El Pensamiento de Platón: Biografía, Obras y Conceptos Clave

Biografía y Época de Platón

Platón (siglo V a.C. – siglo IV a.C.), nacido en una familia aristocrática con dos tíos que formaron parte de los Treinta Tiranos del gobierno ateniense instaurado en Esparta, fue uno de los tres grandes pensadores de la Antigua Grecia, junto con Sócrates (su maestro) y Aristóteles (su alumno).

Obra de Platón

Se divide en cuatro periodos:

  1. Periodo socrático: trata las ideas de Sócrates, sin aportaciones propias.
  2. Periodo de transición: comienza a aportar pensamientos propios.
  3. Periodo de madurez: escribe “La República” y desarrolla sus teorías.
  4. Periodo de vejez: reescribe algunas de sus teorías porque ve que fallan.

Influencias en el Pensamiento de Platón

Aunque si por algo se caracteriza Platón es por todo lo que ha influido en autores posteriores, también él se inspiró en quienes le precedieron: los presocráticos.

Para Pitágoras, las matemáticas eran lo más importante, pues creía que el mundo estaba ordenado por números. Además, tenía un pensamiento dualista (alma y cuerpo separados), valoraba como superior al alma, y creía que se reencarnaba cuando el cuerpo moría (consideraba al cuerpo la cárcel del alma).

Para Anaxágoras, decía que hay una razón que ha ordenado la realidad, que el mundo, por dentro, no es el caos que aparenta.

Por otro lado, Parménides y Heráclito, le influyeron con teorías contrarias. Parménides, tras enunciar cuatro leyes del pensamiento de carácter lógico, dedujo que el ser es eterno, continuo, único e inmóvil. Sin embargo, Heráclito pensaba que la realidad fluye, que está en permanente cambio.

De los sofistas le influyó la idea de que el mundo se dividía en dos partes: la physis (naturaleza) y la nomos (cultura).

Por último, Sócrates, su maestro, criticará especialmente el relativismo cultural de los sofistas, según el cual las cosas son de una forma u otra en función de quién las mire. Él dice que hay que adoptar definiciones comunes y justas mediante el diálogo.

Teorías de Platón

Teoría de las Ideas

A raíz de las opiniones opuestas entre Heráclito y Parménides, y basándose en la crítica de Sócrates hacia el relativismo cultural de los sofistas (que hay una idea dentro de todo), Platón formula su teoría de los dos mundos tratando de dar una respuesta intermedia al debate de los dos presocráticos. Dice que hay dos mundos, el ideal (el de la razón: eterno, único, continuo, inmóvil), formado por las ideas, y el sensible (el de los sentidos: cambiante, material), formado por copias imperfectas de las ideas, moldeadas por el Demiurgo (un ser divino inventado por Platón).

Además, Platón jerarquiza las ideas, valorando mejor las que estén más alejadas del mundo sensible. Entre ellas, destaca las tres que coronan la pirámide en que él organizaría todas: la Justicia, la Belleza, y sobre todo, el Bien. El Bien (lo bueno), tiene que ver con la perfección; es la idea por excelencia del mundo ideal (representada con el Sol en el mundo sensible); es la última idea que se alcanza, a la que aspiran el resto. Inmediatamente debajo del Bien, en un segundo nivel, y entendiendo el significado según las acepciones de la época, se encuentran la Justicia (lo justo, que tiene que ver con el equilibrio político), y la Belleza (lo bello, que tiene que ver con la moral).

Teoría del Conocimiento

Platón distingue cuatro niveles del conocimiento humano, que agrupa en dos fases representativas de los dos mundos: la doxa, que representa el mundo sensible (la conjetura, la opinión), y la episteme, que representa el mundo ideal (el conocimiento verdadero, la ciencia).

Dentro de la doxa, en nivel ascendente, se encuentran la eikasia (el nivel de quienes creen fielmente en el mundo de los sentidos), y la pistis (el nivel de quienes al menos saben diferenciar las cosas, sirviéndose de las matemáticas, aunque sea en un nivel muy simple).

Dentro de la episteme, también en nivel ascendente, se encuentran la dianoia (el nivel de las matemáticas como antesala del saber, aunque se basen en axiomas), y la noesis (el nivel del conocimiento dialéctico, donde se buscan los fundamentos que lo fundamentan todo para conseguir alcanzar la idea de Bien).

Platón refleja estos cuatro niveles en el mito de la caverna que cuenta en el capítulo VII de “La República”, el texto estudiado. En ella, el hombre liberado parte de la eikasia, la ignorancia absoluta, y asciende de niveles al tiempo que descubre el mundo exterior, contemplando finalmente el Sol como la idea de Bien tras la noesis. Este proceso se conoce como dialéctica ascendente. Tras esto, el hombre debe regresar a la cueva para sacar de su ignorancia al resto, por lo que regresa de la episteme a la doxa, recorriendo lo que se conoce como dialéctica descendente.

Antropología Platónica

Platón, influido por Pitágoras, es un claro dualista que considera superior al alma.

Respecto a cómo se unieron, Platón recurre a un mito para explicarlo: dice que el alma se encontraba en el mundo ideal, pero que en un momento dado se cae y toma contacto con el cuerpo. Es ahí donde a causa del choque, olvida todo lo que sabía y queda atrapada en su cuerpo. Por esta razón, cuando creemos estar aprendiendo lo que realmente hacemos es recordar lo olvidado (teoría de la reminiscencia).

Tras unirse con el cuerpo, el alma, que antes únicamente debía ocuparse del razonamiento y del estudio, ahora debe desdoblarse en tres funciones:

  • Alma concupiscible: sus virtudes son la templanza y la moderación. Es mortal (producto del cuerpo) y sus deseos son la supervivencia y la reproducción. Se representa desde el diafragma hasta los pies del cuerpo.
  • Alma irascible: sus virtudes son la fortaleza y el valor. Es mortal (producto del cuerpo) y su deseo es el reconocimiento de gloria, de prestigio. Se representa desde el cuello hasta el diafragma del cuerpo.
  • Alma racional: sus virtudes son el equilibrio y la prudencia. Es inmortal (producto del alma), y como tal, carece de otro afán que el estudio. Se representa con la cabeza del cuerpo.

Para demostrar que el alma racional es inmortal, Platón expone el argumento de la simplicidad: como la muerte consiste en la disolución de los cuerpos divisibles, y el alma es simple (no está formada por partes, no puede descomponerse), no puede morir, al contrario que el cuerpo.

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