El Método Cartesiano
En oposición al aristotelismo y la dialéctica escolástica, Descartes elabora un método deductivo (no experimental) basado en el modelo matemático. Las reglas de este método, que aparecen en el Discurso del método, son las siguientes:
- Duda Metódica: No admitir como verdad nada que no se sepa con evidencia; evitar la precipitación y la prevención. Dudar de todo menos de lo evidente (claro, inmediato, incondicional).
- Análisis: Dividir las dificultades que se van a examinar en tantas partes como sea posible y se requiera para su mejor solución.
- Síntesis: Conducir ordenadamente los pensamientos, comenzando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco, como por grados, hasta el conocimiento de los más compuestos.
- Repaso/Enumeración: Hacer en todo enumeraciones tan completas y revisiones tan generales que se esté seguro de no omitir nada.
La Duda Cartesiana
La duda es el punto de partida del método. Se distinguen dos tipos de duda:
- Duda real:
- Universal: Dudar de todo a la vez para llegar al inicio de todo.
- Hiperbólica: Escéptica, exagerada, sin sentido.
- Duda práctica/cartesiana:
- Teórica: Duda del conocimiento sobre el mundo, no duda de las reglas prácticas.
- Metódica: Cuestiona todo con la esperanza de que algo real resuelva lo demás.
Descartes plantea las siguientes dudas:
- Duda del conocimiento sensible: Los sentidos nos engañan a menudo. Todo lo que percibimos por los sentidos podría no ser real. Todos los datos de los sentidos, inclusive el propio cuerpo, quedan a un lado en esta búsqueda de la certeza.
- Duda del conocimiento racional: Aunque no se basan en los datos de los sentidos, las verdades de razón (lógicas y matemáticas) no son inmunes a la duda. Descartes señala que más de una vez nos equivocamos al realizar algún cálculo, y lleva la duda al extremo de afirmar que podríamos estar siendo engañados por un «genio maligno».
Las Tres Sustancias
Descartes define sustancia como lo que existe por sí mismo, independiente, no requiere de algo para existir. Distingue tres sustancias/ámbitos de la realidad:
- Dios o la sustancia infinita.
- Los seres vivos como sustancia finita.
- El yo o la sustancia res cogitans (cosa pensante).
- Los cuerpos o la sustancia res extensa (cosa que ocupa espacio).
Solamente Dios es una sustancia en la medida en que solo la realidad infinita existe por sí misma de forma independiente. Lo pensante y lo material serían el resultado de la creación divina, dependientes de la sustancia infinita. La diferenciación entre las sustancias pensante y extensa le permite a Descartes la independencia absoluta de estos dos ámbitos de realidad.
Para Descartes, el espíritu y el cuerpo, por separado, son sustancias completas, mientras que en el ser humano son independientes e incompletas.
El Cogito Ergo Sum
“Pienso, existo”: más allá de toda duda se encuentra nuestra propia existencia. Incluso aunque se admitiese que somos engañados por un genio maligno, ello no invalidaría la certeza que se tiene respecto de esta proposición mientras se está concibiendo en el espíritu. Pues no se trata de un razonamiento o una deducción (como «todo lo que piensa existe, si yo pienso, yo existo») sino de una evidencia que se impone, de un conocimiento intuitivo que se obtiene de modo inmediato y directo.
Criterio de Verdad
Descartes analiza su primera certeza para descubrir las notas distintivas que le servirán de criterio para identificar otras afirmaciones verdaderas. La afirmación “Pienso, existo” se presenta a la conciencia con «claridad» y «distinción». Serán aceptadas como verdaderas las ideas que sean claras (ciertamente presentes a la conciencia) y distintas (no confundidas con otras ideas).
Existencia de Dios
A pesar de haber encontrado una certeza absoluta (“Pienso, existo”), persiste la duda que sobre todo otro conocimiento nos genera la hipótesis del genio maligno. La demostración de la existencia de Dios despeja las dudas sobre el conocimiento racional. Su existencia se demuestra como causa externa de la existencia en la conciencia de la idea de perfección, que no puede provenir del yo que duda y es imperfecto. Y siendo Dios perfecto no puede mentir ni puede habernos creado con dudas. Podemos equivocarnos porque no somos perfectos, pero no estamos hechos para el error.
Conocimiento Racional Seguro
Con Dios como garantía, el conocimiento lógico y matemático recobra su seguridad y se desecha la hipótesis del genio maligno.
Tipos de Ideas
Descartes distingue tres tipos de ideas:
- Innatas: No proceden ni de la experiencia ni de la imaginación. Son las únicas verdaderamente claras y distintas, como la idea de Dios.
- Facticias: Producidas por la conciencia mediante la imaginación.
- Adventicias: Las percibimos por los sentidos.