Como sabes, el término griego para referirse a la razón es logos, que también significa ‘palabra’. Así pues, para los antiguos griegos, el orden de la realidad coincide con el orden del pensamiento, porque la razón puede aclararnos lo que las cosas verdaderamente son. Los filósofos antiguos estaban convencidos de que la auténtica realidad solo se puede captar mediante la razón. La metafísica es la rama de la filosofía que se hace preguntas sobre la realidad. Los presocráticos denominaron arjé al principio del que procede todo lo que existe. En el siglo V, Agustín de Hipona logró sintetizar la metafísica de Platón con el cristianismo. Más tarde, en el siglo XIII, Tomás de Aquino elaboró una nueva síntesis filosófica a partir del pensamiento de Aristóteles y los dogmas cristianos. El desarrollo científico y técnico contribuyó a ahondar la crisis de la metafísica en la época contemporánea. Martin Heidegger expuso de nuevo la antigua pregunta por el ser con la que comenzó la filosofía en Grecia. Jean-Paul Sartre, en Francia, afirmó que la realidad última está íntimamente ligada a la existencia humana, fundando así la filosofía existencialista. En España, José Ortega y Gasset propuso una metafísica basada en la vida humana como realidad radical, y Xavier Zubiri hizo importantes contribuciones al estudio de la realidad. Todos aquellos filósofos que afirman que la realidad es única se denominan monistas. Tales de Mileto, que es el primer filósofo del que tenemos noticia, creía que todo lo que percibimos está en realidad formado por agua. En cambio, Anaxímenes pensaba que el arjé fundamental del cual todo está hecho era el aire. Para Anaximandro, que también era un filósofo monista, el arjé es único pero no se corresponde con ninguna de las realidades que se podrían ver y tocar. Los filósofos pluralistas sostienen que la realidad es múltiple. Empédocles creía que todo estaba compuesto por: fuego, aire, agua y tierra. Los materialistas afirman que, en el fondo, todo lo que existe es material. Entre los filósofos materialistas podríamos incluir a buena parte de los presocráticos. Tales, para quien el arjé es el agua, y Anaxímenes, que creía que todo estaba hecho de aire, son materialistas. Los filósofos idealistas creen que la realidad última es espiritual y está formada por ideas.
Platón es un filósofo idealista. Hegel también, y Karl Marx también. Quien defiende una metafísica estática afirma que la realidad es en el fondo inmutable. Por el contrario, los partidarios de una metafísica dinámica creen que el cambio forma parte esencial de la realidad. La metafísica de Parménides propone una filosofía del Ser. El pensamiento de Heráclito es una filosofía del cambio. Para Aristóteles, el cambio se produce cuando un ser en potencia se modifica y pasa a convertirse en un ser en acto. La filosofía de Hegel denomina dialéctica al cambio continuo de la realidad provocado por un enfrentamiento entre elementos contrarios. Según Kant, el ser humano no puede conocer nada que esté más allá de la experiencia. La metafísica, por lo tanto, no puede nunca llegar a convertirse en una ciencia. Así y todo, Kant cree que la metafísica es una tendencia inevitable de los seres humanos. Pero, según Comte, la forma en la que las personas han tratado de responder estas preguntas ha ido variando a lo largo del tiempo. El modo en que han ido cambiando estas respuestas puede describirse con la ley de los tres estados. Para responder a estas inquietudes, en un primer momento se parte de la creencia en dioses y seres sobrenaturales. Este es el estado teológico. La palabra ‘ente’ significa en filosofía ‘algo que es’. La ontología es la parte de la metafísica que estudia en qué consisten verdaderamente las cosas que son. La esencia hace referencia a las características que una cosa tiene por sí misma, y que hace que sea lo que es y no algo diferente. Platón creía que las esencias o Ideas son perfectas, no cambian nunca y existen independientemente de nosotros. Los sentidos nos engañan, por lo que no podemos confiar en ellos. Si queremos llegar a conocer las Ideas, tendremos que seguir otro camino más adecuado. Según Platón, las personas conocemos las Ideas porque las tenemos en nuestro interior. Platón creía que todos nacemos con el conocimiento de las Ideas, aunque se nos ha olvidado. Así pues, cuando aprendemos algo, en realidad, no estamos haciendo nada más que recordar lo que ya sabíamos previamente. Todo nuestro aprendizaje no es más que una reminiscencia. Para Aristóteles, la verdadera realidad está constituida por los individuos particulares del mundo sensible. La sustancia,
según Aristóteles, es lo que existe por sí mismo. Los accidentes, por el contrario, no existen por sí mismos, sino que solo existen en otro.
- Causa material: ¿De qué está hecho? Aquello de lo que una sustancia está hecha se denomina materia.
- Causa formal: ¿Cómo está hecho? La forma es la manera concreta en que la materia se estructura y organiza para dar lugar a esa sustancia.
- Causa eficiente: ¿Qué o quién lo hizo? Se trata del agente que produjo esa sustancia.
- Causa final: ¿Para qué se hizo? Aristóteles creía que todo cuanto existe está hecho con un propósito o finalidad. La causa final sirve para aclarar cuál es ese propósito.
En la metafísica de Aristóteles, todas las cosas tienden espontáneamente a cumplir un propósito. El problema de los universales trata de aclarar si existen en la realidad los términos que sirven de referente para describir lo que varios individuos tienen en común. Algunos filósofos creen que los universales existen por sí mismos, mientras que otros piensan que se trata solo de nombres que no existen más allá del lenguaje. Para Aristóteles, las categorías son diferentes dimensiones de la realidad, que se corresponden con distintas maneras de ser. Entre las categorías que identificó este autor destacan la sustancia, la cantidad, la calidad, la relación, la acción… A este procedimiento se le denomina la duda metódica cartesiana. Según Descartes, mi existencia es la primera verdad. En la filosofía moderna, el papel del sujeto es fundamental. El filósofo alemán Wilhelm Leibniz creía que había infinitas sustancias. Spinoza, en cambio, creía que solo existía una única sustancia, que se corresponde con la totalidad de lo real.