Conceptos Fundamentales en la Filosofía de Kant: Razón, Libertad y Dignidad

Conceptos Fundamentales en la Filosofía de Kant

Razón

Es el espacio de las ideas puras. La razón es estudiada por Kant en el ámbito de la dialéctica trascendental, que partiendo de las reglas del entendimiento aspira a ir unificando la materia de la intuición hasta el máximo posible, lo incondicionado, con lo que produce determinadas ilusiones trascendentales: la idea de un alma o identidad correspondiente a todos los fenómenos psíquicos, la idea del mundo como un todo ordenado, y la idea de Dios como reunión ideal de todos los fenómenos. Al carecer de material de la intuición, la razón humana se ve abocada a ciertos errores: los paralogismos (alma), las antinomias (mundo) y el ideal de la razón pura (Dios). Establece como postulados para la ética la libertad, la inmortalidad del alma y la idea de Dios, y como condiciones para la política las ideas de contrato social, de la voluntad general y de un estado mundial. Corresponde finalmente al grado noético de conocimiento en Platón.

Entendimiento

Facultad de conocimiento cuyas condiciones de posibilidad estudia Kant en el apartado de la analítica trascendental de la Crítica de la razón pura y que se asimila al ámbito de la física. Según una idea kantiana, podríamos decir que el entendimiento sin la intuición es vacío, mientras que la intuición sin el entendimiento es ciega. Corresponde al grado platónico de la dianoia y la diferencia con la razón es que el entendimiento nunca abandona la experiencia. La física es la ciencia por excelencia.

Ilustración

Corresponde al proceso por el cual el ser humano es capaz por sí mismo de determinar sus posibilidades en relación con lo que podemos conocer, debemos hacer y nos cabe esperar. Corresponde a la liberación de la caverna en sentido platónico. Es, finalmente, y por lo tanto, una exigencia para que mediante el uso público de la razón los pueblos se doten de una constitución republicana (única que preserva la autonomía del ser humano).

Minoría de Edad

Corresponde a la situación en la que el ser humano se comporta de forma heterónoma tanto en el conocimiento como en la moral y la política. Es un paralelo de la esclavitud propia de la caverna platónica. Para salir de ella y alcanzar la mayoría de edad, se requiere de ilustración. Kant sitúa la cuestión de la minoría de edad en el contexto de los gobiernos de tipo absolutista por derecho divino. Salir de esta minoría solo es posible entonces al cambiar esos tipos de gobiernos.

Uso Público/Privado de la Razón

Estos conceptos expresan los medios adecuados del proceso de la ilustración por la que el hombre puede salir de la minoría de edad y hacerse autónomo. Para Kant, el fin no justifica los medios, por lo que se posicionó en contra de la Revolución Francesa en cuanto a los medios sangrientos. Por ello, el objetivo de una constitución republicana solo debe lograrse por medio del uso público de la razón.

Libertad

Corresponde a la idea de la razón pura según la cual nos pensamos capaces de actuar incondicionadamente y de forma autónoma. Constituye además el derecho natural por excelencia del ser humano, del que se deriva la igualdad, distinguiendo Kant entre libertad interna según el principio de la moralidad y libertad externa según el principio de legalidad: «obra de tal modo que el uso de tu libertad sea compatible con la libertad de todos según una ley universal». Es la condición de la autonomía y, por lo tanto, del gobierno de tipo republicano.

Tutores

Representan los guías del pueblo en los distintos ámbitos en los que no es permisible un uso público de la razón, sino un uso privado. Comportan, por lo tanto, un comportamiento heterónomo en el que los guiados son considerados como súbditos y menores de edad. Son, sobre todo, los guías espirituales o sacerdotes, aunque, en último término, alcanzan su máxima expresión en la figura del monarca.

Ciudadano/Súbdito

Súbdito es el que vive como menor de edad sometido a la esclavitud heterónoma. Solo en una constitución republicana se puede ser ciudadano dotado de los atributos de la libertad legal, igualdad de todos ante la ley e independencia civil o autonomía jurídica.

Hombre

Puede ser considerado desde un punto de vista fenoménico, sometido a las leyes de la naturaleza, o desde un punto de vista nouménico, como fin en sí mismo. Su cualidad natural más importante es la razón, y su derecho natural más importante, la libertad. Tratado fenoménicamente es visto como una máquina a la que se puede esclavizar. Tratarlo como una máquina es reducirlo al estado de animalidad en el que perdemos la libertad. La cuestión de si tiene alma no es algo que podamos conocer, debemos actuar «como si» la tuviéramos.

Deber

Es la esencia de la voluntad y fundamento, por lo tanto, de la ética pura a priori y del imperativo categórico según el cual debemos tratar a todos los seres humanos, incluidos nosotros mismos, como fines en sí mismos, pues si no, no se darían las condiciones para relacionarnos como seres libres y autónomos. Para Kant, podemos actuar contrariamente al deber, conforme al deber y por deber. Solo en este último caso actuamos de forma autónoma, acción auténticamente moral y fundamento, además, de la salida del estado de naturaleza y paso a la sociedad.

Voluntad de Todo el Pueblo

Es la voluntad general de Rousseau o mecanismo para la efectuación del contrato social mediante el que se sale del estado de naturaleza. Para Kant, es una idea de la razón que no se efectúa con un fin material sino por deber y que, además, es general ya en el mismo individuo. Constituye el poder legislativo, aunque materialmente en el ejecutivo, pues Kant es partidario de la «representación». Kant puede así legitimar un gobierno de tipo monárquico absolutista en la medida en que se gobierne según la voluntad del pueblo, aunque sin él.

Dignidad/Conciencia Moral

Constituye la consideración del hombre en cuanto a fin en sí mismo, es decir, la capacidad de ser autónomo en todos los ámbitos de la existencia. Se basa en la idea de la libertad, fundamento tanto de la ética como de la sociedad, y que se expresa en los imperativos categóricos de no tratar a nadie como un medio sino como un fin. No es lo que nos hace felices, sino aquello que exige que se nos permita dotarnos de los medios para, por nosotros mismos, ser felices. La dignidad se basa, por tanto, en la capacidad para actuar incondicionadamente, es decir, al margen de las causas de la naturaleza, por la cual somos algo más que máquinas.

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