El deísmo es una postura filosófica que acepta la existencia y la naturaleza de Dios a través de la razón y la experiencia personal, en lugar de hacerlo a través de los elementos comunes de las religiones teístas como la revelación directa, la fe o la tradición. El panteísmo es una creencia o concepción del mundo y una doctrina filosófica según la cual el Universo, la naturaleza y Dios son equivalentes.
El fanatismo religioso es uno de los tipos de fanatismo que más controversia ha generado a través de la historia, en cuanto bajo esta se han llevado a cabo conflictos bélicos, holocaustos, asesinatos y actos terroristas.
El argumento ontológico para la existencia de Dios es un razonamiento apriorístico que pretende probar la existencia de Dios empleando únicamente la razón; esto es, que se basa únicamente -siguiendo la terminología kantiana- en premisas analíticas, a priori y necesarias para concluir que Dios existe.
El argumento teleológico o argumento de designio es el argumento sobre la existencia de Dios que se basa en la premisa de que existiría una evidencia percibida de un mundo y un universo «diseñado». Se basa en aquellos aspectos del mundo que al ser complejos, parecen haber estado diseñados; y que en consecuencia, parecen obedecer un objetivo o una finalidad de un ser inteligente.
La apuesta de Pascal es un argumento creado por Blaise Pascal en una discusión sobre la creencia en la existencia de Dios, basado en el supuesto de que la existencia de Dios es una cuestión de azar. El argumento plantea que, aunque no se conoce de modo seguro si Dios existe, lo racional es apostar que sí existe. «La razón es que, aún cuando la probabilidad de la existencia de Dios fuera extremadamente pequeña, tal pequeñez sería compensada por la gran ganancia que se obtendría, o sea, la gloria eterna.
El ateísmo es, en un sentido amplio, la no creencia en deidades u otros seres sobrenaturales. En un sentido más estricto, el ateísmo es la posición que sostiene la inexistencia de deidades. Algunos la definen como una doctrina o posición que rechaza el teísmo, que en su forma más general es la creencia en la existencia de, al menos, una deidad.
La naturaleza humana es el concepto filosófico, según el cual los seres humanos tienden a compartir una serie de características distintivas inherentes, que incluyen formas de pensar, sentir y actuar. La cuestión de qué origina estas características distintivas de humanidad y cuán fija es la naturaleza humana (e.g. innato o adquirido) tiene importantes implicaciones en la ética, la política y la teología debido a que pueden proveer normas o estándares para que los humanos juzguen cuál es la mejor forma de vivir. Las ramas de la ciencia asociadas con el estudio de la naturaleza humana incluyen a la sociología, sociobiología y psicología, en particular, la psicología evolucionista y la psicología del desarrollo.
El determinismo genético consiste en la idea de que los genes determinan el fenotipo físico o conductual de cada individuo. El término se aplica a la relación de un gen aislado con un fenotipo, o bien a la idea de que todos los fenotipos están determinados por los genes. Mientras lo primero ha sido establecido, lo segundo es generalmente rechazado por los biólogos y carece de una definición rigurosa.
La ingeniería genética, también llamada biogenética, es la tecnología del control y transferencia de ADN de un organismo a otro, lo que posibilita la creación de nuevas especies, la corrección de defectos genéticos y la fabricación de numerosos compuestos.
El racismo se entiende como la exacerbación o defensa del sentido racial de un grupo étnico, especialmente cuando convive con otro u otros, así como designa la doctrina antropológica o la ideología política basada en este sentimiento.
La diversidad de culturas se refiere al grado de diversidad y variación cultural, tanto a nivel mundial como en ciertas áreas, en las que existe interacción de diferentes culturas coexistentes (en pocas palabras diferentes y diversas culturas).
El etnocentrismo es la actitud o punto de vista por el que se analiza el mundo de acuerdo con los parámetros de la cultura propia. El etnocentrismo suele implicar la creencia de que el grupo étnico propio es el más importante, o que algunos o todos los aspectos de la cultura propia sean superiores a los de otras culturas.
El relativismo cultural es la actitud o punto de vista por el que se analiza el mundo de acuerdo con los parámetros de la cultura propia. Su filosofía defiende la validez y riqueza de todo sistema cultural y niega cualquier valoración absolutista moral o ética de los mismos.
Multiculturalismo es un término polisémico que está sujeto a diversas y a veces contradictorias interpretaciones. En su sentido meramente descriptivo, puede simplemente designar la coexistencia de diferentes culturas en el seno de una misma entidad política territorial.
La sociedad es el conjunto de individuos que interaccionan entre sí y comparten ciertos rasgos culturales esenciales, cooperando para alcanzar metas comunes.
La socialización es un proceso por el cual el individuo acoge los elementos socioculturales de su ambiente y los integra a su personalidad para adaptarse en la sociedad. Los agentes de socialización son las personas encargadas de que funcione correctamente una sociedad.
Socialización primaria: El hombre interioriza la cultura de la sociedad, le permite convertirse en un miembro que actúa de acuerdo a creencias, normas y valores, que tienen vigencia en su medio socio-cultural. Esta instancia hace posible la aprobación del patrimonio cultural.
Socialización secundaria: El aprendizaje se refiere a la adquisición de nuevos recursos al repertorio de respuestas del individuo y en este sentido su alcance es más amplio, ya que no todo aprendizaje supone una socialización.
Libertad es la capacidad que posee el ser humano de poder obrar según su propia voluntad, a lo largo de su vida; por lo que es responsable de sus actos.
Libertad externa: consiste en que nadie nos impida trasladarnos y actuar del modo que parezca oportuno dentro de lo que permitan las leyes y costumbres del propio país.
Libertad interna: es la de querer una cosa u otra, de decidir por uno mismo las cuestiones que nos afectan.
El término fatalismo está formado a partir de la raíz latina fatum, que significa «destino». Por tanto el «fatalista» cree en una necesidad que negando la libertad se impondría irremediablemente al ser humano. En sentido corriente el fatalismo se refiere a la creencia en el determinismo de los acontecimientos, dirigidos por causas independientes de la voluntad humana, sea este determinismo procedente de Dios, de la necesidad natural o de las leyes que dirigen la historia.
El determinismo es una doctrina filosófica que sostiene que todo acontecimiento físico, incluyendo el pensamiento y acciones humanas, están causalmente determinados por la irrompible cadena causa-consecuencia.
Los tropismos son los movimientos permanentes de la planta o de algún órgano, como respuesta a un estímulo externo que actúa en una sola dirección, de modo que la planta crece hacia el estímulo.
Se denomina taxia, taxismo o taxis al movimiento o desplazamiento direccionado de un ser vivo, o parte de él, como respuesta a la percepción de un estímulo o de un gradiente de la intensidad del mismo. Un ejemplo claro es la fototaxia, o reacción a la luz o en función de ella.
El término reflejo se define como la respuesta automática e involuntaria que realiza un ser vivo ante la presencia de un determinado estímulo.
La alienación es el fenómeno de suprimir la personalidad, desposeer al individuo de su personalidad o deshacer la personalidad del individuo, controlando y anulando su libre albedrío, para hacer a la persona dependiente de lo dictado por otra persona u organización.
La acción moral es aquella que es buena en sí misma porque es realizada con buena voluntad, así mismo, es necesario olvidar nuestras inclinaciones antes de realizar dicha acción.
La distinción entre éticas deontológicas y teleológicas, como es bien sabido, no resulta unívoca. En principio, y siguiendo a Broad, se entendería por teoría teleológica aquella para la que la corrección o incorrección de las acciones está siempre determinada por su tendencia a producir ciertas consecuencias que son intrínsecamente buenas o malas, mientras que la teoría deontológica consideraría que una acción será siempre correcta o incorrecta en tales circunstancias, fueran cuales fueran las consecuencias.
El intelectualismo moral: Para Sócrates basta con saber que algo es bueno, como para que eso sea suficiente para quererlo. Saber que algo es malo es igualmente suficiente como para desistir de ello. Pone el énfasis en el conocimiento del bien y no en el «querer» el bien. Es la razón y no la voluntad (ésta última está subordinada a aquel) quien dictamina las decisiones que tomamos y las actividades que realizamos.
El eudemonismo o eudaimonismo, cuyo principal representante fue Aristóteles, es un concepto filosófico de origen griego (de eudaimonia palabra griega) que recoge esencialmente diversas teorías éticas. Tiene como característica común ser una justificación de todo aquello que sirve para alcanzar la felicidad.
El estoicismo es uno de los movimientos filosóficos que, dentro del periodo helenístico, adquirió mayor importancia y difusión.
El epicureísmo es un sistema filosófico que defiende la búsqueda de una vida buena y feliz mediante la administración inteligente de placeres y dolores, la ataraxia («ausencia de turbación») y los vínculos de amistad entre sus correligionarios.
El cinismo es la impudencia, la obscenidad descarada y la falta de vergüenza a la hora de mentir o defender acciones que son condenables.