Racionalismo y Empirismo: Influencia en el Pensamiento de Kant

Características Generales del Racionalismo y el Empirismo

En un sentido general, racionalismo y empirismo se refieren a la mayor o menor importancia y fiabilidad que los filósofos otorgan, respectivamente, a la razón o a la experiencia como fuentes del conocimiento. Es decir, el racionalismo da fiabilidad a la razón, y el empirismo a la experiencia.

Características del Racionalismo

  • Las matemáticas se consideran el modelo del conocimiento. La filosofía deberá proceder como las matemáticas, que se construyen mediante procesos deductivos que parten de axiomas.
  • Las ideas innatas (no la experiencia) son el punto de partida de la filosofía.
  • Separación de las sustancias y mecanicismo: las distintas sustancias (res extensa, res cogitans y Dios) no se interrelacionan. Los cuerpos son máquinas autónomas y las almas no influyen ni son influidas por ellos.
  • Dios como garante de la veracidad fundamental de nuestras facultades. En la filosofía anterior, Dios aparece como causa del mundo y del hombre, pero para los racionalistas, Dios es, además, el puente entre nuestro conocimiento y la realidad: un Dios todopoderoso y bueno no puede haber creado nuestra mente de forma que inevitablemente caigamos en el error.

Características del Empirismo

  • No existen ideas innatas: si las hubiera, argumenta Locke, las poseerían todos los hombres y desde el primer momento de su existencia. Al nacer, nuestra mente es una página en blanco.
  • Todo conocimiento procede de la experiencia y no puede ir más allá de la experiencia.
  • Todas nuestras ideas, desde las simples a las más complejas y abstractas, proceden de la experiencia (mediante mecanismos psicológicos de combinación y asociación de ideas = psicologismo).

Sapere Aude: La Ilustración según Kant

Sapere aude: Kant entiende la Ilustración como la liberación del hombre que le permite pasar de la dependencia a la independencia del pensamiento, es decir, de la minoría a la mayoría de edad. Defiende la libertad y analiza su relación con la religión. Define la Ilustración como la minoría de edad, que significa que la humanidad no había actuado en nombre propio, sino que ha sido guiada por otros. Para los ilustrados, la humanidad era legisladora de su propia conducta individual y colectiva, y por lo que había que librarse de otros, porque lo importante es servirse del propio entendimiento.

Kant decía que la humanidad era culpable de ese estado por el miedo de asumir la responsabilidad de las propias decisiones, ya que había puesto la responsabilidad en otros y ella se había inhibido. Por eso su lema es Sapere aude. En definitiva, es preciso luchar por la emancipación del hombre. No sirve de nada compadecerse ni pensar que una revolución les va a dar la libertad. Hay que retirar los obstáculos externos, como las leyes injustas e instituciones autoritarias que impiden que el hombre sea mejor, pero no basta, ya que cada hombre debe tomar conciencia y actuar por su propia libertad y felicidad. Quienes se mantienen en la minoría de edad pasiva, tutelados en todo momento y necesitan de ayuda, también son culpables.

Se deben retirar los obstáculos externos a la libertad de todos. Por eso no es un asunto de mero conocimiento, es más bien una actitud práctica, un mandato que nos damos a nosotros mismos. Es algo que debemos hacer todos. Sapere aude, atrévete a pensar, no esto o lo otro, sino lo que significa ser hombre y a cargar responsablemente con tu vida.

Uso Público y Privado de la Razón

La libertad es uno de los principios o requisitos fundamentales de la Ilustración y condición indispensable para que el hombre logre su autonomía, su mayoría de edad y se libere de toda tutela. Pero no debe ser limitada, sino la libertad de hacer siempre y en todo lugar uso público y uso privado de la razón.

Kant distingue dos usos de la razón: el uso público es para Kant el que hace alguien como erudito ante el público lector. El uso privado es el que hace una persona en su cargo dentro de una institución del Estado. Dentro de esta esfera de las instituciones es necesaria la obediencia rigurosa y el cumplimiento de las normas. Aquí no caben razonamientos, es decir, que se está obligado a obedecer, pero no le está prohibido criticar. La obediencia en el uso público garantiza que el Estado funcione perfectamente y así queda garantizado el orden público.

Para conseguir el perfecto uso público es necesario emanciparse de los principales obstáculos: el religioso, el de las ciencias y el político. En el político, reconoce que en aquel momento se han dado algunos casos de gobiernos autoritarios, pero piensan que han tomado el camino adecuado con el reinado de Federico II. Gracias a él, el pueblo es libre de pensar y elegir su religión. En el ámbito científico, para que la ciencia avance es necesario que lo haga con independencia de la política y la religión, por lo que van por el buen camino, pero para él el problema reside en el tercer nivel, el religioso. Propone una religión natural frente a una revelada, es decir, defiende lo natural frente a lo sobrenatural. Esta defensa le llevará a tener problemas con el siguiente monarca, quien prohibirá la obra en la que Kant expresa estas ideas.

El Criticismo de Kant

Kant afirma que la acción humana fundamental es el uso de la razón, que nos guiamos por ella y encontramos la verdad. Ante estas facetas humanas, Kant establece unos intereses esenciales en el hombre. Estos intereses se resumían en tres preguntas:

  • ¿Qué puedo conocer? Kant dice que no hay más límites que el de la potencia de cada uno. El hombre tiene derecho a saber y a conocer todo lo que viene dado por el mundo, todo aquello que caiga dentro de su poder de conocimiento.
  • ¿Qué debo hacer? Sabemos que podemos hacer muchas cosas, buenas y malas. Podemos hacer cosas que no debemos, por eso Kant se pregunta qué debo hacer, no qué puedo, puesto que esto último ya lo sé. La razón limitará y guiará las acciones humanas.
  • ¿Qué puedo esperar? El hombre espera y busca la felicidad. Tenemos el derecho a esperar obtener lo que hayamos merecido, según hayamos actuado. Lo más probable es que si actuamos bien, seamos merecedores de algo bueno, obteniendo así mayor felicidad, y que si nuestra actitud es contraria, seamos merecedores entonces de algo malo o peor, acorde con nuestros actos, no obteniendo de esta manera la felicidad, ya que no somos merecedores de ella.

Kant denomina a la dignidad como la actitud que asume los deberes y acciones que debemos cumplir para optar a la felicidad.

Racionalismo y Empirismo en Kant

El pensamiento de Kant se encuentra inmerso en una época en donde el racionalismo y el empirismo son las filosofías dominantes. Kant niega la existencia de ideas innatas, sin embargo, defiende la existencia de conceptos puros, es decir, conceptos vacíos de contenido empírico. El problema surge cuando se intentan aplicar categorías en el ámbito de la realidad suprasensible. Esta problemática justifica la necesidad de investigar las posibilidades de la razón pura, es decir, intentar averiguar qué y cuánto puede conocer el entendimiento y la razón aparte de la experiencia.

Para contestar, analiza el conocimiento humano. Explica cómo se da tal conocimiento que usamos para conocer: la sensibilidad, el entendimiento y la razón. Kant pretende hacer una síntesis del racionalismo y del empirismo. Para Kant, tiene que haber algunos elementos que no procedan de la experiencia, elementos a priori, y sin embargo, la experiencia es imprescindible para aplicar tales elementos. En el conocimiento habrá, por tanto, elemento a priori y a posteriori. El entendimiento no comienza por sí solo, algo le tiene que venir del exterior: primero, las sensaciones. En tal sentido, somos pasivos o receptivos, pero hay algo más, el sujeto que conoce. Es el elemento a priori que unifica, elabora y ordena la materia bruta. De esta manera, la materia del conocimiento es dada empíricamente, pero la forma es puesta por el sujeto, por lo tanto, algo no empírico sino a priori.

Según Kant, el espacio y el tiempo no son propiedades de las cosas y no son algo que adquirimos por medio de los sentidos. Son condiciones que hacen posible la experiencia. El resultado es el fenómeno, que es el objeto (noúmeno). Nuestro conocimiento incluye los conceptos. Para entender es preciso referirlo a un concepto. La mayoría son empíricos, a posteriori, pero hay otros que son puestos a priori. En conclusión, la razón humana sirve para unificar la variedad de conocimiento del entendimiento.

Autonomía Moral

Kant se centra en el qué debo hacer, en la parte de la ética que muestra cómo debe ser la conducta humana. Para obrar moralmente bien, habrá que hacer un uso de la libertad, no siguiendo leyes o pensamientos de otros, sino imponiéndonos nuestras propias leyes, por razones propias, con autonomía de voluntad. La voluntad es su propia ley legisladora.

Hay distintos tipos de acciones: las contrarias al deber, las conformes al deber (estas realizadas por motivos interesados, por razones prácticas no morales) y las realizadas acorde con el deber (estas últimas realizadas por el motivo adecuado, con un respeto a la ley moral). No importarán los resultados o las acciones, ya que no están en nuestras manos, lo importante es la intención.

Kant establece las siguientes leyes morales:

  • “Obra según aquella máxima que puedas querer al mismo tiempo que se convierta en ley universal”. Se debe actuar de la manera que quisiéramos que todos se comportaran. No se debe aportar al mundo lo que no se quiere encontrar en él.
  • “Obra de tal modo que siempre trates a la humanidad, sea en tu propia persona o en la persona de otro, nunca solo como medio, sino siempre al mismo modo como fin”. No se debe utilizar a una persona como medio para conseguir algo, destruyendo así sus proyectos o metas. Hay que tratarlo de manera digna, ya que no son un medio sino un fin.

Renacimiento

Los comienzos del Renacimiento son con una gran confianza en las posibilidades propias. Aparece el hombre como creador y protagonista de su historia y reflejo de su autonomía en todas sus facetas, incluida la religión, apareciendo así un rechazo a la Iglesia y sus representantes. En el Renacimiento, se da importancia al hombre y a su dignidad y se habla de él como un “gran milagro”.

Este tiene ante sí múltiples posibilidades y tendrá que escogerlas por sí mismo, asumiendo responsabilidades y queriendo siempre aspirar al máximo. El carácter activo y el esfuerzo del hombre se ve reflejado en el sistema político, creando un gobierno justo y que busque el bienestar común. Los pensadores renacentistas coinciden en la necesidad del orden político para el progreso y la libertad, aunque no dan importancia al progreso, apoyando unos la desigualdad, otros la igualdad y la libertad.

Los pensadores buscan un pensamiento libre y autónomo fuera de la autoridad. Pomponazzi afirma no necesitar la religión para fundar la ciencia natural y la ética. Se marca así la separación de la filosofía y la teología. A su vez, se reivindicará la libertad del uso de la razón propia, pues de ser contrario, sería un delito para el hombre. El hombre renacentista descubre la belleza del mundo en el que se encuentra y surgen así dos vías de explicación científica de la realidad que comparten un interés por la explicación natural y no sobrenatural, separando de la religión.

Galileo dirá que la naturaleza se presenta como un cosmos ordenado y que cada acción ocurrida en ella es necesaria. Afirma que para la investigación son necesarios la observación y la demostración. Se utilizan los sentidos, anteponiendo la experiencia al razonamiento, pero a la hora de construir científicamente, será preciso crear teorías sociales basadas en la experiencia y la razón.

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