Exploración de las Filosofías de Espinosa, Descartes, Locke, Berkeley y Hume

Espinosa: Ontología y Ética

Ontología: Para Espinosa, debe existir una realidad infinita y necesaria, ya que si todo fuera contingente, nada habría comenzado a existir. A esta realidad la llama sustancia, aquello que es en sí y se concibe por sí. Esto, para formarse, no precisa del concepto de otra cosa. Esta definición implica que solo puede haber una sustancia, y esa única sustancia es Dios o Naturaleza. Dios tiene infinitos atributos, entendiendo por atributo aquello que el entendimiento concibe como constitutivo de la esencia de la sustancia. Solo conocemos dos: el pensamiento y la extensión. Lo que en Descartes son dos sustancias, en Espinosa son atributos de la única sustancia que hay, lo cual tiene dos consecuencias:

  1. Si la extensión, la materia, es una parte de Dios, entonces todo es Dios, lo que conduce al panteísmo.
  2. Si el pensamiento es un atributo de Dios, entonces el mero hecho de pensar demostraría que Dios existe.

Antropología y Ética

El hombre no es una sustancia ni tampoco un atributo. Somos un modo de la sustancia, pero un modo doble, de los dos atributos: en tanto que cuerpo somos un modo de la extensión, y en tanto que conciencia o espíritu somos un modo del pensamiento. Además, el hombre es el único modo doble; todo lo demás, incluidos los animales, son mera extensión. Ahora bien, podemos alcanzar otro tipo de libertad mediante el conocimiento del orden del mundo y la obediencia a Dios. Pero para conocer el orden del mundo, debemos reformar el conocimiento, y Espinosa entiende tres géneros de conocimiento:

  1. El conocimiento empírico, que es el sensorial, un mero registro pasivo de imágenes, sensaciones y experiencias. Este conocimiento es siempre parcial, impreciso, confuso y engañoso (rasgos típicos racionalistas).
  2. El conocimiento racional por causas, que es la deducción, la demostración mediante deducciones. Este conocimiento es más preciso que el anterior, pero tiene la limitación de que debe partir de principios verdaderos, y ahí surge la pregunta de dónde los encontramos.
  3. La intuición racional, que es la evidencia cartesiana, el grado superior de conocimiento.

Cuando conocemos el orden del mundo y lo aceptamos, entonces alcanzaremos la única libertad posible, que es lo que Espinosa llama el amor intelectual de Dios. Esto significa: Dios es la naturaleza, y lo amamos porque lo aceptamos una vez que lo conocemos. Si además de ese amor intelectual a Dios, dominamos nuestras pasiones, al comprender que son ideas oscuras que deben ser sustituidas por razones, de manera que las que no pueden ser aclaradas racionalmente, comprendidas, deben ser desechadas. Por ejemplo, la compasión. Además de esas dos cosas, vivimos en sociedad cooperando con los demás en la búsqueda de la perfección común dentro del estado. Esos tres ingredientes constituyen la única felicidad a la que podemos aspirar.

Descartes: El Método y la Duda

El punto de partida de su filosofía es la enorme desilusión que le provoca toda la filosofía anterior, porque considera que no es más que un conjunto de discusiones interminables que no llegan a la conclusión de nada. De esa desilusión, solo se salvan las matemáticas. Lo que Descartes concluye es que los matemáticos, desde la antigüedad, construyeron un edificio sólido, en cambio los filósofos no. Esto se debe a que los matemáticos disponen de un método de trabajo que los filósofos no tienen, entonces la tarea más urgente es dotar a la filosofía de un método, el cual será lo más parecido posible al de los matemáticos y con ese método empezar desde cero a construir el edificio de la filosofía.

Respecto al método, hay que tener en cuenta tres cosas:

  • La necesidad del método: Descartes considera necesario un método por las discusiones interminables en filosofía, que se deben a un mal uso de la razón, y el método será el instrumento para usar bien la razón. Y si la utilizamos correctamente, dado que es igual en todos, forzosamente nos llevará a las mismas conclusiones, e incluso bien utilizada, no hay ningún motivo para que la razón no pueda conocerlo todo.
  • Los orígenes para elaborar el método: Estos se encuentran evidentemente en las matemáticas, y más en el álgebra, en la lógica y en el análisis geométrico, que es un método creado por Platón, pero quien lo populariza es Euclides, y consiste en un problema, descomponerlo hasta llegar a algo que ya tenemos demostrado y concluir en algo que tenemos demostrado.
  • Las reglas del método: A Descartes ninguno de estos procedimientos le parece correcto, pero según él, combinando lo mejor de los tres, se puede elaborar un método sencillo y aceptado por todos los filósofos.

Las Reglas del Método Cartesiano

  1. Primera regla: Regla de la evidencia. Consiste en no aceptar nada como verdadero que no sea absolutamente evidente, y poner entre paréntesis (como si fuera falso) todo aquello en lo que quepa la mínima duda. La evidencia es el criterio cartesiano de verdad. ¿Y cómo sabemos que estamos ante una realidad evidente? Pues por la claridad y la distinción. Una idea es clara cuando la conocemos separada de cualquier otra idea. Una idea es distinta cuando las partes que la componen las conocemos con igual claridad, es decir, la claridad se refiere a la relación de una idea con otra idea y la distinción a la relación de una idea consigo misma.
  2. Segunda regla: Regla del análisis. Consiste en descomponer un determinado problema en tantas partes como sea posible hasta llegar a algo que conozcamos con evidencia.
  3. Tercera regla: Regla de la síntesis. Consiste en que a partir de eso evidente a lo que nos ha llevado el análisis por deducciones encadenadas que sean intuitivamente evidentes, recomponer el problema inicial.
  4. Cuarta regla: Regla de la enumeración y revisión. Consiste en volver a repasarlo todo para comprobar que no queda nada omitido. La revisión comprueba la síntesis y la enumeración comprueba el análisis.

La Duda Metódica

¿Cuál es el sentido de la duda cartesiana? ¿Es Descartes un escéptico? La duda cartesiana no es real ni metafísica, y Descartes no es un escéptico. La duda es metódica, es decir, la aplicación práctica del método. La duda metódica tiene como objetivo llegar a una primera verdad. Antes de aplicar la duda metódica, deja al margen una serie de normas de carácter ético de las cuales no va a dudar. Esas normas las llama la moral provisional, que consta de tres normas, en las que se ve la influencia de Aristóteles y los estoicos. Esas normas son:

  1. La constancia. Permanecer siempre firme y constante e incluso tener la valentía de tomar una decisión, aun cuando no exista ninguna evidencia a favor de esa decisión.
  2. Mantener las costumbres de mi país y comportarme en todo de la forma más moderada posible apartándome de todo extremo y siguiendo el ejemplo de aquellos más prudentes con los que convivo.
  3. Cambiar mis deseos antes que pretender cambiar el orden del mundo, y vencerme a mí mismo antes que pretender vencer al destino, y por lo tanto adaptar mis deseos a la realidad sin que la realidad se adapte a mí.

El primer paso de la duda metódica consiste en dudar de los datos que nos suministran los sentidos. Parece que hay dos cosas de las que no podemos dudar, aunque las conozcamos a través de los sentidos, y son: la existencia del mundo y la existencia de mi propio cuerpo. El segundo paso consiste en dudar de la existencia del mundo y la existencia de mi propio cuerpo. ¿Y por qué no es evidente? Porque por fantástico que pueda parecer, podría ser que solo fuera un sueño y nuevamente no tenemos un criterio firme para distinguir el sueño de la vigilia, porque cuando estoy dormido sueño cosas muy reales y cuando despierto no era real. Llegados a este punto, parece que todavía existe algo indudable y son las verdades matemáticas. Me engañen o no los sentidos, exista el mundo o no, tenga cuerpo o no, parece que en cualquier caso 3 más 2 siguen siendo 5.

El tercer paso consiste en dudar de la propia razón, este paso es la hipótesis del genio maligno. Supongamos que existe un ser todopoderoso y maligno que emplea todas sus artimañas en engañarme de manera que ni siquiera puedo estar seguro de las verdades matemáticas más elementales. Para algunos esto es una broma y otros piensan que Descartes se mete en tal atolladero que no puede salir de él. Él lo que pretende es llevar la duda al límite, ya que no es posible dudar más, y si ahora todavía puedo conocer algo con evidencia ese algo será indudable absolutamente. Es importantísima la relación entre el genio maligno y Dios por dos razones:

  1. Algunos han visto aquí el nacimiento del ateísmo moderno, porque Descartes no dice que ese genio maligno sea Dios, pero sí lo define como todopoderoso, y si frente a la pretensión del todopoderoso de engañarte no consigue hacerlo, y todavía soy capaz de conocer algo con evidencia, eso significa que mi razón es más poderosa que la de Dios. Descartes no dice que sea Dios, pero ¿y si Dios quisiera engañarme?, pues según esto tampoco podría, porque mi razón seria más poderosa que Dios, luego Dios no sería todopoderoso, entonces no sería Dios, Dios no existe.
  2. La segunda relación entre el genio maligno y Dios es que para salir del atolladero de la duda y anular la hipótesis del genio maligno, Descartes no ve otro camino que explicar la existencia de Dios.

Empirismo: Locke, Berkeley y Hume

T.9: El empirismo es la segunda gran corriente de la filosofía moderna que se desarrolla en los siglos XVII y XVIII. Los tres grandes son Locke, Berkeley y Hume. Características generales:

  1. Afirman que todo el conocimiento tiene su origen en la experiencia y en ella tiene su base y fundamento. La mente del niño viene al mundo como un papel en blanco y todo lo que ahí se va escribiendo lo escribe la experiencia.
  2. Consecuencia de lo anterior, niegan la existencia de ideas innatas. Frente a la idea clara y distinta de los racionalistas como criterio de verdad, los empiristas sostienen que el único criterio de verdad es la experiencia. El único criterio para determinar que una idea o un conocimiento son verdaderos es que podamos señalar la experiencia de la que los hemos obtenido. De tal manera, que cualquier contenido mental que no tenga un correlato en la experiencia es ilegítimo.

Locke: Conocimiento y Experiencia

Locke se dedicó a la política y al ensayo. Aborda el problema del conocimiento y lo hace desde una perspectiva psicológica. La mejor forma de averiguar el origen de nuestros conocimientos es examinar cómo un niño adquiere las ideas innatas. Hay dos tipos de experiencia:

  • Externa: Es el conocimiento sensorial, es la sensación. Nos permite conocer el mundo en el que vivimos.
  • Interna: Es el resultado de las operaciones mentales de nuestro entendimiento, es decir, la reflexión.

Y de esas dos fuentes de experiencia, nacen todas nuestras ideas, y esas ideas a su vez son de dos tipos:

Ideas Simples

Estas a su vez son de tres tipos:

  • Ideas de sensación: Son las originadas por los sentidos: colores, sonidos.
  • Ideas de reflexión: Son captadas por ese sentido interno que son las operaciones mentales del conocimiento.
  • Ideas mixtas: Que provienen de la sensación y la reflexión.

Ante estas ideas, nuestro conocimiento se comporta de manera pasiva:

  1. Nuestro entendimiento puede combinar dos o más ideas simples en una sola y de este modo surge la primera idea compleja, que Locke llama “modos”.
  2. Nuestro entendimiento puede comparar dos o más ideas simples, sin llegar a unirlas, y de este modo surge el segundo tipo de ideas complejas llamado “relaciones”, como la relación causa-efecto.
  3. Nuestro entendimiento puede “separar” una idea de todas aquellas ideas que la acompañan en su existencia real y mediante ese proceso de abstracción, se forma el tercer tipo de ideas complejas que llama “ideas generales”, de las cuales la más importante es la idea de sustancia. La idea de sustancia es una colección de cualidades que la experiencia nos da siempre agrupadas. Y a partir de ahí, nos hacemos la ilusión de que detrás de esas cualidades hay “un no sé qué”. Esta posición se denomina Irracionalismo de la sustancia, que dice que existen individuos diferentes pero todos ellos parecidos.

A partir de estas ideas podemos llegar a tres tipos de conocimientos:

  • El sensitivo: Nos permite el conocimiento de las cosas particulares del mundo externo.
  • El intuitivo: Es decir, evidente, por el que podemos estar seguros de nuestra existencia.
  • El demostrativo: Por el que podemos estar seguros de las verdades lógico-matemáticas y de la existencia de Dios. Todo lo demás solo puede aspirar a un mayor o menor grado de probabilidad.

Berkeley: Idealismo y Percepción

La intención de Berkeley es religiosa, quiere demostrar la existencia de Dios y de las almas. Negó la existencia de la materia; si no existe la materia, la realidad que percibimos la recibimos en tanto que nosotros somos, alma, espíritu. Entonces, ¿quién es quien nos proyecta esta realidad?, Dios. Berkeley parte de Locke. Locke afirma que nuestras ideas son representaciones de cosas distintas de ellas mismas, pero al mismo tiempo afirma que solo conocemos ideas. Según Berkeley, ¿por qué si solo conocemos ideas, qué sentido tiene decir que son representaciones? Berkeley dice: “Solo conocemos ideas pero nos parece que existen cosas, luego resulta que las cosas son ideas”. Cualquier objeto no es más que el conjunto de perfecciones que de él tenemos, pero no existe la materia, son simples ideas. Es más, las cosas si nadie las percibe dejan de existir porque todo el ser de las cosas consiste en ser percibido. Concluye con que si la materia no existe, somos almas y la realidad que percibimos surge de Dios.

Hume: Conocimiento y Causalidad

  1. El conocimiento: Todo nuestro conocimiento proviene de la experiencia. Hume llama percepción a lo que Locke llama idea. Percepción es todo el contenido mental y hay dos tipos: impresiones e ideas.
  • Impresiones: Toda clase de sensaciones de emociones y pasiones, son las percepciones en el mismo momento en que las percibimos.
  • Ideas: Imágenes debilitadas de las impresiones que permanecen en nuestra memoria y que utilizamos para pensar y razonar.

También las clasifica en simples y complejas. Las simples corresponden a una impresión y las complejas son las formadas por ideas simples. Pero Hume se rige por una serie de leyes que llama leyes de asociación de ideas que son:

  • Semejanza.
  • Contigüidad.
  • Relación causa-efecto.

Cuando encontramos ideas simples, nuestro entendimiento tiene el hábito de unirlas en una idea compleja. A partir de eso podemos llegar a dos tipos de conocimiento:

  1. Conocimiento de relaciones existentes entre ideas: Son evidentes, necesarios, cualquier otra cosa sería imposible y contradictoria y se formulan en juicios analíticos. Son los únicos indudables y son la lógica y las matemáticas.
  2. Conocimientos de hecho: Solo tiene justificación en la experiencia, porque ni son evidentes, ni necesarios, ni lo contrario sería imposible, ni contradictorio y se formulan en juicios sintéticos.

A partir de ahí, Hume propone el fenomenismo. Establece que una idea será verdadera si y solo si podemos señalar la impresión de la que la hemos obtenido, de lo contrario es pura ficción. Con este criterio, Hume efectuará una dura crítica a muchos de los conceptos de la filosofía racionalista. Y esta está formada por 5 críticas:

  1. Crítica a la idea de sustancia material: Una idea ilegítima. Es un conjunto de impresiones, pero no tenemos ninguna forma de demostrar que detrás de esas impresiones haya algo más que las sustente. Por lo tanto, la idea de sustancia es una ficción de nuestra imaginación con la que pretendemos explicar la permanencia de las cosas. Hume dice que lo único a lo que podemos llamar sustancia es al nombre.
  2. Crítica a la idea de sustancia espiritual: Se puede entender de dos maneras: como alma, o como idea del yo. Según Hume, solo tenemos intuición de nuestras impresiones actuales y de nuestras ideas del pasado. El yo no es más que un conjunto de impresiones cambiantes, ideas, sensaciones, sentimientos cambiantes. Pero lo que sucede es que suponemos que detrás de esas percepciones hay un yo que las sustenta, pero eso es ilegítimo. Lo que llamamos el yo no es más que una ilusión debida a la memoria.
  3. Crítica a la idea de Dios: Para Hume no hay lugar para Dios. Pero se pregunta de dónde surge la idea de Dios. Según Hume, la idea de Dios nace de la reflexión sobre nuestras capacidades mentales elevadas al infinito. ¿Para qué creamos ese ser? Lo creamos por motivaciones psicológicas, para aliviarnos del dolor.

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