encabezado por el filósofo francés René Descartes) y el empirismo (cuya principal figura es el filósofo inglés David Hume), estas dos corrientes se diferenciarán en el modo de establecer el origen del conocimiento, para los racionalistas se encuentra en la Razón mientras que para los empiristas se encuentra en la experiencia sensible. Posteriormente, ya en el s.XVIII, otra de las figuras ilustres de la historia de la filosofía, Immanuel Kant, llevará a cabo una síntesis de estas dos corrientes, planteando que le conocimiento necesita tanto de la experiencia que proviene de los sentidos como de ciertas estructuras que tenemos en nuestro entendimiento y que organizan tal información externa.
Filosofía contemporánea (2ª mitad del s.XIX hasta nuestros días)
Supone en el plano de la filosofía, la desconfianza en la razón como instrumento de explicación y de progreso. Así surgen los pensadores de la sospecha, autores que ya no aceptan que la razón es la facultad del ser humano que le permite llegar al conocimiento de todo, y que buscará la liberación del ser humano. Autores como Marx, Nietzsche y el psicoanalista Freud, sospechan que hay intereses ocultos que empujan a la razón a diferentes objetivos, disfrazándolos. Estos autores han influido muchísimo en las corrientes y pensadores de los últimos años. La herencia ilustrada nos había dejado como legado la idea de progreso (sobre todo en el ámbito de las ciencias); el ser humano conseguirá, gracias a sus investigaciones, un mundo mejor, podrá controlar la naturaleza que tiene ante sí y ponerla al servicio de la especie humana; pero por desgracia, ese sueño ilustrado se vino abajo, y el progreso científico no llevó de la mano un progreso humano (a nivel social, político y moral). Refugiados, campos de concentración, hornos crematorios, guerras de trincheras, fuga de poblaciones enteras, comunismo, fascismo, nazismo, persecuciones raciales y religiosas, bombardeos de ciudades indefensas y civiles inocentes que huyen; sangre humana esparcida en tierra, mar y aire, guerra y destrucción en toda la redondez de la tierra, todo el progreso técnico y científico encauzado hacia la destrucción sistemática de nuestros semejantes. De todo este horizonte, muy poco racional, nace la filosofía actual; no es de extrañar, pues, que exprese esa angustia, que se encauce hacia lo concreto y desconfíe de las elucubraciones abstractas, que sea reflejo de ese dolor y esa agonía colectivas, así como del asombro, de la desesperación o de la perplejidad del hombre contemporáneo. Para terminar este punto dedicado a los períodos de la Historia de la filosofía, que el hombre del s.XX, dotado de una asombrosa civilización, provisto de la bomba atómica y de una ciencia jamás imaginada, que penetra en los dominios mismos de la vida, manipulador de una técnica que supera todos los sueños de la magia antigua, es, sin embargo, el mismo ser enigmático y esencialmente complejo de los primeros tiempos, el mismo de la edad de piedra o el de la caverna; ese hombre actual tiene los mismos sueños, incertidumbres, tentaciones, temores, esperanzas y angustias de sus más remotos antepasados. Su patrimonio es este misterio insondable que va transmitiéndose de generación en generación. Y la filosofía es, encada época, un nuevo planteamiento sobre ese misterio siempre nuevo que es el hombre mismo.
La especificidad del saber filosófico
Siendo ambos un tipo de discurso racional: ¿Cuáles son las diferencias entre la ciencia y la filosofía?, ¿Cuál es la especificidad del saber filosófico? :
a) En vez de centrarse en un área de la realidad busca dar una explicación de la realidad en su totalidad. b) A diferencia con lo que pasa con cualquier especialidad científica la filosofía no tiene ningún conjunto de verdades más o menos universalmente admitidas que se puedan presentar y enseñar. Es una actividad de análisis conceptual, de clarificación de nuestros conceptos e ideas, y de reflexión crítica aplicable a cualquier saber teórico, práctico o productivo. Al plantear reflexiones críticas sobre otros discursos, especialmente sobre el discurso científico, pero también del discurso mítico, religioso, ideológico, político, moral, etc. la filosofía adquiere la categoría de metadiscurso. c) El hecho de filosofar nos ha de enseñar a dar respuestas racionales y críticas (por tanto, siempre provisionales y abiertas) a aquellas cuestiones que, pese a ser irresolubles científicamente son inevitables: se han presentado, y se presentarán siempre, a la mente humana.
LA NECESIDAD DE LA FILOSOFÍA
Aristóteles filósofo griego del siglo IV a. C. afirmaba que «Todos los seres humanos desean saber por naturaleza». el discurso filosófico responde a la necesidad humana de preguntarse sobre una serie de cuestiones básicas y buscar una respuesta racional e ellas.
Podemos filosofar porque la llama de la filosofía está viva en nosotros, como seres capaces de pensar libre y racionalmente.
Todo el mundo participa, como punto de partida, de las interpretaciones existentes en su sociedad que toma acríticamente como verdaderas es lo que se denomina prejuicios o saber común.
En la medida en que somos conscientes de nuestra propia ignorancia las ponemos en tela de juicio sometiéndolos a la crítica desde la razón. Cuestionar lo que tenemos delante, nosotros mismos, nuestra propia vida parece remover los cimientos sobre los que ésta se asienta y pone de manifiesto la necesidad de construir un nuevo fundamento, una nueva comprensión que permita llevar un nuevo modo de existencia justificado y crítico.
Las nuevas ideas a las que lleguemos no se pueden sustraer a la crítica, convertirse en dogma o ideología, perder su espíritu filosófico. Se ha de aceptar su provisionalidad y su constante revisión según vayamos avanzando en nuestra experiencia y nuestros conocimientos. Este es el reto que la filosofía nos propone: una forma diferente de mirar el mundo y nuestra propia vida.
Así, el discurso filosófico nos puede ayudar a vivir intelectual y moralmente sin una concepción cerrada y dogmática del mundo. Esto se debe a que aquello que es característico de la filosofía es la forma de hacer las preguntas y la manera de contestarlas. Siempre que nos encontramos ante un discurso filosófico hallaremos una argumentación lógica, la defensa razonada de determinados puntos de vista y no la simple afirmación de una creencia, sin ningún tipo de fundamento. Cuando alguien filosofa da razones, más o menos plausibles, a favor o en contra de una cierta opinión. Y en cualquier caso, esta persona está dispuesta a escuchar las razones del contrario y rectificar, si es necesario, su opinión inicial. Se trata de reflexionar con profundidad sobre algunas cuestiones atendiendo y sopesando las razones de unos y otros.