Teoría del conocimiento: La síntesis del racionalismo y empirismo. El idealismo trascendental
Síntesis del racionalismo y empirismo
Podemos presentar la teoría crítica de Kant como una síntesis entre el racionalismo y el empirismo, con el que comparte la idea de que sin experiencia no hay conocimiento. Fue Hume quien despertó a Kant de su «sueño dogmático». El pensamiento de Hume no lograba justificar el conocimiento científico. En opinión de Kant, no podía ya negarse después de Newton, quien había mostrado que en la ciencia del mundo físico había necesidad, unanimidad y progreso, cosa que no pasa de ninguna manera con la metafísica. Además, ambos pensaban que el conocimiento es un proceso por el que el sujeto capta un objeto —sea este material o ideal— sin que sufra ningún tipo de alteración en el proceso.
Kant, con su teoría del idealismo trascendental, demostrará que todo el conocimiento requiere de unos elementos materiales que provienen de la experiencia, y de otros formales que aporta el sujeto y que posee con independencia de toda experiencia. El conocimiento consiste en la síntesis de ambos. Por consiguiente, el sujeto cognoscente no es un simple receptor de la realidad, sino que la conforma a priori para poder conocerla.
Kant definió esta doctrina como idealismo trascendental: es idealismo porque nuestro conocimiento recae sobre objetos; es trascendental porque el sujeto aporta elementos formales a priori para hacer esa realidad cognoscible. No conocemos las cosas tal y como son en sí mismas, sino tal como nuestro sujeto cognoscente las configura para conocerlas.
La razón teórica
La ciencia es un hecho y aporta conocimiento universal, necesario y aumento del conocimiento; pero todavía no lo es la metafísica, cuyo estudio, según Kant, se centra en el conocimiento del Yo, del Mundo y de Dios, pero no ha alcanzado todavía el estatus de ciencia.
Para saber si es posible elaborar la metafísica como una ciencia, es necesario saber en qué consiste el conocimiento científico. Esto plantea el problema crítico en la Crítica de la Razón Pura con estas dos preguntas:
- ¿Cómo es posible la ciencia?
- ¿Es posible la metafísica (el conocimiento del yo, el mundo y Dios) como ciencia?
Kant concreta que en las ciencias hay necesidad, unanimidad y progreso, cosa que hasta el momento no sucedía con la metafísica. Desde Descartes, la Metafísica se reduce al conocimiento de tres objetos: el Yo, el Mundo y Dios. Y Kant llegará a la conclusión de que, a diferencia de las ciencias, la Metafísica no ha hallado todavía su estatus de ciencia.
Características del conocimiento científico
- Es siempre verdadero y universal: se aplican a todos los individuos o casos particulares que se subsumen bajo dicho enunciado: “el triángulo tiene tres lados” se refiere a todos los triángulos, no a uno en particular.
- Es necesario: no pueden ser de otra forma y negarlo supone caer en contradicción. Si se niega un juicio analítico, se incurre en contradicción: «el triángulo no tiene tres lados» es un enunciado falso y contradictorio; en ningún caso podrá ser verdadero.
- Aumenta el conocimiento: los predicados proporcionan más información de la que está contenida en el sujeto y en su definición.
Clasificación de los juicios
La ciencia se elabora con juicios. La pregunta «¿cómo es posible la ciencia?» se concreta en: ¿Con qué tipo de juicios se elabora la ciencia? Y Kant, contradiciendo y sintetizando al mismo tiempo a empiristas y racionalistas, afirma que la ciencia, (la matemática y la física), no se elabora:
- Ni solo con juicios sintéticos como sostienen los empiristas. Estos juicios unen sujetos y predicados distintos, y se apoyan en la experiencia y son, por tanto, “a posteriori”). Pero tienen el problema de que la experiencia no puede justificar la universalidad, son juicios particulares y contingentes.
- Ni solo con juicios analíticos como sostienen los racionalistas. Estos juicios se caracterizan porque el predicado se identifica con el sujeto, pues no se apoyan en la experiencia, sino en el principio de identidad y no contradicción. Son juicios a priori (independientes de la experiencia), necesarios y universales. Su problema es que no aumentan el conocimiento.
La ciencia se elabora con juicios sintéticos a priori, y Kant se esfuerza en mostrarlo con ejemplos (la línea recta es la más corta entre dos puntos). La ciencia no se elabora ni sólo con sintéticos (empiristas), pues no serían universales y necesarios, ni sólo con juicios analíticos (racionalistas), pues no aumentarían el conocimiento.
¿Cómo son posibles estos juicios a la vez sintéticos y a priori en la matemática y en la física? Son posibles porque en el proceso del conocimiento el sujeto aporta unos elementos a priori, unas estructuras previas a la experiencia, lo que Kant llama el idealismo trascendental. Y como, según Kant, existen tres facultades de conocimiento: sensibilidad, entendimiento y razón, Kant descubrirá los a priori en cada una de esas tres facultades. Esto es lo que hace que la Crítica de la Razón Pura se divida en tres grandes apartados.
El fundamento de los juicios sintéticos a priori
No puede ser el principio de no-contradicción, dado que negarlos puede conducir a una falsedad, pero no a una contradicción; tampoco puede ser la experiencia, porque se trata de juicios a priori, es decir, previos a la experiencia.
Para poder responder, pues, a esta pregunta, debemos profundizar en su teoría del conocimiento y seguir el esquema que emplea en su obra Crítica de la razón pura. Kant la divide en dos partes denominadas respectivamente: «estética trascendental» y «lógica trascendental». Esta última se divide, a su vez, en dos partes: la «analítica trascendental» y la «dialéctica trascendental». Y cada una de estas partes se ocupa de una facultad de conocimiento, así como del fundamento y la posibilidad de los juicios sintéticos a priori en una disciplina.