Explorando el Conocimiento Humano: Impresiones, Ideas y la Crítica de Hume

Los Elementos del Conocimiento según Hume

Hume afirma que los contenidos de nuestra conciencia son dos:

  • Impresiones: Son percepciones que nos llegan a través de los sentidos.
  • Ideas: Son representaciones o copias de las impresiones en el pensamiento. Son más débiles y menos vivas que las impresiones. Toda idea procede de una impresión.

Tanto las impresiones como las ideas pueden ser simples o complejas:

  • Simples: No pueden descomponerse. Ej.: rojo.
  • Compuestas: Es posible descomponerlas. Ej.: manzana, la podemos descomponer en un color, olor, forma, sabor…

Por tanto:

  • Todos los contenidos de la conciencia provienen de la experiencia sensible, en concreto de las impresiones. No hay en el entendimiento ideas innatas.
  • Existe un criterio de verdad: una idea será verdadera si podemos señalar la impresión a la que corresponde. Ej.: la idea de unicornio no es verdadera porque no se corresponde con la impresión unicornio.

Tipos de Conocimiento

Conocimiento de hechos o factual: Es el que se refiere a cuestiones de hecho y necesita de la experiencia para ser comprobado. Por ejemplo, “el fuego calienta los cuerpos”, cuya verdad debe ser comprobada en la experiencia. A este tipo de conocimiento pertenecen las ciencias empíricas, como la física. Todos los razonamientos acerca de cuestiones de hechos se basan, según Hume, en la relación causa-efecto.

Conocimiento por relaciones entre ideas: Podemos relacionar ideas con independencia de la realidad. Por ejemplo, podemos saber que “el todo es mayor que sus partes” sin recurrir a la experiencia. A este tipo de conocimiento pertenecen la lógica y las matemáticas.

Crítica a la Causalidad

Según el principio de causalidad todo efecto tiene una causa. Por ejemplo, todo lo que comienza a existir tiene una causa de su existencia, o todo lo que se mueve es movido por otro… Nadie, hasta llegar a Hume, puso el principio de causalidad en cuestión, ya que se suponía que era una verdad basada en la intuición.

Para Hume, el principio de causalidad solo puede provenir de la experiencia, y, si analizamos la experiencia, no encontramos una conexión necesaria entre el efecto y la causa. Solo tenemos impresión de:

  • Contigüidad espacio-temporal: lo que llamamos causa es contigua en el espacio y en el tiempo a lo que llamamos efecto.
  • Prioridad de la causa respecto del efecto: lo que llamamos causa es anterior a lo que llamamos efecto.
  • Conjunción constante entre ambos.

Por ejemplo, cuando observamos dos bolas de billar y la primera bola choca con la segunda, decimos que el movimiento de la segunda se debe a la primera. Sin embargo, nuestras impresiones son: movimiento de la primera, choque y movimiento de la segunda. No tenemos ninguna impresión de conexión necesaria entre los dos hechos.

En base al principio de causalidad, afirmamos que en el futuro, si se da la causa, se dará el efecto, pero no podemos tener ninguna impresión del futuro. Es imposible demostrar que el futuro será semejante al pasado. Por lo cual, la causalidad se reduce a una creencia basada en el hábito o costumbre. Porque hemos visto muchas veces el movimiento de las bolas de billar (y hemos adquirido un hábito) suponemos que en el futuro el movimiento será igual. Pero esto solo es una creencia (creemos que la segunda bola se pondrá en movimiento).

La creencia es toda idea acompañada por un fuerte, intenso o firme sentimiento de verdad de dicha idea. Esta creencia producida por el hábito es imprescindible para la vida cotidiana (sin ella el mundo se volvería caótico e imprevisible), pero no es conocimiento científico, universal y necesario. Además, la inferencia causal solo es aceptable entre dos impresiones, pero no entre una impresión y algo de lo que no hemos tenido experiencia. Esto lleva a Hume a la crítica a las tres sustancias.

Crítica a las Tres Sustancias

La realidad material (MUNDO). No podemos saber si existen objetos fuera de nosotros, puesto que solo conocemos nuestras propias impresiones y no una realidad distinta de ellas. La realidad es una suposición que no se puede comprobar, aunque es imprescindible para la vida.

La sustancia infinita (DIOS). De Dios no tenemos impresión alguna. Dios es una hipótesis inútil, ya que no podemos demostrar su existencia, ni por argumentos a priori ni a posteriori:

La sustancia pensante (YO). Solo tenemos intuiciones de nuestras impresiones, y ninguna de ellas es permanente, sino que se suceden a lo largo de la vida. No tenemos ninguna impresión del yo, si la tuviéramos tendría que ser una impresión permanente. Nuestra identidad personal se basa en la memoria, gracias a la cual recordamos la sucesión de impresiones que hemos tenido. Confundimos esa sucesión con la identidad personal. (El yo es una especie de escenario en el que entran y salen las percepciones, con la diferencia de que tampoco existe el escenario).

Conclusión

Hume desemboca en un fenomenismo y en un escepticismo:

Fenomenismo. No conocemos la realidad exterior, únicamente nuestras percepciones, que son fenómenos aislados.

Escepticismo. No es posible un conocimiento cierto a través de la experiencia. Aunque acepta la creencia como guía para la vida y tiene, en este sentido, utilidad práctica. Es por tanto un escepticismo filosófico.

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