Los Cimientos del Pensamiento del Siglo XX
Darwin
Charles Darwin fue el creador de la teoría de la evolución, en la que se afirma que el ser humano es el resultado de la evolución de las especies que le han precedido. Esto no indica que haya un objetivo final, es decir, rechaza la idea de que exista un ser superior, un Dios. Se opuso a las bases ideológicas de las principales religiones.
Marx
Karl Marx afirmaba que la realidad se encontraba en la Historia, así que para poder definir el verdadero idealismo, hay que observar lo que el ser humano realiza a lo largo de la Historia. Esto es, el materialismo que defiende Marx no es naturalista, es histórico. El marxismo se convirtió en una filosofía práctica y revolucionaria, cuya invocación a la lucha que debía enfrentar al proletariado con el capitalismo tenía por objetivo el paraíso comunista.
Nietzsche
Friedrich Nietzsche arremetió contra todos los valores tradicionales, lo que supuso una profunda crisis en la conciencia occidental. Recuperó la noción darwiniana de cambio y así se impuso un dualismo ontológico, en el que se dice que en el mundo imaginado no hay luchas ni sufrimiento. Para este filósofo, la principal vía de escape para el ser humano es huir del mundo físico. Luchó toda su vida contra la metafísica, en la que se inducía una moral decadente.
Freud
Sigmund Freud fue el creador de la teoría psicoanalista. Planteó una idea de humanismo herido por las debilidades de la conciencia, los complejos y el sufrimiento. Describió las estructuras que condicionan el desarrollo libre del “yo” y del “Superyó”. También cuestionó a los grandes ideales que recurren a la humanidad.
Movimientos Filosóficos del Siglo XX
Los movimientos filosóficos reivindicaron que la filosofía tenía que escapar del método hegeliano del siglo XIX, construyendo un nuevo método filosófico.
Se generó una crisis de identidad resultante de la pérdida paulatina de disciplinas que habían sido propias durante siglos, debido a la emancipación de las distintas ciencias particulares.
Las ciencias, es decir, la nueva física y las matemáticas, tomaron gran importancia. Como consecuencia del desarrollo de estas, se crearon nuevas escuelas neopositivas. El nuevo modelo de racionalismo propuesto por el neopositivismo redujo la teoría del conocimiento a análisis lingüístico, partiendo, eso sí, de un conocimiento puro, lo más alejado posible de la experiencia.
Filosofía analítica: esta nació de un caldo de cultivo contrario a los desmanes de la llamada filosofía occidental. Al contrario de esta, la filosofía continental profundizó en el pensamiento de Nietzsche; primero Martin Heidegger y luego filósofos de la diferencia y posmodernos defendieron posiciones antihumanistas que desembocaron en la proclamación de la muerte del ser humano.
La filosofía positivista redujo el conocimiento al ámbito de los fenómenos. Su principal función consiste en hacer una especie de clasificación de los fenómenos. Las corrientes antipositivistas plantearon otro tipo de fundamentos científicos y filosóficos, abandonando el intelectualismo que caracterizó a las corrientes anteriores. Todos estos movimientos fueron amontonándose en torno al neokantismo, vitalismo y el historicismo.
Se crearon varias teorías críticas que, después del Holocausto, pusieron sobre la mesa la pregunta acerca de la posibilidad misma del proyecto ilustrado y de la filosofía.
El Vitalismo
Nietzsche considera que lo real es la vida. Esta es la realmente real, paradojeando a Platón. Tal elemento tiene una consideración biológica, no metafísica. La vida es inexpresable e inabarcable y, por tanto, no reducible a objetos de la ciencia. Por esta razón es también incognoscible, en cuanto que no admite distinción entre sujeto-objeto de conocimiento. Sólo es realizable por aquel que llega a comprender tal acontecimiento.
La metafísica menosprecia el mundo físico que se define por el espacio y el tiempo, y da realidad a aquello que no es más que producto de la imaginación humana. Nietzsche piensa que se debe partir desde el movimiento y los sentidos (crítica a la metafísica).
En el caso del vitalismo nietzscheano, propone que el ser humano no busque objetivos dentro de sí mismo, por lo que no habría ninguna diferencia entre Dios y el mundo (negación de la trascendencia). Este hizo una crítica a los conceptos de la metafísica. El propio racionalismo fue criticado por Nietzsche porque dijo que el pensamiento lleno de conceptos desfigura la realidad. El fenómeno vital resultaría incomprensible desde un punto de vista racional, siendo la intuición y la imaginación mucho más valiosas que la razón.
Apolíneo y Dionisíaco
La naturaleza apolínea se halla relacionada con el carácter y los atributos del dios Apolo: mesurado, inclinado a las artes, al equilibrio, a la armonía. Por el contrario, la naturaleza dionisíaca se halla en proporción directa con el dios Baco (del vino) o Dioniso, según la literatura griega, cuyo rasgo principal es el frenesí, el desenfreno, la alegría desbordada y los excesos.
Algunos estudiosos consideran que en la naturaleza humana se hallan implícitas las dos naturalezas, tanto la apolínea como la dionisíaca. Se supone que, en los hombres equilibrados, ambas naturalezas se hallan en armonía. Empero, en algunos humanos a veces destaca lo dionisíaco (desenfrenado, vicioso) y en otros lo apolíneo (mesurado, prudente).
En cuanto a Nietzsche, que gustaba de firmar como «Dioniso», pondera la naturaleza dionisíaca, la cual, según sus tesis, es más acorde al superhombre, en tanto que el carácter mesurado apolíneo es más propio de los débiles y timoratos, como lo acusaría en cuanto a los cristianos.
Nihilismo y Transmutación de Valores
La situación cultural tras la desaparición de Dios se denomina nihilismo. Los valores supremos por los cuales el hombre ha trabajado tradicionalmente ya no ofrecen crédito para garantizar el sentido de la vida humana. El nihilismo proclama la esperanza del hombre.
Los tres tipos de morales las podemos clasificar en la del señor, la del esclavo y la nueva moral. La primera es la moral noble, elevada, que va a juzgar a partir de la contraposición de lo bueno y de lo malo. En ella es bueno todo lo que eleva al individuo, todo lo que se basa en la afirmación y aceptación de la vida; bueno es igual a noble, poderoso, bello y feliz.
En la moral del esclavo podemos hablar de la moral de la mediocridad, una moral forjada de instinto, de venganza contra la vida superior, es la que glorifica todo aquello que hace llevadera la vida de los débiles. Se considera también la moral de la democracia que pretende igualar a todas las personas; lo bueno en esta moral es igual a lo pobre, enfermo y feo.
Cuando hablamos de la nueva moral, decimos que la voluntad de poder es la que genera nuevos valores, porque solo representa la mutabilidad y la variabilidad de la naturaleza.
Crítica al Cristianismo. La Muerte de Dios y el Superhombre
Nietzsche, al no estar a favor de las religiones, arremete contra la tradición judeocristiana y, en general, contra todas las demás, pues dice que estas han impedido desarrollar a los seres humanos las herramientas necesarias para su superación personal. Se critica que el cristianismo despreciara todo lo que el cuerpo desea, por lo que la muerte de Dios es algo que dará libertad al ser humano y hará que se desarrolle plenamente.
Impuso el ateísmo como única posibilidad de alcanzar la fuerza y la libertad del espíritu. Resulta evidente que, al desaparecer Dios, tendrían que desaparecer todos sus valores. Este filósofo avanza en ciencia con gran alboroto la muerte de Dios, pero esto conllevará unos riesgos y el primero de ellos será que el ser humano acabe desamparado.
Nietzsche quería que el ser humano rompiera con las cadenas del pasado y, según él dice, el ser humano que se somete al idealismo se parece al camello. Este compara la vida del humano con la de un camello que atraviesa el desierto lleno de dificultades, que lo tiene que atravesar lo mejor que pueda.
La Voluntad de Poder y el Eterno Retorno
La voluntad de conseguir alcanzar un mejor nivel de vida es norma general para todos los seres vivos; la voluntad de poder no solo pertenece a los seres humanos. Por esa razón, las personas que permanecen en la sombra es porque no han alcanzado el nivel de conciencia necesario para servirse de su voluntad de poder.
La necesidad de tener que hacer descubrimientos puntuales es lo que nos impulsa al conocimiento. El factor principal de la evolución humana no es la inteligencia, sino la voluntad de poder. La voluntad de poder queda vinculada a la aplicación del conocimiento relacionado con la supervivencia.
Zaratustra, además de crear al superhombre, también creó el eterno retorno de lo mismo, que consistía en que todo lo que ocurra en un momento determinado del tiempo ha tenido que ocurrir en algún otro momento. La teoría del eterno retorno niega la hipótesis de Dios, ya que afirma que los nuevos acontecimientos no son otra cosa sino repeticiones de acontecimientos pasados. Desde el punto de vista del eterno retorno, el mundo físico no se halla abierto a ningún otro mundo que no sea este. El mundo es aquello que está contenido en él.
Marx: Tipos de Alienación
Como decía Nietzsche, la religión es la revuelta del pueblo llano contra los señores. En cambio, para Marx, es una invención de la clase dominante para someter al pueblo llano y para que este no intente ningún tipo de revolución.
Cuando decimos que un individuo ha perdido algo que es propio, lo asociamos al concepto de alienación, es decir, este individuo se convierte en un ser extraño para sí mismo. Según Marx, la alienación más importante es la del trabajo. En el sistema capitalista, el ser humano se convierte en cosa para acabar siendo una mera fuerza de trabajo. Esta implica otros tipos de alienación.
- La alienación social: es una clase social, como es la burguesía, que somete y explota a otra clase que sería el proletariado.
- La alienación religiosa: es la que Marx creía que la clase social dominante había creado la religión para someter a las clases más bajas. La religión frena constantemente la revolución de los trabajadores contra la burguesía. Cuando la religión afirma que hay que obedecer a las leyes de los Estados burgueses como si fueran leyes divinas, se defienden posturas autoritarias. De este modo, la religión justifica todo tipo de injusticias; sus características básicas son la resignación y la injusticia. Como decía Marx: la religión es el opio del pueblo.
- La alienación filosófica: es una función ideológica que favorece a la clase dominante, dando interpretaciones falsas de la realidad para justificar las situaciones más injustas.
La ciencia, para Nietzsche, es una religión enmascarada, por la divinización del concepto de verdad y la negación de la realidad. Critica la fe en la ciencia; la matematización de lo real, el proceso de tecnificación del mundo y, por último, el hecho de no servir para orientar al hombre en su vida.
La voluntad de poder, para nuestro autor, es la voluntad de crear, de ser más, de vivir más, de decir sí a la vida. La función principal de la voluntad de poder es la creación de nuevos valores que nos lleven a superarnos a nosotros mismos. Se trata de asumir la realidad tal cual es.
El eterno retorno, con él refuta la concepción teleológica y lineal del universo. Para nuestro autor, no hay más mundo que este y hay que permanecer fieles a la tierra. El eterno retorno es la suprema forma de fidelidad a la tierra, del sí a la vida. La vida es la realidad radical (vitalismo). Verdad es lo que sirve a la vida y aumenta el poder. Se trata de una verdad pragmática. El superhombre es el nuevo hombre, representante del nihilismo activo. Es fruto de tres transformaciones:
- Camello: animal que se inclina ante la pesada carga del ¡tú debes! Se inclina ante Dios y la moral.
- León: se niega a aceptar la carga de la moral y los viejos valores racionales. Dice ¡yo quiero!, pero no puede crear sus propios valores.
- Niño: símbolo del sí a la vida, capaz de situarse «más allá del bien y del mal», alejado de toda consideración racional.
En resumen, el superhombre es la reencarnación de todo el mensaje de Nietzsche; no es un personaje terrible, es un niño.
- Cuerpo: para los filósofos tradicionales, el ser humano tiene un cuerpo, pero no es un cuerpo. Nietzsche se opone a esta manera decadente de valorar e interpreta que la estructura ontológica del hombre no es otra que la de ser un cuerpo viviente. El cuerpo es el ser del hombre y el alma solo es una palabra para designar algo en el cuerpo.
- Artista: para Nietzsche, la actitud más auténtica ante lo que existe (el devenir) es el arte. Lo individual y lo único solo es expresable a través de la creación artística, frente al carácter uniformizador y simplificador del concepto. Quienquiera alcanzar una vida plena y no sometida a lo gregario tendrá que convertirse en artista, no en el sentido de producir obras de arte, sino en el de regirse por la belleza, de convertir toda su existencia en arte, viviendo creativamente al margen de toda convención.