Exploración de las Principales Corrientes Éticas
Eudemonismo
El Eudemonismo, con sus máximos representantes Aristóteles y Tomás de Aquino, es una de las éticas que más ha influido en la cultura occidental. Afirma que el ser humano busca la felicidad como el bien supremo en sí mismo. La auténtica felicidad consiste en alcanzar metas propias jerarquizadas. La felicidad es la meta natural última que les da sentido y razón. Ser feliz consiste en realizar continuamente la actividad propia del ser humano como tal. La actividad propiamente humana es teórica (inteligencia teórica) y práctica (inteligencia práctica). El ser humano llevará a cabo su moralidad practicando virtudes dianoéticas y virtudes éticas, para que el ser humano elija lo más adecuado para su felicidad y perfección con sabiduría, moderación y constancia. El ser humano prudente sabe actuar de acuerdo a sus necesidades. La virtud será el término medio y garantiza la felicidad permanente viviendo en una sociedad regida por leyes justas. La razón le capacita para la contemplación y decidir prudentemente para vivir en sociedad.
Éticas Hedonistas
Las Éticas Hedonistas defienden que la acción moral se justifica por el «placer». Se mencionan dos escuelas:
Epicureísmo
El Epicureísmo, fundado por Epicuro, afirma que el sabio busca la autosuficiencia. El sabio feliz es prudente y moderado y no se deja llevar por los excesos, es bueno y virtuoso porque sabe gozar de los placeres naturales dentro de un orden. Se habla de la satisfacción de los deseos naturales como bien natural, principio y fin de la vida feliz. La felicidad consiste en alcanzar el placer y evitar el dolor haciendo una investigación empírica del comportamiento humano. Su lema es «Vivir conforme a la Naturaleza». Mediante la razón moral, el sabio calcula las actividades que le proporcionan mayor placer y menos dolor. El sabio distribuye con inteligencia los placeres a lo largo de su vida. La Moral es el arte de vivir feliz.
Utilitarismo
El Utilitarismo entiende por «utilidad» la propiedad de cualquier objeto para producir ventaja, beneficio, placer o felicidad. Las acciones morales buenas conducen a la felicidad de los demás. La acción humana busca el placer por los sentimientos sociales con que todo ser humano está dotado. La simpatía lleva al ser humano al deseo de obtener el mayor placer hacia la felicidad. El principio de moralidad y criterio para tomar decisiones racionales consiste en conseguir la máxima felicidad para el mayor número de personas posibles. Los placeres se distinguen por la cualidad, hay placeres superiores e inferiores. Quienes experimentan ambos tipos están legitimados para elegir cuáles son superiores e inferiores. Las personas prefieren los placeres morales e intelectuales. En definitiva, el Utilitarismo pretende que los seres humanos colaboren en una sociedad próspera y feliz.
Éticas Deontológicas o Éticas del Deber
Las Éticas Deontológicas o Éticas del Deber, cuyo máximo representante es Kant, sostienen que la ética no ha de preocuparse por dar normas morales, sino por descubrir qué rasgos formales tiene una forma racional con validez universal. Las éticas materiales buscan el bien de los seres humanos en la Teología (Bueno es lo que Dios quiere), en la Ontología (Bueno es para el ser humano cumplir sus fines conforme a su naturaleza), en la Psicología (Bueno es el placer o la satisfacción del sentimiento moral), o en la Sociología (Bueno es lo que se transmite por educación o lo que determina la Constitución de un pueblo). Todas muestran a un ser humano sometido e incapaz de explicar al ser humano como ser libre capaz de darse sus propias leyes y fines. El ser humano es moralmente heterónomo, su voluntad está determinada a obrar por un bien. El ser humano solo sabrá cómo obrar si ha descubierto el bien y qué ha de hacer para alcanzarlo. Según Kant, el bien moral específico es cumplir el deber. La buena voluntad debe ser buena por sí misma. Esta voluntad es libre y autónoma para darse sus propias leyes. En esto está la dignidad por la que el ser humano es persona. Los imperativos hipotéticos representan la necesidad práctica de una acción posible, como medio para conseguir el fin que se quiera. Para Kant, la pregunta fundamental de la Ética es ¿Qué debo hacer? Pero como los deberes morales se expresan en normas, la pregunta será ¿Qué condiciones debe cumplir una norma moral para que se la pueda considerar como tal y que pueda obligar? Ha de poseer validez universal para todos los seres humanos racionales. Las preferencias subjetivas son egoístas. El interés o los deseos no fundamentan la universalidad de la norma. La buena voluntad moral se obliga a realizar determinadas acciones con validez universal. Expresa un deber que debe ser obedecido por respeto. Es el «Deber por el Deber». Obrar conforme al deber es actuar moralmente. Es «Formal» porque no dice lo que hay que hacer, sino cómo comportarse e indica que la voluntad debe obrar como legislador universal. Solo los seres humanos son capaces de superar el egoísmo y asumir perspectivas universales, capaces de ponerse en el lugar de cualquier ser humano. Entonces es cuando el ser humano es moralmente autónomo, esto es lo que lleva a reconocer la dignidad humana, porque el ser humano no tiene precio ni debe intercambiarse por otro.
Ética de la Autosuficiencia
La Ética de la Autosuficiencia, representada por «Los Estoicos», eleva el sentido perfeccionista de Aristóteles al máximo. El ser humano tiene como lema «Vivir conforme a la Naturaleza». El sabio es autosuficiente cuando descubre y acepta el orden inmutable, aceptando que todo está en manos del destino, asegurando su paz interior y dominando sus emociones, sin importarle el sufrimiento y opiniones de los demás. La serenidad es la única fuente de felicidad. La virtud es la felicidad misma como autosuficiencia.