Antropología III: La Disposición Fundamental del Cuerpo
El cuerpo es ese ingrediente fundamental que no puede faltar. Aristóteles afirmaba que la principal característica que diferencia a los humanos de los animales era la razón, pues el cuerpo es también animal, por lo que el ser humano era el animal racional.
Para Descartes, el cuerpo no es más que una máquina, un objeto mecánico, por lo que el ser humano goza de un dualismo (el dualismo cartesiano) en el que un mismo ser comparte cuerpo y espíritu/conciencia. Esa separación se ha ido eliminando a medida que ha pasado el tiempo, hasta el punto de que el ser humano es considerado un espíritu encarnado. “Solo gracias al cuerpo nosotros estamos arraigados en el mundo, y solo a través del cuerpo podemos comprender las demás disposiciones fundamentales”.
¿Cómo podemos analizar el cuerpo?
El cuerpo es físico, se compone de materia, por lo que puede ser estudiado por la química o la física. Gracias a la fisicidad del cuerpo, por un lado, somos idénticos a los demás cuerpos físicos; por el otro lado, solo gracias al cuerpo estamos dotados de individualidad. “Mi cuerpo es mío y de nadie más”. Por ello, los medievales ya afirmaban que la individualidad no viene dada por la razón, sino por el cuerpo.
El cuerpo está vivo, es decir, puede ser estudiado por la biología, ya que no somos cuerpos inertes. La biología afirma que un cuerpo vivo goza de un metabolismo, un cuerpo vivo es capaz de responder a estímulos externos, un cuerpo vivo es capaz de reproducirse, en un cuerpo vivo se desarrolla un equilibrio termodinámico y, por último, que hay un proceso de evolución por selección natural. La biología nos dice cómo surgió la vida. Es un error científico atribuir a la biología el significado de la vida, sino simplemente cómo surge. Kant afirmó que las ciencias deben saber cuál es su ámbito de aplicación.
La fenomenología procede de la reflexión sobre el propio cuerpo y trata de poner de manifiesto los elementos importantes del mismo. La fenomenología afirma que:
- La identidad nos permite tener conciencia del cuerpo (yo soy mi cuerpo, y si me toco la pierna puedo percibir un tacto y una sensación de ser tocado (propiocepción)). La pérdida de esta propiocepción, el sentimiento de mi propio cuerpo, puede llegar a un trastorno de despersonalización o disociación.
- Existe una diferencia. No solo soy mi cuerpo, sino que tengo un cuerpo (yo tengo un cuerpo). Se habla, por lo tanto, de la identidad en la diferencia.
Corrientes Filosóficas
Las corrientes filosóficas que tratan este tema son:
- El dualismo
- El monismo
- La identidad en la diferencia
El dualismo lo respalda Platón, quien afirma que el cuerpo es la cárcel del alma. San Agustín proponía la mortificación del cuerpo para la liberación del alma. Platón consideraba que solo cuando el cuerpo está en off se halla la felicidad y el amor de verdad.
El monismo se divide en el monismo materialista y el monismo espiritual.
La identidad en la diferencia es la que representa mejor nuestra realidad, pues no podemos olvidarnos de ninguno de los dos factores. A diferencia del dualismo, en el que los factores representan ecuaciones diferentes, la identidad en la diferencia afirma que no podemos separarlas porque el cuerpo y el espíritu van de la mano. Hablan en el pasado, por lo tanto, de un espíritu encarnado. Solo en la experiencia uno comprende la realidad de las cosas.
Habrá que analizar las transformaciones del cuerpo, de la manera de concebir y del modelo tradicional de familia. Se introduce una transformación antropológica.
Antropología IV: La Disposición Fundamental de la Afectividad
La afectividad es un concepto plural en el que entran todo tipo de emociones, pasiones, etc. La afectividad es la primera reacción que tiene el hombre cuando se inicia en el mundo, por lo tanto, el mundo nos afecta. La afectividad abarca toda nuestra existencia y no está limitada a algunas partes específicas de nosotros, y que influye en nuestra percepción de todo. Heidegger afirma que no existe ningún momento en el que el ser humano no se vea influido afectivamente, y que siempre estamos emocionalmente determinados. No hay manera de mirar el mundo sin emociones, es una utopía. La afectividad es la chispa que acompaña al proceso de conocimiento del ser humano.
Cuando hablamos de afectividad no nos referimos a las grandes pasiones únicamente, sino a nuestras emociones cotidianas, dado que la afectividad precede y fundamenta la razón. Por eso podemos hablar de la afectividad como de un proto-juicio (un primer juicio), y a partir de esto se desarrollan los demás juicios, opiniones… Es inmediato. La afectividad dirige la razón. Ejemplo: si yendo por la calle escuchamos a un niño llorar en un contenedor de basura, nuestro primer instinto va a ser de angustia y empatía sin necesidad de pararnos a reflexionar sobre la situación, y este sentimiento es el que nos llevará a actuar al respecto y ayudar al niño. Por lo tanto, es nuestro instinto natural.
Tipos de Afectividad
- Afectividad pasiva: aquella a la que las emociones le sobrecogen.
- Afectividad activa: la que desencadena acciones al respecto.
La pasiva, por ejemplo, es la tristeza, la ansiedad, o la satisfacción; y activa sería, por ejemplo, la empatía, los deseos o la atracción sexual, que desencadenan futuras acciones. No necesariamente todas las afectividades pasivas no desencadenan en emociones activas, pero en un inicio son simplemente sentimientos que pueden o no desarrollarse.
Freud defendía que en el ser humano existen dos dimensiones: la dimensión instintiva y la dimensión afectiva, y que el verdadero equilibrio consiste en la armonía entre ambas.
La afectividad hay que interpretarla como un proto-juicio (el primer juicio), que trata de encauzar los juicios propiamente racionales. Los deseos y los instintos guían nuestra razón y nos sugiere actos al respecto.
Los fallos en el cerebro humano en el desarrollo de estas dos dimensiones yacen en el desarrollo del ser humano desde sus inicios, (ejemplo: si al niño se le educa en el miedo desde pequeño, esto altera su afectividad de maneras a veces irreversibles).
En este momento entra en juego los diferentes modos de educación, que se demuestran en el resultado de los niños.
A lo largo de la historia, la concepción sobre la afectividad ha ido cambiando. Al inicio de la historia se pensaba que la afectividad era algo que había que descartar, pues esto nos podía llevar a errar, puesto que lo concebían como un instinto que altera la razón humana. Sin embargo, a medida que ha pasado el tiempo se ha ido cambiando esta concepción, de modo que se piensa que estos están en sintonía (la razón y los instintos) y que sería erróneo tratar de eliminar los instintos humanos que nos guían esta razón.
En términos neurológicos, el ser humano funciona de tal manera que actúa siempre acorde a su afectividad, (ejemplo: alguien que memoriza algo luego en un mes, por ejemplo, lo va a olvidar porque carece de interés por eso: la afectividad guía nuestras acciones). La dinámica del ser humano…
Antropología VI: La Disposición Fundamental de la Finitud
Hablamos de la muerte del ser humano, un fenómeno escandaloso. La muerte es el límite último, es una obviedad. El método del cual nos apoyaremos para analizar este fenómeno es el de la fenomenología (la ciencia que trata de extrapolar los prejuicios y teorías previas para analizar desde el inicio los fenómenos). Por lo tanto, la tarea básica de la fenomenología es la de poner de lado todos estos juicios previos.
Para analizar este tema debemos tener en cuenta la cara metaempírica de la propia muerte, no sólo la cara empírica (científica). La muerte como efectividad en términos concretos se encuentra al final de nuestra existencia, pero como posibilidad se encuentra en cada instante de nuestra existencia, es decir, es un aspecto metaempírico, la posibilidad siempre está presente. La muerte es límite de la vida a la vez que condición de posibilidad de la propia existencia humana.
Hagamos lo que hagamos, nuestra existencia es un movimiento hacia delante, cuyo destino es la muerte. La muerte nos define tanto que decimos que es sinónimo del ser humano (los mortales), porque además el ser humano es el único ser que es consciente de que va a morir, al contrario de los animales que viven a base de estímulos todo el rato en el presente, sin una dimensión proyectiva).
La reflexión sobre la muerte la hace solamente el que conoce que el tiempo es un recurso limitado que tenemos, y es cuando reconocemos esto cuando comenzamos a actuar al respecto con el fin de “no perder el tiempo”. Esta dinámica proyectiva se mueve en respecto al deseo y a la libertad. Es por esto por lo que cuando la gente se suicida es porque falla en la relación de la existencia y el deseo y, por lo tanto, se inclinan por la nada.
Ejemplo: libro “Novecento” sobre la condición de posibilidad de la muerte.
Si no hay límite, no hay forma. Es el propio límite el que da sentido a la existencia. Sólo cuando llega el final de todo, entonces podemos reconocer y atribuir un sentido a lo anterior, y si no hubiera un límite en todo, nada tendría sentido. Es el significado lo que define nuestra vida una vez que acaba. La muerte es condición de posibilidad de que la vida humana tenga un sentido. Es la conciencia de un límite que pone en movimiento al ser humano que nos permite elegir entre un abanico de posibilidades.
¿Cuál es la condición de posibilidad del amor? El ser humano, que suelen ser dos personas que lo que más desean en el mundo es la fusión entre ellos, es decir, eliminar el límite entre ellos. El límite es la condición de posibilidad que nos hace seres humanos.
Frente a las posibilidades que el ser humano tiene a su disposición a lo largo de su vida, puede decidir él lo que hacer siempre. Ahí entra la condición de la libertad.
“La finitud es a la vez límite y condición de posibilidad”
La existencia humana no es infinita y es por eso que si no hubiera un límite no existiría esa condición de posibilidad que abarca un amplio conjunto de estas posibilidades. El significado de nuestra existencia debe elaborarse en cada instante de nuestra vida, y es solo en el momento en el que nos proyectamos hacia el futuro con ese abanico de posibilidades que el significado de nuestra existencia está definido.
El hecho de que nos vamos a morir es algo obvio, determinado, sin embargo, es el cuándo lo que nos hace a todos plantearnos la propia existencia. Dependiendo de la manera en la que nosotros focalizamos ese cuándo, proyectamos nuestra vida en torno a una serie de deseos y pasiones.
Algo que caracteriza al hombre es el hecho de que a pesar de que sabemos que vamos a morir, tratamos de no pensar en nuestra propia finitud (Pascal). También encontramos la posición de aquellos que se encuentran perturbados continuamente por nuestra muerte y piensan en ella constantemente (el que piensa que nunca va a morir y el condenado a la muerte).
Antropología II: La Disposición Fundamental del Mundo
Una de las dificultades cuando se desarrolla la ciencia, es que los términos tienen un significado específico. Para entender el mundo hay que abandonar nuestras concepciones sobre el mundo. A continuación, vamos a estudiar a los siguientes autores: Scheler, Heidegger y Husserl (creador de la fenomenología, que incitaba a abandonar los prejuicios y preconcepciones para elaborar un nuevo discurso verdadero sobre lo que nos ocurre).
El mundo es nuestra primera disposición fundamental, aunque no seamos capaces de plasmarlo con palabras. El mundo no es simplemente un contenedor en el que el ser humano se encuentra. No es verdad que el mundo sea un espacio físico que pueda extrapolarse del ser humano. Esta concepción del mundo nace de la mano de Descartes (Pienso luego existo/ Cogito ergo sum).
Descartes
Descartes era un científico, físico, médico y filósofo. Llega un momento en el que Descartes se cansa de no tener una verdad física sobre la que sostener sus cimientos intelectuales. Debido a descubrimientos como el descubrimiento de América, se abandonaron lo que se pensaban que eran las verdades absolutas, dado que ya no podían confiar en ninguna de las que consideraban verdades puesto que poco a poco se daban cuenta de que se podían haber cometido errores. Le surge a Descartes la duda, ¿no hay entonces una verdad? Nace entonces su deseo de hallar una verdad inquebrantable. Pondrá así en duda todas las verdades y rechazará todas aquellas que acepten la duda, y tratará de alcanzar esa verdad que no contenga ni la más mínima duda a pesar de sus esfuerzos por ponerlas a prueba. Su primera obra es “Meditaciones Metafísicas”.
Elabora una teoría que pone en duda hasta las matemáticas, afirmando que, hasta las matemáticas, la ciencia universal, pueden ser erróneas. Afirma que nunca podremos estar seguros de que no haya un ser engañoso o un diablillo que nos haga cometer errores cada vez que sumamos uno más uno, por ejemplo. Por lo que llega a la conclusión de que la única verdad que es capaz de afirmar sin tener ninguna duda es la siguiente: “Pienso, luego existo”. Llega a la conclusión de que la única verdad de la que está completamente seguro es de que él percibe, él siente y él piensa, por lo tanto, él existe. El mundo según él es entonces un dualismo en el que se separa él y el mundo físico.
Sin embargo, Scheler afirma que el mundo nos influye a nosotros y nosotros influimos en él. Es por esto por lo que el mundo no existiría de la misma manera si no existiera el ser humano para otorgarle significado.
Heidegger, Scheler y Husserl (Mundo y Cuerpo)
Heidegger es un anticartesiano, es decir, plantea que esa separación de Platón entre conciencia y mundo físico no es más que abstracta. Descartes afirmaba que la relación entre este mundo físico y la conciencia no es una relación teórica, sino práctica y útil. El mundo, por lo tanto, en términos originarios se forma como un conjunto de relaciones prácticas (algo que sirve para algo, que sirve para algo…) Todo es un plexo de referencias prácticas.
Heidegger y Scheler piensan: los define la frase de «Primero existo y luego pienso». (Esta no es real).
(Descartes decía: «Pienso, luego existo»). Esta es real.
Heidegger también llega a la conclusión de que todo tiene un fin práctico y esto es el inicio de la teoría kantiana, ya que lo importante no es el fin, sino el medio. El mundo se nos presenta de manera inmediata como un conjunto de herramientas prácticas. (El martillo sirve para amartillar el clavo, el clavo para sujetar el cuadro, el cuadro para decorar la pared, la pared para sostener el tejado y todo el conjunto sirve al ser humano para su finalidad). El ser humano es la finalidad de todo.
Husserl (maestro de los otros dos) recopiló lo que dijeron sus dos discípulos, sobre todo de Heidegger, aunque se comenta que estos tenían una relación complicada. En el mundo de la ciencia, todas las teorías nacen del mundo precientífico o mundo de la vida (el mundo en el que estamos y nos movemos). La ciencia dice que este mundo científico es un mundo de leyes exactas y el mundo de la vida es subjetivo. Husserl contradice esto y afirma que en el mundo precientífico también existen leyes y es un mundo ordenado. Afirma que el cuerpo son tres dimensiones: el cuerpo físico, el cuerpo vivo y mi cuerpo. A cada uno de estos elementos le corresponden unas ciencias específicas para su estudio. En el yo podemos encontrar también el yo soy un cuerpo y el yo tengo un cuerpo.
Scheler afirmaba que la diferencia entre el ser humano y el animal es el acto de objetivación de aportar un significado a los objetos inanimados que por naturaleza no tienen (el bastón para cazar termitas). Scheler llama a esta capacidad “espíritu”, aunque hoy en día lo denominamos “lenguaje”.
Antropología V: La Disposición Fundamental del Lenguaje
Aristóteles fue el primer hombre que definió al ser humano como un animal racional “Zoon logos echon”. Aristóteles quería decir más específicamente con esta frase que el hombre es un ser que habla, está dotado de un lenguaje y un sistema de signos y símbolos para comunicarnos entre nosotros. Este lenguaje y estas señales gozan de un significado, y ahí se encuentra la diferencia entre el ser humano y los animales, que también se comunican, pero de una manera mucho más primaria.
La diferencia entre el hombre y el animal es que en el proceso de estímulo-respuesta el hombre se para a aportar un significante a lo que le rodea que indica significados. En conclusión, todo lo que nos rodea, de manera inmediata, tiene un significado para nosotros, nos encontramos en un universo semántico. Todo esto proviene de nuestra necesidad de interpretar lo que nos rodea, aportar un significado.
Con el mito de la caverna, Platón se refiere al mundo de los significados y del lenguaje cuando hablaba del mundo de las ideas; lo que nos hace pasar del mundo de lo físico para aportar un concepto abstracto (ideas-lenguaje).
En conclusión, la capacidad interpretativa del ser humano no tiene paradigmas, y la máquina nunca será capaz de salirse de ese marco que le haya sido dado.
Símbolo vs. Señal
- Símbolo: es un significante concreto empírico que nos evoca un significado abstracto.
- Señal: es la relación entre un significante y un significado, ambos concretos (señales de tráfico, por ejemplo).
El significante en el lenguaje humano siempre evoca un significado, pero que, sin embargo, depende mucho de elementos biográficos y sentimentales personales de cada individuo. Además, este significado está sujeto a una constante reelaboración y que está determinado por factores de todo tipo como históricos y culturales y que, por lo tanto, pueden variar. De este modo, en ese paso de significante a significado entra en juego la libertad y la interpretación de cada uno.
De este modo podemos establecer que nunca seremos capaces de llegar a un acuerdo completo sobre la interpretación de estos significados, no existe una coincidencia perfecta entre significante y significado. De este modo, durante la revolución científica se decidió comenzar a hacer ciencia desde un lenguaje que fuera universal y en el que no entrara en juego la interpretación personal, sino que fuera igual para todos: las matemáticas (cinco es cinco y nadie piensa lo contrario).