Individuo y Sociedad: Una Perspectiva Filosófica
Con el desarrollo de la democracia, la reflexión filosófica se centró en cuestiones ético-políticas derivadas de las relaciones del individuo y la polis. Sócrates sostuvo tesis opuestas a las de muchos sofistas. En el siglo XVII, la cuestión de las relaciones entre el individuo y la sociedad se desarrolló paralelamente al concepto de sujeto: el individuo es el sujeto social, con conciencia de su singularidad frente a los demás miembros de la sociedad. Los términos de la relación entre el individuo (que intenta proteger su individualidad) y la sociedad (que trata de que el individuo se asimile a la sociedad) son el núcleo en torno al cual gira la reflexión política desde la modernidad.
La Sociedad y la Cultura: El Ser Humano como Animal Cultural
Se dice que el ser humano es un “animal cultural”, pues la cultura nos distingue del resto de los animales. La cultura es tanto el conjunto de ideas y técnicas de una sociedad como los usos y costumbres sociales. De esta forma, la cultura se opone a la incultura (quien no posee los conocimientos) y al “salvajismo” (quien no comparte los usos sociales que se consideran como “civilizados”). La cultura es lo que permite y posibilita el desarrollo humano, la humanización del individuo. Los conocimientos y los usos sociales serán cultura siempre y cuando permitan esta humanización, y no lo serán cuando vayan en contra de ella. Esta consideración de cultura, que es el fundamento de toda cultura, se opone al término “barbarie”. De hecho, el término “bárbaro” es de origen griego. Bárbaros eran los que vivían fuera de las fronteras de Grecia. Para los griegos, “ser humano” era aquel que vivía en la polis y, por ello, los bárbaros no eran seres humanos. Definimos la sociedad como un conjunto de individuos que tienen una cultura común.
Teorías sobre el Origen de la Sociedad
Distinguimos dos grupos de teorías que tratan sobre el origen de la sociedad:
Teorías Organicistas
Adoptan un enfoque holista, propio de las sociedades arcaicas, en las que la base de la sociedad está constituida por los lazos de sangre. Las ideas fundamentales son:
- La sociedad es anterior al individuo. Esto implica: que le precede en el tiempo y que es más importante, pues la sociedad es lo que da el ser al individuo: en sociedad el individuo sobrevive y se humaniza a través de la cultura de esa sociedad. El individuo es concebido como el miembro de un organismo y por esta razón pierde su sentido si se ve separado de la sociedad. Así lo expresa Aristóteles. Esto se debe a que la visión de la naturaleza que tiene Aristóteles es teleológica (es decir, la naturaleza tiende a un fin). Desde esta concepción, Aristóteles afirma que, si bien la familia y la sociedad son anteriores en el tiempo, no lo son de forma natural, pues lo anterior al desarrollo de algo es el fin hacia el que ese algo tiende y el fin de la sociedad es la polis, el estado.
- El individuo se ve supeditado, por lo tanto, a la sociedad. Lo importante es el bien común, al interés de cada individuo.
Teorías Contractualistas
Según el contractualismo, los individuos son anteriores a la sociedad. De tal forma que la existencia del individuo y su realidad es previa a la de la sociedad. Todas las teorías contractualistas mantienen un esquema común: parten de la hipótesis de un estado de naturaleza en el cual los individuos poseen todos sus derechos y libertades naturales, en el que hay ciertas dificultades para la supervivencia. La necesidad de solucionarlas conduce al pacto o contrato social. Según sea el pacto, se ceden ciertos derechos y libertades. La sociedad surge como consecuencia del pacto. Dependiendo del tipo de cláusulas del contrato, de qué derechos se cedan y en qué condiciones, aparecerán los distintos sistemas políticos. Las teorías contractualistas clásicas más importantes son:
Hobbes
En el estado de naturaleza, el egoísmo conduce a los hombres y, por esto, el hombre es un lobo para el hombre. Pero el hombre también es un ser racional, por lo que entiende que es necesario alcanzar la paz. Por ello, los individuos pactan: ceden todos sus derechos al gobernante, y este se compromete a instaurar y salvaguardar la paz. El régimen político resultante es absolutista. El estado es un monstruo que se ha hecho con la libertad y los derechos de todos los individuos y ante el cual estos no tienen ninguna posibilidad de defensa.
Locke
Plantea que en el estado de naturaleza los individuos no viven aislados, sino en familias integradas en pequeñas comunidades y gozan de libertad y derechos naturales. El derecho más importante, según Locke, es el derecho a la propiedad privada y este se intenta asegurar con la firma del pacto social. De esta forma, los individuos no ceden al estado todos sus derechos. El gobernante se compromete a mantener la paz y el orden y a defender el derecho a la propiedad privada de los individuos. El papel del gobernante es ser un “árbitro” imparcial en las disputas que puedan surgir. Si el gobernante no cumple con su parte del contrato, los individuos pueden sustituirle por otro. Surge así el liberalismo político, base de la democracia liberal.
Rousseau
La diferencia fundamental del contractualismo de Rousseau con respecto al de sus predecesores es que el contrato social no tiene como objetivo fundar la sociedad, sino refundarla para que los individuos puedan recuperar su libertad. Según Rousseau, los individuos en estado de naturaleza son libres y buenos, pero la supervivencia les resulta muy dura. Para solucionar los problemas de subsistencia se funda la sociedad. Y con ella, la propiedad y la división del trabajo. Rousseau considera que la división social del trabajo tiene como consecuencia la aparición de la propiedad privada. Esta trae la miseria, el dominio de unos sobre otros. Por ello, es necesario reformar la sociedad mediante un contrato que permita que los individuos recuperen la libertad. Para ello, es necesario que los individuos cedan su libertad no a un gobierno, sino a la “voluntad general”, la cual surge de la unión de las voluntades de todos y quiere el bien común. El sistema político resultante es la democracia.
El Proceso de Socialización
El proceso de socialización es el proceso por el que el individuo se integra en la sociedad. Distinguimos dos procesos de socialización:
Socialización Primaria
Se da en la infancia y los principales agentes de socialización son la familia y la escuela. En este proceso, el niño va a aprender cuáles son los papeles sociales y va a hacerlos propios. Así, las normas pasan a formar parte de la conciencia del individuo, que reaccionará cuando se produzcan intentos de transgredirlas.
Socialización Secundaria
Se produce desde la adolescencia y a lo largo de la edad adulta y sus agentes socializadores son aquellas instituciones a las cuales el individuo se une en el transcurso de su vida. Durante este proceso, el individuo asimila sus roles sociales. Se les asocia un determinado comportamiento, por lo que crean expectativas en los demás. Sin embargo, a pesar de la presión social, en la aceptación de los roles sociales la libertad del individuo juega un papel fundamental.