Del Mito al Logos: Orígenes del Pensamiento Filosófico en la Antigua Grecia

Los Antiguos Mitos Griegos

En la segunda mitad del siglo VIII a. C., los griegos (hellenois) reflejaban su conciencia acerca de su origen en los mitos, de los cuales se ocupaban los poetas (Homero y Hesíodo). Estos eran relatos tradicionales donde actuaban dioses, a semejanza humana, y héroes que explicaban cómo se hizo el mundo, etc.

Explicación Racional de la Naturaleza (Paso del Mito al Logos)

En el siglo VI a. C., en Grecia, la división del trabajo entre el manual y el intelectual, que se incrementa con el esclavismo, hace posible la aparición de un grupo de pensadores, llamados presocráticos, que se cuestionaron las explicaciones míticas que recibían sobre el origen del mundo y los fenómenos de la naturaleza, y buscaron otras más lógicas.

Primera Cuna: La Escuela de Mileto (Surgimiento del Materialismo Espontáneo)

En el siglo VI a. C., en las ciudades jónicas de Asia Menor, concretamente en Mileto, gran centro industrial, se inicia la filosofía con Tales, y sus discípulos Anaximandro y Anaxímenes, que intentaron explicar cuál es el arkhé de la physis, cuál es el principio primigenio, aquello de que están hechos todos los seres, que permanece idéntico a pesar de sus modificaciones que se expresan como fenómenos de la naturaleza (primera gran pregunta de la filosofía) desde el punto de vista de la materia. Para Tales, era el agua; para Anaxímenes, el aire; y para Anaximandro, el apeirón, algo indeterminado (frente al agua y al aire que son determinaciones). Las circunstancias que posibilitan este cambio de pensamiento fueron: que eran sociedades que tuvieron que adaptarse a cambios frecuentes, que mantenían contactos con brillantes civilizaciones y que su religión, sus mitos, no eran dogmáticos.

Segunda Cuna: Los Pitagóricos (Surgimiento del Idealismo Espontáneo)

Paralelamente, en el sur de Italia, en ciudades agrícolas, por lo tanto, era necesario un conocimiento de la astronomía (por el cambio de las estaciones, por ejemplo) que solo puede desarrollarse con las matemáticas, Pitágoras y su comunidad protagonizaron una forma alternativa de filosofía. En su filosofía se observa la influencia de viejos mitos en la defensa de la doctrina órfica de la transmisión del alma. Esto también se refleja en la práctica, ya que Pitágoras funda una secta de iniciados que tenía como objetivo principal la purificación del alma. En vez del principio material del que todo emergía, buscaban la estructura formal del cosmos. Por la música dedujeron que el número es la esencia de todas las cosas y que la estructura del cosmos está determinada por un sistema armónico de números y de relaciones entre ellos.

El Cambio: Heráclito vs. Parménides

La segunda gran pregunta de la filosofía es sobre el principio del cambio, si es real o aparente. De ahí surgen dos visiones del mundo arquetípicas y antagónicas: la dialéctica (aunque el término es posterior) y la metafísica (aunque no entendida como ontología, sino como toda concepción filosófica mecanicista y que niega el cambio), cuyos fundadores son Heráclito y Parménides. Heráclito de Éfeso (Jonia) (550-480 a. C.), concibe el mundo como un proceso continuo de cambios, pero no de un modo cualquiera, sino que cada cosa pasa a ser su contraria (A=-A) mediante lucha constante, regida por una ley que es justicia, ya que, si un elemento se impone sobre el otro, es injusticia. Para él, el arkhé es el fuego, ya que es donde mejor se refleja la unidad y el cambio. Parménides de Elea (sur de Italia) (540-470 a. C.), proclama, en su poema “Sobre la naturaleza”, la inmutabilidad de todas las cosas. Los sentidos nos engañan, los cambios solo son apariencias sensoriales. Partiendo de la verdad incuestionable, que le reveló una diosa, “el ser es y el no ser no es” (A=A), por lo tanto, el cambio, paso del ser al no ser, es absurdo.

Intento de Conciliación: Los Pluralistas

Aceptaron de Heráclito que la physis es un proceso de cambios constantes y de Parménides que lo que es no puede venir de lo que no es. Empédocles establece la teoría de los 4 principios no reducibles (agua, aire, tierra y fuego). Las cosas naturales son combinaciones en proporción matemática regidas por el amor, que une, y la discordia, que separa. Anaxágoras sostiene que hay tantos elementos como tipos de cosas, en cada cosa está la homeomería de todo lo que puede llegar a ser, lo cual depende de la intervención del nous, una entidad que rige el universo. Los atomistas, Leucipo y Demócrito, afirmaban que la realidad está compuesta por infinidad de partículas duras, indivisibles, eternas e inalterables, llamadas átomos, que se mueven al azar y gracias al vacío, que posibilita el cambio (reagrupación de los átomos).

De la Physis a la Polis

En la segunda mitad del siglo V a. C. se produce un cambio en la búsqueda intelectual hacia temas relacionados con el ser humano y su organización social. Esto es debido a que el poder político de la antigua aristocracia y de la tiranía fue reemplazado por la democracia esclavista.

Democracia Ateniense

Atenas se fue abriendo paso hacia la democracia esclavista, primero, en el siglo VII a. C., con las leyes de Dracón que ponían límites a la antigua aristocracia; después, al comienzo del siglo VI a. C., aparece la constitución de Solón y, por último, tras algún retorno temporal a la tiranía, la democracia se inicia con Clístenes (510 a. C.) y se hace efectiva con Pericles (siglo V a. C.).

Sofistas, los Profesores de la Democracia

Con la aparición de la democracia, la clase dominante necesita fundamentar una ideología que preserve sus intereses. Así aparecen los sofistas, que se ganaban la vida preparando a sus alumnos para actividades políticas, enseñando la excelencia o areté que capacitaba el dominio del lenguaje y la habilidad retórica y política que permitía argumentar, persuadir y mostrar las dos caras de toda cuestión, ya que estos se cuestionaron la capacidad humana de alcanzar un conocimiento seguro y universal (Protágoras era relativista y Gorgias, escéptico). La contradicción physis-nomos (natural-convencional) en las costumbres y creencias fue otra de las cuestiones que ocuparon a los sofistas.

Sócrates

470-399 a. C. No escribió ninguna obra, todo lo que sabemos proviene de Platón, Jenofonte, Aristófanes y Aristóteles, y además, están en desacuerdo entre ellos (“problema socrático”). El Sócrates que vamos a estudiar es el de “Apología de Sócrates”, de Platón.

Sócrates y los Sofistas

Para Sócrates, la filosofía no es una explicación especulativa sobre la naturaleza, sino una doctrina de cómo se debe vivir. Por ello se opone a los primeros físicos, condena el estudio empírico de la naturaleza y minimiza el valor cognoscitivo (conocedor) de los sentidos. El hombre puede saber solo lo que está en su poder. Mas no están en su poder la naturaleza externa, el mundo, sino el alma [primer idealista objetivo]. Aunque coetáneo de los sofistas, rechaza su escepticismo y su relativismo. Les critica que pretendían enseñar el areté cuando sostenían que el conocimiento es imposible. Para él, el areté es el conocimiento del bien.

El Método Socrático

Es el arte del diálogo llevando la discusión hacia un objetivo determinado, para ello utiliza dos herramientas: ironía, para llevar al interlocutor a contradicciones lógicas que invalidaban el razonamiento, y mayéutica, para que una vez reconocida la ignorancia el interlocutor buscase por sí mismo la verdad.

La Ética Socrática

La ética socrática es el intelectualismo moral: la razón es la fuente y fundamento de la ética, solo quien razona puede ser bueno, el conocimiento es la base de la moral. El areté es una cualidad basada en valores morales e intelectuales. El ser humano es bueno o malo por criterios internos. Sócrates da la última palabra de la moralidad a la conciencia.

Contexto Histórico-Cultural de Ortega y Gasset

En 1875, el golpe de Estado de Martínez Campos proclama a Alfonso XII rey de España y así comienza la Restauración borbónica. En el sistema, los partidos conservadores y liberales se alternan en el poder de manera pactada, sirviéndose de los caciques. Tras la muerte de Alfonso XII, Alfonso XIII da continuidad a este sistema político que vive separado de la sociedad e impide la participación al resto de fuerzas socialistas, anarquistas, etc. El inicio de la crisis del sistema es el desastre del 98: la liquidación del imperio español sume a la sociedad en el pesimismo. La situación socioeconómica mostraba una esperanza de vida de 34 años, una gran mortalidad infantil y un altísimo analfabetismo. La industria es escasa y el 70 % de la población vive en el campo en condiciones míseras. La Gran Guerra (1914-1918) aumentó la conflictividad, con huelgas generales, el pistolerismo, atentados anarquistas, etc. A esta razón sociopolítica se suma en 1921 el desastre de Annual. Esta situación provocó la desconfianza hacia los partidos tradicionales y abonó el campo a los totalitarismos. Es el miedo que trasluce Ortega en su obra, conocedor de la Revolución rusa de 1917 y la llegada al gobierno italiano del fascismo en 1922. En España se produce el golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923 y se establece la dictadura hasta 1930. Este periodo de crisis coincide con la Edad de Plata de la cultura española, en la que destacan: Picasso en pintura, Gaudí en arquitectura, Falla en música, Ortega en el campo del pensamiento, Ramón y Cajal en ciencia y Unamuno en literatura. En este contexto cultural se desarrolla el regeneracionismo de Joaquín Costa, la renovación pedagógica de Giner de los Ríos o la generación del 98.

Contexto Filosófico de Ortega y Gasset

Inicialmente, Ortega encuentra en Alemania la fuente de capacidad científica. Él cree que el idealismo es la causa de la crisis de la modernidad. La superación del idealismo no era solo una cuestión filosófica, sino la solución a los problemas de España y de Europa. La razón pura debe ser superada por la razón vital. El vitalismo de Nietzsche y la fenomenología de Husserl serán decisivos en Ortega. Contra el vitalismo nietzscheano, Ortega enfrentará su raciovitalismo. Para la fenomenología, la realidad radical será la conciencia, mientras que para Ortega será la vida. Los existencialismos de Heidegger y Sartre, autores que Ortega enmarca en su generación, la del 14, pasaron por la fenomenología y tienen una clara afinidad. Según nuestro autor, la vida es un “qué hacer”. No obstante, el pensador español se separa del nihilismo y angustia vital del existencialismo. La influencia del historicismo de Dilthey fue decisiva en el concepto orteguiano de razón vital e histórica. El ser humano es incomprensible fuera de su vida y de su historia. La vida es la realidad radical.

Comparación entre Ortega y Gasset y Miguel de Unamuno

Vamos a comparar a Ortega y Gasset y a Miguel de Unamuno basándonos en dos puntos: su discusión sobre el tema de España y su opinión sobre el racionalismo, según la opinión de José Luis Abellán. Miguel de Unamuno nació en 1864 y murió en 1936. De él vamos a señalar las obras filosóficas más importantes: Vida de Don Quijote y Sancho (1905), en la que exalta la figura de Don Quijote como ejemplar necesario para Unamuno de una vida de ideales y digna de vivirse; Del sentimiento trágico de la vida (1912-1913), considerada como la obra más definitiva y más metafísica que escribió Unamuno; La agonía del cristianismo (1925) y San Manuel Bueno, mártir (1933), una novela que plantea el mismo tema de lucha entre la fe y la razón. En ella, San Manuel Bueno defiende la necesidad de seguir fingiendo una fe que ya no se tiene, frente a la desesperación, el pesimismo y la muerte definitiva. Unamuno quiere creer en la inmortalidad, pero vive en una lucha trágica entre su fe y su razón.

Etapas del Pensamiento de Ortega y Gasset

Primera etapa: “Germanismo y objetivismo” por la influencia alemana, el neokantismo. Esto se manifiesta en la defensa a ultranza del primado de las cosas y el objetivismo de las ideas sobre las personas. Este periodo termina con Adán en el Paraíso. En Meditaciones del Quijote aparece la primera reacción contra el objetivismo.

Segunda etapa: (1914-1923) es el perspectivismo. La doctrina de la circunstancia. Esto le lleva a comprender que debe captar su destino español, el destino de su pueblo, que necesitaba de la cultura alemana. “Yo soy yo y mis circunstancias”, cada “yo” es una perspectiva. Toda circunstancia se ordena en una perspectiva que implica un punto de vista. La vida individual puede definirse como un punto de vista esencial sobre el universo, es decir, una perspectiva. Esta es, por tanto, un componente de la realidad y supone la existencia de un sujeto y un objeto mutuamente implicados. El yo carece de sentido sin la circunstancia en la que vive. Esta postura implica una superación de la tradicional oposición entre el idealismo y el realismo.

Tercera etapa: la razón vital. En ella ocupa un lugar central su doctrina del concepto como instrumento de conocimiento. Es el primer nivel de su doctrina de la razón vital. Ortega, en el raciovitalismo, se aleja tanto del racionalismo como del vitalismo estricto. El raciovitalismo supone que el conocimiento, aunque racional, está arraigado en la vida. El tema de nuestro tiempo, libro donde tal doctrina adquiere su formulación más explícita, es someter la razón a la vitalidad. A partir de 1924, habla ya de razón histórica frente a la razón vital.

Cuarta etapa: la de la razón histórica. Hay quien considera a Ortega como el mejor filósofo del siglo XX. Algunas obras de esta etapa son Historia como sistema (1935) e Ideas para una historia de la Filosofía (1942). La razón histórica ha acabado aquí por triunfar sobre la razón vital, quedando esta comprendida en la razón histórica. Su conclusión: “La historia es ciencia de la realidad radical que es mi vida”. El hombre no tiene naturaleza, sino historia.

Diferencias entre Ortega y Unamuno según Abellán

1. Ortega escribe su obra Defensa del teólogo frente al místico. En aparente contradicción con su vitalismo, Ortega prefiere la teología, que nos ofrece un conocimiento racional de Dios, antes que la mística, porque el saber místico es intransferible o incomunicable. De la visión mística no se deriva ningún beneficio intelectual. Ese desprecio hacia el misticismo proviene de su incapacidad para el sentimiento religioso. Para Unamuno, el espiritualismo místico forma parte de la tradición más honda de España, mientras que para Ortega, España debe olvidarse de toda religiosidad y abrirse al racionalismo europeo. Unamuno, en sus primeros ensayos, hablaba también de europeización de España, y solo más tarde, como reacción a la europeización orteguiana, habla de hispanización de Europa. Para Unamuno, la tradición española es, sobre todo, el Quijote y la mística española.

2. Para entender la opinión de los pensadores del raciovitalismo, hay un punto clave. Ortega prefiere a Descartes antes que a San Juan de la Cruz. Para Ortega, Europa representa una vocación del racionalismo, de aquí su desprecio por la masa y el pueblo español. Con la elección de San Juan de la Cruz, Unamuno quiere expresar que el misticismo es un rasgo esencial de la tradición hispana, que no debe perderse en contacto con la cultura europea. Por eso Unamuno admira al pueblo (fuente de las corrientes intrahistóricas, la verdadera historia la hace el pueblo).

Conclusión: Para Abellán, las diferencias entre Ortega y Unamuno son claras. Ortega es un racionalista y Unamuno es un místico. El hecho de que Ortega desprecie al pueblo y de que Unamuno admire al pueblo, tienen este mismo origen. Para Abellán, Ortega es más racionalista que vitalista.

Justificación del Fragmento

En este fragmento de El tema de nuestro tiempo de Ortega y Gasset, se refleja el perspectivismo y la razón vital. La última etapa es la Analítica de la vida humana. En esta etapa, Ortega hace un análisis de la vida. Las características de la vida son:

  • La vida no nos es dada, sino que tenemos que ir haciéndonosla, cada cual la suya: “La vida es quehacer”. Hay que programar lo que se va a hacer, la vida es un proyecto.
  • La libertad: el ser humano es un ser libre.
  • La autenticidad: hay que elegir entre una vida auténtica, que es el que vive según su proyecto, y una vida inauténtica, que es el que se olvida de su proyecto.

Temática del Fragmento

Este fragmento de El tema de nuestro tiempo nos presenta el perspectivismo y la razón vital, además de reflejar en todo el texto, por encima, las cinco etapas de Ortega.

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