Raciovitalismo de Ortega y Gasset: Una Síntesis entre Razón y Vida
Para Ortega y Gasset, la razón humana es algo que debe estar al servicio de la propia vida. La vida de cada uno en particular es la realidad radical. Cualquier tipo de realidad siempre supone de antemano otra realidad que la fundamenta: nuestra vida. Por lo tanto, la razón debe estar a su servicio. De esta forma, Ortega articulará su crítica tanto al vitalismo como al racionalismo.
Crítica al Vitalismo
Por vitalismo se entienden las siguientes corrientes:
- Teoría del conocimiento de Avenarius o Mach (escuela positivista).
- Filosofía que dice que la razón no es el modo superior de conocimiento, sino que hay un conocimiento más próximo e inmediato de la vida y la realidad (Bergson, Nietzsche).
- Filosofía que dice que el único modo de conocimiento teorético es el racional, pero sitúa en el centro del sistema ideológico el problema de la vida.
Esta última es la teoría orteguiana, que va más allá del vitalismo y del racionalismo. Es la razón vital, el raciovitalismo, la unión entre teoría y vida. El vitalismo, por tanto, debe ser rechazado por irracionalista. Para Ortega, la realidad radical es la vida, pero el sujeto, en su vida, en su historia, proyecta y decide apoyándose en la razón.
Crítica al Racionalismo
Desde Grecia se ha entendido la razón como una facultad que capta la esencia de las cosas. Esta postura culmina en la razón matemática de los racionalistas del siglo XVIII y en la razón pura de Kant. La realidad exacta se hace matematizante en el curso del tiempo y se vuelve incapaz de captar las realidades cambiantes, inexactas o temporales de las cosas, de la vida. Por eso han surgido los irracionalismos que anteponen la vida a la razón.
El Falso Dilema entre Vitalismo y Racionalismo
Vitalismo y racionalismo son, para Ortega, la fórmula de un falso dilema: ambas deben ser rechazadas. La verdad no debe excluir el ámbito de la vida. Tanto el vitalismo irracionalista como el racionalismo son deficientes. La razón ha de conocer los límites que le son propios, ha de localizarse y circunscribirse en la órbita de la particular sustancia. Así se evita el riesgo de una cultura sin vida y una vida sin cultura. Este es el sentido central del raciovitalismo de Ortega. El filósofo debe acostumbrarse a las cosas como en realidad son; no como algo acabado, sino como algo haciéndose, en devenir.
Características de la Realidad Radical
La realidad radical, «mi vida», tiene para Ortega las siguientes características:
- Vivir es ocuparse de algo.
- Vivir es un continuo quehacer.
- Vivir es un problema.
- Vivir es encontrarse a sí.
- Vivir es coexistencia y convivencia.
Nuestro filósofo hace de la vida la realidad radical, vida cuyo núcleo es la razón. Es decir, vida y razón son indisociables para el hombre.
- La razón es importante para Ortega como función vital.
- Razonar significa referir algo a la totalidad de mi vida.
- Según Ortega, la razón tiene la función de poner en contacto al hombre con la realidad radical, con la vida.
- La razón vital me hace comprender al hombre en una dimensión más compleja que en la definición estática de razón pura: «Yo soy yo y mis circunstancias».
Nietzsche: Nihilismo, Superhombre y Voluntad de Poder
Nihilismo
El nihilismo es el momento histórico caracterizado por la pérdida de los valores tradicionales. Tiene un lado negativo, pues su esencia radica en la tradición platónico-cristiana, pero también es positivo, pues constituye un punto de partida para escapar de ella. El nihilismo tiene tres momentos:
- La destrucción de los valores tradicionales y de la función ordenadora del mundo supranatural da lugar a una pérdida de sentido.
- Aceptación del nihilismo como consecuencia necesaria y el alejamiento de la tradición platónico-cristiana.
- El nihilismo como punto de partida para una reflexión que da lugar a una nueva perspectiva del ser y del hombre mediante la voluntad de poder, que tiene el «superhombre».
El Superhombre
El superhombre tiene la voluntad de poder vivir en la tierra de un modo creador, es decir, «más allá del bien y del mal». Por ello, es capaz de crear nuevos valores e ideales no dirigidos a Dios, aceptando la vida tal y como es, con su diversidad, su contraste, sus jerarquías. Además, este superhombre niega toda utopía espiritual, mansedumbre, docilidad o alineación espiritual.
Este superhombre se constituye a través de las tres metamorfosis del espíritu. El camello (yo debo) pasa a ser un león (yo puedo), que es pura fuerza, y finalmente llega a ser el niño (yo quiero). El niño es la afirmación de la vida en cada acción, la pura voluntad de poder. El niño acepta y quiere la diferencia, algo que es fundamental, pues la realidad es diversidad, devenir y perspectiva.
El Eterno Retorno y la Crítica a la Filosofía Occidental
De hecho, Nietzsche defendía el eterno retorno argumentando que el mundo está constituido por un número finito de elementos, por tanto, sus combinaciones también son finitas y tendrían que repetirse si tenemos en cuenta que queda un tiempo finito por delante. Por otro lado, al igual que la realidad, el hombre es una multitud de instintos e impulsos en lucha constante. Nietzsche representa esta visión del mundo mediante el arte griego dionisíaco (vida, pasión, orgía, etc.), reivindicando en lugar del arte apolíneo (belleza, orden, etc.), que había representado la filosofía occidental desarrollada después de Sócrates y Platón, culpables, según Nietzsche, junto al cristianismo, de la desviación cultural de Occidente.