Nietzsche: Crítica a la Cultura Occidental
Nietzsche, junto con Marx y Freud, forma parte del grupo de los «filósofos de la sospecha», ya que los tres fueron más allá de las manifestaciones culturales y sociales de su época. Nietzsche es uno de los pensadores que ha realizado la crítica más radical en Occidente contra la cultura en todas sus modalidades. Hay quien le tacha de irracional, aunque él es más bien a-racional. Además, es contrario a las formas de racionalismo que dejan de lado lo vital, por lo que en realidad es un vitalista. El vitalismo tiene su origen en el siglo XIX, cuando un conjunto de pensadores establece una filosofía cuyo eje es la exaltación de lo vital y lo afectivo. Se trata de una filosofía que defiende el irracionalismo y la afirmación de la vida como realidad radical del ser humano.
Para Nietzsche, la vida no es algo individual, sino un todo que abarca la realidad orgánica en su conjunto, caracterizada por el devenir y el constante proceso de superación. Para el autor, la esencia de la vida es la voluntad de poder.
Así, nuestro filósofo calificará a la cultura de «sana» o «enferma» según afirme la vida o la niegue. Para él, la cultura occidental es una cultura enferma al negar la vida. Atacará a tres pilares básicos: la moral, la filosofía y la religión. Esta dimensión crítica constituye la parte de la filosofía de Nietzsche que dice «no» y que incluye lo siguiente:
- El empleo de un método: se trata de un análisis psicológico que descubre los instintos que corren debajo de las manifestaciones culturales. Tendrá dos momentos: la negación y crítica (filosofía del martillo) y la creación y afirmación de nuevos valores.
- El diagnóstico: determina que la situación por la que pasa Occidente es consecuencia del nihilismo, es decir, de su propia destrucción.
- Finalmente, un mismo enemigo, que para Nietzsche es el cristianismo.
Crítica a la Moral
En su crítica a la moral, Nietzsche expone la contraposición de dos ideales estéticos: lo apolíneo y lo dionisíaco. Apolo es el dios de la belleza y de la moderación; en cambio, Dionisio es el dios del vino, de la embriaguez y la desmesura. Nietzsche critica a la moral tradicional por ir en contra de la naturaleza, contra la vida, contra Dionisio. Echa la culpa al intelectualismo socrático que, según el autor, no ha hecho más que poner en marcha una concepción del mundo negativa que tiene como esperanza la huida de él. Además, carga también contra Platón, al que considera la base filosófica de la moral de Occidente.
Su propuesta es instaurar otra moral: la moral de la vida. Así, Nietzsche distinguió entre dos tipos de moral:
- Moral de señores: propia de las aristocracias guerreras de las sociedades antiguas. Es el resultado de una auténtica acción creadora que brota de la afirmación de sí mismo y de la vida. Se basa en los conceptos bueno (gut) y malo (schlecht).
- Moral de esclavos: es el instrumento de venganza del hombre vulgar, débil, servil. Esta moral brota del resentimiento contra el fuerte y es el resultado de una reacción frente a los valores nobles. Sus conceptos fundamentales son bueno (gut) y malvado (böse).
La crítica a la moral se aborda en una de sus obras fundamentales: La genealogía de la moral. En ella, aborda el estudio de los términos «bueno y malvado» y «bueno y malo». Lo que quiere poner de manifiesto es que «lo bueno» significa lo noble, y «lo malo» es sinónimo de vulgar. Sin embargo, posteriormente, estos términos adquieren un carácter moral y los que son considerados malos (plebeyos) se rebelan, llamándose a sí mismos buenos, y a los nobles, malvados. Esta primera transmutación fue realizada por los judíos y continuada por los cristianos, y es producto del resentimiento. Así pues, podemos concluir que la sociedad occidental está creada desde el resentimiento.
Crítica a la Filosofía
En lo referente a la crítica a la filosofía, Nietzsche no perdona nada de la metafísica occidental, exceptuando a Heráclito. Atacará el concepto de «ser» y rechazará los conceptos del yo cartesiano, la cosa en sí kantiana, la sustancia y la causa, puesto que para el autor no hay causas ni efectos, sino tan solo sucesos, y también finalidad, puesto que la necesidad ciega y el azar dominan al mundo. Nietzsche transformará también el concepto de verdad. No hay verdades en sí, no hay cosas en sí, ni hechos en sí, sino perspectivas o, lo que es lo mismo, interpretaciones.
Crítica a la Religión
La crítica a la religión se centra en el cristianismo. Este surge del moralismo de la antigüedad y, sobre todo, del platonismo. Para Nietzsche, el cristianismo supone el extravío más fuerte de los instintos, fomenta únicamente los valores mezquinos y aniquila las formas y valores de la vida con el concepto de pecado. Para el autor, el cristianismo es una moral vulgar que viene de Dios. Por consiguiente, es necesario matar a este para que el hombre recupere la propiedad sobre su existencia (esto último supondría la crítica más dura a la cultura occidental).
El Nihilismo
Al dar muerte a Dios, Nietzsche nos descubre una cultura abocada al nihilismo como consecuencia de la ausencia de valores. En este punto, se emplean dos sentidos de nihilismo:
- Nihilismo pasivo: significa la decadencia del poder del espíritu (voluntad de poder debilitada).
- Nihilismo activo: es signo del creciente poder del espíritu (voluntad de poder reforzada).
Por tanto, frente al nihilismo pasivo, Nietzsche quiere reaccionar con el nihilismo activo que aniquilará los valores vigentes y será condición necesaria para que se produzca la segunda transvaloración.