Karl Marx: Crítica a la Religión y la Alienación en la Sociedad

Marx partirá de otro principio explicativo no menos absoluto: la materia, fuera de la cual nada existe. La preocupación de Marx es por el hombre “concreto y desgarrado”, sometido, esclavizado, sin conciencia crítica de su propia situación. Le interesa el hombre “real y vivo”, al que busca que tome conciencia de las fuerzas opresoras que le alienan. Marx, aunque no niega una común naturaleza humana, la reduce a lo puramente biológico (alimento, reproducción, etc.). Todo lo demás que explica la identidad del ser humano (religión, derecho, moral, cultura) lo ve como un producto de la estructura social y económica. La persona se constituye por su actividad, por su trabajo: por él el hombre realiza su ser consciente, usando los medios de la naturaleza. Modificándola, la usa para la satisfacción de sus necesidades y toma conciencia de sus propias capacidades. Se convertiría de esta forma en un simple eslabón de una cadena de montaje. De ahí se sigue que la sociedad se vertebre en clases sociales, ricos y pobres.

Él afirma que el mérito de Feuerbach consistió en su “reducción antropológica”, es decir, propuso la religión como un producto meramente humano. En otro tiempo la religión era respuesta ante la impotencia del hombre en la naturaleza. La religión, pues, tendría que ver mucho con las condiciones económicas y sociales. La figura de un Dios, al que por un lado se le teme y por otra de quien se esperan beneficios, creará el “estado de ateísmo” en el que las necesidades se satisfarán desde el propio trabajo y el hombre se encontrará de nuevo a sí mismo.

La Alienación según Marx

  • Alienación de la actividad. El trabajo se vive como algo exterior y forzado.
  • Alienación del objeto: los objetos producidos por la actividad del trabajador no le pertenecen a él, los vive como ajenos; aunque fuese realmente el esclavo el que construía un edificio, o trabajaba en el campo, el producto hecho por él no era de él sino del amo.
  • Alienación social: la alienación económica hace que el objeto producido no le pertenezca al trabajador sino a otro, la clase oprimida que realmente produce las mercancías y la clase opresora que se apropia de ellas.

La Religión como «Opio del Pueblo»

Es una forma de alienación porque es una invención humana que consuela al hombre de los sufrimientos en este mundo. Marx considera que la experiencia religiosa no es una experiencia de algo realmente existente. Su punto de vista es claramente ateo: no existe Dios ni una dimensión humana hacia lo trascendente. Seguramente porque pensó que ya las críticas de la izquierda hegeliana, particularmente Feuerbach, habían puesto de manifiesto la inconsistencia o falsedad de las creencias religiosas, Marx apenas se molesta en refutar los argumentos para la demostración de la existencia de Dios, o en mostrar el supuesto absurdo de las creencias religiosas. Si queremos buscar en su filosofía una crítica a la religión la encontramos más bien en su idea de la religión como alienación.

La religión tiene que ser estudiada objetivamente, esto quiere decir que, desde su punto de vista, tenemos que estudiar la religión como estudiamos cualquier otra manifestación humana. En este sentido Marx dice que la religión es el “opio del pueblo”.

Crítica al Pensamiento Marxista

Hay que añadir que su concepto de Dios es ciertamente una caricatura que en nada se corresponde al Dios que Jesucristo ha revelado. A decir verdad, su crítica puede prevenir a los cristianos (que a veces tienen una falsa idea de Dios, como la que Marx presenta) para cambiar su visión y por ello su relación con Dios. Es radicalmente falso que en el ser humano no haya nada de espiritual y que en su construcción personal solo incida el factor económico. Son otras muchas las variables: amor, proyecto personal y esperanza.

Asentado en presupuestos darwinistas, la sociedad, al igual que la naturaleza, progresa mediante el conflicto, la lucha, la violencia (Lenin dirá que la guerra es la “partera de la historia”). Pero ¿no es más bien el amor el motor de la civilización? ¿Acaso el ser humano no se construye a sí mismo amando y siendo amado? Todos los grandes logros de la historia (técnicos, científicos, artísticos, humanísticos) tienen como motor el amor (a las personas, al estudio, al arte…). Según Marx, la religión al prometer el paraíso en la otra vida y predicar la paciencia y la resignación en este mundo, aparta al hombre del esfuerzo por mejorar su suerte en la tierra.

La Religión como Alienación según el Marxismo

La negación de Dios y de la religión se ha denominado «crítica dialéctica». El marxismo cree que la religión debe ser suprimida atendiendo a la naturaleza misma de la religión, que viene calificada de «alienación». Se presume que el hombre religioso renuncia al dominio de los propios actos y pone en manos de un ser «otro», ajeno, extraño, el dominio absoluto de la propia vida. En otras palabras, la «alienación religiosa» consiste -según Marx– en poner en Dios -un ser «fantástico y extraño» forjado por el hombre-.

A todo esto añade Engels: «La religión es el acto por el cual el hombre se vacía a sí mismo; por esencia, la religión vacía al hombre y a la naturaleza de todo su contenido, transfiere este contenido al fantasma de un Dios en el más allá…».

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