José Ortega y Gasset: Perspectivismo, Raciovitalismo y Filosofía del Ser Humano

Concepto de la Filosofía

Ortega considera que la filosofía es una necesidad de todo ser humano, destinada a clarificar nuestra propia vida como proyecto. En el origen de la filosofía están las creencias y las ideas. En los seres humanos existen dos formas de plantearse la existencia: vivir en las creencias (contenidos culturales referentes a la política, al arte, la economía o la vida, que interiorizamos y asumimos mediante el proceso de socialización) y arriesgarse a pensar, vivir con las ideas (son fruto de un esfuerzo personal, las discutimos y analizamos, las aceptamos o rechazamos, no son compartidas por todos). Históricamente, los seres humanos han convertido ideas en creencias y viceversa. El paso de las creencias a las ideas se produce cuando se duda de las creencias y estas comienzan a discutirse. La simple sospecha de que esas creencias pueden ser erróneas inicia, históricamente, la filosofía. La filosofía es, para Ortega, una forma de conocimiento, una actividad creadora y organizadora de ideas frente a las creencias. Es vital, sistemática, inútil y problemática. El método filosófico es el “asedio”: atacar un problema desde distintos frentes o puntos de vista siguiendo tres imperativos: autonomía, pantonomía y radicalidad.

Conocimiento y Verdad en Ortega y Gasset

La filosofía de Ortega tiene varias etapas, comenzando por el objetivismo, al cual recurre por su preocupación por el “problema de España”. Ortega pertenece a los que buscan en Europa las claves de la regeneración española, y su análisis le conduce a ver el desfase de España en la ausencia de método. El español, sumido en el individualismo y la subjetividad, pierde la noción de lo real y se refugia en sus ensoñaciones fantásticas. Es necesario sacarle de esa pesadilla mediante la exigencia de objetividad. Para Ortega, el objetivismo supone la valoración extrema de la ciencia. Este objetivismo es sustituido por el perspectivismo, que nace del descubrimiento de la circunstancia en el desarrollo de la personalidad humana, cuando Ortega se niega a considerar separadamente el yo de su entorno. Existen unas circunstancias genéricas y lejanas (el hombre occidental es producto del platonismo y de la ideología judeocristiana) y otras personales (la familia, el clima, el país) que van transformando al hombre, el cual se transforma a sí mismo a la vez que intenta transformar la circunstancia. El circunstancialismo de Ortega incluye también en nuestra “circunstancia” cualquier otro elemento de la vida cotidiana, particular y propio del sujeto al que afecta y constituye. En oposición a su objetivismo inicial, Ortega coincidirá con otras corrientes filosóficas del siglo XX, como el vitalismo y el existencialismo. En cuanto a la verdad, se opone a la idea racionalista de la existencia de una verdad absoluta, ajena a lo temporal, y afirmará que la verdad se da siempre desde las circunstancias en las que el yo se ve inmerso, desde su propia vida. La realidad es siempre captada desde las circunstancias del yo. Ortega dice que las dos perspectivas se complementan, lo que aleja su posición del relativismo y el escepticismo. El racionalismo pretendía obtener el conocimiento de una verdad eterna e inmutable que nos ofreciera la esencia de la realidad y conduce a la elaboración de una teoría abstracta. El escepticismo se basa en la fugacidad de lo concreto y el miedo a la posibilidad de conocer la verdad, y renuncia a la posibilidad de elaborar una teoría. Si todas las perspectivas tienen validez, hay que reconocer el papel de otros seres humanos en la construcción de la verdad objetiva.

Raciovitalismo: La Síntesis entre Vida y Razón

Ortega no abandona su posición perspectivista y circunstancialista en su periodo de raciovitalismo (madurez filosófica), el cual intenta conjugar la vida con la razón, superando las contradicciones que se dan entre ambas a fin de ver lo positivo que hay en ellas y lograr esa complementariedad. El raciovitalismo es la teoría del conocimiento que parte de la vida y pretende acomodar la realidad a las estructuras de la razón. Además, pretende ser un punto medio: reconoce el valor de la razón, pero también sus raíces irracionales y pone la razón al servicio de la vida. La vida es, para Ortega, la realidad radical dentro de la cual se encuentran las demás realidades. No se trata de la vida en abstracto, sino de la existencia particular y concreta, subrayando su carácter racional. La razón es, para Ortega, el verdadero sentido, toda acción intelectual que nos pone en contacto con la realidad, y la denomina Razón Vital, la cual, frente a la Razón Pura, es constitutivamente histórica, y no es un hecho acabado. El término vida se refiere a la realidad humana.

Antropología, Sociedad y el Fenómeno de las Masas

La filosofía de Ortega es humanista en el sentido de que el ser humano, en general y en concreto, es el motivo final de su pensamiento. Su idea del ser humano puede identificarse como vitalista e historicista, a diferencia de la concepción tradicional naturalista. Ortega piensa que los caracteres individuales y colectivos de un pueblo se han ido creando y se van modificando con la historia personal y colectiva (“el hombre no tiene naturaleza, tiene historia”). Las características de la vida humana son: ser consciente, libertad y fatalidad, proyecto, estar en el mundo. La realidad es la “vida”, la coexistencia del yo con el mundo. Las categorías que sirven para definir la vida son:

  1. Vivir es darse cuenta, sentirse viviendo.
  2. Vivir es encontrarse en el mundo.
  3. Vivir es lo imprevisto.
  4. Vivir es la decisión personal.

La vida “da mucho que hacer”. El hombre vive en un determinado momento, en una época histórica que hay que abordar no solo con la razón, sino también con la vida y desde la vida. En nuestro tiempo coexisten las generaciones contemporáneas, ya que en cada época hay una forma de vida que dura cierto tiempo. Son contemporáneos los que viven en el mismo tiempo y coetáneos los que tienen la misma edad. Si todos los contemporáneos fuesen coetáneos, la historia se detendría, porque cada generación tiene dos direcciones: una consistente en la recepción de lo vivido y otra consistente en el fluir de su propia espontaneidad. Toda generación tiene su misión propia, su vocación, su propia tarea histórica. En nuestro tiempo se da el fenómeno de masas. Cada generación está compuesta por dos tipos de personas: la élite, o los que dirigen a las masas, y las masas, cuya misión es obedecer las órdenes de la élite. Hay una gran confusión entre quién manda y quién obedece, por lo que las masas se rebelan, y por esto se ha generado el problema de España.

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