San Agustín: Vida, Pensamiento y Legado en la Filosofía Cristiana

Contextos que Produjeron el Surgimiento del Cristianismo

El surgimiento del cristianismo se convirtió en una poderosa corriente de pensamiento que transformó el mundo. El mensaje cristiano no se interesa en teorizar sobre el universo ni sobre las otras grandes preocupaciones filosóficas, sino que propone una forma de vida basada en el amor a Dios y al prójimo. Sin embargo, lo que había nacido como propuesta de vida pasó al camino de la teologización. Por otro lado, la expansión de una religión que no admitía más culto que el de su único Dios, pronto fue vista como una amenaza en Roma y así comenzaron las persecuciones, acompañadas de una ofensiva intelectual que pretendía desprestigiar una fe cada vez más popular entre las clases medias del Imperio. Incluso para la mentalidad grecorromana era absurdo el hecho de que un Dios crease a partir de la nada, era un atentado contra la razón.

La Filosofía como Instrumento

La persecución obligó a los cristianos a la clandestinidad y la ofensiva intelectual los llevó a aproximarse a la filosofía para construir una argumentación teórica de su fe. Así, los primeros pensadores cristianos ven la filosofía como un instrumento y no como un método para llegar a la verdad, que ya ha sido revelada por Dios. Incluso algunos, como Tertuliano, rechazan toda racionalización de la fe y se refugian en la revelación como única fuente de verdad. Se produjo una progresiva aproximación entre filosofía y religión, así surgirá la filosofía cristiana. Esta difícil relación entre razón y fe es uno de los problemas más destacados en estos pensadores hasta la Edad Moderna.

Unificación de la Doctrina

Al principio, la tarea más urgente era unificar la doctrina para cohesionar cada vez más las numerosas comunidades de fieles. Los pensadores cristianos que llevaron a cabo esta síntesis reciben el nombre de Padres de la Iglesia, y suelen distinguirse dos grupos:

  • Los Padres Griegos: Ireneo (siglo II), Clemente (siglo III), Basilio (siglo IV).
  • Los Padres Latinos: Tertuliano (siglo III), Agustín (siglo IV).

Monoteísmo y Concepción del Tiempo

Aunque Platón y Aristóteles defendían la existencia de un Bien Supremo o de un Motor Inmóvil ordenador, el mundo clásico era politeísta. El cristianismo introduce el monoteísmo, un Dios único del cual dependen las leyes morales y las del universo. En la mentalidad griega no existía un Dios creador, solo un demiurgo que moldeaba el caos, los primeros filósofos presupusieron la eternidad de la materia. El pensamiento griego concibe la realidad en su conjunto, y la historia humana de un modo cíclico: el tiempo se mueve en círculo para toda la eternidad. La sustitución de la concepción circular por una concepción lineal del tiempo hizo que en el siglo XVIII, los ilustrados franceses y alemanes entendieran la historia con un crecimiento de la humanidad, como un camino con una dirección y con un sentido.

San Agustín: Pensamiento y Búsqueda Interior

En la principal obra de San Agustín, Las Confesiones, encontramos expuestas en primera persona las grandes inquietudes que tenemos los humanos. A través de este camino autobiográfico observamos la evolución intelectual de San Agustín y descubrimos su pensamiento próximo y actual pese a la distancia que nos separa. Agustín es el máximo exponente de la constitución filosófica del cristianismo (mayor Padre de la Iglesia). Para él no hay nada más importante que Dios, que es fuente de toda realidad, verdad y bondad. Es el objetivo de toda búsqueda agustiniana. Dado que es el objetivo final no puede ser el punto de partida, es el alma, que nos resulta más inmediatamente vivido y conocido. Para él, Dios se conoce a partir de la propia interioridad. El alma es la imagen de Dios y por eso es el punto de partida. En definitiva, Agustín opta por un planteamiento de raíz platónica que rechazaba encontrar la verdad en el mundo exterior. Por encima de todas las capacidades del alma, la que está en primer lugar es la voluntad, que es la que nos permite superar las limitaciones de nuestro intelecto y esforzarnos para llegar a Dios. Este es el objetivo para San Agustín, encontrarnos con un Dios personal que ha creado al ser humano y todo lo que le rodea en un acto de amor. Por eso para San Agustín la sabiduría ocupa un rango subordinado frente al amor.

Biografía de San Agustín

Nació en el 354 en Tagaste, hijo de un pagano y de una profunda cristiana. Recibió formación en letras en Cartago. Allí leyó a Cicerón, que transformó su vida y lo lanzó en busca de las riquezas de la sabiduría. Durante unos años se acercó al maniqueísmo, que defendía la lucha entre los principios del bien y del mal. Ejerció como profesor de retórica. La influencia de su madre y del obispo Ambrosio propiciaron que se convirtiera al cristianismo. Recibió influencia de autores neoplatónicos y de las epístolas de San Pablo. Fue ordenado sacerdote y cuatro años más tarde obispo. Murió en el 430 en Hipona tras una intensa actividad pastoral e intelectual orientada a la crítica del maniqueísmo y a asentar las bases de la filosofía cristiana. San Agustín es el autor que más influye en los siglos siguientes sin que nadie le haga sombra hasta el siglo XII. Es un insaciable buscador de la verdad en el interior. La verdad está en la profundidad de mí mismo. Nace y muere en la Edad Antigua, pero por su pensamiento se le clasifica en los autores medievales.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *