Método Cartesiano y Duda Metódica: Fundamentos del Pensamiento de Descartes

El Método Cartesiano y la Duda Metódica

René Descartes nació en La Turena, Francia, en 1596. Su vida abarca la primera mitad del siglo XVII, un periodo caracterizado como época de crisis debido a la progresiva caída de las estructuras feudales, la ruptura de la sólida cristiandad y el cuestionamiento de los fundamentos en los que se basaban la política y la justicia de la época.

El Racionalismo de Descartes

El tema propuesto es el método cartesiano y la duda metódica. Podríamos decir que Descartes es el iniciador de la filosofía moderna; fue un gran matemático y físico. Tenía un pensamiento claramente racionalista, es por esto que el principal fundamento del que partía es dar total preponderancia a la razón frente a los sentidos. La filosofía de Descartes tenía dos objetivos claros: recomponer el maltrecho edificio del conocimiento desde una renovación físico-matemática del saber y fundamentar racionalmente, a partir de un nuevo criterio de verdad basado en la razón, nuevos espacios de libertad para el hombre.

La Búsqueda de un Método Universal

A partir de estos dos objetivos, Descartes comienza a observar que las ciencias, incluida la filosofía, están mal construidas. Desde su punto de vista, ningún filósofo da con la auténtica verdad objetiva y atribuye este hecho a la falta de un método apropiado. Decide empezar desde cero prescindiendo de la filosofía construida hasta el momento. Busca establecer un nuevo método para buscar la verdad de las ciencias, incluida la filosofía, es decir, para él no es válido que cada ciencia tenga un método propio. Busca construir un método unificado, único y válido para todas las ciencias.

Las Cuatro Reglas del Método

Para formular este método, se fija en las matemáticas porque, según él, es la única ciencia que da con una verdad indudable, con una certeza absoluta. Por eso, el punto de partida ha de ser una verdad cierta. A partir de las dos facultades de deducción (que es sacar conclusiones a partir de verdades evidentes) e intuición (capacidad de captar verdades evidentes sin demostración), elabora su método basado en cuatro reglas:

  1. Regla de la evidencia: Con esta regla, Descartes se basa en la intuición y en no admitir como verdadera ninguna cosa, evitando la precipitación (aceptar como evidente algo confuso) y la prevención (no aceptar como evidente aquello que lo es) y no comprender en los juicios nada más que aquello claro sin ninguna duda.
  2. Regla del análisis: Esta parte se basa en dividir aquellas dificultades y convertirlas en más simples, de las cuales se pudiera verificar mejor su fin.
  3. Regla de la síntesis: Esta parte es la facultad de deducir ordenadamente los pensamientos más simples y más complejos.
  4. Regla de la comprobación: Esta es la última parte y se trata de comprobar y hacer revisiones generales para estar completamente seguro de no dejarse nada.

Síntesis (facultad de deducir) y Comprobaciones (revisiones generales evitando la precipitación y la prevención). Reglas para la captura de la verdad según Descartes.

Descartes consideraba que, aunque la lógica tenía muchos preceptos válidos, en general eran inútiles, y que en realidad podrían bastarnos cuatro:

La Duda Metódica y el «Pienso, Luego Existo»

Una vez establecido el método, debemos aplicarlo y para ello debemos buscar evidencias, pues son la base de todo el método. Buscar estas evidencias es a través de la duda metódica. Descartes toma una postura aparentemente escéptica y empieza a dudar de todo: de la información sensorial, el razonamiento, las matemáticas y la propia existencia del mundo físico.

Es necesario explicar estos apartados de duda. Como he dicho, el primer nivel es el de la duda de la información sensorial. Los sentidos a veces nos engañan. El hecho de ver algo no garantiza que sea como creemos. El segundo nivel de duda, del razonamiento, se debe a que solemos equivocarnos hasta en el razonamiento más simple y, por lo tanto, no son totalmente fiables. El tercer nivel son las matemáticas, un nivel de duda mucho mayor. Para Descartes cabe la posibilidad de que nuestros pensamientos estén manipulados por un genio maligno. El cuarto y último nivel es la duda del mundo. Descartes elabora la hipótesis del sueño a partir de la idea de que cualquier pensamiento que tenemos estando despiertos lo podemos tener durmiendo. ¿Quién me asegura que no estoy soñando? De lo que puede estar seguro es de la existencia del pensamiento. Entonces Descartes nos presenta la primera verdad evidente, el cogito: “Pienso, luego existo”. Si dudo, pienso. Si esta fuera la única verdad, caería en el solipsismo, por ello quiere que existan otras mentes y otras cosas.

La Existencia de Dios y la Superación del Solipsismo

Tras llegar a la primera evidencia, la única forma de salir del solipsismo es demostrando la idea de Dios. A través del análisis de los pensamientos, Descartes los clasifica en tres tipos: adventicias (aquellas ideas sensoriales), ficticias (ideas inventadas) e innatas (forman parte de la dotación natural). Este último grupo es donde encontramos la idea de Dios, una idea innata ya que no puede ser adventicia, pues alude a Dios, y tampoco ficticia, ya que una mente imperfecta como la nuestra no puede haber creado un ser perfecto.

Luego, así empezamos las demostraciones de Dios:

  1. La primera se basa en el origen de la idea de Dios (si no ha sido creada ni vista, solo puede venir del mismo Dios que ha puesto esta idea en nuestras almas).
  2. La segunda se basa en el origen de nuestros pensamientos (si yo hubiera creado mi alma, la habría creado perfecta).
  3. La tercera es el argumento ontológico: Dios es el ser perfecto, omnisciente, omnipotente, bondad infinita, existencia eterna.

Conclusión: La Importancia de Dios en la Filosofía Cartesiana

Si Dios existe como ser perfecto, no permitiría la existencia de un genio maligno ni nos engañaría: “Si veo algo con claridad, entonces existe”. Sabiendo que Dios existe, garantiza el método. Si aplicamos bien el método, llegamos a las verdades. El error es posible, ya que no todo lo que pensamos tiene por qué ser verdad. Pero el error no es culpa de Dios, sino de no aplicar bien la razón.

Como conclusión, a partir de todo lo dicho podemos sacar varias conclusiones: el criterio de verdad para Descartes es la claridad y la distinción que se obtienen mediante la intuición; el cogito es la primera evidencia de Descartes, el resto habrá que deducirlas de esta y serán menos ciertas en la medida que se alejen de la primera verdad evidente. Obtiene esta primera evidencia a partir de la duda. Aunque se le considera el primer filósofo moderno, su teoría tiene una fuerte raíz medieval debido a la importancia de Dios en su teoría, sin el cual Descartes habría quedado en el solipsismo.

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