Estética Trascendental
Analítica Trascendental
En la analítica trascendental, Kant estudió el **entendimiento**, que realiza un trabajo doble: construir juicios y encadenarlos haciendo razonamientos. El estudio de los juicios derivó en el análisis de los elementos que lo forman: los **conceptos**.
Un fenómeno es comprendido por la sensibilidad, pero también porque el entendimiento utiliza como instrumento los conceptos para unificar lo que le llega de modo múltiple y disperso.
Kant consideraba que desde el entendimiento también podía considerarse la existencia de **conceptos empíricos** y **conceptos puros**:
- Conceptos empíricos: son los que el entendimiento crea a partir de lo captado en la experiencia sensible. Son conceptos a posteriori.
- Conceptos puros: también se conocen como categorías, y están en el entendimiento antes de cualquier experiencia. Representan las distintas formas generales que el entendimiento tiene de unificar lo proveniente de la experiencia.
Todo cuanto se conoce ha de someterse a las estructuras cognoscitivas del entendimiento expresadas en estos conceptos puros. La función de las categorías en el entendimiento es similar al que desempeñan las intuiciones puras en la sensibilidad.
Las categorías hacen lo propio con los juicios sintéticos a priori de la física. Los principios generales de la física son juicios que expresan conocimientos sobre los conceptos puros. Los juicios de este tipo son sintéticos. Estos juicios, al referirse a conceptos puros a priori, son ellos mismos a priori. Dado que todo conocimiento ha de ajustarse al esquema que proporcionan las categorías, los conocimientos que alcanzamos sobre ellas y que expresamos en juicios, son aplicables a toda experiencia, es decir, son estrictamente **universales** y **necesarios**.
Emotivismo Moral
La teoría ética de Hume parte de la negativa de aceptar que la razón pueda ser el fundamento de la vida moral. El racionalismo moral incurre en un error, ya que confunde el ámbito de la filosofía teórica y el de la filosofía práctica.
- La filosofía teórica y la ciencia en general se ocupan del “ser”. La facultad humana que se encarga de este ámbito es la razón.
- La filosofía práctica se ocupa del “deber ser”. A la ética no le interesa cómo son de hecho las cosas o las conductas, sino cómo deberían ser. Este es el ámbito del sentimiento, de las emociones.
Hume es el principal representante del **emotivismo moral**, que dice que los sentimientos morales determinan la conducta humana en el sentido de promover o condenar ciertas acciones, y la razón es incapaz de cumplir esa función.
Hume considera que las valoraciones morales dependen del **placer** o del **dolor** que despiertan en el hombre determinadas acciones. El bien se asocia a algo placentero y el mal a lo contrario. Son las **pasiones** las que forman la conciencia moral. La misión de la razón en el terreno de la moral se limita a colaborar con las pasiones.
El placer y el dolor que van asociados a la conducta moral son desinteresados y están íntimamente ligados al sentimiento de **empatía** que Hume considera impreso en la naturaleza humana. Las distinciones morales tienen su origen en la capacidad humana de ponerse en el lugar de otro para experimentar figuradamente sus sentimientos.