Conocimiento a priori y a posteriori: Diferencias y Alcance

Si estamos en posesión de ciertos conocimientos a priori, necesitamos un criterio para distinguirlos de los conocimientos a posteriori. Podremos distinguirlos ya que uno aporta algo a nuestro conocimiento que no puede aportar la experiencia. Para ver qué es esto que aporta el conocimiento a priori, debemos fijarnos en las características del conocimiento empírico. Como Hume señaló, todo nuestro conocimiento empírico es contingente y particular, lo cual significa que aquello que experimente a través de los sentidos puede ser de otra forma y sólo me da información del caso concreto que estoy observando, sin poder extraer conclusiones respecto a observaciones futuras (particularidad).

Por ejemplo, si observo que al cortar una flor, ésta se marchita, siempre es posible imaginar que no se hubiera marchitado, de hecho, una persona sin ningún conocimiento de botánica no tendría por qué saber antes de cortarla si se va a marchitar o no, pues ambas opciones son posibles. Mi observación simplemente me informa de que se da una de las posibilidades, pero no hay nada en mi observación incompatible con que en futuras ocasiones ésta no se marchite. Asimismo, no hay nada en mi observación que me permita universalizar mis conclusiones; no tengo ninguna razón para pensar que todas las flores que sean cortadas van a marchitarse. En consecuencia, todo el conocimiento empírico es particular y contingente. Esto significa que si hay algo en nuestro conocimiento que no sea ni particular ni contingente, no tendrá un origen empírico, sino a priori.

La Necesidad de Investigar el Conocimiento a priori

Dado que estamos en posesión de ciertos conocimientos a priori, es necesario investigar cómo son posibles, de dónde proceden y cuál es su alcance. Esta investigación es necesaria para evitar el dogmatismo con que inicialmente procede la metafísica. En efecto, la metafísica pretende alcanzar un conocimiento racional de objetos que están más allá de toda experiencia posible (Dios, Libertad, Inmortalidad), pero si trata de llevar a cabo esta tarea sin investigar antes su propia capacidad para realizarla, procederá de forma dogmática y nos conducirá a confusiones y contradicciones. Así, es necesario investigar la capacidad de la propia razón para producir un conocimiento independiente de la experiencia. Ésta es la tarea propia de la Crítica de la Razón Pura: establecer hasta dónde podemos ampliar nuestro conocimiento sin ayuda de la experiencia, qué es lo que podemos saber a priori. Si el resultado de esta investigación es que no podemos ampliar ilimitadamente nuestro conocimiento puro, habrá que renunciar a ciertas pretensiones de la metafísica.

Juicios Analíticos y Sintéticos

Para poder formular esta cuestión rigurosamente, Kant debe distinguir entre juicios analíticos y juicios sintéticos. Los juicios analíticos son aquéllos en los que el predicado está contenido en el sujeto y no aportan información, simplemente aclaran el significado del concepto que analizamos. Kant también los llama juicios explicativos. Las ciencias contienen juicios analíticos porque necesitan aclarar sus conceptos, pero no son los juicios más importantes porque no amplían nuestro conocimiento, no nos dan información nueva, un montón de meras aclaraciones no constituye una ciencia. Aquellos juicios que amplían nuestro conocimiento son los juicios sintéticos. En ellos el predicado no está contenido en el sujeto, sino que ambos deben ser conectados. También pueden llamarse juicios extensivos porque extienden o amplían el concepto del sujeto añadiéndole el predicado. Esta síntesis puede darse a posteriori, como ocurre en los juicios de la experiencia.

La Importancia de los Juicios Sintéticos a priori

La pregunta por la posibilidad de los juicios sintéticos a priori es importante porque todas las ciencias teóricas los contienen. Así, la matemática no está compuesta de meras relaciones de ideas (Hume) sino que amplían nuestro conocimiento a priori. En el caso de la aritmética sostiene Kant que, por ejemplo, al considerar el concepto de suma de 2 y 5, sólo podemos deducir que el resultado será otro número, pero no qué número será. Cuál sea ese número exige recurrir a la intuición. Respecto a la geometría, para Kant queda claro que las afirmaciones como ‘la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta’ son a priori porque son universales y necesarias, y también son sintéticas porque amplían nuestro conocimiento.

Espacio y Tiempo como Formas de la Sensibilidad

Esta se fundamenta en el espacio y es previa a la experiencia. Condiciona la materia de la sensibilidad en el sentido de que toda sensación o intuición que tengamos está ordenada a priori en el espacio y/o en el tiempo. La sensibilidad, la capacidad del individuo de recibir estímulos, está compuesta, pues, de dos elementos: la materia de la sensibilidad, es decir, las sensaciones; y por las formas de la sensibilidad: espacio y tiempo, formas que ordenan las sensaciones y las determinan.

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