Demostración de la Existencia de Dios según Descartes y Santo Tomás: Ideas Innatas y Argumentos

La Existencia de Dios según Descartes

A partir de la evidencia «pienso, luego existo», Descartes observa que el propio hecho de dudar nos hace ser seres finitos e imperfectos, puesto que un ser infinito y perfecto no podría dudar. Así es como se percata de que, en su mente, tiene la idea de infinito. Pero, ¿qué son las ideas para Descartes?

Para él, las ideas son los contenidos del pensamiento, que además presentan una doble dimensión:

  • Dimensión objetiva: las ideas son imágenes de las cosas, es decir, poseen un contenido representativo de un objeto real. La idea de Dios representa “todo” y la idea del mundo representa la realidad extensión (por ejemplo, un árbol) (las ideas son distintas).
  • Dimensión subjetiva: las distintas formas de pensar del sujeto, que no pueden ser falsas. Todas las ideas son contenidos mentales y en cuanto las pienso son verdaderas para mi razón. Se refiere sobre todo a las ideas innatas.

Si en el mundo de la experiencia no encuentro nada claro y evidente, necesito ir al mundo interior. Analizar mi cogito y darme cuenta de las ideas o conocimientos que poseo; análisis intrasubjetivo.

Origen de las Ideas según Descartes

Establece que hay 3 clases de ideas:

  • Las adventicias: aquellas que no están en nosotros, sino que vienen del exterior.
  • Las ficticias: aquellas que creamos nosotros, como fábulas o mitos.
  • Las innatas: aquellas que están en nosotros, pero que no las hemos creado ni han venido del exterior, por ejemplo, las ideas de perfección o infinito. Dios las pone en nuestro alma o razón.

Demostración de la Existencia de Dios a Priori

Descartes utiliza tres argumentaciones para demostrar la existencia de Dios. En las dos primeras se recurre al Principio de Causalidad, como ya hizo Santo Tomás, aunque a diferencia de las vías tomistas, estas argumentaciones no toman como punto de partida la realidad sensible sino la idea de ser perfecto que encontramos en nuestro entendimiento. Esa idea no puede ser ni adventicia ni ficticia, es decir, no procede del mundo exterior ni tampoco de nuestra imaginación, debe, por tanto, ser innata.

Primera Argumentación

Toma como punto de partida la idea innata de perfección. Yo no puedo ser la causa de la idea de perfección que encuentro en mi entendimiento, porque entre la causa productora y el efecto producido debe haber proporcionalidad, y entre yo, que soy un ser imperfecto puesto que dudo, y la idea de perfección, no hay proporcionalidad alguna. Semejante idea sólo ha podido ser puesta en mí por un ser que, efectivamente, es perfecto. Así que Dios existe como ser perfecto y causa de mi idea de perfección. (San Agustín).

Segunda Argumentación

Demuestra la existencia de Dios a partir de mi propia existencia ya que yo no puedo ser causa de mi mismo pues si lo fuera me hubiera dado todas esas cualidades cuyas ideas encuentro en mi pensamiento, infinitud, eternidad, omnipotencia y omnisciencia, y que en realidad me faltan. Por tanto, el hecho de mi propia existencia demuestra que Dios existe.

Tercera Argumentación

Esta tercera argumentación es una reformulación del Argumento Ontológico de San Anselmo (s. XI). En la idea de Ser Perfecto va incluida su existencia, pues de no ser así carecería de una perfección, la existencia, y no sería el Ser Perfecto.

Una vez establecida la existencia de Dios, Descartes demuestra la existencia de la realidad extra mental, física y corpórea y la verdad de nuestros razonamientos matemáticos ya que, siendo Dios bueno y veraz, no puede querer engañarnos haciéndonos creer que existe el mundo cuando en realidad no existe. Por tanto, existe.

Vemos cómo Descartes, ha llegado a establecer todo lo anterior procediendo de un modo puramente racional, prescindiendo de los sentidos y valiéndose de su método.

Estos son los principios que andaba buscando, para poder, a partir de ellos, reedificar el edificio del conocimiento. Teología racional.

El Interés por la Moral en Descartes

Descartes buscaba la felicidad y deseaba vivir tranquilo dedicándose a sus tareas así tuvo interés por la moral y el número ciertas reglas para poder actuar en la vida y alcanzar la felicidad.

La exposición fundamental del alma se encuentra en el Discurso del método y en ella aparece la idea de que puede complementarse con Las pasiones del alma.

Reglas Morales según Descartes

La filosofía de Descartes no incluye la moral o ética del todo elaborada. En el Discurso del método argumenta una serie de normas morales que siguieron las opiniones aceptadas del ámbito. Y en relación con la epistemología, Descartes llegó a la conclusión de que las reglas del método también se podrían aplicar a la moral.

La moral según Descartes queda expuesta tras su concepción de la libertad. Esta es una idea del ámbito moral, una idea innata y además es la más importante de todas porque refleja cómo se somete el cuerpo al alma.

Para investigar la moral, Descartes razona así: “si debo someter mis conocimientos a un análisis esperando al dictamen de la razón debe afectar a las normas y principios morales, entonces puede llevarme bastante tiempo que es necesario para convivir en sociedad”.

Reglas Morales

  1. Obedecer las leyes y las costumbres de mi propio país, conservando con constancia la religión en la que dios me ha dado la gracia de ser instruido desde mi infancia, y rigiéndome en todo lo demás con arreglo a las opiniones más moderadas y más alejadas del exceso que fuesen aprobadas comúnmente en la práctica por los demás sensatos de aquellos con quienes tendría que vivir.

En ella se aboga por conductas alejadas de los excesos y propone actuar según las normas de los más sensatos los cuales son el mejor juicio.

  1. Ser en mis acciones lo más firme y lo más resuelto que pudiese, y no seguir con menos constancia las opiniones más dudosas una vez que me hubiese determinado, que si hubiesen sido muy seguras.

Esta constancia nos recuerda a los estoicos y prueba la diferencia que se encuentra entre las cuestiones epistemológicas y morales. En estas últimas hay que actuar rápidamente sin tener la garantía de aceptar, sin embargo, en las cuestiones científicas hay que tener atención en todas sus pruebas.

  1. Procurar siempre vencerme a mí mismo antes que la fortuna y modificar mis deseos antes que el orden del mundo.

Esta máxima es estoica basada en la idea de que no hay nada que esté enteramente en nuestro poder sino en nuestros pensamientos. Menciona a Séneca y afirma que es más feliz quien sabe controlar lo que desea que quien vive pendiente de los deseos que no dependen de él.

  1. Dedicar mi vida entera a cultivar la razón y a progresar en el conocimiento de la verdad.

Ontología de Santo Tomás

Los principios de la ontología tomista son:

  • El ser como primer conocimiento. Tenemos conocimiento inmediato de que hay seres naturales y seres propiamente intelectuales (formas, esencias), así como de las cualidades (materia) de las cosas.
  • Hay diversos modos de darse el ente. Uno es el modo de ser de la sustancia, y otro el de las realidades que lo envuelven. Estas realidades son algo, pero en distinto modo: entre ellas hay analogía.
  • La composición de los entes. Los entes son compuestos de materia/forma, acto/potencia y sustancia/accidente; tal y como analizó Aristóteles. No hay ser que no sea compuesto ni, por tanto, cambiante. Solo Dios es sin composición, su esencia es absolutamente simple, acto puro. En Dios coinciden la esencia y existencia.
  • La distinción esencia/existencia. En los seres se distingue la esencia (árbol) de la existencia (este árbol). La esencia (define y es encarnada en un cuerpo cuando Dios quiera) de un ser es pura potencia y para existir requiere actualización (incorporarse en un cuerpo). Así Tomás de Aquino justifica la acción creadora de Dios.
  • La materia como principio de individualización. Las esencias se pueden multiplicar en infinidad de individuos mediante un principio que las “individualice”. Este principio es la materia. La esencia es universal, común y nos permiten comprender la realidad (alma-ser humano).
  • Analogía entre el ser de Dios y el ser de las criaturas. A Dios le atribuimos el ser por analogía con el ser de las criaturas: estas son y Dios es, pero de modo análogo, no idéntico, porque entre ambos solo hay en común que son. El modo de ser divino es absolutamente diferente al de las criaturas (trascendente). La analogía en el ser justifica la analogía entre las perfecciones, pero teniendo en cuenta que ambas se le atribuyen a Dios por vía de eminencia (en grado absoluto). Anaximandro: lo indefinido que explica lo definido (caverna). Teología negativa. No hay, pues, continuidad ontológica entre la criatura y el creador (En Aristóteles, si) pues lo eminente es por sí mismo infinito y absoluto: Dios es absolutamente-otro, trascendente, no la culminación perfecta de los seres humanos.

Teología de Santo Tomás

Santo Tomás expone que es necesario demostrar la existencia de Dios. El enunciado “Dios existe” es evidente en sí mismo pero no para nosotros. Es evidente en sí mismo porque el predicado está incluido en el sujeto. Quien conoce a Dios plenamente sabe que existe. Pero la razón humana es muy limitada y no puede conocer a Dios plenamente y debe demostrar su existencia a partir de la experiencia creada, a partir de sus efectos.

Todo lo que existe es contingente, perecedero y la razón humana supone un Ser necesario que explique que las cosas son y dejan de ser. Por todo ello, demostrará la existencia de Dios partiendo de la experiencia sensible y a través de unas vías argumentativas (las cinco vías). En todas ellas el razonamiento se articula del mismo modo: se parte de experiencias sensibles, se plantea la imposibilidad de llevar el razonamiento hasta el infinito, y se contempla la existencia lógica de un primer principio.

Las Cinco Vías para la Demostración de la Existencia de Dios

Estas vías demostrativas de la existencia de Dios son las siguientes:

  1. Primera vía: el movimiento. Se basa en la Metafísica de Aristóteles. Todo lo que se mueve exige un motor, y cada motor exige otro; luego debe haber un primer motor que es Dios, porque la serie no puede ser infinita.
  2. Segunda vía: la causalidad. Todo se deriva de una causa anterior, y como no sería lógico llevar esta serie hasta el infinito, es necesaria una primera causa de todo: Dios.
  3. Tercera vía: la contingencia. Las cosas contingentes no pueden existir en razón de sí mismas; lo que exige un ser necesario y anterior, que haya existido y vaya a existir siempre: Dios.
  4. Cuarta vía: los grados de perfección. En las cosas percibimos distintos modelos de perfección; luego es lógico que haya un grado máximo de perfección, que está en Dios. Dios pone en nosotros el modelo de perfección.
  5. Quinta vía: la teleología. Todas las cosas tienden a un fin, por lo que necesitan ser dirigidas por un ser inteligente. Existe un ser que dirige las cosas a su fin: Dios.

Ética de San Agustín

La ética agustiniana, aunque inspirada directamente por los ideales morales del cristianismo, aceptará elementos procedentes del platonismo. Así, compartirá con este la conquista de la felicidad como el objetivo o fin último de la conducta humana; este fin será inalcanzable en esta vida, dado el carácter trascendente de la naturaleza humana, dotada de un alma inmortal, por lo que sólo podrá ser alcanzado en la otra vida.

Hay aquí una clara similitud con el platonismo, mediante la asociación de la idea de Bien con la de Dios, pero prevalece la inspiración cristiana al considerar que la felicidad consistiría en la visión beatífica de Dios, de la gozarían los bienaventurados en el cielo, tras la práctica de la virtud. Además, hay que tener en cuenta que es necesaria la gracia de Dios para poder alcanzar tal objetivo, lo que hace imposible considerar la salvación como el simple efecto de la práctica de la virtud, (entre otras cosas por la imperfección de la naturaleza humana que supone el pecado original), y planteará no pocos problemas teológicos, recurrentes a lo largo de la historia del cristianismo.

Respecto al problema de la existencia del mal en el mundo (si Dios es la suma Bondad ¿por qué lo permite?) la solución se alejará del platonismo, para quien el mal era asimilado a la ignorancia; para San Agustín el mal no es una forma de ser, sino su privación; no es algo positivo, sino negativo: carencia de ser, no-ser. Todo lo creado es bueno, ya que el ser y el bien se identifican.

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