Cómo se filosofa a martillazos
1.1 Un nuevo estilo para una nueva filosofía
La nueva filosofía necesita un nuevo estilo para poder romper con lo que hasta ahora ha sido el común denominador de la tradición filosófica. La idea de verdad no se puede eliminar con un lenguaje que pretenda afirmar otra verdad diferente, seguimos teniendo una verdad y así con la lógica, razón, moral… Por tanto, será necesaria otra forma de proceder y esta es la del martillo que, con un golpe seco y duro, rompe y destruye aquello que golpea. Hace una crítica general a todos los principios que han servido en la tradición filosófica. Su obra es fundamentalmente no conceptual, pretende transportar al lector a un estado mental que no necesita pruebas ni demostraciones, solo intuiciones.
1.2 Características del nuevo estilo
El estilo de la maza ha de parecerse a lenguajes más sugerentes, más abiertos, que ni fundamenten, ni justifiquen, pero que expresen algo del enigma de la vida. Hay que renunciar a la lógica gramatical, desmontar el lenguaje, hacerlo bailar. El resultado ha de ser el reflejo de un pensamiento original, vivo, y más connotativo que denotativo, capaz de sugerir otro significado distinto al suyo propio. Para ello utiliza:
- Aforismos: son sentencias filosóficas sin argumentar.
- Metáforas: imágenes insospechadas.
- Analogías: relaciones de similitud, compara.
- Contradicción: afirmar y negar lo mismo.
- Ironía: lo contrario a lo que piensas.
- Fábulas: narraciones breves.
- Lenguaje emotivo: lenguaje expresivo.
Es un estilo cercano a lo poético, que resquebraja la lengua y produce justo el efecto que se pretende.
1.3 Consecuencias del nuevo estilo
En su lectura no vamos a encontrar un sistema unitario de argumentaciones racionales y deducciones lógicas para convencernos de la verdad de lo dicho. Su lectura es siempre mucho más libre, el lector lo interpreta a su manera sin saber nunca si será la correcta. Es un autor en el que siempre se pueden hacer interpretaciones diversas y donde cada uno puede descubrir en su obra los aspectos más cercanos a su propio pensamiento.
1.4 La utilización nazi
Él no tenía relación con esto, tuvo una visita de Hitler y también algunos nazis utilizaban algunas de sus frases.
2. Crepúsculo de los ídolos
Escribe una obra en 1889, Crepúsculo de los ídolos, su narrar ya no es tan alegre. En 1888 fue su último año de lucidez, pero también el más fructífero en obras escritas. En otoño de 1887 estaba trabajando en la obra definitiva que llevaría por título La voluntad de poder, desistió del proyecto, pero utilizó parte de los materiales para redactar El Anticristo y Crepúsculo de los ídolos. El título significa:
- Crepúsculo: luz que se apaga, ocaso, simboliza la decadencia, degradación, ruina, último suspiro de aquello que fue y que está a punto de dejar de serlo.
- Ídolo: aquello que, aunque sea falso, es admirado, venerado y en consecuencia se le atribuye culto y adoración.
El libro es el fin de una cultura, la occidental, el título expresa el desencadenamiento, el desengaño de la cultura occidental y la llegada del nihilismo.
3. Crítica de la cultura occidental
Sus esfuerzos se centran en encontrar la estructura intelectual, él será el médico que, tras la apariencia de una cultura autosatisfecha, que se cree la única conocedora de la verdad, se encuentra un virus inicial introducido por los fundadores de la cultura. Descubrirá la enfermedad escondida, aislará los virus que la causan y propondrá medidas de curación, aunque muy agresivas para el paciente de occidente.
3.1 El método genealógico
Hará un árbol genealógico de occidente para descubrir que en su linaje no está la búsqueda del saber, el interés por la verdad o el cultivo de la razón, en su origen está el miedo de unos hombres mediocres al devenir y al cambio de las cosas, el miedo a vivir inseguros en un mundo que experimentamos. Nuestro linaje proviene del miedo y no del amor a la verdad. El origen de occidente es uno que avergüenza y que huele mal. Pondrá al descubierto un mundo alternativo, un ultramundo ficticio en el que vivir con seguridad y comodidad.
3.2 Crítica a la razón y a sus criaturas
Estamos hablando de un problema de supervivencia psicológica. Y es el miedo a perder este mundo seguro el que provoca el interés filosófico y moral por justificar y fundamentar. La razón es la causante de la enfermedad de occidente al generar un tumor maligno y extraño a la vida y al cuerpo, una realidad imaginaria que consuela. Pasar de mito a logos, solo así parecía posible acceder a la verdad, a la justicia, al bien universal. Y este conocimiento nos ofrecía “que todo fluye, todo cambia, nada permanece”. Occidente necesita desprestigiar el movimiento, negar la diferencia radical de lo que acontece. Nada mejor que renegar de los sentidos y construir realidades ultramundanas donde todo funciona como la razón quiere que funcione. Los cimientos de esta construcción interesada, ese mundo irreal producto del miedo, son rápidamente cubiertos bajo un manto de racionalidad. La filosofía, religión y moral occidental son síntomas de decadencia. La sociedad occidental camina hacia el vacío de sentido: el nihilismo. A medida que se vaya dando cuenta de la falsedad, se irá desintegrando. Occidente ha agotado su proyecto, se ha descubierto su engaño. El hombre del rebaño es incapaz de resucitar al muerto, hace falta crear nuevos valores y solo con espíritus libres pueden. Crear una cultura que genere espíritus libres, no hombres pavorosos.
El nihilismo, la muerte de Dios y el superhombre
7.1 El nihilismo pasivo
Los valores creados por esta cultura hacen referencia a un mundo engañoso en que se descubre el pastel, se romperá la ilusión. La cultura occidental no podrá salvarse cuando se sepa engañada. En ese instante se encontrará vaciada de sentido. Desvalorización de grandes valores tradicionales. La cultura occidental está “enferma” y esta “enfermedad” tiene un nombre: NIHILISMO (nihil = nada) será la profecía que Nietzsche lanza sobre el futuro que lanza sobre Occidente. El rostro de una decadencia fisiológica y la lucha que la especie inferior ha desarrollado durante siglos provoca que incluso los raros ejemplares de esta pierdan la seguridad en sí mismos y se conviertan en nihilistas.
7.2 El nihilismo activo. La muerte de Dios
Frente al nihilismo ya instalado en la cultura europea, reacciona Nietzsche con un nihilismo activo. Los viejos valores son hundidos por la voluntad de poder. Una vez finalizada su tarea de derribo, el ser humano fuerte estará en condiciones de crear nuevos valores. El hombre surgido de la cultura occidental, defensor de valores humanistas propios de una tradición cristiana, ha de ser superado para alcanzar un nuevo ser diferente al humano actual. Matar a Dios es matar al Dios cristiano, al ente metafísico creado por los hombres para vencer el miedo ante lo experimentado. Pero es también eliminar toda la instancia absoluta propia de un mundo metafísico, es matar la razón, la Verdad, el ideal ascético, las costumbres burguesas… La muerte de Dios es la muerte de una cultura.
7.3 El tránsito hacia el superhombre
Entre las personas cultas, a quienes Nietzsche se dirige, la religión era ya, por lo general, algo superfluo. El mérito de nuestro autor estriba en percibir plenamente la erosión social de la fe y del proceso de nihilismo que la sustituye. Lo que le hace original es el vincular este diagnóstico al concepto de superhombre y elaborar una alternativa al fracaso. Una vez hemos matado a Dios es el momento de la nueva valoración de la vida.
7.4 Quién es el superhombre: El niño
Este representa al ser libre que no lucha ya contra nada, sino que disfruta su propia existencia. Crea sus cualidades, la inocencia, la falta de prejuicios, la falta de perversión, etc. Su modo de vida es una existencia lúdica, entregada al azar y al destino. Es libre. La metáfora del niño nos lleva al superhombre, aunque más que un superhombre es preferible utilizar el término original alemán ÜBERMENSCH (superhumano). Nietzsche dice que el superhombre más que una realidad ya dada, es un proyecto posible. En primer lugar, habrá que distinguirlo del triunfador típico de las películas americanas, pues este no crea sus propios valores, sino que triunfa con unos valores sociales ya establecidos. No es creador, es trepador por árboles ajenos. En segundo lugar, el superhombre debe tener una moral de señores, debe tener un conocimiento perspectivista y su voluntad de poder tiene que estar a la máxima potencia. El superhumano (Übermensch) es poderoso porque solo se debe a sí mismo, es producto de su propia creación. Camina ignorando su destino, aumentando su sentimiento de potencia, sin resentimientos, sin exigir nada a los otros, sin temor a lo terrible, libre de toda convicción. Es un ser humano intuitivo, pasional, con capacidad para utilizar el dolor como trampolín de la voluntad, no es un santo, no es bueno ni fuerte, es lo suficientemente fuerte para poder vivir a cada instante su voluntad de poder con todas sus contradicciones. Hay, pues, un camino de liberación para habitar en un mundo distinto al vivido hasta ahora. La liberación consiste en la recuperación del sentimiento de potencia. Hay que entender esta liberación como una conquista. No es algo que nos venga dado ya en su origen, es el resultado de un proceso al que no todos están llamados. La liberación es propuesta como una opción, como una decisión que ha de tomar cada cual según sean sus fuerzas, en ningún caso aparece como un modelo de verdad a imitar por todos los hombres al estilo de la salida de la caverna platónica. Las diez características del superhombre son:
- Menosprecia el instinto de supervivencia y solo se mueve por instinto de la creación.
- Presenta un ateísmo moral.
- Incorpora el padecimiento y el dolor como una parte más de la vida.
- Se sitúa más allá del bien y del mal.
- No cree en la igualdad.
- No critica ni se queja.
- La vida se vuelve experimento personal.
- Obra desde el deseo.
- Por último, su moral se convierte en pura estética dionisíaca, instinto, pasión, orgía, caos, música y danza.